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El Washington Post habla sobre el problema de los suministros de carbón

  • Sábado, 22 Marzo 2008 @ 11:27 CET
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Artículos El famoso periódico estadounidense ha publicado un extenso artículo sobre la situación mundial de la producción de carbón que por su interés público para nuestros lectores, traducimos y comentamos en esta introducción.

En Crisis Energética se debate con frecuencia sobre las reservas, las producciones y los consumos de combustibles fósiles, entre ellos, el carbón. También sobre la posibilidad de que alguno de ellos vaya al rescate de otro, si éste falla o su producción cayese por haber sobrepasado su cenit mundial de producción. Es frecuente emitir opiniones sobre lo fácil que sería el reemplazo de unos por otros, en base a equivalentes energéticos. Los datos conocidos de reservas mundiales teóricas de carbón están estimadas en 147 años al ritmo de consumo actual (British Petroleum, 2007), por supuesto consumiendo todo el carbón duro (antracitas, etc.) y también lignitos, hullas y turbas. El cenit de esta producción está estimado por varias fuentes entre el año 2025-203 y hasta casi el año 2100 para los más optimistas. Sin embargo, lo que aquí trae a colación y desvela el Washington Post es algo que parecía oculto y que puede adelantarse incluso a las fechas puramente geológicas del cenit de su producción. Este es el problema de atender los flujos crecientes que demanda la sociedad industrial. Hay un gran problema en atender los flujos de demanda, más todavía que en el volumen de la demanda. Con el agravante, como se ha visto en el caso surafricano, de que se pueden crear bucles muy negativos (cortes de producción de carbón -> cortes de producción eléctrica -> problemas operativos en las minas por falta de electricidad). Es también la fragilidad de un sistema de extracción de una fuente, que se basa en la utilización intensiva de otra fuente (el petróleo o el gas), bien para su exploración, su extracción, su lavado y refino, su trituración, su transporte y su distribución, en sus diferentes aplicaciones.
El carbón no puede saciar el apetito mundial por quemar, los suministros escasean, la subida de precios sobrepasa a la del petróleo y los exportadores estadounidenses se benefician


Por Steven Mufson y Blaine Harden
Corresponsales del Washington Post
Jueves, 20 de marzo de 2008

Considerado durante mucho tiempo abundante, fiable y como fuente de energía relativamente barata, de repente el carbón empieza a escasear y se da una elevada demanda a nivel mundial

Una inoportuna confluencia de mal tiempo, fallidas políticas energéticas, bajos niveles de existencias y el crecimiento voraz del apetito asiático han colocado los precios spot del carbón un 50 por ciento o más, en los últimos cinco meses, sobrepasando en su escalada a los precios del petróleo.

Los signos de una crisis del carbón se han presentado desde las bocas de las minas a las puertas de las fábricas y a los cuartos de estar: unos 45 buques se agolpaban en los puertos australianos esperando las entregas de carbón que las lluvias torrenciales habían limitado. China y Vietnam, que han crecido con fuerza a base de exportar bienes, eliminaron de forma abrupta sus exportaciones de carbón, mientras que las demandas importadoras de India están creciendo y ha habido oleadas de apagones en Sudáfrica y en la isla más poblada de Indonesia, en Java.

Mientras tanto, las compañías mineras están disfrutando de unas ganancias inesperadas. Los vagones en los Apalaches van rebosando de carbón para las exportaciones y las viejas minas de carbón de Japón han vuelto a abrir o se están ampliando. Los compradores de carbón europeos o japoneses, preocupados por los futuros suministros, han comenzado a cerrar contratos a largo plazo a precios altos y el acero y el cemento mundiales ya han subido, alimentando la inflación.

En los EE. UU. ésta repentina prosperidad de los precios y las exportaciones de carbón, ha contribuido a reducir el déficit comercial, que disminuyó por primera vez el año pasado desde 2001.

El valor de las exportaciones de carbón, que supone el 2,5 por ciento de todas las exportaciones de EE.UU., creció el 19 por ciento el año pasado, hasta alcanzar los 4.100 millones de US$, dijo la Asociación Nacional Minera. Este año se espera un aumento aún mayor.

Eso significa, aunque sea de una forma muy reducida, que los mayores ingresos de las exportaciones de carbón de los EE. UU. ayudaron indirectamente a la economía estadounidense a cubrir los costes de los iPods de China, de las pantallas planas de Japón y de la maquinaria alemana. El todavía gigantesco déficit comercial de la mayor potencia industrial del mundo, a comienzos del siglo XXI, fue ligeramente aliviada por un combustible de la época de las páginas de Charles Dickens

Estos grandes cambios en los precios del carbón y de otros bienes son normales. Pero aunque el precio del carbón ha caído ligeramente en las pasadas semanas, muchos analistas y compañías se están preguntando si estos altos precios van a permanecer. A medida que los pobres del mundo se van sumando a las clases medias, conectados a las redes eléctricas y comprando más bienes de consumo, crece la demanda de carbón. El consumo mundial de carbón ha crecido un 30 por ciento en los últimos 6 años, dos veces más que cualquier otra fuente de energía. Supone (el carbón)unos dos tercios del suministro de combustible de las plantas de generación eléctrica y apenas poco menos de un tercio va a usos industriales, la mayor parte a los fabricantes de acero y de cemento.

Se está viendo que resulta difícil hacer frente a la creciente demanda. Para mantener su papel de productor mundial de ultimo recurso, los Estados Unidos tendrán que hacer grandes inversiones en minas, ferrocarriles y puertos.

“Creemos que los mercados mundiales actuales tienen piernas”, dijo Thomas F. Hoffman, vicepresidente de Relaciones Externas de Consol Energy, uno de los mayores productores estadounidenses de carbón. Consol está intentando decidir su aumentar su producción en sus minas de los Apalaches y añadir capacidad al puerto de Baltimore.

“Estamos en un punto en el que nos estamos quedando sin capacidad”, dijo David Khani, un analista del carbón en Friedman, Billings, del grupo Ramsey. Compara al mercado del carbón con el mercado del petróleo. Para el carbón, añade “no hay precedentes”

Si los altos precios se mantienen, ello elevaría el coste de la electricidad estadounidense, la mitad de la cual se genera el plantas alimentadas con carbón.

Sea caro o no, el carbón es casi siempre más sucio al quemarse que cualquier otro combustible fósil. Aunque su uso supone un cuarto del consumo de energía mundial, genera el 39 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono producidas por la energía. Las preocupaciones por el cambio climático, podrían llevar en muchos países a legislaciones que impusieran mayores costos a aquellos que quemasen carbón, forzando a las plantas y a las empresas y fábricas a ser más eficientes y a reducir su uso.

Los climatólogos advierten que sin tecnología para capturar y almacenar las emisiones de dióxido de carbono, seguir quemando carbón podría ser desastroso.

El feroz apetito de China

China, el mayor consumidor de carbón del mundo, quema más carbón que la suma de los EE.UU., la Unión Europea y Japón. Y su consumo aumenta alrededor de un 10 por ciento por año. En 2006, llegó a instalar plantas con más capacidad que la de toda Gran Bretaña.

China tiene vastas reservas de carbón, pero su creciente apetito ha desbancado a su producción. En enero de 2007, importó más carbón del que exportó, por primera vez, según datos gubernamentales.

La logística del carbón chino es trágica. Los mayores yacimientos se encuentran en el interior y en el norte, mientras las industrias de crecimiento más rápido están en el sur y a lo largo de las costas. Todo ese transporte tensiona a las líneas de ferrocarril, la mitad de las cuales están dedicadas al transporte de carbón.

Cuando las ventiscas golpearon este invierno, los envíos se pararon, las reservas se redujeron a la mitad de sus niveles normales y el gobierno suspendió las exportaciones durante dos meses. El viernes, emitió la primera licencia de exportación de 2008. Debido a esta escasez, se racionó la electricidad en 17 provincias, la mayoría de ellas en el sur.

Guandong Taini Cement dijo que no se le permitió utilizar la electricidad desde las 7 de la mañana hasta mediodía y desde las 5 de la tarde hasta la media noche. “Estamos obteniendo apenas el 60% de la electricidad a la que estamos acostumbrados”, dijo Chen Jijing, director del departamento de fabricación de la empresa.

Incluso antes de las tormentas, los apagones eran frecuentes, como resultado de las embarradas políticas energéticas.

China ha hecho poco para contener la demanda. De hecho, el gobierno ha tenido tasas de aumento de la electricidad muy limitadas durante años, animando a una mayor utilización. Debido a su preocupación por la inflación rampante, el pasado 10 de enero Beijing volvió de nuevo a las medidas de corte comunista, congelando los precios de la electricidad, a pesar de que los precios del carbón y el petróleo se habían disparado.

“La política actual de precios anima a los ciudadanos y a las compañías a consumir electricidad, porque es muy barata. No hay presión para que utilicen los recursos energéticos de forma eficiente”, dijo Ping Xinqiao, un profesor de economía de la Universidad de Beijing.

LA enorme demanda de carbon ha creado incentivos para fomentar las operaciones en pequeñas minas de carbón ilegales, que son muy peligrosas y altamente contaminantes. El gobierno ha cerrado unas 11.155 minas de este tipo desde 2005, lo que ha perjudicado más los suministros.

En India, la política frente a la demanda

India también se apoya en políticas energéticas anticuadas, mientras trata de satisfacer una demanda explosiva. La economía crece a un 8 ó 9 por ciento al año y hacia 2012 la India espera añadir 76.000 MW de potencia, según Upendra Kumar, un miembro del comité minero de la Confederación de Industrias Indias.

Pero el 94 por ciento de la minería del carbón de India está en manos de empresas operadas por el gobierno. La mayor, Coal India, produce las cuatro quintas partes del carbón del país. Los precios se mantienen bajos por la preocupación del gobierno a los levantamientos sociales.

“Nuestros precios del carbón son hoy un 40 por ciento inferiores a los precios internacionales del carbón”, dijo K. Ranganath, director de Marketing de Coal India. Y como hace notar, “Cuánto más bajos son los precios, mayor es la demanda”

Esto desanima también a las inversiones. Aunque las reservas de carbón de la India son vastas, no se han desarrollado por completo. El gobierno confía en aumentar la producción de carbón en un 50 por ciento hacia 2012 y cuadruplicarla para el 2030. Aún así, ello exigiría unas inversiones enormes. Los expertos señalan que los yacimientos de carbón de la India son profundos y difíciles de extraer. La dilapidada infraestructura ferroviaria es otro obstáculo; el carbón de India tiene que viajar un promedio de 717 Km para llegar a las plantas y a los usuarios industriales, dijo D. P. Seth, secretario suplente del Ministerio del Carbón de India.

El resultado es que la India espera importer 51 millones de toneladas hacia 2012, casi tanto como las exportaciones estadounidenses del año pasado. Hacia 2022, las importaciones podrían aumentar a 136 millones de toneladas, dijo Kumar.

Los países en desarrollo no son los únicos que están utilizando más carbón. Entre los años 80 y 90, el consumo británico de carbón cayó cuando se descubrieron nuevas fuentes de petróleo y gas natural en el Mar del Norte. Sin embargo, la tendencia se ha invertido y el consumo de carbón ha aumentado de forma continua en los últimos seis años, incluyendo un salto del 9 por ciento entre 2005 y 2006. El carbón ha sobrepasado de nuevo al gas como el principal combustible para las plantas de generación eléctrica.

Sin embargo, las minas británicas que George Orwell describiera hace setenta años como “Mi propia imagen mental del infierno”, son mucho menores de lo que un día fueron. La capacidad de producción minera cayó durante los años 80 y 90, en lo que se llamó “dash for gas” (algo así como “salir pitando a por el gas”. N. del T.) Ahora Gran Bretaña importa carbon de Rusia, Australia, Colombia, Suráfrica e Indonesia.

A merced de la Naturaleza

A veces se necesita un acto de la naturaleza para desvelar algunos errores humanos y políticos. El frágil equilibrio de los sumnistros de carbón en Asia ha quedado en evidencia este invierno, con inundaciones repentinas y lluvias torrenciales en la principal nación productora de Asía, Australia. Las inundaciones hicieron que seis grandes productores de Queensland tuviesen que declarar “fuerza mayor” una cláusula contractual que les permite incumplir las entregas de carbón por sucesos que caen fuera de su control. Esas compañías son rio Tinto, BHP Billiton y Xstrata.

Unos 45 barcos se apilan en dos de los mayores puertos carboníferos de Australia, esperando las entregas de las minas. Los retrasos de las cargas oscilan entre los 20 y 28 días. Se calcula que el sector tardará meses en recuperarse. Los trabajadores todavía están drenando el agua y el barro que se introdujo por los agujeros abiertos y reparando maquinaria y carreteras.

Los problemas de Australia han contribuido al disparo de los precios asiáticos para entrega inmediata, para el carbón de coke, utilizado para la producción de hierro y acero. Están llegando a ser tres veces el precio actual de los contratos de 98$.

Suráfrica, que generalmente acude al rescate asiático, estaba luchando con sus propios problemas de suministro. La empresa pública Eskom, dejó que las reservas de carbón cayeran y sencillamente las plantas se quedaron sin ellas. Los cortes de electricidad dejaron al país tambaleante. También las fuertes lluvias humedecieron las montañas de carbón, haciendo más difícil el quemado eficiente de las pocas reservas que había.
Los cortes recurrentes obligaron a la industria minera a cerrar durante varios días. En medio de esta debacle política, Eskom optó por volver a abastecer sus stocks de carbón, un movimiento que se comió las cantidades que había disponibles para la exportación.

El atasco australiano coincide también con severos cortes en las exportaciones de carbón de Vietnam, un suministrador calve de Japón y de China. Vietnam subirá este año las tarifas de las exportaciones de carbón para recortarlas aproximadamente en un tercio. El objetivo es dejar el carbón para sus necesidades nacionales. El año pasado Vietnam exportó 32,5 millones de toneladas de su producción total de 41,2 millones de toneladas.

El ministerio de Industria de Vietnam ha recomendado en sus informes al primer ministro del país una suspensión total de las exportaciones a partir de 2015.

Los precios estrujan a Asia

Las consecuencias de esta oferta tan ajustada se están sintiendo en toda la región y no se limitan a los países en desarrollo.

Los precios en aumento del carbón están exprimiendo a Japón y a Corea del Sur, que dependen en gran medida de las importaciones de energía. El golpe más duro, con mucho, es para las empresas del acero. Se necesitan aproximadamente 1,5 toneladas de carbón para hacer una tonelada de acero. Los productores de acero, a su vez, aumentan los precios a los fabricantes de automóviles y a otros fabricantes, que en algún momento, terminan pasando estos costes a los consumidores.

La Japan's Nippon Steel, la JFE Holdings, y la South Korea's Posco llegaron a un acuerdo el mes pasado para aumentar los precios del carbón un 65 por ciento, por el que pagarán al gigante minero brasileño Vale 78,90 US$/tonelada de los 47,81 US$ anteriores. Fue el primer gran acuerdo del año de la industria y podría sentar un precedente global para los materiales con los que producir acero; un día después de que se anunciase el acuerdo, el ministro japonés de Industria, Akira Amari dijo que estaba preocupado por el crecimiento del país.

Los productores japoneses de acero también compraron el mes pasado del mercado de entregas inmediatas (spot markets), comprando carbón de coke de los EE. UU. por primera vez desde 2005, según Nihon Keizai Shimbun, un periódico de negocios japonés. Se dijo que los hornos estaban pagando unos 350 US$ la tonelada para el carbón estadounidense, que es unas tres veces el precio del carbón que se compraba en Australia el año pasado.

Nippon Steel ha dicho que planea subir los precios de las láminas y planchas de acero entre un 10 y un 20 por ciento, reflejando así costes más altos del carbón y del mineral de hierro. Los constructores de buques han trasladado los aumentos de los costes del acero a sus clientes. Y en el sector industrial de la maquinaria de construcción, Shin Caterpillar Mitsubishi y Kobelco Construction Machinery subieron todos sus precios en enero, argumentando las subidas en los costes de los materiales.

Nippon Steel has said it plans to raise prices for steel sheet and plate by 10 to 20 percent, reflecting the higher costs of iron ore and coal.
Shipbuilders have been passing higher steel costs on to their customers.
Premio gordo para las empresas mineras

Para las empresas mineras del carbón, la crisis es una bonanza

El disparo del precio ha resucitado las minas de Hokkaido, durante mucho tiempo despreciadas, en una región del norte de Japón que ha estado produciendo carbón durante más de un siglo. Dado que los precios mundiales del carbón se han más que duplicado, las minas japonesas se han hecho competitivas de golpe y están llamando la atención de plantas y compañías que utilizan el carbón como fuente de energía.

La Hokkaido Electric Power Company ha duplicado sus pedidos este año de las minas de Hokkaido, de 500.000 a 1 millón de toneladas. Las minas no pueden producir suficiente carbón para hacer frente a las nuevas peticiones.

En los Estados Unidos, es difícil conseguir licencias y dinero prestado para acometer nuevas plantas de carbón. Pero el director ejecutivo de Peabody Energy, Gregory H. Óbice dice que la demanda exterior mantendrá la producción minera. “El carbón es el combustible sostenible más capaz de cubrir el hueco que surge del aumento de la demanda y de las escasas y costosas alternativas”, dijo en una conferencia el mes pasado.

Khani, el analista de FBR, dijo que “la utilización del carbón se ha ampliado, desde la producción de vapor y acero a producir líquidos (combustibles) y productos químicos partiendo de él”, lo que dijo que esto haría enlazar los precios del carbón a los del petróleo y del gas natural también. Dados los recientes precios del petróleo, esto podría significar también altos precios para el carbón.

Y esto, a su vez, podría frenar el crecimiento económico de los EE. UU. y mundial y contribuir a un renovado ataque de “estagflación”. Los precios en aumento de los bienes “crean límites reales al crecimiento económico futuro en el Reino Unido y en otros sitios”, dijo Shaun Chamberlain, un especialista en energía y cambio climático en Lean Economic connection, un instituto de investigación de Londres. “Dicho en términos industriales, nos estamos quedando sin modos de producir energía. Hemos ido saltando de una energía a otra y ahora nos estamos quedando sin ella”

Todo ello son noticias especialmente malas para los preocupados por el cambio climático. Alemania, por ejemplo, está atrapada entre su compromiso de eliminar la energía nuclear y su compromiso de recortar las emisiones de carbón. Dado que la energía nuclear supone un cuarto de las necesidades eléctricas del país, las compañías han solicitado permisos para construir dos docenas de plantas de carbón para los próximos años.

“Se llega a un punto en el que la gente dice que hay que dejar de quemar carbón”, dijo Per Nicolai Martens, director del Instituto de Ingeniería Minera de la Universidad Técnica de Aachen, en Alemania. “pero cuando se llega a este punto, es obligado preguntarse: ¿qué sucede cuando se cierra?”

En el mundo desarrollado, en el que el crecimiento es esencial, no se piensa en suprimir el carbón, especialmente cuando, en promedio, una persona en China emite un sexto y un indio menos de un décimo de los gases de efecto invernadero de un norteamericano. “El carbón seguirá siendo el rey en India. No hay otra salida”, dijo Kumar, de la Confederación de Industrias de la India. “La otra posibilidad es pedir al país que siga siendo pobre...La pregunta es ¿permitiremos la pobreza o permitiremos un poco de contaminación?”

Harden informó desde Tokio. Los corresponsales Ariana Eunjung Cha en Shanghai, Craig Timber en Johannesburg, Shannon Smiley en Berlín, Hill Colvin en Londres y Rama Lakshmi en Nueva Delhi contribuyeron a este informe.