Last modified on Miércoles, 30 Junio 2004 @ 19:42 CEST
Por Ted Trainer
(publicado originalmente en la lista de correo energyresources[*1] )
Quisiera declarar que prácticamente toda discusión sobre la necesidad de “salvar el medio ambiente” está basada en un entendimiento convencional de la situación que es erróneo y, por tanto, casi todas las acciones que se están tomando no contribuyen a resolver el problema. Este análisis convencional supone que podemos resolver el problema si hacemos mayores esfuerzos en cosas como reciclar, reducir los desechos, salvar a las especies en peligro, crear más parques nacionales, regenerar el monte bajo, utilizar alcachofas de ducha que ahorran agua, comprar productos con etiquetas de bajo consumo de energía, etc.... sin habernos planteado seriamente unos niveles de vida consumista, el volumen que implica lo que producimos o lo que consumimos, o el crecimiento económico.
Pero durante cuarenta años se han ido acumulando una serie de pruebas convincentes y abrumadoras de que esta visión convencional está totalmente equivocada. Esta visión crítica de nuestra situación, sostiene que la forma de vida que se da por supuesta en países ricos, como Australia, es tremendamente insostenible y basada en un sistema económico tremendamente injusto. Si esto es así, los alarmantes problemas mundiales que ahora nos amenazan, no se pueden resolver, a menos que nos enfrentemos a un enorme y radical cambio. Pero nadie, incluyendo al Estado y a las agencias medioambientales que se encuentran en el “cenit”, desea hablar del tema.
Aquí se tratan algunas de las líneas argumentales más impresionantes que apoyan esta postura (los detalles en la nota 1)
Algunos de los aspectos básicos a considerar sobre nuestra situación
Queda implícito de forma evidente, que el mundo está seriamente superpoblado. Cuando observamos en detalle las “huellas ecológicas” de los países ricos y el daño ecológico que causan nuestras emisiones de carbón y nuestras prácticas agrícolas, queda también claro que, los países ricos, en general, también tienen niveles insostenibles de población, incluida Australia.
Añadamos ahora el absurdo compromiso con el crecimiento económico
La principal preocupación no son los actuales niveles de utilización de los recursos y el impacto ecológico. La principal preocupación son los niveles que se alcanzarán, dada la obsesión de aumentar constantemente los niveles de producción. El objetivo supremo en todos los países es el de aumentar los ingresos, los “niveles de vida” y el PIB tanto como sea posible, de forma constante y sin ninguna noción de límite.
Pocos economistas o políticos se darían por satisfechos con un 3% de crecimiento económico. Si suponemos a) un crecimiento anual del 4%, b) una población de 9.000 millones y c) que todos los habitantes del planeta alcanzasen los “niveles de vida” que los ricos tenemos en el mundo, en el 2070 tendríamos, dado un 4% de crecimiento hasta entonces, que el nivel mundial de producción económica debería ser 120 veces superior al actual. Incluso si suponemos apenas un 3% de crecimiento de los países ricos y un Tercer Mundo alcanzando sólo los actuales niveles de vida de los países ricos, la producción actual debería multiplicarse por 14.
Así que aunque los actuales niveles de producción y consumo son absolutamente insostenibles, la determinación para seguir aumentando los ingresos y la producción económica, multiplicarán los niveles actuales muchas veces en las próximas décadas. Aún así, es imposible conseguir que las personas o lo gobiernos lleguen ni siquiera a pensar en la crítica situación de los “límites del crecimiento”.
¿De aquí el problema medioambiental?
El problema medioambiental se debe, obviamente, al hecho de que hay una producción y un consumo muy excesivo en marcha y esto no se puede resolver sin una dramática reducción del mismo. Pero toda la palabrería y los movimientos en torno al problema medioambiental evitan reconocer este hecho. La mayor parte no establece las diferencias para resolver el problema, porque no ve que tengan nada que ver con la reducción del volumen de la producción y el consumo a una pequeña parte de lo que es hoy.
Los seres humanos están capturando hoy aproximadamente el 40% de la productividad biológica del planeta. Esta es la razón principal por la que los sistemas se están deteriorando y las especies se extinguen...que una especie está acaparando y saqueando los habitats disponibles. Pero seguimos empeñados en aumentar la producción y el consumo al menos en un 3% anual, lo que significará una producción, cada año, unas 8 veces más que la actual, para el 2070. ¿Cuánto espacio quedará entonces para las otras puede que 30 millones de especies?
Pero, ¿qué progreso técnico?
Estos enormes multiplicadores descartan cualquier posibilidad de que el progreso técnico nos pueda permitir continuar en pos del crecimiento y la opulencia, mediante una mayor eficiencia, un esfuerzo de reciclado, un control de la contaminación, etc. que puedan eliminar el impacto sobre los recursos y el medioambiental. El “Factor cuatro” de reducción que Amory Lovins proclama que hará posible el avance técnico, se quedaría obviamente corto, respecto de lo que se requeriría (si el impacto medioambiental se puede reducir a la mitad, mientras la producción mundial se multiplica por 60, entonces se necesitaría un “factor” de reducción de 120)
El supuesto fundamental que hacen aquellos que creen que no será necesario un cambio tan radical, es que las fuentes de energía renovables podrán sustituir a los combustibles fósiles. Para una argumentación detallada, que concluye que esto no será posible, más que en una pequeña porción del consumo actual de energía de Australia, ver la nota 2.
La gran injusticia de la economía global
El segundo gran fallo fundamental que reside en esta sociedad es la injusticia que ineluctablemente resulta de dejar que las fuerzas del mercado determinen la producción, distribución y el desarrollo. En un sistema de mercado, los recursos escasos van a parar a los que son ricos y los pobres se quedan sin ellos, independientemente de su necesidad. Como consecuencia, la mayoría de los bienes los toman los países ricos. Lo que es más importante, el mercado se asegura que el Tercer Mundo carezca de un desarrollo apropiado. Pone la capacidad productiva, por ejemplo del suelo y de los bosques, que el Tercer Mundo debería tener a su disposición para hacer frente a sus necesidades, a disposición de las Corporaciones transnacionales. ¿Cómo serían los “niveles de vida” de los países ricos si esto fuese un mundo justo?
¿Cuál es, entonces, el camino a la sostenibilidiad?
Si estas consideraciones sobre los límites son válidas, entonces un mundo justo y sostenible sólo se puede definir mediante una transición a una forma de vida mas sencilla; por ejemplo, estilos de vida mucho más simples, altos niveles de autosuficiencia y una economía prácticamente nueva en su totalidad (en la que las fuerzas del mercado no tienen mucho que decir y no existe el crecimiento) y la competición, el individualismo y la avaricia no sean valores dominantes (ver la nota 3 para los detalles)
¿Nuestro destino?
Los análisis sobre los límites han estado presentes durante 40 años, aunque han sido resueltamente ignorados por casi todos los gobiernos, economistas, periodistas, profesores y agencias medioambientales, tales como la ACF. Es por ello por lo que creo que en los próximos 30 años caeremos globalmente por una pendiente catastrófica; no porque los problemas sean insolubles, sino porque la gente sencillamente rechaza pensar sobre el asunto, en términos de límites al crecimiento y a la opulencia.
Este es el fallo más visible, por lo que respecta a las “clases intelectuales” y sobre todo, a aquellos que forman las agencias medioambientales, públicas y privadas. Un vistazo a lo que se piensa en las direcciones de la educación medioambiental, muestra que estos funcionarios y profesores ignoran o rechazan, de forma casi frontal, tratar de estos temas cruciales. En la mayoría de los casos, el tema de los límites del crecimiento y de la opulencia ni siquiera se considera y casi nunca es una preocupación central. Por la misma razón, las agencias medioambientales, como la ACF, casi nunca se refieren a ello y mucho menos lo tratan. Hacen un trabajo honesto en muchos problemas medioambientales, como el de salvar especies en peligro, pero ninguno de ellos resulta importante para salvar el planeta, si el análisis de los límites de nuestro discurso es válido. Incluso los partidos verdes evitan cuidadosamente estos asuntos centrales. Prácticamente ninguno de sus pronunciamientos públicos o campañas trata de la necesidad de una transición a una forma de vida más sencilla.
La mayoría de las discusiones del “Desarrollo Ecológicamente Sostenible”, son apenas formas de hacer lo mismo de forma diferente, viviendo en la riqueza y aumentando la producción y el consumo continuamente, pero mediante estas nuevas formas que producirán un daño medioambiental un poco menor por unidad de producción.
¿Por qué es esto? ¿Cómo podemos explicar este rechazo masivo? Cualquiera que trabaje en los asuntos medioambientales, sabe cuales son los límites de los análisis. Desde luego, el principal problema es que las personas cuyos trabajos y sentido de la oportunidad dependen de la financiación de suscriptores o del gobierno, saben que si empiezan a decir que el problema medioambiental no se puede resolver sin abandonar la riqueza y el crecimiento, los suscriptores les abandonarán. Saben lo difícil que es conseguir que la gente escuche, incluso las suaves campañas ecológicas, por lo que sería mucho más difícil conseguir que asumieran los mensajes que llaman a una transición a una forma de vida más sencilla.
Creo que también es muy relevante el hecho de que las clases medias no quieren ni oír hablar de amenazas a su nivel de riqueza. Muchos de ellos desean sentirse bien mostrando preocupación por el medio ambiente y ayudando en campañas varias, pero no tienen ningún interés en cualquier cosa que les obligue a vivir de forma más sencilla.
He aquí por qué la mayoría de la retórica verde está construida con una mezcla de autoengaño e hipocresía consciente. Toynbee analizó el auge y caída de las civilizaciones, en relación con la capacidad de responder a los retos. Un vistazo a nuestra situación revela que nuestras perspectivas son alarmantemente escasas. No somos ni siquiera capaces de reconocer nuestra situación, cuanto más de responder apropiadamente. El análisis de los límites ha sido ampliamente discutido por un pequeño grupo de personas durante cuarenta años, pero el estado de preparación de los principales medios para tratar de este asunto, incluyendo a académicos, burócratas y educadores, es ahora peor de lo que era hace cuarenta años.
Notas.
1. http://www.arts.unsw.edu.au/tsw/06b-Limits-Long.html
2. http://www.arts.unsw.edu.au/tsw/D74.RENEWABLE-ENERGY.html
3. http://www.arts.unsw.edu.au/tsw/12b-The-Alt-Sust-Soc-Lng.html