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El hombre son 100 vatios. Pero el hombre de comienzos del siglo XXI se ha aupado a un promedio de consumo, en los seis mil doscientos millones de individualidades, de unos dos mil vatios. Son veinte bombillas de 100 vatios cada una, encendidas sobre cada cabeza, de forma permanente, las 24 horas del día. Esto es, veinte veces más de lo que como simple ser humano necesita para sobrevivir en el planeta Tierra.
Aunque los coches actuales se siguen vendiendo con anuncios en los que siempre hay una mujer hermosa sobre el capó o una niña plácidamente dormida en el asiento trasero, o un hombre alcanzando el orgasmo en la conducción y además siempre aparecen en carreteras milagrosas, en las que no existe ningún otro coche o camión que compita por le escaso espacio de asfalto asignado a cada vehículo (en España hay unos 60 vehículos por kilómetro lineal de carretera asfaltada y nunca salen en los anuncios, que por cierto contribuyen de forma sustancial a mantener a diarios como El País), la realidad es que la mayoría de los coches se pasan el 90% del tiempo en que sus dueños los utilizan, en tremendos atascos urbanos, todos al ralentí, todos consumiendo.
José Canosa, publica un interesante artículo en El País de 10 de diciembre de 2003, titulado “La fusión nuclear y el proyecto ITER”. José Canosa es doctor en Física Aplicada por la Universidad de Harvard y un antiguo investigador en el Laboratorio de Física de Plasma de Princeton. Dado lo relevante de sus declaraciones, reproducimos y comentamos aquí algunos de sus pasajes. Como suelen decir de Brasil en broma, incluso los propios brasileños, “Brasil es un país de futuro y siempre lo será”, y en el caso de la energía de fusión, siempre que los políticos y sus sirvientes científicos, que Canosa tacha de aventureros y oportunistas, hablan de desarrollar la energía de fusión para usos pacíficos, ponen un colchón de 50 años, para lograr su funcionamiento comercial. Siempre cincuenta años, se parta de donde se parta.
Funcionarios mexicanos dicen que les quedan reservas probadas de petróleo para 13 años. Nota enviada por Armando Páez y comentada por Pedro Prieto.
Crítica de la clonación desde el punto de vista económico y entrópico en la que se analizan los costes energéticos de la clonación y se exponen algunos cálculos que ayudan a conocer el valor real del capital genético que la ciencia utiliza en sus investigaciones.
La inutilidad del protocolo de Kioto es confrontada con la realidad de la demanda y el suministro energético en este siglo. Se propone el protocolo de Uppsala como la salida a la trampa de la dependencia de los suministros energéticos fósiles contaminantes y finitos.
La metáfora de la Tierra como la madre no es en absoluto nueva, pero si la aplicamos y observamos los abusos que recibe, y lo poco que se hace para remediarlo, la metáfora cobra un nuevo significado. La hipocresía en torno a Kioto es un buen ejemplo para aplicar de nuevo esta milenaria metáfora.