Last modified on Viernes, 13 Febrero 2004 @ 18:25 CET
Traducido por Pedro Prieto y revisado por Ricardo Jiménez Gómez
El PIB, no obstante, no se creó para este fin. Es simplemente una contabilidad en bruto de productos y servicios que se compran y venden, sin establecer dis-tinciones entre las transacciones que contribuyen al bienestar y las que lo de-gradan. En lugar de separar costes de beneficios y a las actividades producti-vas de las destructivas, el PIB supone que cada transacción monetaria, por definición, aumenta el bienestar. Es como si un negocio tratase de evaluar sus condiciones financieras mediante la simple suma de todas las actividades de negocio, poniendo así juntos los ingresos y los gastos, los activos y los pasivos.
Además, el PIB desconoce cualquier cosa que pueda suceder ajena al campo de los intercambios monetarios, independientemente de su contribución al bienestar. Las funciones económicas esenciales que se realizan en los hogares y las actividades de voluntariado, son completamente ignoradas. Las contribu-ciones al hábitat natural proveyendo los recursos que lo sostienen, tampoco son reconocidas. En resumen, el PIB no solo enmascara la ruptura de la es-tructura social y del hábitat natural, sino, lo que es peor, conlleva o considera dicha ruptura como una ganancia económica.
El PIB trata el delito, el divorcio y los desastres naturales como una ganancia económica.
Puesto que el PIB registra cualquier transacción monetaria como positiva, el coste de la decadencia social y de los desastres naturales se calculan como progreso económico. El delito incorpora miles de millones de dólares al PIB debido a la necesidad de cerraduras y demás medidas de seguridad, como la necesidad de más protección policial, daños a las propiedades y costes médi-cos. El divorcio añade miles de millones de dólares más a través de las minutas de los abogados, la necesidad de establecer segundas viviendas y así sucesi-vamente. El huracán Andrew fue un desastre para el sur de Florida. Pero el PIB lo registró como un boom económico de más de 15 mil millones de dólares.
El PIB desprecia la economía informal doméstica y de la comunidad.
El PIB no reconoce en absoluto las esenciales funciones del cuidado de los niños, de los ancianos, de las demás tareas domésticas o el trabajo de volunta-riado en una comunidad, porque no hay intercambio de dinero. A medida que este tipo de economía declina y sus funciones se trasladan al sector de servi-cios en el que existe un intercambio de dinero, el PIB registra este proceso co-mo un avance económico. El PIB añade también el coste de las prisiones, el trabajo social, el uso de drogas y las ayudas psicológicas que provoca el aban-dono de la esfera del mercado informal.
El PIB trata el agotamiento del capital natural como un ingreso.
El PIB viola principios básicos de la contabilidad y del sentido común cuando trata el agotamiento del capital natural como un ingreso, en vez de hacerlo co-mo depreciación de un activo. La Administración Bush trató este asunto en el informe de 1992 del Consejo de Calidad Medioambiental (Council of Environ-mental Quality, en inglés). “Los sistemas de contabilidad que se usan para es-timar el PIB”, decía el informe, “no reflejan el agotamiento o la degradación de los recursos naturales que se usan para producir bienes o servicios”. Como consecuencia, cuanto más se agotan los recursos naturales de la nación, más sube el PIB.
El PIB crece con las actividades contaminantes y también con la subsecuente limpieza.
Se estima que la limpieza de los lugares contaminados costará miles de millo-nes de dólares en los próximos treinta años, fondos que serán añadidos al PIB. Dado que el PIB incorpora antes la actividad que generó los residuos, esto crea la ilusión de que la contaminación supone un doble beneficio para la eco-nomía. Así es como la marea negra del Exxon Valdez contribuyó al incremento del PIB.
El PIB no tiene en cuenta la distribución de los ingresos.
Al no considerar la distribución de los ingresos, el PIB esconde el hecho de que una marea en ascenso no levanta todos los botes. De 1973 a 1993, mientras que el PIB creció alrededor del 50 por ciento, los salarios sufrieron una caída de casi el 14 por ciento. Mientras tanto, solo en los años ochenta, el 5 por cien-to de los hogares de mayor ingreso incrementaron en un 20% sus ingresos re-ales. De esta forma, el PIB presenta al final su enorme incremento como un regalo para todos.
El PIB ignora los inconvenientes de vivir de la deuda externa.
En los últimos años, tanto los consumidores como el Gobierno han incrementa-do su gasto, adquiriendo deuda del exterior. Este hecho eleva el PIB temporal-mente, pero al tener que devolver la deuda se convierte en un lastre de la eco-nomía nacional. En tanto que los estadounidenses se endeudan más consu-miendo que invirtiendo capital, viven más allá de sus posibilidades e incurren en una deuda que debe ser pagada. El lado oscuro de pedir préstamos en el exterior, no es tomado en consideración en el PIB.
¿Qué es el Indicador de Progreso Real o IPR (Genuine Progress Indicator o GPI, en inglés)?
El Indicador de Progreso Real, o IPR, es una nueva forma de medir el bienestar económico de la nación, desde 1950 hasta nuestros días. Amplía el marco de la contabilidad tradicional para incluir las contribuciones económicas de los ámbitos familiar y comunitario y el del hábitat natural, junto con la producción económica medida de forma convencional.
El IPR tiene en consideración más de veinte aspectos de nuestra vida econó-mica que son ignorados por el PIB. Incluye estimaciones de la contribución económica de muchos factores sociales y ambientales, que el PIB descarta con un implícito y arbitrario valor nulo. También diferencia entre las transacciones económicas que añaden bienestar y aquellas que lo disminuyen. El IPR integra todos esos factores en una medida compuesta, de forma que los beneficios de la actividad económica se puedan sopesar frente a los costes.
El IPR intenta proporcionar a los ciudadanos y a los políticos un barómetro más preciso de la salud global de la economía y de cómo nuestra condición nacional varía a lo largo del tiempo.
Mientras el PIB per capita se ha duplicado desde 1950 a la actualidad, el IPR muestra un resultado muy diferente. Creció durante los años 50 y 60, pero ha declinado alrededor de un 45% desde 1970. Además, la tasa de decrecimiento del IPR per capita se ha incrementado de un promedio del 1% en los 70 a un 2% en los 80 y hasta un 6% en los 90. Esta amplia y creciente divergencia en-tre el PIB y el IPR es un aviso de que la economía se ha estancado en una vía que impone grandes (y como tales, no reconocidos) costos para el presente y el futuro.
En concreto, el IPR revela que mucho de lo que los economistas consideran ahora crecimiento económico, según se establece en el PIB, es realmente una de las tres siguientes cosas: 1) palos de ciego y declive social del pasado; 2) recursos tomados del futuro; o 3) funciones trasladadas de la esfera doméstica y comunitaria de la economía informal a la actividad económica tradicional. El IPR sugiere firmemente que los costos de la trayectoria económica normal de la nación han comenzado a pesar más que los beneficios, derivando en un cre-cimiento que es realmente antieconómico.
Si la disposición del público en general se pudiera considerar un barómetro, parecería que el IPR se aproxima mucho más a la economía que el PIB en la vida diaria de los estadounidenses. Esto comienza a explicar por qué la gente se siente crecientemente pesimista a pesar de los anuncios oficiales de proge-so y crecimiento económico.
El IPR arranca con los mismos datos de consumo personal en que se basa el PIB, pero hace, además, algunas distinciones importantes. Ajusta ciertos facto-res (tales como la distribución de la riqueza), añade algunos otros (tales como el valor de la actividad doméstica y de voluntariado) y resta algunos otros (tales como los costes de los delitos y de la contaminación). Dado que el IPR y el PIB se miden ambos en términos monetarios, pueden ser comparados en la misma escala.
El texto anterior es un resumen de ”El Indicador de Progreso Real: Resumen de Datos y Metodología”. Redefiniendo el Progreso. C1995. (The Genuine Pro-gress Indicator: Summary of Data and Methodology. Redefining Progress. C1995. Se puede obtener copia del informe completo por 10 US$ contactando a:
Redefining Progress, One Keamy Street, Fourth Floor San Francisco, Ca. 94108 Phone 415-781-1191; Fax 415-781-1198
(Son las mismas personas que escribieron en Octubre de 1995, en la revista Atlantic Monthly, el artículo: “Si la economía mejora, ¿por qué los EE.UU. em-peoran?” (“If the Economy is up, Why Is America Down?) Para ediciones atrasadas, enviar 7 US$ a “The Atlantic, Back Issues, 200 North 12th St. New-ark, NJ. 07107
Otras lecturas:
THE GREEN NATIONAL PRODUCT:
A proposed Index of Sustainable Eco-nomic Welfare (EL PRODUCTO NACIONAL ECOLÓGICO:
Un Índice propues-to para un Bienestar Económico Sostenible);
Clifford W. Cobb and John B. Co-bb, Jr. University Press of America, 1994 ISBN
0-8191-9322-4
Este libro cuesta 24 US$ más 4 US$ de gastos de envío en Society
for Human Economy (Sociedad por una Economía Humana, P.O. Box 28, West
Swanzey, NY 03469-0028.