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¿Otra vez la década de 1970?

  • Sábado, 25 Junio 2022 @ 14:46 CEST
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Para los Estados Unidos y gran parte del resto del mundo, la década de 1970 fue una época de altos precios del petróleo, aumento de la inflación, caída del mercado de valores, agitación política y tensión geopolítica. Agregue también la pandemia y el cambio climático a la lista, y sonará como una descripción justa del mundo de hoy, medio siglo después.

El psicoanalista Theodor Reik escribió una vez: "Se ha dicho que la historia se repite. Esto quizás no sea del todo correcto; simplemente rima". Entonces, ¿cuánto riman las décadas de 1970 y 2020?

Conclusiones rápidas: algunas similitudes, grandes diferencias.

Muchos comentaristas han basado los análisis de la "reeditada década de 1970" principalmente en lo que entonces se llamaba "estanflación": inflación en el contexto de una economía estancada.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la tasa de crecimiento económico de EE.UU alcanzó máximos sostenidos sin precedentes. Pero luego, en la década de 1970, el crecimiento se estancó. Eso se debió en parte a que la producción de energía también se estancó (después de todo, la energía es la base irreductible de toda actividad económica). Las tasas de extracción de petróleo de EE.UU comenzaron una larga caída, cuyos efectos económicos se vieron enormemente amplificados por el embargo árabe de 1972 y la revolución iraní de 1979, que disparó los precios del petróleo.

La inflación se disparó. Las tasas de crecimiento económico promedio cayeron a la mitad durante las décadas posteriores a 1980 en comparación con las dos décadas anteriores, y las tasas de interés alcanzaron un máximo de casi el 17 por ciento en 1981.

Pero muchos de aquellos elementos han variado significativamente en la actualidad. La crisis energética mundial actual es francamente peor y afecta no solo al petróleo, sino también al gas y la electricidad. Al igual que en los años 70, los altos precios del combustible se deben tanto al agotamiento de los recursos (entonces, a la disminución de la producción de petróleo de EE.UU; hoy, a la disminución de la producción mundial de petróleo convencional) y a los acontecimientos geopolíticos (entonces, los acontecimientos en Oriente Medio; ahora, la guerra Rusia-Ucrania).

La crisis energética de los años 70 finalmente se desactivó mediante una mayor producción de petróleo en lugares como el Mar del Norte, Alaska, México y China. Hoy en día, las perspectivas de impulsar la producción mundial de petróleo son pocas (sobre todo en la formación Pérmica de Texas), y la mayoría de las esperanzas para el suministro de energía en el futuro se basan en fuentes renovables como la solar y la eólica.

Pero estas fuentes requerirán una gran inversión y la electrificación de enormes franjas de nuestro sistema industrial, y pueden terminar siendo limitadas por los requisitos de materiales para paneles, turbinas y baterías.

La inflación está aumentando una vez más, pero es posible que la Reserva Federal no pueda implementar tasas de interés altas para combatirla, como lo hizo en la década de 1970 y principios de la de 1980. Como explica el economista especializado en energía Carey King, esos aumentos de las tasas de interés fueron un lastre para el crecimiento económico.

Entonces, después de la década de 1980, la Reserva Federal redujo gradualmente las tasas de interés y la economía comenzó una tibia recuperación. La reducción de las tasas de interés llevó a los hogares, los gobiernos y las empresas a endeudarse más, y el aumento de la deuda compensó un poco el crecimiento económico más lento (ya que una mayor proporción del gasto ahora se financiaba con deuda en lugar de ganancias o salarios).

Anota King al respecto: "La deuda total de EE.UU y la proporción de préstamos a PIB aumentó de cerca del 160 por ciento en la década de 1970 a más del 370 por ciento en 2009 en el punto álgido de la Gran Recesión. Al margen de una disminución producida en 2009, esta proporción se ha mantenido por encima del 350 por ciento desde entonces, con un breve pico de más del 400 por ciento al comienzo de la pandemia de COVID".

El resultado actual configura una situación en la que, ante el masivo endeudamiento (gubernamental, corporativo y familiar), el aumento las tasas de interés sea extremadamente peligroso, pues, al hacerlo, aumentan el pago de intereses a medida que la deuda más antigua se renueva a tasas de interés más altas, con lo que se corre el riesgo de una ronda de impagos de deuda que podría hacer que las economías se derrumbaran como una fila de fichas de dominó.

Entonces, nuestra situación actual tiene algunas características en común, pero está lejos de ser una repetición exacta de los años 70.

Puede leerse el artículo completo de Richard Heinberg, AQUÍ.