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Gigantes en declive

  • Lunes, 10 Diciembre 2007 @ 09:54 CET
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Artículos El artículo “Gigantes en declive”, cuyo autor es Mariano Marzo (catedrático de Recursos Energéticos de la Universitat de Barcelona), apareció a toda página el pasado domingo 9/12/2007 en el suplemento de economía “Dinero” del diario “La Vanguardia”.

Es, hasta la fecha, uno de los más inquietantes artículos que he leído en la prensa sobre el tema. Mariano Marzo expone claramente, sin rodeos, la situación a la que se enfrenta el mundo antes del año 2015 en lo referente al suministro de petróleo. Nunca habían estado más a la vista las cuentas, unas cuentas simples y claras, pese a que a la AIE no le salgan. Resulta ya hasta sospechoso que los responsables gubernamentales no toquen este tema trascendental aún teniendo a su disposición la mejor información, entre la cual seguro que se encuentran estos datos cruciales sobre previsiones a pocos años vista, casi el mismo período de un mandato presidencial.

La importancia que se le da en el artículo al fenómeno del declive natural de los yacimientos es el fundamento clave, imprescindible para entender el problema de fondo, y que constituye una rara aclaración sobre ello en los medios habituales. Y este artículo cumple con las expectativas. Algunos de los seguidores del “business as usual” moderados que suelen frecuentar este suplemento económico de marcado carácter continuista se deben haber ido a dormir con la sombra de grandes dudas y temores y, por supuesto, los más ortodoxos “cortoplacistas”, en su ceguera habrán cerrado aún más sus sentidos (si los tuvieran) al sentido común, lo que resulta no poco paradójico dado el corto plazo al que nos enfrentamos.

Ante los datos expuestos en el artículo, a mi modo de ver, ahora ya sí que es evidente del todo el hecho de que la diferencia entre la oferta y la demanda de petróleo serán dos líneas que empezarán a oponerse claramente y sin remisión durante los próximos cinco años. Parece que ni mesetas, ni prolongados niveles de producción estables en el tiempo, van a poder soportar al final el poderoso factor del declive natural una vez ha comenzado y se ha puesto a rodar de forma irreversible cuesta abajo. El llamado “punto de no retorno” se anuncia públicamente por enésima vez para quien quiera entender, pero, ¿quién más escuchará? ¿Quién más atenderá a la llamada de urgencia? Porque, ahora no queda ya resquicio para dudas, ni escepticismos, ni cegueras interesadas. Las cuentas están hechas. Debemos velar, porque el tiempo se nos acorta, el momento se nos acerca. La inercia es demasiado grande. ¿Podremos enderezar el timón frente al coloso de hielo? Como bien expone el artículo al final, caer en la autocomplacencia puede resultar suicida.

(…) una tasa de declive del 3,7% anual significaría que la nueva capacidad de suministro global proyectada para el periodo 2006-2015 tan sólo permitiría absorber el crecimiento de la demanda hasta el 2012. A partir de este momento y hasta el 2015, asumiendo que la tasa de declive se mantuviera constante y no creciera, se generaría un déficit de 12,5 mbd. Este volumen equivaldría al necesario para cubrir un aumento de la demanda de 4,2 mbd y una caída de la producción de 8,4 mbd. Por tanto, en realidad, de aquí al 2015 el mundo necesitaría añadir una nueva capacidad de producción de 37,5 mbd. Los 25 mbd actualmente en camino se quedarían cortos.
Redacción CE: la aproximación utilizada por la AIE para despejar las incógnitas de la producción de petróleo a medio plazo consiste en contabilizar todos los proyectos petrolíferos de importancia que van a contribuir a la capacidad de producción futura. Dado el largo plazo entre el descubrimiento de petróleo y su puesta en producción, podemos saber con cierta exactitud el petróleo del que vamos a poder disponer en los próximos siete u ocho años. Hasta ahora conocíamos esta técnica de pronóstico, conocida en el argot técnico como bottoms up, a través de los informes realizados por el editor de Petroleum Review, Chris Skrebowski, pero ahora se han añadido al estudio de la futura capacidad productora de petróleo algunos de los colaboradores de The Oil Drum. Stuart Staniford y otros han puesto en marcha una página en la Wikipedia con datos de los proyectos petrolíferos, la Oil Megaproyects task force.

Las cifras que arrojan este nuevo estudio confirman las previsiones de Skrebowski, e incluso son más optimistas en cuanto a los volúmenes esperados, sobre todo para 2008, año en el que se espera una nueva capacidad de nada menos que 7 mbd. De todas formas, para poner las cifras en perspectiva, es interesante notar que este mismo año se ha añadido una nueva capacidad de producción de 4,5 mbd, y pese a esto, la producción se ha mantenido prácticamente plana. Esto quiere decir que esos 4,5 mbd apenas han servido para mantener la producción estable. Mediante un sencillo cálculo, y teniendo en cuenta que según datos de la Energy Information Administration y la Agencia Internacional de la Energía, la producción media aproximada durante este 2007 ha sido de 84,31 mbd y 85,13 mbd respectivamente, obtendríamos una tasa de declive para el 2007 de 5,2 y 5,3% para ambas estimaciones.

Como bien indica el artículo de Mariano Marzo, el otro factor que influye en la producción es la tasa de declive, y es esta variable la que determinará si las nuevas capacidades de producción resultarán en aumentos de la producción, si esta se mantendrá plana o si por el contrario descenderá. Por su interés, reproducimos a continuación el artículo de Mariano Marzo en La Vanguardia y recomendamos la lectura de la entrada en The Oil Drum, "Update on Megaproject Megaproject".

GIGANTES EN DECLIVE

La AIE se hace un lío con las cuentas

9/12/07 - Mariano Marzo

El World Energy Outlook 2007 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) contiene un apartado especialmente dedicado a analizar la previsible evolución de la capacidad de producción global de petróleo de aquí al 2015. Dicho análisis llega a una conclusión inquietante: la posibilidad de una crisis de suministro, acompañada por una abrupta escalada de los precios, no puede descartarse totalmente. ¿En qué se basa esta advertencia?

En su escenario de referencia, la AIE prevé un crecimiento de la demanda mundial del 1,3% anual, de forma que esta pasaría de 84,7 millones de barriles diarios (mb/d) en 2006, a 98,6 mb/d en 2015. Este escenario asume como hipótesis de trabajo un crecimiento anual medio del PIB global del 4,2%, con China e India creciendo a un ritmo del 7,7% y 7,2%, respectivamente. En otro escenario, denominado de alto crecimiento, la AIE estima que si las dos potencias emergentes crecieran a un ritmo más alto, incrementando los porcentajes anteriores en un 1,5%, la demanda global de petróleo en el 2015 podría alcanzar los 99,6 mbd. Redondeando cifras, estas proyecciones implican que durante el periodo 2006-2015 la demanda podría aumentar entre 14 y 15 mbd.

Desde el punto de vista de la oferta, la AIE espera para el próximo lustro una importante ampliación de la capacidad de producción. Los países miembros de la OPEP han puesto en marcha, o están a punto de hacerlo, alrededor de 90 megaproyectos que en el 2015 añadirían una nueva capacidad de producción de crudo y de líquidos del gas natural cifrada en unos 11,4 millones de barriles diarios (mbd). Asimismo, durante el mismo periodo (2006-2015), la ampliación de la capacidad de producción en los países que no pertenecen a la OPEP podría alcanzar los 13,6 mbd, incluyéndose en esta cifra la producción derivada de la conversión gas a líquidos y de hidrocarburos no convencionales.

El grueso del volumen no-OPEP provendría de Rusia, los países ribereños del Caspio y de yacimientos localizados en las aguas marinas profundas del Golfo de México y de la costa occidental de África. En suma, pues, para 2015 el mundo podría disponer de una nueva capacidad de producción de líquidos que rondaría los 25 mbd. De acuerdo con las previsiones sobre la demanda expuestas esto significaría un superávit de la oferta de 10-11 mbd. ¿Por qué alarmarse entonces?

DECLIVE NATURAL

Simplemente, porque, además de cubrir el incremento de la demanda, un volumen importante del nuevo potencial de producción deberá utilizarse para compensar la pérdida de capacidad extractiva o declive natural que va emparejado al envejecimiento de los yacimientos. ¿De qué volumen estamos hablando? La AIE admite que no lo sabe a ciencia cierta. Aunque las petroleras invierten parte de sus beneficios en combatir el declive productivo de sus campos, muchas de ellas no suministran información detallada al respecto, ni sobre el impacto que las inversiones en curso podrían tener sobre los flujos de producción.

Con los datos de los que dispone, la AIE calcula que el promedio mundial de declive de los campos actualmente en explotación se sitúa en torno al 3,7% anual. Esta tasa tan elevada refleja el hecho de que el 70% de la producción mundial de crudo proviene de campos con más de treinta años de historia a sus espaldas. Además, cerca de la mitad de la producción mundial procede de ciento veinte grandes campos, con una edad media de 42 años, cincuenta de los cuales se encuentran en un proceso de franco declive. Claramente, la producción mundial se apoya en un puñado de gigantes - campos con una producción igual o superior a los cien mil barriles diarios- viejos, cansados y en decadencia.

CAPACIDAD DE SUMINISTRO

Si se cumplieran las estimaciones del escenario de referencia, una tasa de declive del 3,7% anual significaría que la nueva capacidad de suministro global proyectada para el periodo 2006-2015 tan sólo permitiría absorber el crecimiento de la demanda hasta el 2012. A partir de este momento y hasta el 2015, asumiendo que la tasa de declive se mantuviera constante y no creciera, se generaría un déficit de 12,5 mbd. Este volumen equivaldría al necesario para cubrir un aumento de la demanda de 4,2 mbd y una caída de la producción de 8,4 mbd. Por tanto, en realidad, de aquí al 2015 el mundo necesitaría añadir una nueva capacidad de producción de 37,5 mbd. Los 25 mbd actualmente en camino se quedarían cortos.

Y las malas noticias no acaban aquí. El agujero podría ser aún mayor. En primer lugar, porque la tasa de declive de la producción podría superar el 3,7% anual y un incremento de este porcentaje en tan sólo 0,5 puntos acarrearía en 2015 un déficit extra de 2,6 mbd (una cantidad ligeramente inferior a la actual capacidad ociosa disponible globalmente para hacer frente a imprevistos). El asunto de estimar con la mayor exactitud posible la tasa global de declive y su previsible evolución en el tiempo es una tarea urgente - en la medida en que el mayor envejecimiento de los campos hace cada vez más difícil mantener los niveles de extracción- y la AIE ya se ha comprometido a prestarle una especial atención en el World Energy Outlook del 2008. Por otra parte, el clima de nacionalismo energético imperante en un buen número de países productores plantea dudas sobre la voluntad de las compañías estatales para incrementar su producción una vez que los proyectos comprometidos o en ejecución estén listos para su entrada en funcionamiento.

Finalmente, no puede olvidarse el efecto negativo que sobre la concreción de la nueva capacidad de producción podrían tener los retrasos en la ejecución de los proyectos. En el último año tales retrasos han promediado seis meses, pero se teme que este plazo pueda aumentar en el futuro como consecuencia del incremento de costes. Un factor que podría incluso cuestionar la viabilidad de algunos de los proyectos más significativos.

Con mensajes como este no es extraño que se acuse a la AIE de pesimista. Sin embargo, al margen de que desacreditar al mensajero no ha sido nunca la mejor vía para solucionar problemas, conviene recordar que una de las misiones de este organismo es velar por la seguridad del suministro energético de los países de la OCDE y ello implica dejar de lado actitudes autocomplacientes que a la postre podrían resultar suicidas.

Mariano Marzo, Catedrático de Recursos Energéticos de la UB