La revista en lengua inglesa Low Tech Magazine, ha publicado un interesante artículo titulado “por qué necesitamos un límite a la velocidad en Internet”, que por su interés público y los tremendos cálculos del consumo energético de este gigante que se suponía bastante incorpóreo que son del interés de nuestros lectores, hemos traducido al castellano y ponemos a su disposición.
Se trata de un artículo que trata bastante a fondo la lucha permanente entre los tecno-optimistas que siguen creyendo y confiando en que las mejoras en la eficiencia energética podrán solucionar y solventar cualquier problema al que se tenga que enfrentar nuestra sociedad y los que entienden que en un mundo finito hay límites que no hay mejora de la eficiencia energética que pueda compensar frente al crecimiento desbocado que impone el capitalismo, porque en muchos campos de nuestra moderna civilización, dichos límites ya se pueden estar alcanzando.
El artículo es una reivindicación de William Stanley Jevons y su famosa paradoja sobre un comportamiento humano que hace que siga funcionando el “Maximum Power Principle” enunciado por Howard T. Odum y nos obliga a preguntarnos sobre estos límites y sobre nuestro comportamiento sobre la Tierra. El traductor no comparte necesariamente algunos postulados finales respecto de la “suficiencia” o de las soluciones a limitar la velocidad de Internet ajustando el precio de la energía o sobre que la infraestructura de Internet no está sujeta a dicha “suficiencia” como sí entiende el autor lo están los coches o algunos dispositivos móviles. De hecho, la propia infraestructura mostrará pronto sus límites, no sólo energéticos, sino en complejidad exponencialmente creciente para manejar el número creciente de capas (vamos por al IPv6) que terminan ralentizando a los servidores de los grandes centros de datos, debido a la multiplicación exponencial de preocesos por paquete cada vez que hay que aumentar una capa más. Esta ralentización y complejidad avanza también a mayor velocidad que la velcidad de proceso que van a poder ir obteniendo tecnológicamente, por la mayor eficiencia en las nuevas generaciones de servidores. A esto obliga la conmutación de paquetes, cuando el “Internet de las cosas” se empiece a popularizar. También ya se están dejando entrever problemas de direcciones, cuando "las cosas" terminen exigiendo una dirección para cada una de ellas. todo ello, si es que los límites energéticos no golpean antes a la red de redes que es hoy Internet. Pero de estas últimas complejidades no energéticas, sino de procesos y de tratamientos de datos, hablaremos en otro momento.