El
boletín de septiembre de ASPO se ocupa del terrible efecto que empieza tener para muchos países pobres el alto precio del petróleo, y no es más que el comienzo. También trata a fondo del problema de Kuwait y sus reservas y el conflicto con Irak por ellas. Una vieja polémica que causó una guerra. Se reseñan también algunos de los nuevos libros que sobre el tema del cenit van apareciendo cada vez con mayor frecuencia. Otros contenidos son un interesante y breve resumen de un estudio sobre el petróleo y su impacto en los alimentos; los temores a que los cada vez menos productores de petróleo que todavía exportan, empiecen a pensarse seriamente dejar de exportar para mantener la riqueza más tiempo para ellos. En este caso, Noruega. También se habla de cómo el mundo empieza a despertarse al drama del cenit. En este sentido impresionan las declaraciones del exvicepresidente de Aramco, la mayor empresa petrolífera estatal del mundo. Al-Husseini viene a confirmar que aunque su país siga produciendo, se ha llegado a una situación en la que se necesitaría descubrir una nueva Arabia Saudita cada dos años para mantener el sistema: entre los dos millones de barriles diarios en que aumenta la demanda cada año y los 4-6 millones de barriles diarios en que cae cada año la producción en algunas regiones. Y desde luego, esta enorme cantidad no se descubre, ni de lejos.