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Carta a Hipatia


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Marga V.

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Me ha llegado por email, y aunque está también en la web, no me he podido resistir a copiarlo acá, aunque recomiendo ir al sitio internet, con un precioso grabado (supongo que supuestamente de Hipatia, recuerdo que en su día, buscando por cuenta de una amiga, me encontré con alguno).

URL: http://www.kriptopolis.com/more.php?id=254_0_1_0_M

CARTA A HIPATIA

Publicado el 01-10-2004
Por Carlos Sánchez Almeida
"Lo perdimos todo, pero por eso mismo apostamos por algo que sólo te pueden arrebatar matándote: el conocimiento."
Sari Nusseibeh

1.- A modo de prólogo: Cántico por Leibowitz
Este texto está dedicado a Manuel Hernández, un carmelita descalzo que, en los días que escribo, y según informa Ramón Lobo para El País, es el último español residente en Irak. Se ha quedado allí para defender la biblioteca de
su convento, sin armas, de la única forma que se pueden defender las bibliotecas: ordenando, limpiando y clasificando sus libros. Con sus santos cojones -con perdón- y con una provisión de chorizo en la despensa. En la entrevista comenta con amargura que se pasa las tardes peleándose con Internet: "No consigo ver periódicos españoles; todos piden clave de acceso". Entre ellos, aquel en el que se publica su entrevista, dado que el grupo mediático al que pertenece se ha empeñado en poner candados a la información, sea en Internet o a través de las señales de radiodifusión televisiva, mientras vende los libros de Saramago a veinte euros.
Un hombre solo, encerrado en su biblioteca, empeñado en salvar un montón de libros. Como tantos monjes anónimos a lo largo de la historia, como el hermano Francis de "Cántico por Leibowitz", como tú, Hipatia.

2.- La nueva Alejandría
Cuando Ignasi Labastida, coordinador del proyecto de traducción de las licencias Creative Commons, me pidió que preparase un texto para la presentación, lo primero que pensé es que yo no era la persona adecuada. Y no sólo porque hay otras personas que en nuestro país han hecho mucho más que yo por la difusión del copyleft; sin ir más lejos, Pepe Cervera y Javier Candeira, que hoy nos acompañan en esta mesa, o mi compañero y amigo Javier
Maestre, cuyos conocimientos de inglés jurídico le han permitido abordar un gran trabajo de traducción. Hay otra razón más importante, que me convierten en una persona "inadecuada", y es que yo no creo ni en el copyright ni en el copyleft: en lo que de verdad creo es en la piratería.
No se me asusten: cuando hablo de piratería me estoy refiriendo a la libertad de copia total, sin restricciones. Al derecho de cita en su sentido más amplio, a los hombros de gigantes sobre los que se sentaba Newton, para ver más lejos que nadie hasta entonces. A lo que ha venido haciendo el ser humano desde el principio de los tiempos: compartir el conocimiento.
La cuestión es que no podía defraudar la inmerecida confianza que los organizadores de este acto habían depositado en mi, así que me vi en el brete de improvisar unas palabras para defender algo en lo que no creo. Algo
tremendamente complicado para un abogado -no se rían, por favor-, casi tanto como lo sería improvisar sermones para un cura ateo. Como es lógico, dados mis antecedentes, decidí recurrir a la piratería.
Tratándose de copiar ideas, lo primero que me vino a la cabeza es un viejo texto de Carl Sagan, publicado en su monumental obra "Cosmos", donde explicaba la historia de la Biblioteca de Alejandría, cómo registraban todos los barcos que llegaban a su puerto en busca de libros. También lo cuenta Simon Singh en "El enigma de Fermat". Se confiscaban todos los libros que los barcos llevasen consigo, y pasaban a manos de los escribas. Éstos copiaban los volúmenes y donaban el original a la biblioteca mientras que al propietario podían ofrecerle con displicencia un duplicado de la obra.
Gracias a este meticuloso servicio de reproducciones para los antiguos viajeros, los historiadores de hoy mantienen cierta esperanza de que una copia de algún gran texto perdido pueda aparecer en un desván de cualquier rincón del mundo. Eso es lo que ocurrió en 1906, cuando J.L. Heiberg descubrió en Constantinopla un manuscrito, el Método, que contenía algunos de los escritos originales de Arquímedes.
También cuenta Sagan que la última bibliotecaria de Alejandría fue Hipatia.
Y pensando en hablar de ella y para ella, me vino a la cabeza el blog que bajo el título "Mails a Hipàtia", mantiene Vicent Partal, director de Vilaweb, el primer periódico en catalán de Internet. Decidí consumar mi crimen, no sin antes pedirle respetuosamente permiso a Vicent para piratear su idea. Excusatio non petita, acusatio manifesta.
Este humilde texto es una carta a Hipatia. Quiero explicarle a la última bibliotecaria de Alejandría a dónde hemos llegado, desde aquel lejano día en que se quedó sola, defendiendo su biblioteca. Y quiero explicárselo porque ahora, igual que entonces, son perseguidos todos aquellos que se acercan a
la fruta prohibida del árbol de la ciencia. Porque en estos tiempos confusos que nos ha tocado vivir, es cuando más cerca está de cumplirse el sueño de Hipatia: la unificación, en una sola biblioteca, de todo el patrimonio cultural de la humanidad.
Y porque también ahora, la nueva Alejandría corre peligro. En unos casos, mediante la censura, y en muchos más, utilizando la propiedad intelectual como mordaza.
Han pasado dos mil años, y la lucha no ha terminado. Ahora los inquisidores visten toga, y se llenan la boca de derechos de autor, asesinando a Hipatia con cada nueva demanda que presentan. Igual que aquellos fanáticos enfurecidos que arrancaron la piel de Hipatia, para después prender fuego a
su biblioteca, siguiendo consignas del arzobispo Cirilo, después proclamado santo: "un grave eclesiástico destos que gobiernan las casas de los príncipes; destos que, como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de
ser los que lo son; destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con la estrecheza de sus ánimos; destos que queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, les hacen ser miserables..."
Son palabras de Cervantes, la siguiente víctima de esta epístola. Hace escasas fechas, Miquel Vidal, webmaster de Barrapunto, y otra de las personas que dignificarían esta mesa con su presencia, me reprendía amablemente por sostener que la difusión del Quijote por Europa se debió en
buena parte a la piratería de impresores sin escrúpulos. Sostenía Miquel, con razón, que no podía hablarse de piratería cuando no existían derechos de autor. Debíase mi yerro a la censura del licenciado Márquez Torres a la segunda parte del Quijote:
"muchos caballeros franceses, de los que vinieron acompañando al embajador, tan corteses como entendidos y amigos de buenas letras, se llegaron a mí y a otros capellanes del cardenal mi señor, deseosos de saber qué libros de ingenio andaban más validos; y, tocando acaso en éste que yo estaba censurando, apenas oyeron el nombre de Miguel de Cervantes, cuando se comenzaron a hacer lenguas, encareciendo la estimación en que, así en
Francia como en los reinos sus confinantes, se tenían sus obras: la Galatea, que alguno dellos tiene casi de memoria la primera parte désta, y la novelas. Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre,
a que uno respondió estas formales palabras: "Pues, ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?" Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza, y dijo: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga
abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre,haga rico a todo el mundo".
Viejo, soldado, hidalgo y pobre. Así murió Cervantes, pocos meses después de que se escribiesen esas palabras, mientras en toda Europa ya se conocía su obra. El autor que hiciera ricos a tantos y tantos impresores fue enterrado con la cara descubierta, siendo sufragado su sepelio con cargo a la beneficencia. Sea ésta la mayor, que no la última, paradoja de los derechos de autor, que sólo enriquecen a aquellos que los roban.

3.- Si la propiedad es un robo, los derechos de autor son un timo.
Habré de confesarme de un nuevo pecado: a mi codicia le sumo la ignorancia. No hará ni dos años que descubrí las Creative Commons, de la mano del periodista, músico, y sin embargo amigo, Nacho Escolar, en cuyo blog Escolar.net aparecía un curioso símbolo gris con la leyenda "Some rights
reserved", algunos derechos reservados. Mofándome de él, quedé de lo más corrido, y mi penitencia no es otra que estar hoy aquí defendiendo la magna obra de Lorenzo Lessig, traducida a los idiomas de Cervantes y Ausiàs March.
Quien publica en Internet desde hace años, y conoce las reglas no escritas del medio, sabe que nada puede reclamar cuando le copian. Como mucho, y con buena voluntad, podría conseguirse el respeto por una de esas normas
consuetudinarias: la etiqueta de la Red, por la cual aquel que cita a otro, debe informar al lector de la fuente original. Una regla vulnerada sistemáticamente por los medios convencionales que invadieron la Red en busca del Dorado, y que no contentos con haber intentado convertirla -fracasando- en un gran bazar, ahora quieren mutarla en campo de batallas judiciales.
A medio camino entre los mercaderes del copyright y los piratas, Lessig se me antojaba un iluso, un parvenu, alguien que no llegó a tiempo con la primera generación de ciberactivistas, y que en consecuencia tenía que buscar nuevas vías de negocio, abriéndose camino para buscar su nicho ecológico entre los dinosaurios de la Electronic Frontier Foundation.
Reconozco mi error, como tendrán que reconocerlo a medio plazo todos aquellos que aún desprecian el fenómeno weblog. Creative Commons, sea o no un negocio para Lessig, es una iniciativa imprescindible. Y lo es porque de
ella depende la supervivencia del espíritu Internet.
A lo largo de los últimos años hemos visto ridiculeces de todo tipo. De entre todas, se llevan la palma las de aquellos leguleyos que planteaban acciones judiciales contra los enlaces de hipertexto, que son la esencia de la Red. Mercaderes que pretenden poner candados a la información, en nombre de la sacrosanta propiedad intelectual, al tiempo que imponen condiciones leoninas a sus creadores. Una especie que todavía tiene mucho poder en el mundo real, en la medida que los políticos profesionales les obedecen,
redactando las leyes a su dictado. Pero también una especie que desconoce las reglas no escritas de la Red, con las que se han estrellado una y otra vez.
En este panorama, un mirlo blanco como Lessig es necesario. Y lo es porque ofrece un lenguaje inteligible a dos sectores hasta ahora irreconciliables: ofrece un texto jurídico que pueden entender tanto los que adoran la ley como los que, despreciándola, sólo creen en la etiqueta de la Red. Un texto que eleva la norma no escrita de Internet a rango de ley entre las partes.
Las licencias Creative Commons conjugan el respeto a la autoría, el reconocimiento al creador original, con la posibilidad de que su obra se difunda entre el mayor público posible. Algo esencial para el nuevo tejido comunicacional que conforman los weblogs.
En pocos años no recordaremos cómo era posible pasarnos una mañana visitando sitios: pasarán a la historia los medios que no sindiquen sus contenidos mediante agregadores como Feedmania o Bloglines. En esa nueva Internet, Creative Commons será la ley. Y lo será porque de ello depende la supervivencia de Internet como la Nueva Alejandría, como gran tesoro del conocimiento humano.
Richard Stallman, en una de sus maravillosas metáforas, ha definido las patentes de software como un campo minado: cuesta muy poco sembrar los campos con ellas, y muchísimo trabajo eliminarlas. En el campo colectivo del conocimiento, cada señal de copyright es una mina contra la inteligencia, un
atentado criminal al patrimonio cultural de la humanidad.
Sólo podremos reconstruir la Gran Biblioteca si mantenemos su integridad, y para ello hemos de volcar todo el conocimiento en la Red, de forma libre y gratuita. Y para conseguir ese objetivo, tenemos que vencer a los mercaderes
de la cultura, desterrando de la Red a su areópago de leguleyos. Y en ese contexto de guerra total, Creative Commons es un arma de creación masiva.

4.- Si tiene copyright, no lo compres
La marca de los justos, frente a la que nada podrá hacer el ángel exterminador del copyright: eso es lo que representa Creative Commons para la nueva Internet. Un sello gris que informa al lector, diciéndole: lo que aquí encuentres pertenece a todos: su autor lo ha creado para que lo veas,
para que lo copies, para que lo compartas, para que puedas crear tú también.
Para que la galaxia de la creación común se multiplique como granos de arena. Para que las nuevas luminarias de la creación libre guíen la inteligencia humana, más allá de los agujeros negros del copyright. Lawrence Lessig y Creative Commons han abierto una senda en el campo de
minas, colgando en Internet un buscador de obras bajo licencia procomún, que permite encontrar todo tipo de creaciones intelectuales copyleft. No necesitamos a los grandes medios: en toda nuestra vida, no tendremos tiempo
de leer todo aquello que ya es patrimonio común.
Cuando empresas como Disney, -que como ha denunciado Lessig, deben buena parte de sus títulos al reciclado de obras que ya estaban en el dominio público- consiguen que los partidos políticos amplíen el plazo de copyright hasta los 95 años; cuando los dos partidos políticos mayoritarios en España redactan un Código Penal a la medida de los grandes editores, la apuesta por el copyleft se convierte en militancia.
Normas como la Ley Orgánica 15/2003, que criminaliza la simple difusión de información, cuando ésta perjudique a los titulares de los derechos de autor, nos obligan a tomar partido. Ante la represión, sólo cabe la revuelta; y la revuelta, hoy, es renegar del copyright. Si no tiene un sello
gris que permita difundir libremente la cultura, si no es copyleft, no lo compres. No lo leas, no lo escuches, no lo copies. No interesa.
Lo confieso, soy un sectario: me han obligado a serlo aquellos que me amenazan con cárcel mientras se llenan la boca de derechos de autor. Y por ello propongo desde aquí tomar partido: o con la cultura, o con el copyright. Como si fuese una consigna revolucionaria: si tiene copyright, no
lo compres.
Que se guarden sus textos, sus canciones, sus películas. Si ensucian su obra con la rúbrica "Todos los derechos reservados", la enterrarán para siempre.

5.- "Quant el preu, tan mòdic es, que penso no cobrar res"
A raíz de la caída de Málaga durante la Guerra Civil, el poeta León Felipe escribió un poema titulado "La insignia". En su preámbulo escribió la más bella definición del copyleft que he podido encontrar: "Este poema se inició a raíz de la caída de Málaga y adquirió esta expresión después de la caída de Bilbao. Así como va aquí es la última variante, la más estructurada, la que prefiere y suscribe el autor. Y anula todas las demás anteriores que ha publicado la prensa. No se dice esto por razones ni intereses editoriales. Aquí no hay Copyright. Se han impreso quinientos ejemplares para tirarlos al aire de Valencia y que los multiplique el viento."
El copyright restrictivo es un inmenso cementerio de libros, condenados a la podredumbre por miserables que jamás los leerán. A sus turbios manejos políticos, como destapa Lessig en Free Culture, les debemos, por poner un ejemplo, que la Edad de Oro de la Ciencia Ficción siga en manos de editores
mediocres. Obras maravillosas, que deberían haber pasado hace mucho tiempo al dominio público, duermen en el limbo del olvido.
Internet es una revolución, que nos sitúa en una encrucijada de importancia capital. De lo que ahora hagamos, tendremos que rendir cuentas ante nuestros descendientes. Cuando quieren arrebatarnos el campo común de la cultura, nuestro creative commons, nuestro procomún creativo, "el nostre empriu creatiu", no caben medias tintas. Poder encender el ordenador y leer, escuchar, visualizar el patrimonio cultural que nos ha hecho humanos, no puede, ni debe, ser una batalla judicial. Ha de ser una prioridad política, porque es una necesidad histórica.
Sentado sobre hombros de gigantes, y no por ello menos miope, este texto que hoy firmo no tiene importancia, es otro grano de arena, una lágrima en la lluvia. Todo cuanto hay en él se lo debo a otras personas, muchas de las cuales han muerto; afortunadamente, también hay muchas que hoy me honran con su amistad. Todos me han enseñado algo, y por ello este texto no puede tener copyright: sería una apropiación indebida. Es para ti, Hipatia, y para cuantos quieran leerlo, copiarlo, reutilizarlo, e incluso olvidarlo, como la tierra que un día me cubra olvidará a su autor. Renunciando a cualquier derecho, para mi y para mis herederos, lo dejo sembrado en el campo común. Y si ha de dar algún fruto, que lo multiplique el viento.

Barcelona, 1 de octubre de 2004.
Carlos Sánchez Almeida
http://www.republicainternet.com

Bibliografía:
-"Creative Commons":
http://www.creativecommons.org/
-"Creative Commons Search", buscador de obras copyleft:
http://search.creativecommons.org/index.jsp
-"Dossier copyleft", varios autores:
http://www.sindominio.net/afe/dos_copyleft/
-"Esta guerra no se gana con F-18", entrevista a Sari Nusseibeh, por Lluis Amiguet:
http://www.lavanguardia.es/web/20040918/51163269273.html
-"El último español en Irak", artículo de Ramón Lobo:
http://www.elpais.es/articulo.html?xref=20040920elpepiult_1&type=Tes&anchor=
elpporint&d_date=
-"Cántico por Leibowitz", Walter M. Miller:
http://www.cyberdark.net/ver.php3?cod=64
-"Cosmos", Carl Sagan:
http://www.geoplaneta.es/03/03_ns.asp?IDLIBRO=12333
-"El enigma de Fermat", Simon Singh:
http://www.editorial.planeta.es/03/03_ns.asp?P=ON&IDLIBRO=12306
-"Mails a Hipàtia", Vicent Partal:
http://blocs.mesvilaweb.com/bloc/38
-"La propiedad intelectual como mordaza", David Casacuberta:
http://www.kriptopolis.com/more.php?id=P52_0_1_0_C
-"El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes
Saavedra:
http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Cervantes/obra/completas.shtml
-"How to fight software patents - singly and together", Richard M. Stallman:
http://barrapunto.com/article.pl?sid=04/09/13/1926233&mode=nested
-"Liberen la cultura", Lawrence Lessig, traducción de Antonio Córdoba:
http://www.elastico.net/archives/001222.html
-"Les cançons d'Ariadna", Salvador Espriu:
http://www.uoc.edu/lletra/noms/sespriu/index.html
-"La insignia", León Felipe:
http://www.lainsignia.org/2000/diciembre/red_001.htm
-"Los imprescindibles", por lo menos para mi:
http://www.barrapunto.com/
http://www.dominiuris.es/
http://www.elastico.net/
http://www.escolar.net/
http://www.kriptopolis.com/
http://www.perogrullo.com/

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yirda

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Refrescante, esperanzador, estimulante, devuelve la fe en el ser humano. No me cansaría de aplaudirlo.
Saludos,

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Protágoras

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Un magnífico texto, sobre todo ahora, que la fiebre privatizadora alcanza al agua, a los genes, el aire...
Cada vez estoy más contento de haber migrado a GNU/linux, que es la maravillosa prueba de la potencia creativa de la mente humana cuando no está regida por el beneficio ni constreñida por el copring.
Pero no hay que irse al linux para admirar la capacidad creadora de nuestra especie cuando no hay constricciones, miremos solo el lenguaje, patrimonio común de creación colectiva. Lo mismito que Internet.

¡La avaricia!, ese es el auténtico mal de nuestra civilización. ¡No dejemos que pongan puertas al campo!










Solo frenando el crecimiento tenemos alguna posibilidad de sortear el desastre...

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Marga V.

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Prosiguiendo con la incitación a la rebeldía, me he encontrado confirmación en este artículo a una de mis tesis favoritas, compartidas seguramente con muchos observadores del actual zoológico: El artículo se titula: Cuando las leyes atacan a la gente. Lo cual puede inducir a error, pues cabría pensar que hubo un tiempo en que no lo hicieron. Yo diría que no, que siempre fue así, sólo que ahora se ha abierto más aún la veda, y ahora van a por todos los que no sean ellos mismos.

En fin, como escribía Sánchez Almeida en su carta a Hipatia: contra la represión sólo cabe la revuelta. Ojalá.

Saludos, Marga

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Marga V.

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Hola,
me apetecía resucitar este tema, para quien no lo hubiera leído y pueda leerlo ahora, aunque sea para pasar un enlace a un escrito que llegó el otro día al foro del Book-Crossing. Se titula El "genocidio" cultural en Iraq: un millón de libros destruidos, y está escrito por Fernando Báez, a quien no conocía, pero de quien google en mano averigüé que es una eminencia venezolana en este tema, que de hecho ha publicado recientemente un libro cuyo título lo dice todo: "Historia universal de la destrucción de los libros" - publicado por Editorial Destino.

En el artículo cuenta sus experiencias en una misión formando parte de una comisión internacional que fue a Irak a ver qué estaba pasando con los libros de la Biblioteca Nacional.

Un saludo,
Marga

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Hypatia

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Hoy día frecuento poco las bibliotecas pero hace poco pasé por una y vi carteles de protesta pq hay algún tipo de "presión" para obligar a las bibliotecas a cobrar por el préstamo de libros, me parecíó tremendo y muy propio de los tiempos que corren en que acabaremos cobrando hasta por respirar. Había oido hablar del "book crossing" pero nada de "creative commons", es muy interesante, y otro camino que explorar en Internet !!

He visto que citaís a Richard Stallman, tanto el como Linus Thorvalds me fascinan por el hecho de que han funcionado conjuntamente para hacer posible algo mas grande que la suma de las partes, es como si hubiera un "director de orquesta" que les haya dirigido para hacer posible algo como el sw libre. Tengo un documental que grabé de la "noche temática" en la 2 titulado "Código Linux" en el que se explica todo el desarrollo del sw libre y se entrevista a ambos dos, asi como otras personas que han hecho posible que algo asi se haga realidad. Quizás algún día lo repitan, si es asi os recomiendo que lo veais.

También me alegra que citeis a mi querida Hypatia (o es Hipatia ¿?, yo he encontrado su nombre escrito mas veces con "y"), conocí su historia cuando era adolescente y me atrajo un montón, una martir de la ciencia (entre otras cosas). Cuando supe de su historia no existía Internet como hoy lo conocemos asi que la informacion que conseguí de ella era escasa, en cuanto tuve acceso allá por 1995 una de las primeras cosas que hice fue buscar sobre ella, entonces había bastante menos información circulando que hoy día pero ya te encontrabas en la red estudios doctorales sobre su persona. La fascinación que siento por esta persona es la causa de que use su nombre como nick allá por donde voy, me gusta invocar su espíritu cada vez que escribo.

Salu2,









Mi abuelo iba en camello, mi padre en coche, yo voy en avión, mi hijo irá de nuevo en camello ...

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