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¡enlace erróneo!
extraido del Diario La Jornada


Gustavo Duch Guillot*

El alimento de las agroindustrias
¿Por qué, según todos los análisis, cada año que pasa las agroindustrias son más grandes? ¿De qué se alimentan, de dónde obtienen tantos beneficios? ¿Es, quizás, cómo consecuencia de fusiones entre ellas?

La respuesta me la dio Rafael, un ex campesino hondureño. Cultivaba maíz y algunas verduras para su familia, pero tuvo que dejar sus tierras heredadas y ahora vive en el extrarradio de Tegucigalpa. De momento recoge cartones, pero busca algo mejor.

Parece ser que una gran multinacional -que llamaremos Montesanto, para no ofender a nadie- movió diferentes hilos para adquirir sus escasas tierras. Pero con las tierras de Rafael, las de sus vecinos también expulsados y la tala de cientos de hectáreas de bosques colindantes, Montesanto puso en marcha una importante plantación de palma de aceite. El aceite de palma se comercializa muy bien en Europa y Estados Unidos para su transformación en biodiesel. Los respectivos gobiernos apoyan la introducción de este combustible como una buena opción ecológica. A los consumidores sensibles nos gusta saber que tenemos alternativas al petróleo, aunque en muchas casos, como éste, somos simples consumidores engañados por un falso marketing.

También el biodiesel de Montesanto llena los depósitos de los tractores de Montesanto, que surcan los latifundios de Arkansas en sistema intensivo, produciendo enormes cantidades de maíz. Los excedentes de las macrocosechas, con subvenciones del gobierno de Estados Unidos o con la ayuda del Programa Mundial de Alimentos, se colocan muy baratos en las estanterías de los comercios de muchos países. También de Honduras.

Comiendo con Rafael unas tortillas preelaboradas con el maíz de Montesanto sentenció: -Gustavo, las multinacionales se alimentan de campesinos.
*Director de Veterinarios sin Fronteras

[email protected]

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.:Kharma Police:.

En tiempos trabajé como productor y exportador de tomates en Canarias. Un simple medianero o aparcero.

Los precios de fertilizantes, fitosanitarios, combustible subían cada año y podía suceder que los mercados holandeses, alemanes o ingleses estuvieran saturados, con lo que el precio se hundía y el tomate terminaba en el estómago de las cabras o pudriéndose al sol.
Te puedo decir que, poco a poco, las "normas comerciales" hicieron desaparecer el tomate majorero en beneficio del tomate híbrido importado de Holanda. Un tomate muy delicado: mucha agua, mucha comida, mucho complemento vitamínico... para que el "competitivo" tomate holandés no cayera enfermo por resfriado o insolación. Cada año tenías una plaga nueva. Estabas preparado para la araña roja, pues aparecía el pulgón azul y ese año la araña se lo tomaba sabático y tu visita al pediatra-tomatero tiempo perdido.
Enfin, un desastre.
Pero vamos a las agroindustrias. Hace 30 años el kilo de semilla te costaba entre 6 y 9 mil euros. Pero pronto dejaron de venderla y debías comprar el plantón en su macetita (reciclable, faltaría) a razón de 10-15 pts cada una. Vamos que te salía una plantación de diez mil tomateras como la mía por un pico del prepucio.
El caso es que con la introducción del "tomate de exportación" se produjo la decadencia y desaparición comercial del tomate de Fuerteventura, mejor adaptado a condiciones extremas. Igual cada planta te proporcionaba solo 5 kilos (x 15 o 20 una tomatera industrial) repartidos en diez hermosos tomates de medio kilo cada uno; es menos cantidad, pero producida más eficientemente unidad por unidad. La planta adaptada consume menos agua, menos nutrientes, es más resistente a los flujos saharianos, produce menos hoja... Solo tiene un pero: no genera beneficios para Monsanto.

Por eso ahora fumo en calumet ¿vols?

Ya en mi presentación al foro pedía disculpas por mi profesión - el marketing - pero no puedo evitar recurrir a ella en este momento: creo que mucho agricultor se ha visto- seguramente que por el sacrosanto mercado- obligado a producir cantidad antes que calidad a pesar de que, lo que paga el mercado, es la calidad y no la cantidad. La cantidad no la remunera nunca! Más al contrario, siempre presiona los precios hacia abajo, muchas veces como dices dejando pudrirse los productos al sol con el despilfarro que supone.

Calumet:

En términos de rendimiento seguramente el híbrido holandés gana al tomate "aborigen" en producción pero seguro que, como has dicho, no en calidad. En términos de rendimiento económico que seguro calculaste, ¿no era más rentable vender menos tomates pero de mayor calidad y a un precio superior? ¿Quizás algún restaurante o clientes de mayor poder adquisitivo?

Es igual que la trampa de las semillas hibrídas, generalmente estériles o que en siguiente generaciones degeneran para garantizar la compra permanente de la simiente a la multinacional. Esto en parte me decepciona porque siempre pensé que era el agricultor el que más sabía de semillas, fertilizantes, etc. y no sé si ha sido algún colega de profesión o bien el maldito mercado quien les forzó a cambiar la semilla de la tierra por la de sobre made in holland. Con lo del plantón ya me terminas de dejar loco...

¿Seguro que con métodos de cultivo tradicional no se obtienen excelentes rendimientos? El tomate es muy parecido a una planta que suelo cultivar todos los veranos y nunca he empleado fertilizantes químicos: sólo humus de lombriz -que puede producir uno mismo- y un extracto de algas con excelentes resultados tanto de producción como de calidad. En cuanto a inquilinos no deseados lo mismo: combinaciones de plantas y aceite de neem fumigado cada cierto tiempo y cero problemas. Cierto, en un ambiente muy limitado, no en una huerta.

PD: LOL yo tbn fumo en calumet, de hecho voy a encenderlo ahora mismo que ya tengo acostado al pequeño! ;)

PD2: Cuándo me como un tomate de la huerta de mi pueblo, grande y "feo", recuerdo de nuevo ¡a qué sabe realmente un tomate!

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"Estoy hasta los cojones de vivir momentos históricos"
Luis Delage, comisario del ejercito del Ebro
25 de enero de 1939, en plena retirada de Cataluña.

Hao!!
No, Jeeper, el tomate híbrido no tiene más rendimientos que el majorero, solo "parece que lo tiene" porque da más kilos. Pero claro, hay que valorar el coste desde origen y, ahí, amigo mío, el tomate anémico holandés puede quedarse donde está. Luego, aparte, está la incomparable calidad y sazón del tomate de Fuerteventura. El cultivo tradicional es más eficaz que el industrial en términos no solo termodinámicos, sino también psicológicos. Por desgracia, el sentido común, hoy día, es una extravagancia, cosa de ecologistas.

Efectivi que el agricultor "sabe" de semillas. El problema es que su sique es como la de cualquier consumidor, incluso más ingenuo; en todo caso sensible a la codicia y a la acumulación... algo que por tu profesión debes conocer perfectamente. Hay mucho agricultor que detesta su profesión. Basta ver el entorno de sus casas solariegas. A menudo parecen vertederos incontrolados, momumentos al escultor enloquecido (por la cantidad de chatarra; un término euskera 100%), criaderos de potentes sistemas inmunitarios (por la suciedad)... Triste ¿no?

Afortunadamente dejé todo eso del tomate industrial y me puse de agricultor jipi: osea, me hice con el libro de Seymour. Pero lo dejé a un lado cuando, en una casa semiabandonada, encontré dos tomos gordísimos escritos en la época en que lo más avanzado para el campo era el guano y el nitrato de Chile. Recuerdo que solo los títulos académicos del autor ocupaban una página completa. Allí lo aprendí casi todo. Luego investigué la antroposofía y las enseñanzas de Rudolf Steiner aplicadas a la agricultura y, sí, funciona. Merece la pena si realmente te vas a dedicar a trabajar la tierra. Simplemente mojar las hojas con luz de luna (sin nubes) estimula el crecimiento de las plantas... a ojos vistas. Lo del cuerno de vaca lleno de humus cuyo contenido sirve para abonar ¡una hectárea! funciona... Merece la pena echar una vista ahí.

Por supuesto dejé la explotación de tomates y transformé todo en una hermosa finca llena de cultivos diferentes: huerta diversa con gotero o en permacultura (tresbolillo quincucial), forraje o cultivo permanente de alfalfa (tenía cabras, 2 burros, gallinas y patos), cactus (por los higos), viña (cada una de las "varas" de parra dieron kilo y medio de uva ¡el primer año de trasplante!!) árboles (palmeras, claro, pero también acebuche, tarajal, mimo, algarrobo, y ¡uf! muchos más). Con decirte que mi idea era crear un bosque con el que hacerme el barco para salir de la isla!!

Como fitosanitario maceraba tomate verde y mezclado con colilla de tabaco Pérez-Pérez y mejorana y, oye, fetén. En caso extremo encendía un fuego verde y ahumaba la zona. Por supuesto fabricaba mi compost, el pan, el queso, las velas (no tenía electricidad ni generador)...

Enfin transformé una "sociedad industrial" en otra "sustentable" y exportadora de riqueza en cuestión de un par de años. Único problema: no era yo el propietario. Cambié de burbuja, pero la olla seguía en manos del propietario.

Oye, tu frase (la de Luis Delage): genial.

Enterremos el tomahawk, fumemos el calumet. SALUD, PAZ!!