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Las naciones petrolíferas utilizan más energía, reduciendo las exportaciones

  • Domingo, 09 Diciembre 2007 @ 02:57 CET
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Artículos El diario The New York Times trata de un asunto de importancia en su portada, que por su interés público, traemos a las páginas de Crisis Energética debidamente comentado. Bajo el título "Las naciones petrolíferas utilizan más energía, reduciendo las exportaciones" sale a relucir un problema grave en el suministro mundial de petróleo. Algo que han dado en denominar a veces “el cenit de las exportaciones de petróleo” y que puede preceder al temido cenit de la producción mundial de petróleo y traer consecuencias insospechadas a los países consumidores en plazos extremadamente cortos, hablando en tiempos históricos, sin que los gobiernos parezca que toman medida alguna al respecto.

La propia visión de The New York Times es un reflejo de la visión miope de los grandes consumidores, que ahora temen que los demás intenten imitar su modelo y con ello provocar un desastre planetario, pero que son incapaces de renunciar a dicho modelo y reconocer que era equivocado. Los comentarios de CE en cursiva y entre líneas.

Por CLIFFORD KRAUSS

Publicado en The New York Times de 9 de diciembre de 2007

Traducido y comentado por Pedro Prieto

Las economías de muchos países exportadores de petróleo están creciendo tan rápido que sus necesidades energéticas dentro del país están recortando las cantidades que pueden exportar, lo que añade nuevas tensiones al mercado petrolífero mundial.

Los expertos dicen que si continúa este rápido crecimiento, puede suceder que algunos de los más importantes suministradores mundiales puedan tener que empezar a importar petróleo en una década, para mover todos los nuevos coches, casas y negocios que están adquiriendo y creando con su propia riqueza.

Indonesia ya ha sufrido este cambio. Según algunas proyecciones, esto le podría suceder al segundo suministrador externo de los EE. UU., México, en unos cinco años y poco después a Irán, el cuarto exportador mundial. En algunos casos, los gobiernos de estos países subsidian fuertemente la gasolina a sus ciudadanos, vendiéndola a precios tan bajos como 1,3 céntimo de euro el litro, una práctica que los expertos del sector dicen que fomenta los hábitos consumistas.

Es curioso que los “expertos” se fijen ahora en que los bajos precios de los derivados del petróleo fomentan los hábitos consumistas. Que diga esto de terceros países el periódico estelar del país más consumista del mundo, que hizo películas como Gigante, en las que el derroche era ley y además era visto como símbolo de estatus deseable, es tremendo. La sensación que destila es que los de siempre pueden seguir consumiendo como siempre, pero que los demás, no pueden imitarlos. Cinismo y egoísmo revestido de egocentrismo.

“Supone una amenaza muy seria que muchos de los grandes exportadores con los que hoy contamos para el abastecimiento internacional de petróleo vayan a dejar de ser exportadores netos entre cinco y diez años”, dijo Amy Myers Jaffe, un analista petrolífero de la Universidad de Rice.

Claro; es una amenaza muy seria, para los que siendo el 5% de la población, consumen el 25% del petróleo mundial. Sin duda. Pero no por ello hacen autocrítica de su propia posición ultraconsumista y de su modelo derrochador por excelencia, que sigue ofreciéndose al mundo como el más “civilizado” y el más deseable.

La creciente demanda interna puede hacer desaparecer el 40 por ciento del aumento de la producción petrolífera saudita entre ahora y el 2010, mientras que más de la mitad de la caída de las exportaciones iraníes, será debida al consumo interno, dijo un reciente informe de CIBC World Markets.

De nuevo, otra jugada magistral y habitual de la prensa occidental y más señaladamente la estadounidense: se reconoce que los grandes países productores tienen problemas para aumentar la producción, pero el problema empieza a centrarse en que sus poblaciones internas aumentan el consumo. Es una negación de la finitud de los recursos y del agotamiento del modelo que sigue siendo intocable en los EE. UU. Parece venir a decirse que si esos países no pueden aumentar las exportaciones, es por la glotonería de sus ciudadanos. Falacias expuestas con una supuesta asepsia y neutralidad periodística, que es la peor.

El informe dijo que “Las disparatadas tasas de consumo interno” en Rusia, México y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo podrían reducir las exportaciones de crudo hasta en 2,5 millones de barriles diarios hacia el final de esta década.

Aquí ya se empieza a hablar de “disparatadas tasas”, para el resto de los ciudadanos. Ni una sola crítica para la glotonería extrema del modelo de vida estadounidense, que los demás se limitan a intentar copiar, ya que es tan bueno, a decir de los que viven en él.

Esto es aproximadamente un 3 por ciento de la demanda mundial. Puede no parece mucho, pero los expertos dicen que la demanda es tan inflexible y que el mundo tiene tan poca capacidad excedentaria de producción, que incluso pequeños incidentes pueden aumentar los precios. En 2002, cuando una huelga laboral en Venezuela retiró un 3 por ciento de la producción mundial, los precios del petróleo subieron un 26 por ciento en pocas semanas.

Otra forma sibilina y torticera de reconocer, sin hacerlo de forma directa, que los campos de los grandes exportadores están agotándose, para no reconocer que es un problema físico de disponibilidad de un recurso finito y de vicio del modelo consumista y economicista de crecimiento infinito, que entran en conflicto inevitablemente. Una forma indirecta de decir que el problema, a partir de ahora serán las huelgas, o serán los conflictos internos de los exportadores o serán los agentes meteorológicos, para no decir que el problema es que el sistema está agotado.

La tendencia, aunque es crecientemente importante, no significa que vaya a haber interrupciones del suministro. Los expertos creen que significará, más probablemente, grandes cambios en el mercado, en el que algunos países exportadores se hundirán y algunas fuentes de petróleo no convencional, como las arenas asfálticas de Canadá se harán más importantes, especialmente para los EE. UU. Y probablemente habrá más presión para abrir nuevas áreas ahora cerradas a la producción de petróleo.

Y ahora viene la de jabón. No es que el petróleo se acabe, aunque todos ustedes acaban de ver en las frases anteriores que sí se acaba. No. De nuevo, los “expertos” creen que la minería de las arenas asfálticas va a proporcionar las 4 Arabias Sauditas extras que vamos a necesitar. O por lo menos, proporcionarán los que los EE. UU. en su visión egocéntrica del mundo cree que necesitarán ellos como nación. Así que tranquilos. De nada sirve que cada vez más fuentes digan que con las arenas asfálticas no se va a llegar a cubrir la ingente caída que provocarán los “hundimientos” que menciona el propio NYT. Como ejemplo, ver la reciente noticia del diario The Toronto Star, titulada "Oil sands forecast cut as costs increase 50%".

Una mayor inestabilidad política y el aumento de las perforaciones en algunos países importantes, especialmente en Irak, Irán y Venezuela, podrían ayudar a compensar el aumento de la demanda de otros países exportadores.

Otra de jabón, para después de decir claramente que los países exportadores empiezan a no poder ya ni con sus propios zapatos, dar tranquilidad al consumista lector occidental. Basta con seguir pinchando en Irak, Irán y Venezuela, para compensar los crecimientos del consumo interno y seguir teniendo suministro en EE. UU. y Europa. Mucho “wishful thinking” y poca sustanciación de la idea.

“La capacidad productora mundial de petróleo podría ser un veinte por ciento mayor que la actual en unos 10 años”, dijo Daniel Yerguen, presidente de Cambridge Energy Research Associates (CERA). “Pero esto dependerá mucho de cómo evolucione la geopolítica”.

Salió Daniel Yerguen y CERA y mandó a parar. O sea, que por un lado hay un problema gigantesco de reducción de exportaciones por el aumento de la demanda interna y por otro, podemos aumentar un 20% la producción. Así pues ¿dónde está el problema? No hay problema. Podemos seguir creciendo indefinidamente. Quizá el mensaje subliminal estén en que “todo depende de la geopolítica”. Claro, si los malos no nos dejan perforar y descubrir más cosas, entonces no será culpa ni de una geología limitada y de recursos finitos en enfrentamientos con consumos de crecimiento infinito, sino solamente maldad aviesa de gentes que manejan la “geopolítica” con fines torticeros.

El crecimiento de la demanda entre los países exportadores, es uno de los aspectos de un problema mayor: el crecimiento económico atropellado de algunas partes del mundo en desarrollo. Se espera que China e India supongan la mayor parte del aumento de la demanda mundial de petróleo en los próximos 20 años. Pero Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía en París, situó el aumento del consumo entre los países exportadores como la segunda mayor amenaza para hacer frente a las necesidades mundiales de petróleo. “Es un gran problema y está en constante aumento”, dijo el Sr. Birol.

Ahora resulta que el crecimiento del mundo industrial y civilizado ha debido ser ordenado y el de China y la India resulta ahora muy atropellado (es decir, seguramente quiso decir “inconveniente” desde el punto de vista occidental). Y además, el economista jefe del organismo energético de la OCDE, occidental por excelencia, califica este aumento de consumo con “la segunda mayor amenaza”. ¿Amenaza para quien? ¿Para los que quieren apenas imitar el modelo occidental declarado como fantástico y deseable e intentan subir de un barril o dos por persona y año a los diez o veinte barriles de consumo por persona y año de los europeos o norteamericanos, respectivamente? ¿O para los que estaban ya instalados en él y ahora ven peligrar sus posiciones de privilegio de consumos de 10 ó 20 barriles por persona y año? Ante declaraciones así, uno intenta ponerse en la piel de chinos e indios y no termina de entender como no mandan a hacer puñetas a todos los que siguen instalados en el confort y dicen que los que intentan salir de la miseria copiando el modelo, “les amenazan”

El consumo interno de petróleo de los cinco primeros exportadores, Arabia Saudita, Rusia, Noruega, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, creció un 5,9 por ciento en 2006 respecto de 2005, según datos gubernamentales. Las exportaciones cayeron más de un 3 por ciento. En contraste, la demanda de los EE .UU. permaneció estable.

Otra de las grandes falacias que últimamente se publicitan. Ahora va a resultar que la parálisis del crecimiento de los EE .UU., es por su elevada conciencia ecológica y no por impotencia, mientras que los tímidos acercamientos a los exorbitantes consumos de europeos y norteamericanos, por parte de algunos países, son un problema potencial (para los de siempre, claro y sus visiones egoístas)

Las proyecciones de la demanda hechas por CIBC sugieren que la demanda interna de muchos países petrolíferos, como Arabia Saudita, Kuwait y Libia, se duplicará en una década.

Claro. Están copiando el modelo de la película “Gigante” y a la espera de que los más consumidores se arrepientan primero de sus pecados ultraconsumistas, acepten que estaban en pecado mortal de consumo, que su sistema es pecaminoso y que tienen dolor de corazón por ello y sobre todo, propósito de enmienda. Mientras no lo hagan y sigan pregonando que su sistema de crecimiento económico infinito es el más “civilizado y deseable” los demás, si pueden, van a intentar hacerse con todo lo que puedan. Si no es pecado ¿por qué no pueden hacerlo?

Los factores que contribuyen a esta tendencia incluyen un aumento de la industrialización, mayores gastos gubernamentales y el aumento del consumo individual. Según un informe del Banco Mundial, el crecimiento económico en Oriente Medio y África del norte y del este se ha duplicado desde los años 90 y Rusia lo ha hecho aún mejor.

No hacen falta informes del Banco Mundial. Cuando hay más recursos, hay más gasto. Lo hacen todos, empezando por los occidentales. Lo raro es que el artículista de NYT diga que Rusia lo hace “mejor” todavía, en referencia a un crecimiento que hasta ahora había espantado al articulista. Se ha debido equivocar de calificativo. Si crece Europa o EE. UU. o Canadá o Japón o Australia, entonces se puede decir “mejor”. Pero si crecen los demás, los pobres y marginados del planeta, o lo productores, hasta ahora comparsas del suministro a occidente, entonces la cosa se convierte en un “problema” o en una “amenaza”. Ha debido ser un “clerical error” del articulista, este calificativo.

El dinero del petróleo está proporcionando a muchos países los medios para invertir en el desarrollo de sus propias economías y un crecimiento mundial crea los mercados para sus bienes, incluyendo plásticos, productos químicos y combustibles refinados del petróleo.

Esta es una buena definición de por donde viene el enriquecimiento de los países productores: de que sirven con exquisita puntualidad derivados del petróleo a los grandes consumistas. Y el dinero y los recursos sirven para seguir haciendo que los bienes y servicios sigan fluyendo puntualmente a occidente. El problema sería, en este caso, que estas actividades terminasen “enriqueciendo” a los productores y detrayendo bienes que hasta ahora sólo consumía occidente.

En realidad, muchos de los países exportadores de petróleo se encuentran muy lejos de poder alcanzar el nivel de vida occidental. El mercado mundial de petróleo está todavía dominado por los consumidores tradicionales, especialmente los EE. UU. que utiliza casi un cuarto del petróleo mundial.

c.q.d.

Aunque pueda parecer sorprendente, algunos países productores han sobrepasado a los EE. UU. en consumo de petróleo per capita. Entre ellos están Bahrain, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.

Son justo las petromonarquías artificialmente creadas en su día por los delineantes del Foreign Office, en lugares donde apenas había población, pero había muchos recursos petrolíferos. Evidentemente, se cuidan muy mucho de colocar a los grandes países productores con ciertos niveles de población (Indonesia, Arabia Saudita, Libia, Mexico, Venezuela, etc.), que están muy lejos de poder llegar a los niveles de consumo occidental. El ejemplo de población que supera a los EE. UU. en consumo per capita es irrelevante y además está liderado por petromonarquías súbditas de la política y el modo dispendioso de vida americano, pero sirve para demostrar que los EE. UU. no es el que más consume y que hay productores muy derrochones

En algunos países productores de petróleo con grandes poblaciones, como en los casos específicos de Indonesia, Rusia y México, el rápido aumento del parque automovilístico es un factor importante que provoca el aumento del consumo. Los granjeros rusos están reemplazando los caballos y los carros por vehículos de tracción a las cuatro ruedas muy consumidores de petróleo, mientras los consumidores urbanos adquieren los BMW’s incluso antes de aprender a conducir.

No se sabe bien a qué se refiere el articulista. La antigua URSS estaba muy mecanizada en el campo. Si ahora hay caballos en Rusia, o bien ha sido por el colapso de un sistema socialista que intentó imitar el modelo occidental de consumo creciente e infinito para competir con él (y terminó derrotada, por supuesto). Pero es anecdótico que mencione esto. No lo es tanto que los parques automovilísticos aumenten de manera desaforada en estos países, pero de nuevo, no es otra cosa que el intento de copia de un modelo que los lectores de NYT consideran superior y “civilizado” y que además, proporciona pingües beneficios a las compañías productoras de vehículos privados, prácticamente todas con matrices occidentales (incluyendo a Japón en este concepto de “occidental”), que son las que se lucran más con este disparo de las ventas.

“La mayor parte de los países productores tienen poblaciones jóvenes que acceden a la edad de conducir y se pueden permitir comprar coches porque el precio del combustible es bajo”, dijo Charles McPherrson, un experto petrolífero del Fondo Monetario Internacional. “Están detrayendo el producto de los mercados internacionales”

De nuevo el portavoz del FMI patina con su pensamiento egocentrista occidentalista. Para él, los mercados “internacionales” deben ser los suyos, esto es, los occidentales. Los países productores no deben ser para este señor “mercados internacionales”. Esta forma de ver las cosas con orejeras tan intencionalmente colocadas, no deja de sorprender a todo el que pretenda considerarse ciudadano del mundo.

Algunos países exportadores de petróleo utilizan los controles de precios y los subsidios para asegurar un petróleo barato a sus ciudadanos. Estos programas son políticamente populares, incluso aunque los expertos digan que contribuyen a un uso dispendioso de la energía.

Efectivamente. Todos lo hacen. Todos subsidian lo que les interesa, no sólo los grandes productores de petróleo. Y cuando el gobierno español decide no subir la luz hasta después de las elecciones, está haciendo lo mismo, por los mismos motivos. Los expertos pueden decir misa y que es un uso dispendioso de energía, pero lo hacen todos, no sólo los grandes productores. Nadie criticaba a los EE. UU. cuando el petróleo era demasiado barato y James Dean iba como un poseso con el coche a todas partes.

Los kuwaitíes, por ejemplo, dejan frecuentemente sus equipos de aire acondicionado, que funcionan con electricidad generada a partir de gas natural o combustibles derivados, funcionando durante semanas, mientras están de vacaciones, dijo un funcionario del Banco Mundial. Los deportistas de los Emiratos Árabes Unidos practican el esquí en recintos cerrados con nieve artificial y juegan al golf en campos exuberantes que requieren agua desalinizada producida con combustibles refinados del petróleo.

Y los deportistas madrileños hacen lo mismo en otra pista de esquí en las afueras de Madrid en pleno agosto y el funcionario del Banco Mundial no ha dicho nada, a pesar de que aquí el petróleo llega no de la boca del pozo de al lado, sino de 6.000 km. de distancia. El funcionario del BM, en vez de criticar solo a los países productores por sus dispendios, podría hacer crítica general al modelo y al sistema que defiende y sustenta, que es el principal agente del derroche mundial de todo tipo, incluyendo el energético. Esto huele cada vez más a campaña para desprestigiar a los productores. Cada vez parece más una campaña destinada a solapar la geografía del terror con la del petróleo.

Los sauditas, iraníes e iraquíes pagan entre 5,4 y 9 céntimos de euro el litro de gasolina. Los venezolanos pagan 1,2 céntimos de euro el litro y se espera que la demanda crezca hasta un 10 por ciento este año. Las ventas de coches se han triplicado en cuatro años. “Allá donde el petróleo barato se ve como un derecho humano nacional, existe una demanda descontrolada”, dijo Chris B. Newton, un directivo de la Asociación Indonesia del Petróleo en Yakarta.

Lo mismo se podría haber pensado de Occidente durante los últimos sesenta años. Y sobre todo de los estadounidenses, cuando tenían el petróleo a precios ridículos. O de la aviación civil, que no paga impuestos por el keroseno. Pero no. El problema ahora son los productores, no el modelo.

Indonesia pasó de ser exportador a importador hace tres años, debido al hundimiento de la producción en sus agotados campos y al aumento de la demanda. Irán, Argelia y Malasia estarán en una situación vulnerable en la década siguiente. La mayoría de los expertos petrolíferos creen que México será el siguiente país que posiblemente pasará a ser importador, quizá en apenas 5 años.

Pues nada, que contraten a Daniel Yerguen y a su empresa CERA de consultores y verán como en nada les aumenta un 20% la producción. No hay problema ¿verdad? ¿O sí?

La producción rápidamente declinante del viejo campo mexicano de Cantarell es parte del problema. Pero también, por otra parte, el creciente número de coches en las carreteras mexicanas. Casi se han duplicado, hasta llegar a los 16 millones, en la pasada década y el consumo de gasolina está creciendo en un 5 por ciento anual.

Ver comentarios arriba sobre el parque automovilístico en estos países

El otro día en ciudad de México, un albañil llamado Jaime Guerrero llegó a un distribuidor local de Chevrolet. Su numerosa familia gritó “¡bravo!” cuando firmó los papeles de su primer coche. “Tener un coche a mi nombre es un sueño transformado en realidad”, dijo el Sr. Guerrero, de 26 años. Él y su familia se sumaron al denso y ondulante tráfico de la capital en busca de un cura que bendijese el coche con agua bendita. “No me preocupa ni el clima ni la escasez de petróleo en el mundo”, dijo el Sr. Guerrero. “Sólo me preocupa que suban los precios de la gasolina”

Esto es: los albañiles mexicanos son los culpables. No es Chevrolet, ni el modelo de consumo que le ha metido en el cerebro a este hombre que su sueño vital era desplazarse sobre cuatro ruedas. El problema es que este tipo tiene familia numerosa y además es un integrista religioso que tiene que bendecir el coche con agua bendita. Así son los 100 millones de mexicanos, al parecer, según el corresponsal de NYT, que siempre tiene que agregar una pizca anécdotica a sus artículos. A este tipo inculto y prolífico, ni le preocupa el clima, ni el agotamiento de los recursos. Es un tipo descerebrado, al contrario que la mayoría de los occidentales que son muy ecológicos y están muy preocupados por el cambio climático. La verdad es que si esto es un periódico ecuánime, que venga el Dios que va a bendecir el coche del Sr. Guerrero y que lo vea

Han contribuido a este informe Wayne Arnold desde Singapur; Nazila Fathi desde Teherán; Jens Erik Gould desde Caracas, Venezuela; Andrew E. Kramer desde Moscú; Elisabeth Malkin desde Ciudad de México; y Jad Mouawad desde Riad, Arabia Saudita.