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TIEMPO DE RE-VUELTAS, ¡PONEMOS EN MARCHA EL DECRECIMIENTO!

Vivimos inmersos en un modelo de vida imposible de mantener, indeseable e injusto. El sistema actual, basado en el crecimiento exponencial e infinito que no tiene en cuenta la lógica empírica de la finitud de recursos del planeta, nos está llevando y nos llevará a vivir en un mundo inhabitable.
En gran parte, nuestro modelo de vida se basa en la explotación de los recursos energéticos fósiles y finitos como el petróleo, el gas y el carbón que cada vez más, están y estarán en declive. Tarde o temprano pues, habremos de aprender a vivir en un mundo de baja energía porque ni toda la tecnología del mundo, ni todas las renovables juntas podrán conseguir que sigamos viviendo como si tuviéramos tres planetas. Porque ninguna invención podrá negarse a ver que de planeta sólo tenemos uno, maltratado, expoliado, contaminado y asaltado en toda su fragilidad.

El cambio climático es una consecuencia de nuestro modelo de vida, un aviso que nos indica que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades en un sistema de crecimiento de la producción y del consumo tan grande que no es gratuito, que tiene implicaciones, una de ellas el aumento constante de las emisiones. No podemos parar el cambio climático sin decrecer. Además, habremos de aprender a vivir en un mundo nuevo, en un mundo en crisis, crisis de la alimentación que con el modelo de vida actual depende del transporte de mercancías completamente insostenible en cualquier parte del mundo, que depende al mismo tiempo, de los combustibles fósiles que declinan. Una alimentación cada vez menos variada, menos propia y más dependiente de la compra de semillas a grandes multinacionales. Más imprevisible para la salud debido a la generalización de los transgénicos, menos abundante si seguimos pensando que es mejor dedicar la tierra a plantar alimentos por alimentar los coches, en vez de plantar para alimentar las personas.

Por otra parte, mucho del mal que vamos haciendo día a día, incansablemente contra el ecosistema puede llegar a ser irreversible. Vivimos a expensas de la extracción de unos materiales que han costado a la tierra millones de años de producir, con una flota pesquera que puede pescar más de lo que puede llegar a haber en el mar. La desertización adelanta y la biodiversidad se reduce drásticamente. La tecnología nos ha permitido ganar momentáneamente el asalto contra el planeta, ganar tiempo de forma que vamos diez pasos por delante, y su ritmo natural de regeneración no nos puede seguir. Vamos demasiado rápido, y más tarde o más temprano habremos de frenar. Nosotros no queremos esperar a cortar hasta el último árbol para darnos cuenta de que el dinero no se puede comer.
Por si no hubiese suficiente, el sistema financiero y económico actual es también y en gran parte, responsable del caos ecológico del planeta y de nuestra esclavización sin precedentes. Un sistema que crea dinero de la nada y que encima, nos cobra intereses. Un sistema que necesita que sigamos consumiendo, que sigamos creciendo, pidiendo créditos y pagando nuestras deudas para seguir funcionando. Un sistema que no tiene en cuenta el valor real de las cosas, gobernado con las reglas de unos pocos por tal de explotar a los otros y destrozar nuestro medio de vida y sustento. Queremos luchar contra un sistema económico que nos condena a la precariedad, queremos dejar de vivir explotados por un sistema que parece que no tiene caras pero que sabemos claramente que no es producto de una mano invisible.

Frente a esto, no nos quedamos con los brazos cruzados. Ponemos en Marcha el decrecimiento porque es Tiempo de Re-vueltas, porque es necesario construir otra manera de vivir, y porque para hacerlo, hace falta conocer cómo vivimos y donde lleva el modelo de vida que nos están vendiendo. Es hora de empezar una Marcha, respetuosa con la naturaleza, que recorra, visite, intercambie y cree con las personas y organizaciones locales de cada territorio. Es hora de liberarnos del poder del sistema dominante, de organizar la insumisión, de reagruparnos, de priorizar las alternativas, y de interconectarlas unas con las otras. Es hora de dejar de trabajar por la economía de crecimiento, y dedicarnos a practicar el decrecimiento.

Pedaleamos por una vida dónde decidimos nosotros. La crítica es necesaria pero necesitamos proyectos, necesitamos ideas, necesitamos ver que posibles alternativas hay. Algunos dirán que somos utópicos. Los utópicos son ellos!
¿Os apuntáis a la marcha?
Para adhesiones al manifiesto y apoyo: [email protected]
Para contactar con nosotros: 932170623.