WEO 2008: crisis petrolera después de 2010
- Miércoles, 12 Noviembre 2008 @ 18:31 CET
- Autor: Redacción CE
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Después de las filtraciones de las últimas semanas, parecía claro que el mensaje que la AIE quería transmitir con su último World Energy Outlook era continuista respecto a las dramáticas advertencias que sus responsables habían ido haciendo en el último año. El pronóstico del precio del petróleo se dobla respecto al informe anterior, y en el prefacio, se declara sin ambages lo que Campbell y Laherrère habían dicho ya en 1998: "se acabó la era del petróleo barato". Por si fuera poco, y en medio de una bajada considerable del precio del petróleo, la agencia anuncia que podemos sufrir una crisis de suministro después de 2010.
Las predicciones de la Agencia Internacional de la Energía indican que la producción de petróleo seguirá creciendo, desde los 84 mbd actuales hasta los 106 mbd en 2030. Esto ya representa un descenso desde los anteriores WEO 2007 y 2006, donde se estimaban unos 116 mbd para el mismo periodo, y también respecto al WEO 2004, en el que la cifra de producción para 2030 se estimaba en 121 mbd. Hay que destacar que, mientras que la AIE siempre ha estimado la demanda futura, asegurando después que tal demanda se podría satisfacer, en este WEO 2008, y por primera vez, están haciendo estimaciones, incluso a corto plazo, de la capacidad de producción. Hecho que da cuenta de la creciente preocupación de la agencia por la posibilidad de convertir ésta en reservas, aunque sigan afirmando que los recursos son suficientes para satisfacerla, si se dan las condiciones adecuadas.
Visto en perspectiva, un aumento del 26% de la producción mundial de petróleo en 22 años, no parece mucho, especialmente si vemos que los tipos de petróleo que van a cargar con ese aumento son líquidos provenientes de las explotaciones de gas natural (cuyo desarrollo depende de otros factores) y de los petróleos no convencionales. Es decir, que a pesar de que habrá crecimiento en la categoría de "todos los líquidos", el petróleo convencional sería una parte muy pequeña de este incremento, aportaría un crecimiento de solo 5 mbd en los próximos 22 años.
Por lo que respecta a la evolución del suministro convencional proveniente de los campos actualmente en explotación (ver gráfica) este sufrirá una importante caída: de los 70 mbd de 2007 a los 51 mbd en 2015 a los 27 mbd en 2030. Por tanto, la nueva capacidad que habrá que poner en marcha durante estos 22 años si se quiere satisfacer la demanda prevista (que es menor que en otras estimaciones) será de 64 mbd, el equivalente a seis veces la producción actual Arabia Saudita. Hay que señalar que a medida que nos acercamos a 2030 crece la proporción de petróleo que se supone que obtendremos de yacimientos aún no encontrados hoy respecto de aquel petróleo que ya se ha encontado pero aún no se ha desarrollado: en 2020 será el 13%, en 2020 el 28% y en 2030 será el 48%. Es necesario recordar que dado el pronunciado descenso en la capacidad de los yacimientos actuales, el suministro de los próximos 22 años descansa en aquellos yacimientos descubiertos pero que aún no han sido desarrollados y aquellos que aún no han sido ni siquiera encontrados.
Coinciden los pronósticos de este informe con la visión de algunas petroleras como TOTAL o Shell, que afirman que en 2015 los productores no OPEP llegarán a su cenit, quedando por tanto la responsabilidad de los futuros aumentos de la producción en los países OPEP, que verán elevarse su participación en el mercado del petróleo del 44% en 2007 al 51% en 2030. Aunque la agencia estima que las reservas petrolíferas de la OPEP son suficientes para ese crecimiento, destacan que será necesario invertir dinero en ello, y que la inversión podría verse afectada por diversos factores, entre ellos una política conservadora respecto al declive y la geopolítica.
Respecto a la capacidad de producción no OPEP, la AIE afirma que tras llegar a su cenit a mediados de la próxima década, se mantendrá prácticamente plana hasta el final del periodo estudiado, gracias a la contribución de los petróleos no convencionales. La agencia afirma que los altos precios de los últimos años han estimulado la inversión, pero que han sido los mayores costes los que hasta el momento han absorbido el dinero invertido. Otro factor a tener en cuenta será sin duda las dificultades financieras que están padeciendo muchos proyectos de inversión energética, entre los que se encuentran las arenas asfálticas del Canadá, que incluso podrían ver disminuida su aportación si el precio del petróleo sigue bajando.
La agencia reconoce que se descubre menos petróleo y que el tamaño de los yacimientos encontrados es cada vez menor, y que la producción ha llegado a su cenit en la mayoría de países no OPEP, y que la mayoría del resto de países lo harán antes del 2030. En el caso de Rusia, que parece a todas luces haber llegado a su cenit, la agencia indica que podrá aumentar su producción hasta el 2015 para después descender, algo que contradice incluso a lo que han afirmado los propios funcionarios rusos.
A pesar de que en el WEO 2008 se afirma que la producción global de petróleo no llegará a su cenit antes de 2030, sí se reconoce la posibilidad de una crisis petrolera antes a partir de 2010. Esta crisis sería consecuencia de la desinversión en capacidad petrolera, dado que a partir de esta fecha, las adiciones a la capacidad global de extracción disminuyen hasta el punto de no poder compensar los otros dos factores que entran en la ecuación: el comportamiento de la demanda y el declive de los yacimientos. De ahí que la agencia crea que corremos peligro de sufrir un nuevo episodio de precios disparados del petróleo.
Precisamente, una de las novedades de este World Energy Outlook 2008 es la inclusión de un análisis sobre el declive de los principales yacimientos y si este se está acelerando. Después de analizar datos de 580 de los mayores pozos de petróleo del mundo, el informe determina que la tasa de declive media es del 5,1%, y extrapolando esto al resto a la totalidad de los yacimientos mundiales, la tasa anual de declive sería del 6,7%, es decir, que tan solo para mantener la producción plana, necesitamos llevar cada año al sistema petrolero el 6,7% de la producción actual, o unos 5,6 mbd (más o menos la capacidad de extracción de Irán e Irak juntos durante el año 2007). Hay que tener en cuenta que estas tasas de declive son las que la agencia llama "observadas", y no las "naturales", es decir, que si no se invierte, en vez de ese 6,7% estaríamos hablando de un 9%, y por tanto de una mayor necesidad de llevar al sistema petrolero nueva capacidad de producción. En el escenario de referencia de la agencia, derivado de las políticas actuales, esta tasa iría creciendo hasta por encima del 10% para 2030, por lo que la inversión, en muchos casos, solo conseguiría mantener y no aumentar la producción.
Cabe señalar que de los 798 yacimientos que componen la base de datos utilizada por la Agencia Internacional de la Energía, se seleccionaron 651, cuyas reservas iniciales eran de al menos 50 millones de barriles. De este conjunto, 580 yacimientos, o el 89% han pasado ya su cenit de producción. No es de extrañar pues que, tal y como afirma la propia agencia, las tasas de declive natural tenderán a aumentar en el futuro, si sigue la tendencia de explotar yacimientos más pequeños y también los yacimientos marinos. Tan solo los desarrollos en Oriente Medio, con yacimientos de mayor tamaño terrestres, podría compensar esta tendencia.