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El origen del mal

  • Sábado, 13 Agosto 2011 @ 14:35 CEST
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Artículos

El origen del mal en el mundo actual ocurrió aproximadamente hace 150 años. En 2009 se celebró su aniversario, se llama Darwinismo. Este es el atrevido hilo conductor del libro que deseo comentar. Para empezar no confundan Darwinismo con evolución, la teoría de Darwin es una de las mas extendidas que tratan de explicar como se produjo la evolución, cosa que pocos niegan. Sin embargo en su epoca, y mas en la actualidad,  hubo y hay otras muchas que tratan de dar una explicacion mas satisfactoria de como se desarrollan los cambios hasta el estado actual en el que nos encontramos, y aun mejor, conociendo esos mecanismos preveer hacia donde nos precipitamos.  En segundo lugar les recuerdo el titulo completo de su famosa obra, "Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia".

Darwin creo una teoría bastante simple basada principalmente en la observación de la selección de animales domésticos y las ideas predominantes de la época que se pueden resumir en las siguientes citas extraídas del libro "Darwin, el sapo y la charca":

"No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses (...) Por regla general, no intenta promover el bienestar público ni sabe cómo está contribuyendo a ello. Prefiriendo apoyar la actividad doméstica en vez de la foránea, sólo busca su propia seguridad, y dirigiendo esa actividad de forma que consiga el mayor valor, sólo busca su propia ganancia, y en este como en otros casos está conducido por una mano invisible que promueve un objetivo que no estaba en sus propósitos. Adam Smith (“La Riqueza de las Naciones”, 1776)"

La consecuencia de esta mezquina concepción sobre las relaciones humanas la plasma su discípulo Tomas Malthus así en su libro “Ensayo sobre el principio de población” (1789):

"El hombre, si no puede lograr que los padres o parientes a quienes corresponde lo mantengan, y si la sociedad no quiere su trabajo, no tiene derecho alguno ni a la menor ración de alimentos, no tiene por qué estar donde está, en ese espléndido banquete no le han puesto cubierto. La naturaleza le ordena que se vaya y no tardará en ejecutar su propia orden, si ese hombre no logra compasión de alguno de los invitados. Si estos se levantan y le dejan sitio, acudirán enseguida otros intrusos pidiendo el mismo favor y se perturbará así el orden, la armonía de la fiesta y la abundancia que antes reinaba, se convertirá en escasez".

Y la traducción de esta “entrañable” filosofía a la Naturaleza se concentra en la siguiente “ley” científica:

“De aquí, que como se producen más individuos de los que es posible que sobrevivan, tiene que haber forzosamente en todos los casos una lucha por la existencia (...) Es la doctrina de Malthus aplicada con multiplicada fuerza al conjunto de los reinos animal y vegetal; porque en este caso, no hay aumento artificial de alimento y limitación prudente de matrimonios” (Charles Darwin, “Sobre el origen de las especies ....”, 1859).

Y este es el desencadenante del tumor incontrolable que se está comiendo por dentro a nuestro planeta. Una mentalidad, con un origen histórico y cultural claramente identificables, que ha transformado en “leyes” científicas los peores defectos de la condición humana: el egoísmo, la competencia, la avidez por la riqueza, la explotación de los hombres y de la Naturaleza, forman parte de las “leyes naturales”, y para que estas “leyes” se cumplan, la usura, el expolio y la violencia son instrumentos necesarios. La transformación interesada de estos prejuicios culturales y sociales en una explicación “científica” de la injusticia y la coronación del egoísmo y la competencia como agentes de progreso y “generadores de riqueza” han servido como justificación y, al tiempo, estímulo, para dejar a la Humanidad y a la Naturaleza en manos de los que más sobresalen en esas “virtudes”, y han transformado a la Naturaleza en un desolado campo de batalla en el que sólo hay sitio para los vencedores.

Para mi ha sido una revelación el libro que recomiendo, "Darwin, el sapo y la charca" una recopilación de artículos de tres autores, Mauricio Abdalla, Guillermo Agudelo y Máximo Sandin. Aficionado a lecturas de evolución y antropología nunca imagine estar tan dominado por las ideas convencionales (tal vez precisamente por eso), pero lo cierto es que a poco que pensemos encontramos a nuestro alrededor cantidad de ejemplos que contradicen la base del Darwinismo, solo mencionare el que primero se me ocurrió a mi: el cuerpo. ¿Como no nos habremos dado cuenta antes que es el ejemplo ideal de cooperación de organismos, autoorganización, y equilibrio como producto de la evolución?  Por que nos han enseñado desde pequeños que existe una ley natural y científicamente probada que es la ley de la jungla, es decir la supervivencia del mas apto. Lean el libro y descubrirán la cantidad de pruebas que desmienten la azarosa y ciega selección natural.

Como ven el origen del mal es una sencilla idea pero poderosa, sin embargo la solución es igual de magnifica, la cooperación. A estas alturas la respuesta a la pregunta que planteare seguro que ya la sospechan, ¿a quien y por que interesa mantener una idea tan perniciosa cuando hace tiempo que se sabe que el Darwinismo es demasido simple para explicar la realidad?. Les animo a difundir el pensamiento cooperativo, es la unica salida a las multiples crisis en que se encuentra el mundo.

Por ultimo mencionarles otro sorprendente libro que ya se recomendó en CE hace un año, "La Termodinámica de la vida", donde se hace un recorrido por esas nuevas teorías evolutivas (no solo biológicas sino también inanimadas) y trata de ordenar esta nueva visión de un mundo complejo, interrelacionado y en continua transformación.