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AEREN contesta a profesor de CSIC en EPS

  • Domingo, 25 Septiembre 2005 @ 14:41 CEST
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Artículos El pasado 11 de septiembre, el profesor de investigación del Instituto de Cerámica y Vidrio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Ramón Jurado, publicaba una carta en El País Semanal (EPS), suplemento dominical del diario El País, en el que discrepaba de unas afirmaciones de una periodista de este medio, sobre el hidrógeno. La Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN) envió una contrarréplica, que dos suplementos más tarde EPS no ha considerado oportuno publicar. Por ello, Crisis Energética ha decidido, publicar la carta del profesor y la respuesta que le merece a AEREN, para que la crítica quede englobada en su justo contexto. El País Semanal.
11 de septiembre de 2005.
Sección Cartas &colaboradores
En defensa del hidrógeno

Les ruego publiquen, si lo consideran oportuno ,esta carta con el objetivo de poner de manifiesto mi discrepancia con la afirmación que realiza la autora del excelente artículo Un sol en la Tierra, publicado el 14 de agosto.

En dicho artículo, en el primer párrafo, línea 16, se dice: “El hidrógeno no vale porque es un almacén de energía, no una fuente en sí misma”. Con esta aseveración tan rotunda la opinión pública podría tener una idea algo deformada de la realidad sobre el hidrógeno. Desde nuestro punto de vista, me gustaría indicar lo siguiente:

1. Existen numerosos centros de investigación básica y aplicada en todo el mundo dedicados a la tecnología del hidrógeno (H2) y las pilas de combustible (Picomb). Mas de 5.000 millones de euros de apoyo financiero han sido aprobados por los Gobiernos de EE.UU. , Japón, Canadá, Australia y China para I+D+i en H2 y Picomb.

2. Es objetivo prioritario en todos los Programas Marco de la UE la investigación en H2 y las Picomb, en el IV y V, aparecían dentro del Plan de Energías no nucleares y en el VI y en el próximo VII aparecen ya como un epígrafe específico.

3. En España ya hay numerosos centros y grupos de investigación, tanto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como del CIEMAT, como de la Universidad, cada vez más dedicados a estos temas. Así como también varias industrias que dedican parte de su presupuesto a su desarrollo. Desde hace más de dos años funcionan la red de pilas de combustible del CSIC y Universidad, y las asociaciones Repicoba (asociación unida a la red de pilas), AeH (Asociación Española del Hidrógeno), ÁPICE (Asociación de Pilas de Combustible), etcétera.

4. Los grupos e investigadores dedicados a estos temas propugnan un plan integrado en que se combinen de forma eficaz la energía del hidrógeno y los sistemas de producción de energía renovables. En este sentido, es interesante destacar que empresas de producción de energía eólica se hayan planteado como objetivo estratégico aprovechar lsa Picomb de forma reversible como acumulador de energía.
Felicidades por tan buenos artículos de divulgación científica que publican.

JOSÉ RAMÓN JURADO. PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL INSTITUTO DE CERÁMICA Y VIDRIO DEL CSIC
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eps@cartas. elpais.es
El hidrógeno

En relación con el artículo Un sol en la tierra, referido al hidrógeno y publicado el pasado 14 de agosto, y en contestación a la carta discrepante de José Ramón Jurado, profesor de investigación del CSIC, quisiéramos matizar el punto de vista que éste expresa.

Cuando la autora afirma que “El hidrógeno no vale porque es un almacén de energía, no una fuente en sí misma”, el profesor le replica que podría estar deformando la realidad. Muy al contrario, nosotros creemos que la autora lo ha precisado bastante bien, en un contexto general. El hidrógeno no vale hoy -ni valdrá en muchos años de arduas investigaciones- para sustituir los 3.767 millones de toneladas de petróleo ni los otros 2.420 y 2.778 millones de toneladas de petróleo equivalente, en forma de gas natural y carbón, que se consumieron en conjunto en 2004, que es lo que muchas personas e instituciones ligadas a la denominada economía del hidrógeno parecen dar a entender de forma persistente. Y ello, entre otras cosas, porque no es menos cierta la segunda parte de la frase de la autora, que responde a una evidente realidad física, que todo profesor debería conocer y reconocer: que el hidrógeno no se encuentra libre en la naturaleza y que disociar el átomo de hidrógeno de cualquier compuesto, sea éste agua (H2O) o, como hasta ahora viene haciéndose, metano (CH4), cuesta más energía que la energía que proporciona el hidrógeno al utilizarse. Como muy bien afirmaba la autora, el hidrógeno no es una fuente de energía, sino, en el mejor de los casos, un simple transportador de energía y más exactamente, un sumidero de energía en el proceso global de utilización de ésta.

Nadie duda de que el hidrógeno, una vez disociado, produce energía útil; que tiene aplicaciones útiles y que se usa en muchas de ellas. Ejemplo de ello son las lanzaderas espaciales, aunque últimamente parece que, ni siquiera a una de las mayores entidades de investigación del mundo como la NASA, le resulta tan fácil mantener ese combustible licuado a menos de 250 grados bajo cero,

Lo que se debe investigar de inmediato es cuánto de los más de 8.000 millones de toneladas equivalentes de petróleo, gas y carbón se podrá reemplazar, con qué fuente de energía real (no circunstancial o de mediación), en qué plazo de tiempo y a qué ritmo, porque de lo que verdaderamente se trata, es de reemplazar a las finitas y semiagotadas reservas, sobre todo, de petróleo y gas, en los enormes niveles actuales de combustión, a las que quedan escasos años para llegar al límite máximo o cenit de sus respectivas producciones mundiales, tras lo cual disminuirán inexorablemente hasta su extinción en pocas décadas; no de jugar a los coches de hidrógeno, que ya sabemos que, más o menos, funcionan.

Las justificaciones que da el profesor Jurado de que el hidrógeno funciona, por el hecho de que hay muchas instituciones investigando sus aplicaciones y las de las pilas que lo almacenan, o de que los gobiernos occidentales les han otorgado más de 5.000 millones de euros de apoyo financiero, no solo no demuestran nada, sino que son muy acientíficas y confirman las peores sospechas de que el dinero de los contribuyentes se está utilizando, con temeraria generosidad, para financiar tipos de I+D+i que vean cómo podría funcionar un carro por delante de los caballos, sin haber estudiado antes si habrá caballos suficientes para el carro que se pretende mover.

Pedro Prieto

Vicepresidente de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos

AEREN