Por Jay Hanson. www.dieoff.org. 1 de enero de 2001

Versión original en: http://dieoff.com/page193.htm

Traducido por Pedro Prieto

El Principio del Máximo Poder establece que todos los sistemas abiertos (células de Bernard, ecosistemas, la gente, las sociedades, etc.) evoluciona degradando tanta energía como sea posible de forma que permita la existencia continuada de los sistemas superiores de que forman parte.[1]
Los isleños del Este, conscientes de que estaban prácticamente aislados del resto del mundo, tienen que haberse dado perfecta cuenta de que su existencia misma dependía de los limitados recursos de su pequeña isla. Dado que era lo suficientemente pequeña para poder circundarse en un día, podían ver por sí mismos lo que le estaba sucediendo a los bosques. Aún así, fueron incapaces de encontrar un procedimiento que les permitiera un adecuado equilibrio con el entorno”.
Clive Pointing.
El hombre todavía lleva estampada en su cuerpo la indeleble huella de su humilde origen”.
Charles Darwin.

En los últimos 100 años, los gobiernos han asesinado alrededor de 170 millones de personas [2]. El “Principio del Máximo Poder” y la teoría de la evolución explican por qué ha sucedido esto y también por qué el pico de la producción global de petróleo (que se estima tendrá lugar hacia el 2005) conduce directamente a una nueva era de guerras generalizadas con miles de millones de víctimas.

Para entender nuestro futuro, debemos entender primero la historia de nuestra evolución. Es difícil de entender, porque estamos genéticamente programados contra el conocimiento de nuestra propia naturaleza. Pero si prestamos atención a los siguientes párrafos, aprenderemos algo sobre la familia y los amigos; también aprenderemos la terrible verdad de nuestro futuro común.

La teoría de la evolución biológica

De repente me quedó clara la forma más imaginativa de ver la evolución y el modo más inspirado para transmitirla. Consistía en decir que todo está en los genes. Son los genes los que por su propio bien, manipulan los cuerpos que constituyen. El organismo individual es apenas una máquina de supervivencia para sus genes”.
Richard Dawkins.

Vea la acción sin la banda sonora y la verdad se hará evidente
Reg Morrison.

La mayoría de las personas tienen una visión incorrecta (una caricatura [3] o versión de científicos sociales) de la teoría de la evolución. La verdad es que Darwin era un naturalista y seguramente el mayor observador de todos los tiempos. El gran científico ideó una teoría para explicar sus observaciones del entorno natural. El término “Neo-Darwinismo” se refiere a la moderna teoría de la evolución. El Neo-Darwinismo no es reduccionista (estudiado fuera de contexto) ni debe confundirse con el “Darwinismo social”, que es una ideología política.

Uno de los más reputados biólogos de la evolución ha definido ésta de la siguiente forma:

La evolución biológica…es un cambio de las propiedades de organismos que trascienden la vida de un simple individuo. La ontogenia de un individuo no se considera evolución; los organismos individuales no evolucionan. Los cambios en las poblaciones que se consideran evolutivas son aquellos que se heredan a través del material genético de una generación a otra. La evolución biológica puede ser ligera o profunda; alcanza desde cambios mínimos en la proporción de los alelos en una población determinada (tales como los que determinan un tipo de sangre) a las sucesivas alteraciones que condujeron desde los primeros protoorganismos a los caracoles, abejas, jirafas y dientes de león”. [4]

Es importante recalcar que la evolución biológica se refiere a poblaciones y no a individuos y que estos cambios deben poder ser pasados a la siguiente generación. En la práctica, esto significa que la evolución es un proceso que implica cambios hereditarios en una población a lo largo de muchas generaciones.

La evolución es tanto una teoría como un hecho observable. Teorías y estructura de las ideas que explican e interpretan los hechos. Los hechos no se desvanecen cuando los científicos debaten teorías rivales que explican mejor la realidad. Por ejemplo, la teoría de Einstein de la gravitación universal reemplazó a la de Newton en este siglo, pero la gravedad todavía existe. Esto mismo sucede con la evolución:

“Los perros son un ejemplo tan dramático como familiar de variedad genética entre los diferentes miembros de una especie. A pesar de su gran variedad en tamaño y apariencia física, son todos miembros de la misma especie. Los perros ilustran también los efectos genéticos en el comportamiento dentro de una determinada especie. Aunque las diferencias físicas son de lo más obvio, los perros se han criado durante siglos, tanto por su comportamiento como por su aspecto. En 1576, el primer libro en inglés sobre perros, clasificaba las razas basándose fundamentalmente en el comportamiento de las mismas. Por ejemplo, los “terriers” (del latín “terra”, que significa tierra), se criaban para deslizarse dentro de las madrigueras y expulsar a los pequeños animales. Otro libro, publicado en 1686, describe el comportamiento por el que se seleccionaba a los “spaniels”. Se criaban para deslizarlos sigilosamente hacia los pájaros y luego saltar para asustarlos y lanzarlos contra las redes de los cazadores. El autor de este trabajo de 1686 se mostraba especialmente interesado en el temperamento: “Los spaniels son muy cariñosos por naturaleza; haga frío o calor, esté húmedo o seco, sea de día o de noche, nunca olvidan a su amo”.

“La clasificación de los perros por su comportamiento sigue vigente hoy en día. Los perros pastores, pastorean, los cazadores cazan, los trazadores, trazan y los “pointers” señalan con un mínimo de entrenamiento. La crianza también difiere sustancialmente en tratos inteligentes o temperamentales, tales como la emotividad, la actividad y la agresividad. El proceso de selección se puede ajustar mucho. Por ejemplo, en Francia, donde los perros se usan fundamentalmente en le trabajo de granjas, existen 17 razas diferentes de perros pastores y perros cuidadores especializados en realizar estas labores. En Inglaterra, donde los perros se han utilizado básicamente para la caza, hay 26 razas reconocidas como de perros cazadores. Los perros no son un ejemplo aislado de diversidad genética, aunque si es especial la variedad de razas que se han criado intencionadamente para acentuar las diferencias genéticas. [5]

Selección natural

Aunque los principios básicos que estableció hacia el 1800 el científico británico Charles Darwin, todavía sirven como base de la teoría de la evolución, el estudio mismo de la evolución ha ido siendo refinado desde entonces, particularmente a la luz de los nuevos conocimientos genéticos que han sido posibles por los avances en biología molecular.

Los genes son compuestos químicos que marcan la combinación de más compuestos químicos. Edward tatum y George Wells Beadle investigaron la transmisión de las características hereditarias de los genes y probaron que determinados genes son responsables de determinadas enzimas y que, por tanto, los genes regulan todos los procesos bioquímicos. Por este trabajo obtuvieron de forma compartida el premio Nobel de fisiología en 1958, junto con Joshua Ledergberg.

La polilla inglesa se cita con frecuencia como ejemplo de evolución observada. Un simple gen determina de forma fundamental si el color de la polilla es claro u oscuro.

Con anterioridad a 1848, las polillas oscuras constituían el 2% de la población. Pero a finales del siglo XIX, el hollín de las fábricas inglesas oscureció el color habitualmente claro de los abedules sobre los que se posaban. En una fondo oscuro, los pájaros podían ver a las polillas claras y se las comían. El resultado fue que las polillas oscuras sobrevivieron mejor hasta la edad de reproducción y así dejaron descendencia.

En 1898, el 95% de las polillas de Manchester y otras áreas altamente industriales, eran oscuras. El cambio de frecuencia de las polillas de color oscuro, representó un cambio de los depósitos genéticos. Este cambio es, por definición, la evolución. El abundante incremento de las polillas oscuras se debió a la “selección natural” (selección por el ambiente)

La selección natural favorece los genes (o grupos de genes) que consiguen reproducir más copias; esto es, que generan el “máximo poder”, bajo determinadas condiciones ambientales. La teoría de la selección natural está bien establecida en los círculos científicos y no suele ser cuestionada.

Genes egoístas y animales generosos

Los recientes avances en la teoría de la evolución han llevado a la teoría científica del comportamiento humano o “psicología evolucionista”. En el centro de la psicología evolucionista se instala la noción de que los animales tienen una historia evolutiva que les predispone [6] a comportarse de una forma peculiar para adaptarse a la supervivencia y a la reproducción.

La teoría de la evolución acertó en la diana cuando Dawkins explicó que los animales pueden ser vistos, por analogía, como una simple vía por la que los genes hacen más genes –los así llamados “genes egoístas”- Lo que ante nosotros aparece como un comportamiento generoso (técnicamente conocido como “altruismo recíproco" [7]), proviene en realidad de los genes egoístas. Sucede de esta forma:

Supongamos que dos genes, uno de “supervivencia en las rocas” y otro de “supervivencia en la hierba”, están ambos presentes en una población de carnívoros. Cada uno de ellos es egoísta hasta el extremo de que solo se preocupa de su propia reproducción.. Cada uno de estos genes controla los hábitos de supervivencia de los carnívoros de los que forman parte.

Los carnívoros que se mueven en la hierba, fertilizan el suelo, provocan el crecimiento de la hierba, que a su vez alimenta conejos; los carnívoros comen los conejos y finalmente resultan más genes de supervivencia en la hierba. Los carnívoros que se mueven por las rocas, se morirán de hambre, lo que a su vez provoca que la cantera de genes de “supervivencia en las rocas” se agote.

Los conejos piensan que los carnívoros supervivientes son dioses benevolentes. Los carnívoros ni siquiera se plantean este extremo. Cuando se desbrozan las cosas y se elimina toda la jerga, la teoría de la evolución es sencilla y elegante.

Extralimitación, conflicto y muerte masiva

Todas las especies se expanden tanto como los recursos se lo permiten y como los depredadores, parásitos y las condiciones físicas se lo imponen. Cuando una especie se introduce en un nuevo hábitat con recursos abundantes que se habían acumulado antes de su llegada, la población se expande rápidamente hasta que se agotan los recursos. En la fabricación de vinos, por ejemplo, la población de bacterias que fermentan el mosto, crece exponencialmente hasta que sus nutrientes se acaban o los productos residuales se convierten en tóxicos”.
David Price. (http://dieoff.com/page137.htm)

Los sistemas complejos de alto orden (por ejemplo, las personas y sus instituciones) evolucionan a expensas de incrementar el desorden en los niveles superiores del sistema de jerarquías. Esto se ve habitualmente en la consecución del beneficio individual a expensas de la comunidad. Cuando los individuos optimizan sus ganancias individuales, las poblaciones experimentan el agotamiento y mueren de forma masiva.

En 1944, se llevaron 29 renos a la isla de San Mateo (St. Matthew). Los renos prosperaron o se desarrollaron mucho en aquellos ricos parajes. La isla no tenía depredadores naturales para mantener a raya a la población de renos de forma que la población de renos saltó a los 6.000 animales en los siguientes 19 años. De repente los recursos naturales se agotaron y la población cayó hasta que solo quedaron vivos 42 animales.[8]

Exactamente igual que los Isleños del Este, los renos fueron incapaces de prever un sistema que les permitiese encontrar el adecuado equilibrio con su entorno. De forma que, naturalmente, murieron también de forma masiva.

Nacidos para creer

La mente humana evolucionó hasta creer en los dioses…La aceptación de lo sobrenatural supuso una gran ventaja en la prehistoria, cuando el cerebro se estaba transformando. Esto es así en evidente contraste con la ciencia que fue desarrollada como un producto de la edad moderna y no figura en nuestros algoritmos genéticos”.
E.O. Wilson.

“BASE AÉREA DE DOVER, Delaware (CNN). Los restos de los cuatro últimos marineros que se encontraron entre los 17 muertos en el ataque al USS Cole han llegado a la base de las Fuerzas Aéreas en Dover”

La reciente tragedia del USS Cole supuso un recordatorio trágico de cómo la selección natural favorece el misticismo sobre le realismo. Ello se debe al tipo de comportamiento que genera:

Precisamente lo que creemos es inmaterial; lo que importa es el tipo de comportamiento que genera. Esta asombrosa diversidad de creencias es lo que caracteriza a la Humanidad. En lo que concierne a los genes, podemos creer que el universo lo controla un hada gorda montada en una bicicleta de ruedas de queso, siempre que tal creencia nos lleve a adoptar de forma eficiente comportamientos genéticamente ventajosos en todos los aspectos evolutivos, tales como la alimentación, el apareamiento, la crianza, custodia y protección familiar, de la tribu y del territorio" [9]

Si suponemos dos grupos de hombres opuestos el uno al otro en un campo de batalla para defender sus tribus (el la reserva genética), cada uno con iguales números, habilidades y armas. Un grupo cree que si mueren matando al enemigo, alcanzarán la eternidad, sentados en nubes y tocando el arpa. El otro grupo ha estudiado la teoría de la evolución y cree que dejarán de existir totalmente cuando mueran.

¿Cuál de las tribus tiene ventaja? Pues aquellos que creen en poder tocar el arpa eternamente. ¿Por qué? Pues porque aquellos que no evolucionaron para creer en dioses son menos proclives a sacrificar sus vidas por la tribu. Eso significa que los genes que favorecen el pensamiento científico tienden a desaparecer de las reservas genéticas, mientras que los genes que favorecen el misticismo se multiplican.

Puesto que estamos genéticamente inclinados a engañarnos con la creencia en los dioses (exactamente como un niño cree en Santa Claus), preferimos, de forma natural, seguir ignorantes sobre nuestra propia naturaleza. Cuando se nos enfrenta a la dura realidad, exigimos la prueba científica de que Santa Claus no existe. Desde luego, es imposible probar que Santa Claus no existe. Por eso, ignoramos la dura realidad y nos creemos que Santa (sea esta “el mercado” o alguna maravillosa nueva “tecnología”) nos traerá los regalos [10].

Nacidos para mentir

Al príncipe no le faltaron razones legítimas con las que colorear su mala fe. Se podría citar una batería de modernos ejemplos y listar los muchos tratados de paz, las muchas promesas incumplidas e ignoradas por príncipes que violaron la buena fe, con la ventaja yendo a parar a los que mejor entendían el juego. Pero se debe saber como enmascarar esta naturaleza de forma hábil y ser un gran destructor. Los hombres son tan simples e inclinados a obedecer las necesidades inmediatas que un mentiroso nunca se quedará sin víctimas por lo que haya engañado”.
Nicolás Maquiavelo.

Los estudios han mostrado que las personas no son “racionales” (en el sentido Bayesiano). Aunque hace cerca de cien años era común la noción de que las personas eran “maximizadores racionales de lo útil”, hoy día solo los economistas siguen enseñando esto. Los científicos saben ahora que el comportamiento humano es dirigido por la “irracional” química cerebral y después “racionalizada” a posteriori:

“Cuando una parte del cerebro deforma separada es sometida a pruebas en las que la mitad izquierda del cerebro no conoce la respuesta correcta, frecuentemente actuará basándose en la información que posee”. [11]

A finales de los 50 el científico social Erving Goffman, provocó una conmoción con un libro que evidenciaba cuanto tiempo perdemos todos en escena, dirigiéndonos a una audiencia u otra. A Goffman le maravillaba que una persona a veces “esté sinceramente convencida de que la impresión de realidad que representa sea la verdadera realidad”.

Lo que la moderna teoría de la evolución aporta a las observaciones de Goffman es una explicación de la función práctica de la autodecepción: nos mentimos a nosotros mismos para mentir mejor a los demás. En su introducción al libro de Richard Dawkins “El gen egoista” (“The selfish gene”), Robert Trivers hace notar el énfasis de Dawkins en el papel del engaño en la vida animal y añadía, en un pasaje muy citado, que si “el engaño es fundamental en la comunicación animal, entonces debe existir una selección estricta para mostrar ese engaño y esto conduciría, a su vez, a seleccionar un grado determinado de autoengaño, que proporcione, con algunos hechos y motivos inconscientes, de forma que no se traicionen los sutiles signos del autoconocimiento, el engaño que se está practicando”. Por tanto, “la visión convencional de que la selección natural favorece los sistemas nerviosos, los cuales producen cada vez imágenes más precisas del mundo, debe ser una visión muy ingenua de la evolución mental”. [12]

En los negocios, en el amor y en la política, la “sinceridad” lo es todo. Si uno puede simular esto, lo ha conseguido:

Existen otras dos grandes esferas en las que la presentación de uno mismo y la percepción de los demás, tiene grandes repercusiones darwinianas: el altruismo recíproco y la jerarquía social. Aquí, como con el sexo, la honestidad puede resultar en un gran fiasco. De hecho, el altruismo recíproco y la jerarquía social pueden ser conjuntamente responsables de la mayoría de los actos deshonestos de nuestra especie y a su vez, también, con seguridad, de una buena parte de las actuaciones deshonestas de todo el reino animal. Estamos lejos de ser la única especie deshonesta, pero somos probablemente la más deshonesta, solo por el hecho de que somos los que más hablamos. [13]

PREGUNTA: Señor Presidente, si hay muestras de semen suyas en un vestido de la señorita Lewinski ¿cómo podría explicar esta situación?

CLINTON: Yo no creo que haya violado la definición de relación sexual que me ha sido dada, al tocar aquellas partes de su cuerpo con el intento de excitar o satisfacer. Y eso es todo lo que tengo que decir. [14]

El biólogo Lyall Watson resume el criterio universal dominante: 1) “ser agradable a los conocidos”; 2) “ser desagradable con los desconocidos”; 3) Miente siempre que sea posible. Bajo la tercera regla nos encontramos con el engaño intrincado por el que las plantas y los animales eluden a sus depredadores, capturan a sus presas, se aseguran los servicios sexuales y en el caso del Homo Sapiens, obtienen cargos públicos.

Nacidos para la política

El problema es, desde luego, que no solamente se trata de bancarrota económica, sino que no ha sido otra cosa que política disfrazada…la economía es una suerte de daño cerebral”.
Hazel Henderson.

Ninguna otra disciplina intenta hacer que el mundo actúe como cree que el mundo debería actuar. Pero es evidente que lo que el Homo Sapiens hace y lo que el Homo Economicus haría son a menudo cosas muy diferentes. Esto no implica que el modelo básico esté equivocado, como supondría en cualquier otra disciplina. Esto solo significa que se están llevando a cabo acciones para forzar al Homo Sapiens a doblegarse al Homo Economicus. De esta forma, en vez de ajustar la teoría a la realidad, se está ajustando la realidad a la teoría”.
Lester Thurow.

La política es un intento de imponerle a uno a actuar en una determinada dirección, sea mediante recompensa o castigo. Todos los animales sociales han nacido para ser políticos.

Los modernos científicos descubren el conocimiento del mundo real mediante la visualización de las interacciones físicas y después probarse a sí mismos que estaban equivocados con los experimentos. Esto se conoce como el principio de “falsificación”. Si los científicos no pueden probarse a sí mismos que están equivocados, entonces es que pueden estar en lo cierto.

Cientos de experimentos han probado que no somos científicos por naturaleza, que lo que somos es políticos. Pero adoptamos de forma natural una “estrategia de falsificación” en relación con los aspectos sociales y una “estrategia de confirmación”, respecto a los asuntos del mundo real:

"Considérese en primer lugar un fenómeno que yo denomino el efecto deontológico en el razonamiento humano (Cummings 1996b, 1996c). El razonamiento deontológico es el que debate sobre derechos y obligaciones; esto es, el razonamiento sobre lo que está permitido, lo que es obligado o está prohibido hacer (Hilpinen, 1981; Manktelow & Over 1991). El razonamiento deontológico contrasta con el razonamiento indicativo, que es aquel que razona sobre lo que es verdadero o falso. Cuando se razona sobre las reglas deontológicas (las normas sociales), los seres humanos adoptan espontáneamente una estrategia de detección de la violación: comienzan a buscar estafadores o violadores de normas. Por contraste, cuando se razona sobre la verdad de las proposiciones sobre el mundo, se adopta espontáneamente una estrategia de búsqueda-confirmación. Este efecto es evidente en niños de hasta 3 años de edad (Cummings 1996ª; Harris & Nuñez, 1996) y ha sido observado en cientos de experimentos sobre razonamiento adulto a lo largo de cerca de 30 años, convirtiéndolo en uno de los efectos más fiables en la literatura psicológica (see Cummings, 1996b, 1996c, y Oaksford &Chapter, 996 para revisiones sobre este tipo de literatura)" [15]

Nuestra mente no es como un ordenador de uso general que puede cambiar de Word a Excel o Autocad instantáneamente; por el contrario, es una muy complicada agrupación de “wetware” (neuronas, dendritas, respuestas endocrinas, neurotransmisores, receptores, etc.) que viene de fábrica preparada para actuar políticamente:

“La hipótesis de la inteligencia social propone, como principio, que las habilidades cognitivas distintivas de los grandes cerebros de los primates (en particular de los antropoides) evolucionaron mediante una espiral de carrera de armas, en la que los competidores sociales desarrollaron crecientes estrategias de tipo maquiavélico” [16]

En breve, el logro biológico de la mente de cualquier animal social es la “máximo poder social” para reproducir tantos de los genes creados como sea posible y la herramienta más importante de cada animal social es la política.

Los científicos han descubierto que la forma en que pensamos y lo que pensamos provocan cambios profundos en nuestro “wetware” cuando está madurando. Es más, esos cambios quedan más o menos fijos o indelebles (“hardwired”) hacia los 25 años. En definitiva, el cerebro es como los músculos: o se usa o se estropea.

Todos los doctores, ingenieros y mecánicos que resuelven con éxito problemas en el mundo, emplean una variedad de técnicas de “visualización y falsificación”; por ejemplo, “descartar cosas” y de esta forma desarrollan el “wetware” exigible para verse a sí mismos como parte del sistema de soporte de la vida en el planeta. Por contraste, los científicos sociales no resuelven problemas del mundo real y nunca llegan a desarrollar el adecuado “wetware”. Resumiendo, lo que sucede es que no poseen el cerebro para hacerlo.

¡Ahora sabemos por qué los Isleños del Este fueron incapaces de prever un sistema que les permitiese alcanzar el equilibrio con su entorno! Es debido a que los políticos les dirigían y los políticos nunca desarrollan el “wetware” necesario para ver lo que le están haciendo a los sistemas que sustentan la vida. Es más, incluso aquellos individuos que habían desarrollado el “wetware” necesario, fueron polarizados de forma natural contra la realidad y a favor del misticismo.

Lo que le sucedió a los Isleños del Este se veía venir. Naturalmente, nos sucederá también a nosotros.

Nacidos para matar

La guerra es una estrategia reproductiva del macho. Lo único que se necesita es que cuando el agresor luche, gane más veces que pierda
Michael P. Ghiglieri

Una multitud desordenada y corrupta puede ser fácilmente conducida por la senda adecuada con el discurso de alguna persona respetable, pero un mal príncipe no va a ser convencido por las palabras de nadie y el único remedio a esta situación es el frío acero”.
Nicolás Maquiavelo.

El Principio del Máximo Poder (PMP) establece que todos los sistemas abiertos (Células de Bernard, ecosistemas, personas, sociedades, etc.) evolucionan hasta degradar tanta energía como pueden, mientras sirvan a la continuidad de sistemas de mayor rango de los que forman parte. Así, el PMP dirige la evolución y es coherente con la moderna teoría de la evolución.

El PMP sugiere que según los sistemas se apartan del equilibrio, aprovecharán todos los medios disponibles [17]para resistir las reducciones de potencia impuestas externamente. Como sugiere el PMP nosotros, los animales sociales, hemos nacido para matar:

“La estructura social de los chimpancés sería única si no fuese porque los humanos actúan de forma similar. Esto no es una coincidencia. Según la mayoría de los criterios taxonómicos, los chimpancés y los seres humanos son especies gemelas. En general, la sociedad de los chimpancés es no solamente machista (todos los machos adultos dominan sobre las hembras), sino que además es xenófoba hasta el extremo de llegar a matar a los machos foráneos, a muchas crías e incluso a algunas hembras viejas que osen entrar en su territorio. Para algunos lectores, el uso que hago de la palabra guerra puede parecerles demasiado fuerte para describir lo que los grupos de machos tribales hacen. Pero los brutales asesinatos, sistemáticos, prolongados, deliberados y conjuntos de los machos cuando se aventuran en una comunidad ajena, además del asesinato genocida y frecuentemente caníbal de muchas de las camadas, seguidas por la usurpación de las parejas de los machos y la anexión de parte del territorio, igualan o exceden los instintos más bajos que poseen los humanos cuando se embarcan en una guerra.

Los chimpancés salvajes revelan el contexto natural de la territorialidad, guerra, cooperación entre machos, solidaridad, reparto, nepotismo, sexismo, xenofobia, infanticidio, asesinato, canibalismo, poligenia y competición por el apareamiento entre grupos tribales de machos; comportamientos que han evolucionado a través de la selección natural. Es también significativo el hecho de que ninguno de estos monos aprendió estos violentos comportamientos por haber estado viendo la televisión o por ser víctimas de carencias sociales –escuelas pobres, casas destrozadas, malos padres, consumo de drogas, fácil acceso a las armas o cualquier otra condición sociológica. ninguno de estos monos ha sido empujado a la guerra por razones políticas, religiosas o de ideología económica; ni siquiera por la retórica de un demagogo loco. Tampoco estaban buscando una identidad o forzados por presiones extrañas. Estaban simplemente obedeciendo a sus instintos, codificados en la psiquis del macho, que les dicta que deben ganar a otros machos”. [18]

El PMP indica que cuando las tribus se enfrentan a una reducción de recursos básicos, se lanzarán a una guerra con las tribus más débiles:

El analista bélico Stanislaw Andrewski concluyó que el arranque de la mayoría de las guerras es el hambre, o un simple descenso del acostumbrado nivel de vida. Los antropólogos Carol y Melvin Ember estudiaron durante seis años las guerras que hubo a finales de los años 80 entre 186 sociedades preindustriales. Se centraron en las fechas previas a los contactos, confiando obtener los datos más limpios y menos distorsionados que fuera posible. Parece que Andrewski tenía razón. La causa más común de guerra, el descubrimiento de Ember, fue que las guerras se debían al temor a quedarse privados de algo. Las victorias, en las guerras que estudiaron, casi siempre tomaron territorio, alimentos y/o otros recursos fundamentales de sus enemigos. Es más, los desastres impredecibles, tales como sequías, plagas, inundaciones o olas de frío, que trajeron penalidades, provocaron más guerras que la escasez crónica.

Esto también se verifica entre las naciones modernas. En 1993, el científico político Thomas E Homer-Dixon, Geffrey H. Boutwell y George W. Rathjens examinaron las raíces de los conflictos globales recientes y concluyeron que hay evidentes lazos causales entre la escasez de recursos renovables y la violencia. En resumen, que muchas guerras parecen ser un descomunal robo de los recursos vitales de otras comunidades." [19]

Cualquier así llamado “motivo” que se ofrezca para eliminar a la competencia (por ejemplo, empleos, empleos y empleos) no es otra cosa que una “racionalización” diseñada para obtener la aprobación social por la defensa de los genes propios:

“Jim Baker intentó explicar las motivaciones económicas de la invasión de Irak por los EE.UU. diciendo que el asunto eran “empleos, empleos y empleos”. Inmediatamente la prensa cayó sobre él”…”en realidad, Jim estaba solamente haciéndose eco de lo que ya había estado yo declarando… de un asunto que yo mismo había sacado a colación en un discurso a mediados de agosto. No hay incoherencia”. Presidente George Bush padre [20].

¡Somos verdaderamente unos rematados asesinos! Es muy difícil de creer que hemos sacrificado tantos congéneres en los últimos 100 años:

PAÍS

AÑOS

ASESINADOS

URSS

1917-1987

61.911.000

República Popular China

1949-1987

35.236.000

Alemania

1933-1945

20.946.000

China (Kuomintang)

1928-1949

10.075.000

Japón

1936-1945

5.964.000

China (Soviets de Mao)

1923-1949

3.466.000

Camboya

1975-1979

2.035.000

Turquía

1090-1918

1.883.000

Vietnam

1945-1987

1.670.000

Polonia

1945-1948

1.585.000

Pakistán

1958-1987

1.503.000

Yugoslavia (Tito)

1944-1987

1.072.000

Corea del Norte

1948-1987

1.663.000

Rusia

1900-1917

1.066.000

China (Señores de la Guerra)

1917-1949

910.000

Turquía (Atartuk)

1919-1923

878.000

Reino Unido

1900-1987

816.000

Portugal (Dictadura)

1926-1982

741.000

Indonesia

1965-1987

729.000

Asesinatos varios

1900-1987

13.636.000

TOTAL ASESINADOS

1900-1987

169.202.000

¡Llegaremos a hacerlo mejor en los próximos 100 años! ¡Llegaremos a matar miles de millones!

La tragedia

Para el hombre libre, el país es el conjunto de individuos que lo componen…El hombre libre no admite logro nacional alguno excepto si proviene de la opinión general de los logros que los ciudadanos proveen de forma colectiva. No reconoce otro propósito nacional que el de la opinión general de los fines en los cuales los ciudadanos se afanan”.
Milton Friedman. CAPITALISMO Y LIBERTAD (“CAPITALISM AND LIBERTY”)

Bien podemos llamarlo ‘La tragedia del pueblo’ utilizando la palabra tragedia como hacía el filósofo Whitehead: ‘La esencia de la tragedia dramática no es la desgracia. La tragedia reside en la solemnidad del implacable rumbo de las cosas”.
Garret Hardin. LA TRAGEDIA DEL BIEN COMÚN (“THE TRAGEDY OF COMMONS”)

La estructura general de la política norteamericana es algo parecido a lo siguiente (no se trata de un modelo, sino de algo “heurístico”):

En una sociedad que, como la nuestra, se denomina “libre”, los individuos tienden a tomar posiciones en el sistema en las que puedan aumentar su inclusión de la forma más idónea. Por ejemplo, la “elección por aclamación popular” tenderá a elegir a aquellos que son los mejores mentirosos y a los menos realistas.

La estructura de nuestro sistema social tenderá a reforzar sus centros de poder hasta que se quede sin energía y entonces colapsará, como ya han hecho otras civilizaciones en el pasado. [21]

En su libro clásico “La tragedia del Pueblo” [22], Garret Hardin explica la razón última de que las comunidades se encaminan siempre hacia la tragedia. Su propia libertad les termina trayendo la ruina:

Imaginen un pastizal como un sistema abierto a todo el mundo. La capacidad de carga de este pastizal es de 10 animales. Hay diez ganaderos, cada uno de los cuales posee un animal para su engorde y venta en el mercado. En otras palabras, los diez animales consumen ahora el total de lo que el pastizal puede producir.

Harry (uno de los ganaderos) añadirá un animal más al pastizal, si con ello puede obtener un beneficio. Detrae el coste original del nuevo animal del supuesto precio de venta del animal ya engordado y considera el coste del alimento. Añadiendo un animal más a la manada implicará menos alimentos para cada uno de los animales ya existentes, pero dado que Harry solo posee un décimo de la cabaña, solo pagará un décimo de este coste. Harry decide “explotar” (hacer el mejor uso de) la zona comunal, de forma que añade el animal y realiza el beneficio.

Los márgenes de beneficio, al reducirse, fuerzan a otros ganaderos a dejar el negocio o a añadir más animales también. El proceso de explotación mutua continúa hasta que la sobreexplotación y la erosión destruyen los pastos (el sistema) y todos los ganaderos se arruinan.

Lo que es más importante, Hardin muestra el defecto clave de los bienes comunes: todos los participantes deben acordar conservar el bien común, pero uno solo puede forzar la destrucción del resto. Aunque Hardin describe la explotación de un pasto común no regulado por los seres humanos, los principios del bien común y del “pasto” aplican a toda nuestra sociedad.

La llamada “propiedad privada” es parte indisoluble de nuestro patrimonio común, porque es parte de nuestro sistema de supervivencia y de los sistemas sociales. Los dueños alteran las propiedades básicas de nuestros soportes vitales y sistemas sociales cuando alteran la tierra para “realizar un beneficio” (por ejemplo, cubrir la tierra con maíz o con cemento).

Las municipalidades, ciudades y estados son patrimonio común en el sentido de que a nadie se le puede negar la entrada. Cualquiera puede acceder a ellas y reclamar que son patrimonio común. Se pueden entender los “beneficios” como un bien común, cuando cualquier Corporación, de cualquier lugar del mundo, reduce sus beneficios para competir por clientes con los pequeños negocios locales.

Se pueden ver los “salarios” como un bien común, cuando un número determinado de trabajadores, de cualquier lugar del mundo, entran en nuestra comunidad y fuerzan los salarios a la baja cuando compiten con los trabajadores locales por el empleo. La misma gente deviene en bien común, cuando son explotados por otros. Dondequiera que uno mire, puede ver la tragedia. No hay una solución tecnológica al problema del bien común, pero los gobiernos pueden actuar para limitar el acceso al bien común, con lo que en ese momento, deja de serlo.

En el sistema político basado en el dinero privado que nos hemos dado en Norteamérica, todo (incluyendo a las personas) deviene en bien común, porque el dinero es el poder político y todas las decisiones políticas son, en realidad, económicas. En otras palabras, no tenemos un sistema político, sino solamente un sistema económico: todo está a la venta. Esto hace que los EE.UU. sean un gigantesco bien común que será explotado hasta que quede destruido.

El fin del petróleo

El petróleo ha dirigido, literalmente, la política exterior y de seguridad en las últimas décadas. Hacia el principio de este siglo, provocó la división de Oriente Medio después de la Primera Guerra Mundial. Impulsó a Alemania y a Japón a extender sus tentáculos más allá de sus fronteras; el embargo árabe del petróleo; la guerra entre Irán e Irak; la guerra del Golfo. Esto está muy claro”.
Secretario de Estado de Energía, Bill Richardson. 9 de diciembre de 1999

Uno de los aspectos más importantes de la energía es su “calidad”. Cada tipo de combustible tiene diferentes calidades. Por ejemplo, el carbón contiene más energía por libra que la madera, lo que hace al carbón más fácil de almacenar y transportar que la madera. El petróleo tiene mayor contenido energético por unidad de peso y arde a mayor temperatura que el carbón; es más fácil de transportar y puede ser usado en motores de combustión interna. Una locomotora diesel utiliza solo un quinto de la energía de una locomotora de vapor que se alimenta de carbón, para mover el mismo tren.

El petróleo es la forma de energía más importante que utilizamos, constituyendo aproximadamente un 40%, o 152 cuatrillones de BTU (British Thermal Units) del total del suministro de energía mundial (Departamento de Energía de los EE.UU. o Department of Energy –DOE- 1998). No hay otra fuente de energía que iguale las cualidades intrínsecas de extracción, transporte, versatilidad y coste. Las cualidades que permitieron al petróleo erigirse sobre el carbón como la fuente básica de energía en el mundo industrializado a mediados de este siglo, son tan importantes todavía hoy como lo fueron entonces. Una de las muchas ventajas del petróleo es que es entre 1,3 y 2,45 veces más económico por kilocaloría que el carbón. [23]

Los expertos en petróleo, Colin Campbell, Jean Lahèrrere, Brian Fleay, roger Blanchard, Richard Duncan, Walter Youngquist y Albert Barlett, usando varios métodos, han estimado todos ellos que el cenit o pico (de producción mundial) del petróleo convencional, se alcanzará hacia el año 2005. Además el Director de Agip, ENI SpA (la compañía italiana de petróleo) y Arco han publicado estimaciones de que el pico se alcanzará en el año 2005. Parece, por tanto, una estimación fiable [24].

Los estudios muestran que no hay reemplazo para el petróleo: “Se ha publicado una reciente revisión de las perspectivas futuras. La conclusión a la que se ha llegado es que no hay un sustituto completo del petróleo, en las muchas formas en que se utiliza” [25]. Cuando el petróleo se agote, la producción alimentaria caerá a una fracción de las cifras actuales: “Si los fertilizantes, la irrigación parcial (proporcionada, en parte, por la energía proveniente del petróleo) y los pesticidas fuesen eliminados, las cosechas de maíz, por ejemplo, caerían de 130 bushels por acre a aproximadamente 30 bushels [26].

Agotando el depósito

“Si alguien le indicase que su teoría particular sobre el universo está en desacuerdo con las ecuaciones de Maxwell, entonces, que se fastidien las ecuaciones de Maxwell. Si alguien descubriese que está en contradicción con las observaciones realizadas, pues bien, a veces esos experimentadores a veces hacen chapuzas. Pero si se descubre que su teoría va contra la Segunda Ley de la Termodinámica, no le puedo dar ninguna esperanza; no hay otra salida que caer en la más profunda humillación”.
Sir Arthur Eddington.

“Esta crisis de la energía nos ha pillado por sorpresa”.
Portavoz de Intel (12.7.2000)

Definición.- Las “fuentes” de energía deben producir más energía que la que consumen; de lo contrario, se denominan “sumideros”.

Ni el capital, ni el trabajo ni la tecnología (ni desde luego los sueños), pueden “crear” energía (Primera Ley de la Termodinámica). Por el contrario, la energía disponible se puede consumir para transformar las “reservas” existentes de energía (por ejemplo, el petróleo), o para derivar un flujo existente de energía (por ejemplo, el viento) en otro tipo de energía disponible. Las máquinas que realizan actualmente el trabajo en nuestra sociedad (las denominadas “dispositivos de calor”, tales como los motores diesel) consumen (por sí mismas) el 50% de la energía que contiene el combustible que utilizan (efecto de Segunda Ley).

Una “reserva” de energía (por ejemplo, el petróleo) no es renovable, porque sus reservas finalmente se agotan. Por ello, los sistemas energéticos renovables deben estar basados en “flujos”, tales como la radiación solar, las mareas oceánicas o el calor geotérmico.

La “Emergía” solar de H.T. Odum (de “Embodied Energy” o “energía contenida o embutida”) mide toda la energía, ya ajustada cualitativamente que se dedica a la producción de un determinado bien. Los cálculos de Odum muestran que solo las formas alternativas de energía pueden sobrevivir al agotamiento de los combustibles fósiles son la biomasa (madera, excrementos animales u orgánico), energía hidroeléctrica, geotérmica en áreas volcánicas y la generación eléctrica eólica. La energía nuclear podría ser viable si se pudiese solucionar el agotamiento de combustible. No existen otros tipos de energía (por ejemplo la solar fotovoltáica) que puedan producir la suficiente cantidad de energía neta para ser calificadas de sostenibles. En resumen, no hay salida.

El hecho de que nuestra sociedad no pueda sobrevivir con energías alternativas, no debería ser una sorpresa, porque solo un idiota podría creer que los generadores eólicos y los paneles solares pueden mover excavadoras, elevar ascensores, hacer funcionar hornos de fundición, fábricas de vidrio, calentar las casas o el aire acondicionado eléctricamente, mover la aviación, los automóviles, etc. Y dejar todavía la energía suficiente para mantener un sistema político corrupto, ejércitos, etc.

Nos gusta creer que ellos controlan nuestros propios destinos. Pero la realidad es que el PMP nos ha condenado a luchar a muerte sobre unos recursos menguantes.

Hombres comunes

Los intereses pueden siempre negociarse y ajustarse a nuestro propio ser, antes de dañarnos hasta el extremo de tener que sacrificar los ideales. Bajo el influjo de los medios electrónicos, esta distancia psicológica ha desaparecido y ahora nos encontramos con que esa gente con la que podríamos haber llegado a acuerdos formales sobre nuestros intereses, en el fondo no están motivados por intereses sino por ideales. Su comportamiento en nuestras propias narices, traiciona además una serie de ideales que son incompatibles con nosotros mismos y consecuentemente, los compromisos a los que tenemos que llegar no son contractuales, sino culturales. Mientras que los primeros son aceptables, cualquier forma de compromiso con los segundos no es una forma de comportamiento racional, sino más bien un caso evidente de apostasía o herejía. Hemos llegado, por tanto, no a una era de acomodo, sino de confrontación”.
Beryl Crowe.

El que debería ser el salvador de una sociedad en desintegración es, necesariamente, un salvador con una espada”.
Arnold J. Toynbee.

Por falta de un clavo, la herradura se pierde; por falta de una herradura, el caballo se pierde; por falta de un caballo, el caballero se pierde.

En las primeras horas del 13 de julio de 1042, los hombres del Batallón 101 de la Policía de Reserva, fueron despertados en sus literas en el largo edificio de ladrillo, cuyos barracones servían como escuela en el pueblo polaco de Bilgoraj. Eran hombres de mediana edad, de extracción trabajadora y clase media y media-baja de la ciudad de Hamburgo. Considerados demasiado viejos para ser útiles en el ejército alemán, habían sido reclutados en la policía para mantener el orden. La mayoría eran reclutas rasos, sin experiencia previa en los territorios ocupados por Alemania. Habían llegado a Polonia hacía menos de tres semanas.

Estaba todavía demasiado oscuro, cuando los hombres saltaron a los camiones que les esperaban. Se había dado a cada policía munición extra y se habían subido a los camiones algunas cajas más. Les llevaban a su primera gran acción, aunque no les habían dado detalles sobre qué se trataba.

Los camiones del convoy del batallón, salieron de Bilgoraj en plena oscuridad, dirigiéndose hacia el este por una carretera de grava mojada y serpenteante. El ritmo era lento y les llevó entre una hora y media y dos horas llegar a su destino, la villa de Jozefów, apenas a unos 30 Km. de distancia. Cuando el cielo empezaba a aclarar, el convoy paró a las afueras de Jozefów. Era un típica aldea polaca de casas blancas modestas, con tejados de paja. Entre sus habitantes, había 1.800 judíos.

La aldea estaba completamente tranquila. Los hombres del Batallón 101 de la Policía de Reserva saltaron de los camiones y formaron un semicírculo alrededor de su comandante, el Mayor Wilhelm Trapp, un viejo policía de carrera de 53 años, conocido como “Papá Trapp”. Había llegado el momento en que Trapp debía dirigirse a sus hombres e informarles de la misión que había recibido el batallón.

Pálido y nervioso, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Trapp luchó de forma visible para controlarse según hablaba. Les dijo de forma lastimera que el batallón tenía que llevar a cabo una tarea terriblemente desagradable. Esa tarea no le gustaba en absoluto, incluso era muy lamentable, pero que las órdenes provenían de las más altas autoridades. Si con ello podía hacer la tarea algo más fácil, les recordaba que en Alemania las bombas estaban cayendo sobre mujeres y niños..

A continuación entró en materia. Los judíos habían instigado el boicot americano que había dañado a Alemania, según recordó un policía que Trapp les había dicho. Había judíos en la aldea de Jozefów que estaban vinculados a los partisanos, según explicó a otros dos. El batallón había recibido la orden de rodear a estos judíos. Los judíos varones en edad de trabajar debían ser separados y llevados a un campo de trabajo. Los restantes judíos (las mujeres, los niños y los ancianos) deberían ser fusilados sobre la marcha por el batallón. Después de haberles explicado lo que esperaba de ellos, Trapp les hizo a renglón siguiente una extraordinaria oferta: si alguno de esos no se sentía identificado con la tarea que les esperaba, podían salirse de la fila. [27]

“¿Por qué no miraron a su alrededor, se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y pararon antes de que fuese demasiado tarde? ¿En qué estaban pensando cuando cortaron la última hoja de palma?” “EL FINAL DE LOS ISLEÑOS DEL ESTE” (“EASTER’S END”). http://dieoff.com/page145.htm

¿En qué estaban pensando los isleños del Este cuando cortaron la última hoja de palma? ¿En qué está pensando usted ahora?

REFERENCIAS

[1][1] En 1991, Kay y Schneider explicaron la sugerencia de Lotka (1922) de que todos los sistemas vivos maximizan su flujo energía. H.T. Odu, (1955) el Principio del Máximo Poder para los ecosistemas y la máxima conductividad de energía de Lieth (1976). http://www.fes.uwaterloo.ca/u/jjkay/pubs/Life_as/text.html. La eficiencia energética se ajusta a la máxima potencia. La conservación de la energía tiende a una mayor producción de la misma. http://www.uh.edu/admin/engines/epi984.htm.

[2] “Muertos por el Gobierno” (“Death by Government”, de R. J. Rummel. Transaction Publishers,, 1997. http://www.amazon.com/exec./obidos/ASIN/1560009276/brainfood.a. http://www2.hawaii.edu/~rummel/welcome.html.

[3]El lado oscuro del hombre: Trazando los orígenes de la violencia del macho” (2The dark side of man: tracing the origins of male violence”(por Michael P. Ghiglieri; Perseus, 1999. http://www.amazon.com/exec.obidos/ASIN/073820076X/brainfood.a (p.179) El eje de la razón de los sociólogos es que la Naturaleza, especialmente la humana, es amable y que las personas están diseñadas para hacer cosas que, en el fondo, favorezcan la supervivencia de su especie. Por ello, las personas no deberían poseer, por naturaleza, los instintos que les llevan a matar a congéneres. Esta idea proviene de la Escuela Biológica de Bambi, una visión Disneyana de la Naturaleza como un compendio de criaturas morales y altruistas. Se admira la Naturaleza por su belleza de formas y armonía y por su aparente equilibrio o por su cooperativismo. Admira al ciervo por su belleza y gracilidad y admira también, de mala gana, al león, por su poderío y nobleza de formas. Explica que si nos equivocamos en algo, es en el aspecto sociocultural y eso se puede solucionar socializando de otra forma a las personas. No es un problema biológico.

La Naturaleza es, sin embargo, un estado dinámico de lucha y competencia implacable, de depredadores especializados, parásitos y defensa egoísta. El ciervo debe su belleza y gracilidad a los depredadores tales como el león de la montaña, que acaba primero con el más torpe y lento de ellos en primer lugar; se la debe a los competidores por el alimento y a la competición entre machos por el apareamiento. Sin los depredadores, el ciervo no solo no sería grácil, sino que incluso no tendría ni patas. Sería una babosa arrastrándose de una planta a la otra. Pero incluso aunque esos ciervos-babosa fuesen los únicos animales sobre la Tierra, la selección natural favorecería la evolución de los ciervos-babosa más rápidos y agresivos y cualquier otro rasgo que les hiciese unos competidores superiores a cualquier otro. Esto incluiría la muerte de un ciervo-babosa por otro en aquellas situaciones en que se viesen obligados a matar o morir.

Es más, el poder y noble apariencia del león (también sirve al respecto el gato de la familia o el perro), reside completamente en la selección natural que ha dado forma, no sólo a un depredador o máquina de matar muy eficaz, sino también a un competidor muy violento contra su propia especie en situaciones donde las opciones se reducen a la exclusión o el exterminio o a matar para sobrevivir y reproducirse”.

La búsqueda de la sociedad” (“The search for society”), de Robin Fox; Rutgers Univ Pr., 1989; http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0813514886/brainfood.a. Págs. 2-3, 4,28 “No estoy convencido de que las ciencias sociales y del comportamiento acepten, al menos de forma implícita, la distinción entre el hecho y el valor del mismo. Creo que están comprometidos con un programa utópico, por su historia y por las expectativas que les mantienen vivos y les sostienen; en concreto, que ayudarán a mejorar las visiones del futuro de la Humanidad. Esto se da tan por supuesto, que muchas personas no ven que existe una contradicción: “por supuesto, estas disciplinas tienen por objeto el mejoramiento futuro de la Humanidad; ¿qué otro motivo tendrían?” Una de las respuestas puede ser echar una ojeada a la realidad sobre si la naturaleza social del hombre nos trae buenas o malas noticias. En otras palabras, puede haber una cierta posibilidad lógica de que no haya un futuro probable para la Humanidad; esto es, que las noticias sean ciertamente malas. Al menos este asunto debe afrontarse y no debe suponerse que está resuelto. Sin embargo, es difícil de asumir para las ciencias sociales; es una base pobre para las propuestas de investigación.

El resultado es que hay una polarización tremenda en todas las ciencias para mostrar buenos resultados o traer buenas noticias. Es inconcebible pensar que cualquier noticia que contravenga cualquier aspecto del programa utópico sea bien recibida, aunque está sea incontrovertible. Los fondos para la investigación se cancelarían de inmediato.

El lector que no esté familiarizado con el actual estado de fragmentación de las ciencias sociales – la antropología en particular -, puede quedar desconcertado con las respuestas que este libro pueda provocar. Las ciencias sociales, al contrario que las demás ciencias naturales, no tienen el marchamo de “ciencia normal” a la que apelar para juzgar una contribución. Lo que tienen son ideologías en disputa Y como con todas las disputas de carácter sectario,, los juicios se establecen sobre la base de la pureza ideológica contra la herejía. En los tiempos que corren, es casi imposible tener una discusión razonada sobre asuntos concernientes a las ciencias sociales. La predominancia de versiones neo-relativistas, hermenéuticas, críticas, simbólicas, deconstruccionistas e interpretativas de la ciencia social implican un retroceso de la ciencia y de la misma idea del conocimiento objetivo.

El hombre es diferente de otros primates, no porque haya superado su naturaleza de primate, sino porque es un tipo diferente de primate con una naturaleza de primate diferente. En relación con las formas y los procesos el hombre se comporta culturalmente, porque la mutación y la selección natural han producido un animal que debe comportarse culturalmente –inventar reglas, construir mitos, hablar idiomas y crear clubes de hombres, de la misma forma que el babó de Hamadrya tiene que formar harenes, adoptar crías y morder a sus esposas en el cuello”

[4] http://www.talkorigins.org/origins/faqs-evolution.html.

[5] Páginas 58-59. “Genética del Comportamiento” (“Behavioral Genetics”): Third Edition. Plomin et al; Freeman, 1997: http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0716728249/brainfood.a

[6] Los algoritmos genéticos forman la base del comportamiento animal y en consecuencia esos algoritmos se modifican con factores ambientales (sociales y de otros tipos)

[7] Existe mucha literatura sobre altruismo recíproco. Un buen texto para comenzar es “Los orígenes de la virtud: Instintos humanos y la evolución de la cooperación” (“The origins of Virtue: Human Instincts and the Evolution of Cooperation”), por Matt Ridley; Viking, 1996. http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0140264450/brainfood.a.

[8] http://www.dieoff.com/page80.htm

[9] Página 186. “El espíritu en el gen: El orgullo ilusorio de la Humanidad y las Leyes de la Naturaleza” (The Spirit in the Gene: Humanity’s Proud Illusion and the Laws of Nature”), por Reg Morrison, Lynn Margulis; Cornell, 1999; http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0801436516/brainfood.a

(Jacket) De las hambrunas y la deforestación a la contaminación del agua, el calentamiento global y la rápida extinción de plantas y animales, el alcance del daño global por causa de la actividad humana es asombroso. ¿Por qué hemos permitido que nuestro entorno llegue a estos extremos?

¿Qué produjo la catastrófica explosión demográfica que cae ahora como una losa sobre los recursos de la Tierra? La búsqueda de respuestas por parte de Reg Morrison le condujo a a evaluar el impresionante éxito evolutivo de nuestra especie. Su extraordinario libro describe cómo una visión espiritual, combinada con una cierta capacidad de raciocinio han permitido al Homo Sapiens prosperar en esto milenios. Dibuja esos trazos de forma muy convincente como parte del arreglo genético y como la causa última más probable de nuestro fracaso con las inexorables leyes de la Naturaleza.

El libro cambiará la forma en la que los lectores piensan sobre la evolución humana y el destino de nuestra especie. Pequeños bandos de monos se erigieron sobre sus patas traseras en las planicies de África hace varios millones de años. Morrison se maravilla de que no sólo sobreviviesen, sino de que migrasen a todos los rincones de la Tierra y establecieran en ella civilizaciones. Para entender este destino, nos retrotrae al momento crítico en el que los homínidos descubrieron el lenguaje y con él la habilidad única de pensar de forma abstracta. Nos muestra cómo al mismo tiempo comenzaron a obtener ventajas crecientes de su creciente sentido de espiritualidad. Muestra de forma convincente la espiritualidad como una estrategia evolutiva que ayudó a rescatar a nuestros ancestros de la extinción y condujo a la especie al dominio global.

Morrison concluye que esta espiritualidad, tan productiva genéticamente y que ha influenciado cada aspecto de nuestras vidas, nos ha conducido a sobrepoblar el mundo y a devastar nuestros propios hábitats. Sobrio y a veces escalofriante, pero con una consistencia fascinante, su libro nos ofrece una brillante nueva visión de la adaptación humana avanzando por su curso natural.

(páginas xiii-xv) En la introducción al libro “El relojero ciego” (“The Blind Watchmaker”), el distinguido evolucionista británico Richard Dawkins, llegó incluso a quejarse: “es casi como si el cerebro humano se hubiese diseñado especialmente para no confundir el Darwinismo y lo encuentra difícil de creer. Nuestra necesidad universal y por tanto, genética, exige que nos veamos a nosotros mismos de forma separada del resto del mundo animal y esto es lo que consigue que la mayor parte de la Humanidad continúe recelando, sino en abierta oposición a las heréticas proposiciones de Charles Darwin. Nosotros acordamos, de forma muy conveniente, que estamos solos de entre todas las especies terrestres y que no somos animales normales, una proposición extraordinaria que exige una extraordinaria prueba. Que obviamente, no existe.

No existe ni el más ligero rasgo, ni la más clara evidencia, sea ésta morfológica o genética, que sugiera que el Homo Sapiens no es, como cualquier otro animal, un producto de la evolución natural. Por tanto, nosotros, como ellos, no estamos contaminados por influencias sobrenaturales, buenas, malas o divinas. Podemos ser unos excelentes comunicadores o fabricantes de útiles y considerarnos los más lógicos, conscientes, místicos y maliciosos animales que existen sobre la Tierra, pero la abrumadora evidencia nos muestra que esas distinciones son de orden, no de especie. El único argumento irrefutable a favor de lo especial de la Humanidad es, de hecho, puramente místico y por tanto, no demostrable. Eso hace que el mito se mantenga.

¿No resulta extraño que nuestra propia genética permita e incluso promueva tal candidez? Se podrá argüir que nuestra particular herencia genética nos ciega a propósito a la realidad para hacernos maleables y obedientes a sus demandas y que nuestra costumbre de autoasignarnos un imaginario particular dentro de las especies es el mecanismo que nos entrega voluntariamente a la servidumbre genética. Nuestra declarada espiritualidad es la consecuencia de 2 millones de años de laboriosa selección darwiniana.

El Homo Sapiens, habiendo evolucionado como una especie cooperadora, parece haber retenido casi todas las características de los mamíferos que más admiramos – una devoción desinteresada, compasión, coraje, generosidad y entendimiento -, hasta el punto de que uno de los aspectos mas señeros de los seres humanos no es lo malos que podemos ser, sino lo buenos que somos la mayoría de nosotros, incluso en la mayor parte de los casos incluso para los estándares animales. Lamentablemente, damos la bondad por garantizada y generalmente no somos conscientes de ella. Cuando lo hacemos, damos por sentado que es una virtud exclusivamente humana, una expresión de la espiritualidad humana. En realidad, el comportamiento altruista es muy común en el mundo animal y en otras especies parece estar completamente libre de los sermoneos y la autocomplacencia. Ellos, al igual que nosotros, hacen simplemente lo que mejor cuadra con su línea genética. En este sentido, muchas especies se aparean para vivir; alimento, protección y educación de la prole con obsesivo fervor. Y son capaces de dejar voluntariamente su vida cuando cuando la familia, la tribu o el territorio es amenazado.

Atribuir motivos y emociones humanas a los animales solía ser considerado ciencia difusa. El miedo subyacente consistía en comprobar que esa idea podía erosionar el respeto que sentíamos se nos debía como la única y sensible especie animal que éramos. Este tabú académico en particular, es menos rígido en la actualidad aunque en cierto sentido se mantiene completamente vigente. De hecho, ningún animal muestra un comportamiento humano. Muy al contrario. Los humanos solo muestran comportamiento animal. Solo hay que observar la acción sin la banda sonora y esta realidad deviene en obvia.

Argumentaré que nuestra tan cacareada espiritualidad es una ilusión cultural que se forjó en los cimientos de las primeras sociedades humanas mediante una poderosa combinación de lenguaje e imaginación. Mientras tanto, la universalidad de nuestras cosas místicas y espirituales muestra sus orígenes genéticos tan claramente como lo hace nuestra necesidad compulsiva de comunicarnos con los demás. También creo que nuestra urgencia obsesiva por imbuir nuestra existencia de significados místicos fue un tiempo la Excalibur de nuestra especie, el arma invencible que trasladó a nuestra rama de la línea de los homínidos del borde de la extinción a la conquista del planeta. Puesto que las creencias místicas de diferentes tipos también han jugado un papel importante en el catastrófico crecimiento de la población humana, los capítulos finales de este libro están dedicados a explorar el misticismo actual y el impacto futuro en nuestro ya magullado y desestabilizado ambiente.

Quizá no seamos capaces de lanzar nuestra incómoda Excalibur de vuelta al depósito genético del que procede, pero seguramente ha llegado el momento en que deberíamos envainar tan deslumbrante arma y de una vez por todas, con los ojos desvelados, vernos a nosotros mismos como lo que realmente somos en el único contexto que realmente importa: el contexto evolutivo.

[10] Ibid.

[11] Algunos capítulos de “La Moral Animal: Por qué somos como somos. La nueva ciencia de la Psicología Evolutiva” (“The Moral Animal: Why We Are the Way We Are-The new Science of Evolutionary Psychology”), Robet Wright; Pantheon; 1994; http://www.amazon.com/exec.obidos/ASIN/0679763996/brainfood.a. Está disponible en línea en http://myweb.clark.net/pub/wright/toc.htm

[12] Ibid.

[13] Ibid.

[14] http://www.intellectualcapital.com/politics/clinton_starr/segmentab.html

[15] Páginas 39,40 “La evolución de la mente” (“The evolution of Mind”), Denise Cummings & Colin Allen Eds; Oxford, 1998. http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0195110536/brainfood.a

[16] Página 240. “Inteligencia Maquiavélica II” (“Maquiavellian Intelligence II”), Andrew Whiten & Richard W. Byrne Eds. Cambridge, 1997. http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0521559499

[17] Todos los medios disponibles aquí significa todo y nada, porque esta definición varía dependiendo de los sistemas implicados. Por ejemplo, los individuos normalmente funcionarán con un conjunto de normas sociales para aumentar su poder político porque esto, generalmente, incrementa su capacidad de adaptación. Los países seguirán, habitualmente, las normas porque, generalmente, se ajustan mejor a sus ciudadanos. Sin embargo, cuando los individuos y los países perciben que la adaptación es mejor cuando se violan las normas establecidas, se inventarán racionalizaciones y violarán las normas.

[18] Página 176. Ghiglieri, 1999.

[19] Página 190. Ghiglieri, 1999.

[20] Presidente George Bush, padre, en página 399 “Un mundo transofrmado” (“A World Transformed”), George Bush & Brent Scowcroft. http://www.amazazon.com/exec.obidos/ASIN/0679432485/brainfood.a

[21] COMPLEJIDAD, RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y SOCIEDADES SOSTENIBLES (“COMPLEXITY, PROBLEM SOLVING AND SUSTAINABLE SOCIETIES”) de Joseph A. Tainter, 1996; en “BAJANDO A LA TIERRA: Aplicaciones prácticas de la Economía Ecológica” (“GETTING DOWN TO EARTH: Practical Applications of Ecological Economics”) Island Press, 1996. http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/1559635037/brainfood.a; http://dieoff.com/page134.htm

[22] http://dieoff.com/page95.htm

[23] Página 87. “Más allá del petróleo” (“Beoynd Oil”), de John Gever et al., Univ. Pr. Colorado, 1991. http://amazon.com/exec/obidos/ASIN/0870812424

[24] Las últimas estimaciones por países pueden verse en http://dieoff.com/campbell.htm; http://dieoff.com/cam`pbell.pdf y http://dieoff.com/campbell.xls

[25] “EL PARADIGMA DE LA ERA POSPETROLÍFERA Y LA POBLACIÓN” (“THE POST-PETROLEUM PARADIGM-AND POPULATION”), por Walter Youngquist; “Población y medio ambiente: Un diario de estudios interdisciplinarios” (“Population and Environment: A Journal of Interdisciplinary Studies”). Volumen 20, Número 4. Marzo de 1999; http://www.dieoff.com/page171.htm

[26] Ibid. Pimentel, D. (1998ª).

[27] Páginas 1-2, “HOMBRES COMUNES: El Batallón 101 de la Reserva y la Solución Final en Polonia” (ORDINARY MEN: Reserva Battalion 101 and the Final Solution in Poland”) por Cristopher R. Browning; Harperperennial, 1993. http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0060995068