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Loyola de Palacio: La energía es uno de los elementos clave del debate mundial

  • Miércoles, 18 Enero 2006 @ 09:42 CET
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Artículos La anterior Comisaria de Energía y Transporte de la unión Europea dio ayer una conferencia sobre el tema “Situación energética. La alternativa nuclear”, en el espacio Cultural Mira, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Crisis Energética y AEREN estuvieron representados por Pedro Prieto, quien intercambió con la ponente algunos puntos de vista. En este artículo hacemos un resumen y dejamos a los lectores que comenten, si lo consideran procedente, algunos de los aspectos tratados. Los puntos de vista de AEREN y Crisis Energética son bien conocidos al respecto. La anterior Comisaria de Transportes y Energía estuvo acompañada en la mesa por el alcalde de Pozuelo, Jesús Sepúlveda y por el responsable del centro cultural y organizador del evento, Ricardo Manso.

El local estuvo repleto de asistentes (unas 300 personas), bastantes de las cuales se identificaron como pertenecientes al sector nuclear, en el debate posterior.

La ex Comisaria mostró conocer los datos de la realidad energética mundial, como no podía esperarse otra cosa por el cargo ocupado y fue paulatinamente desgranando los datos de una forma accesible al público, para terminar centrándose en “la solución nuclear”

Un foro de defensa de la Civilización Occidental

Arrancó haciendo un encendido elogio del Centro y del interés que la movía para acudir a este foro “en defensa de la civilización occidental”. De Palacio hizo énfasis en que el problema de la energía era vital y lamentó que los políticos actualmente en el gobierno estén centrados en debates puramente coyunturales (entre los que citó el debate del Estatuto catalán) y estén dejando al margen el debate sobre la energía, que consideró un elemento crucial y que tendría que ser entendido como estratégico, por encima de las rivalidades partidarias. Un oyente, que recriminó a la Comisaria posteriormente que tampoco el PP cuando estuvo 8 años en el poder hizo nada al respecto, desató las iras de la Sra. Palacio que, admitiendo que en el PP también se pueden equivocar, dijo que ella ya defendía en 1999, una política energética comunitaria y prácticamente en solitario en aquellas fechas, en favor de la energía nuclear.

Palacio mencionó que el 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero, se deben al consumo de energía.

El coco de China e India de nuevo

Echando mano a las estadísticas de la OCDE de los últimos años, insistió en el problema que representa el crecimiento enorme de los países emergentes, como China o India. Citó que China en el 2002 aumentó su consumo energético en el 1% mundial. Y eso, dijo, equivale al consumo total conjunto de Austria y Holanda.

Añadió que las emisiones por ese concepto fueron de 350 millones de toneladas de CO2, que equivalían a la reducción comprometida por toda la UE en el Protocolo de Kioto.

Y siguió añadiendo que si China alcanzase el consumo promedio de los países de la OCDE, que es aproximadamente, según la ex comisaria, la mitad que el de EE.UU. o Canadá, el consumo energético mundial subiría un 40%. Por no hablar, terminó, Loyola de Palacio, del crecimiento igualmente enorme de India, aunque con algunas características de diferenciación en el modelo y algo retrasadas en el tiempo, pero igualmente preocupantes.

De Palacio no ocultó que chinos e indios aducen razones justas para crecer de ese modo, pues reprochan a los países occidentales el hecho de que se les critique, cuando ellos consumen del orden de 1,09 toneladas de petróleo equivalente, mientras los europeos andamos en las 4,76 Tpe’s. Y evidentemente, concedió que tienen los mismos derechos al desarrollo

Comentó la dirigente del PP que en su calidad de Comisaría, asistió a la Conferencia de Johannesburgo, tres años atrás. Y comentó como una política fallida la sugerencia de los poderosos a los países en desarrollo para que firmasen ese desarrollo con energías renovables. Como anécdota dijo que un país como Egipto, lo firmó. Posteriormente, el representante egipcio se dirigió a ella en calidad de representante europea, para solicitar subvenciones con las que construir el desarrollo energético, ya que la eólica supone unas tres veces más que las fósiles convencionales y la solar fotovoltaica, unas diez veces más, mientras ellos poseen gas bajo su suelo, a un precio muy inferior. Confesó Loyola haberle dado toda la razón, después de admitir que no habían pensado en esa situación y que la UE no disponía ni de un solo Euro para este tipo de contingencia

Grandes retos

Volviendo al problema energético centrado en el ámbito europeo, dijo que Europa tenía un problema suplementario: la enorme dependencia energética, que cifró en un 70-80% en el caso de España, aunque redujo la dependencia a un 50% en el caso de la UE

Mencionó De Palacio que la previsión en la UE es que la dependencia energética aumente hasta un 70% en los próximos 30 años y consideró que había que actuar al respecto.

Separó las energía entre las que emiten gases de efecto invernadero y las que no. En las primeras, obviamente las fósiles y en las segundas las renovables y la nuclear

Y expuso su opinión de que había que enfocarse en la mejora de la eficiencia energética como base del ahorro y en la diversificación de las fuentes

Habló también del problema que hace poco representó para toda Europa el corte repentino del gas procedente de Rusia a Ucrania, a través de cuyos gasoductos pasa el que 40% del que Europa consume, con dependencias aún mayores en los países centro y este europeos.

Por tanto, resulta imprescindible para la excomisaria, que Europa se tome en serio el mantenimiento de los sistemas de abastecimiento energético y garantice la seguridad de los mismos. Mencionó expresamente que el suministro del Mar del Norte sería menguante y que sólo se podía esperar un aumento del mismo en el Caspio y en el golfo Pérsico.

Habló de la finitud de los fósiles y cifró los periodos de duración de las reservas en unos 200 años para el carbón, unos 80-100 años para el gas, según las diversas consideraciones y la mitad, o menos, para el petróleo

En cuanto a las posibles alternativas a barajar para evitar el aumento de los gases mencionó Loyola de Palacio la del secuestro de carbón o CO2, que ella prefirió llamar “captura de CO2”. A lo largo de la charla insistiría varias veces en este asunto que calificó de vital, aunque admitió que le faltaba algo de madurez.

Varapalo a las renovables

Aunque como todo el mundo se mostró favorable al fomento de las energías renovables en toda la magnitud que fuese posible, dudó seriamente que puedan representar una alternativa inmediata al consumo de fósiles. Un repaso a las ventajas e inconvenientes fue el siguiente:

  • A veces tiene algún impacto ambiental (paisajístico, etc.)
  • Las solares no tienen todavía un balance energético rentable, aunque expresó repetidas veces su esperanza, por encima de la eólica, a la que concedió una ventaja económica inicial por MW instalado, de que fuese la verdadera alternativa masiva, si se producían desarrollos notables.
  • El coste lo cifró entre 10 y 4 veces más alto que el KW instalado tradicional.
  • La eólica, es la más competitiva y hoy está sólo en un 30 ó 40% por encima del KW instalado tradicional (fósil)
  • Son también finitas y citó como ejemplo la eólica, de la que dijo no es predecible y obliga a instalar centrales de ciclo combinado de “back up”, para las encalmadas. La diferenció de la solar fotovoltaica, diciendo que aunque ésta también es intermitente, es más predecible.
  • Como ventajas, que no tienen emisiones y que son energías autóctonas.
  • Mencionó los biocarburantes como de gran potencial, aunque dijo que no podía entrar en detalle por lo limitado de la conferencia. A las preguntas de AEREN/Crisis Energética, volvió sobre le tema, insistiendo en la conveniencia de que los biocarburantes fuesen algo importante para la transición.

Creo que nos suicidaremos, si renunciamos a la energía nuclear

Y la ex ministra y ex comisaria entró con esta frase exacta al corazón del debate. Puso primero las ventajas: es fiable, controlable y está disponible. No emite ni un gramo de CO2 de gases de efecto invernadero; ofrece estabilidad de precios, tan necesaria para el mercado y garantía de seguridad

Entre las desventajas, citó: tiene unos elevadísimos costes de inversión; exige una importante “estabilidad regulatoria en el tiempo”; tiene problemas de seguridad, que desechó fuesen iguales a los de Chernóbil, ya que eso pasó por ser un régimen soviético, que se sabe hoy que sobrepasó todos los límites que ellos mismos tenían establecidos para las pruebas y consideró que Chernóbil no es repetible en las centrales europeas, incluyendo las españolas (admitió que queda alguna central insegura en Europa occidental, pero no en la Europa de los 15)

El problema al que se refirió Loyola de Palacio es el de los residuos radiactivos, de los que dijo no tienen totalmente resuelto el problema y pueden estar radiando en algunos casos, más de 100.000 años, aunque confió en los almacenamientos en capas profundas, haciendo énfasis en que debían ser almacenajes REVERSIBLES para poder intentar en el futuro la transmutación de los mismos cuando fuese viable.

Y por supuesto, mencionó el terrorismo, los ataques terroristas, para señalar inmediatamente después que eso afecta a “diez mil cosas más”

Y fue concluyendo su intervención diciendo que la energía nuclear había tenido mala prensa desde siempre, porque sólo hablaron hasta ahora los que estaban en contra, mientras que los responsables industriales se refugiaban detrás de los gobiernos que les amparaban, con complejo de culpabilidad. De Palacio llegó a comparar los muertos por gas reciente de Barcelona y el consiguiente derrumbe de varios bloques por el efecto de una explosión, comentando que si eso viese pasado con un reactor, se hubiese exigido inmediatamente el cierre de todas las centrales nucleares y nadie ha pedido que corten el suministro de las tuberías de gas.

Insistió en que había que insistir en ese frente y puso como ejemplo de cambio de la situación que una encuesta del eurobarómetro, daba ya en varios países mayorías de población a favor de la energía nuclear, de entre un 70% hasta el 50%. Salieron unos ocho países. Del resto, que no mencionó, dijo que obviamente estaban por debajo y lamentó que España estuviese en las más bajas con tan solo un 16% de aceptación.

Abundando en esta tesis, se mostró contraria a que las encuestas se hagan preguntando a la gente sólo si quieren o no centrales nucleares y no planteen el problema más en su contexto global. Y puso el caso de los suizos a los que se les planteó el tema con las alternativas: si no hay centrales nucleares, habría unas térmicas aquí y allá, habría que inundar tal o cual valle (para otras hidroeléctricas) y demás.

En el posterior debate, y tras una pregunta sobre la política nuclear francesa, salió una respuesta de De Palacio señalando que en España se rechazó en su día Lemóniz y que hoy hay una central nuclear francesa a 50 Km en línea recta, que por cierto, según ella, hace buen negocio vendiendo energía a España.

Finalmente, criticó la política de Schroeder en tiempos en que ella era Comisaria, en agosto de 1999, porque aceptó la moratoria y el cierre programado de las centrales, para poder gobernar con la coalición “rojiverde” y criticó que las decisiones importantes del suministro energético se adopten por razones coyunturales o circunstanciales. Y puso después como contrapunto de lo que sí consideraba una política coherente, la francesa respecto del asunto energético, donde derecha e izquierda acuerdan estos temas a largo plazo. Cerró el acto pidiendo que hubiese más transparencia e información sobre el tema energético a todos los niveles, reconociendo que ella misma como ciudadana había tenido a veces la sensación de que no era bien informada.

En el debate posterior, AEREN/Crisis Energética expuso a la ex Comisaria de Transportes y Energía de la UE su acuerdo en que el tema energético es de una importancia vital y en la finitud de los combustibles fósiles, precisando que el problema principal no se iba a plantear en las fechas de agotamiento final, sino en el momento en que esos consumos lleguen a su cenit. Y expresó su convicción de que ese cenit estaba a las puertas para el petróleo y una década después para el gas. Loyola de Palacio asintió, indicando que es consciente del cenit, cuya palabra expresamente mencionó. También expuso, por el contrario su desacuerdo general con el planteamiento pronuclear de la ex Comisaria y dijo que la cifra que anteriormente había dado ella misma sobre 1 central a la semana durante los próximos 15 años, para resolver el problema europeo, podrían ser 3 ó 4 veces más altas que lo que había estimado, si había que incluir la energía primaria, ya que la nuclear sólo genera electricidad y tenía que utilizar el vector del hidrógeno. Loyola de Palacio admitió lo ingente de la tarea y hasta que la energía nuclear era sólo un apoyo y no pretendía sustituir todo. Y finalmente, AREREN/Crisis energética quiso conocer su opinión sobre la duración de las reservas de uranio, ya que a juicio de AEREN/Crisis Energética, éstas eran de apenas entre 40 y 80 años al magro consumo actual de 450 centrales nucleares y que si había que alimentar a las miles de centrales propuestas por De Palacio, las reservas durarían menos, a nuestro juicio, que lo que se tararía en construir las centrales propuestas, cada una de las cuales suele tener un periodo de unos 10 años para su construcción. La ex ministra y ex Comisaria no respondió a las cifras directamente, aunque dijo que no le preocupaba el combustible

En intervenciones posteriores, un par de miembros conocidos de la ponente y pertenecientes al sector nuclear, en evidente apoyo a la falta de contestación concreta de Loyola de Palacio a la duración de las reservas y a la seguridad de las nuevas tecnologías nucleares, expresaron su confianza en que los reactores regeneradores (de los que AERERN/Crisis Energética dijo no estaban disponibles y que eran aún más peligrosas que las convencionales) y el aprovechamiento del combustible usado con el MOX, superarían el problema. Otro dijo, que “estaba demostrado” que la fiabilidad de las centrales regeneradoras era igual a la de las centrales convencionales de fisión. Y dio al respecto una de esas tasas tan conocidas de diez elevado a menos mucho.