Desenmascarando patrañas hidrogeneras
- Miércoles, 15 Febrero 2023 @ 13:09 CET
- Autor: Redacción CE
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El hidrógeno es el elemento más abundante del universo. Pero prácticamente nunca se encuentra aislado en la naturaleza. Siempre está combinado con otros elementos.
Aislar el hidrógeno exige invertir energía en hacerlo. Por un principio físico elemental, se consume más energía al aislar el hidrógeno que se encuentra combinado que la energía que se obtiene al quemarlo (combinándolo con oxígeno).
El hidrógeno, por tanto, no es una fuente de energía, sino más bien es un vector energético.
En general, la forma más habitual de obtener hidrógeno es utilizando gas natural, un combustible fósil, separando el átomo de carbón de los cuatro de hidrógeno (CH4). La otra forma más común es mediante la electrólisis del agua (H2O), separando el átomo de oxígeno de los dos átomos de hidrógeno.
Con el gas natural (metano) y otros combustibles fósiles se obtiene hoy el más del 99% del hidrógeno que el mundo produce. Este es el llamado eufemísticamente hidrógeno gris o negro.
Para ello se requiere consumir 323 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) de combustibles fósiles. Esto es aproximadamente, el 2,7% de todo el consumo de energías fósiles del mundo.
Mediante la electrólisis del agua apenas se obtiene, como mucho, el 0,7% del hidrógeno que el mundo produce en la actualidad. Es el llamado hidrógeno verde, tan de moda. Aunque dado que el 62% de la electricidad mundial se genera todavía con combustibles fósiles, en realidad mucho menos. Las llamadas renovables hoy aportan el 12,5% de la electricidad mundial.
La producción mundial de hidrógeno se cifra en 2019 en unos 115 millones de toneladas (MtH2) anuales.
Prácticamente la mitad de toda esa enorme cantidad de hidrógeno se dedica a la propia industria de los combustibles fósiles, especialmente el petróleo, para desulfurizarlo y para reconvertir o refinar partes del crudo con moléculas largas de hidrocarburos en moléculas más cortas o como aditivos.
Una parte del hidrógeno se produce para mezclar con otros gases o elementos y generar productos como los fertilizantes de síntesis, generalmente a través del amoniaco, volviéndolo a mezclar con nitrógeno (NH3) con el que se fabrican también fibras, explosivos y demás productos variados, o metanol (CH3OH), que tiene múltiples usos, entre los que vuelve a utilizarse a veces como combustible o aditivos de los fósiles, plásticos, solventes, resinas, contrachapados, etc. O fármacos, tintes, insecticidas, que salen del ácido acético a partir del metanol.
Sin embargo, una parte despreciable e ínfima (menos de 0,01 MtH2) se está utilizando como vector energético para el transporte.
En España se producen unas 500.000 toneladas de hidrógeno al año, según el Ministerio para la Transición Ecológica. Es más o menos, el 4-5% de la producción mundial. El uso que se da al hidrógeno es para las refinerías de petróleo (en torno al 70%) y en fabricantes de productos químicos, muchas veces relacionados y procedentes también de la industria petroquímica. Una pequeña porción del hidrógeno, se suele utilizar en forma de calor para industria que requieren una llama limpia y sin impurezas, como en la producción de semiconductores, pantallas planas o industria metalúrgica muy refinada.