Bienvenido(a) a Crisis Energética, Anonymous Viernes, 19 Abril 2024 @ 09:22 CEST

Un cuento de terrorismo energético

UN CUENTO DE TERRORISMO ENERGÉTICO

Pedro A. Prieto

Las cada vez más frecuentes hazañas bélicas de los EE.UU. contra el llamado terrorismo y su férrea obsesión por arbitrar  en exclusiva y ser parte interesada al mismo tiempo, en el mal llamado proceso de paz de Oriente Medio, llevan bastante tiempo suscitando debates sobre si se trata de nuevos intentos de distraer a la opinión pública norteamericana de algún problema doméstico de faldas, más o menos manchadas, en el caso de Clinton, o si se trata de beneficiar los negocios de papá y sus amigotes del cartel multinacional petrolero, en el caso de Bush.

O como otras veces se dice, por desviar la atención de temas domésticos o electorales, ésta última opinión apoyada por quienes creen que todo en la vida política se reduce a elecciones municipales o incluso nacionales, o aspectos de la economía nacional, que tan estrechamente vigilan los que ejercen el control directo de la misma.

El empeño enfermizo por entrar ahora en Irak, se trata de vincular, a cualquier costa, con el terrorismo, buscando los tres pies de Bin Laden al gato de Sadam Husein, o tratando de ver la paja de las armas de destrucción masiva en el ojo de Irak, mientras se ocultan las vigas nucleares, químicas, bacteriológicas, génicas, transgénicas y sobre todo mediáticas en el ojo propio o en el del amigo israelí, por no extenderse a muchos otros igualmente culpables de su posesión.

Este artículo apunta en otra dirección: el gobierno de los EE.UU., en circunstancial connivencia o al menos con una evidente subordinación de los de Europa, con el silencio oneroso de Japón y el ambiguo y calculado juego de Rusia, están actuando con una muy calculada y nada errática política, tendente al control absoluto del sistema energético mundial.

Su oculta estrategia es que, cualquier persona, grupo o país que se oponga, cuestione dicho dominio energético universal o trate de manejar los recursos de su propio subsuelo, sea tachado inmediatamente de "terrorista", "radical", "fanático", "integrista" o "fundamentalista", y puesto en listas negras de terrorista más buscado, grupo a exterminar o país canalla.

Cualquiera que no se someta en lo absoluto, recibirá un certificado de indeseabilidad, o será considerado amenaza al "proceso" de paz o a la paz mundial, acusado de buscar la desestabilización de las democracias occidentales y de fomentar y financiar el terror o de poner en peligro los tan sagrados como imprecisos "intereses nacionales".

Recibirá bloqueos y exclusiones terribles de la domesticada ONU y debe preparase para una más que posible invasión militar a sangre y fuego, sea ésta auspiciada por las propias Naciones Unidas o incluso de forma unilateral, por los EE UU, dispuestos a ningunear o incluso a anular a cualquier organismo que se oponga a sus designios.

Todos los medios de difusión disponibles ayudan, con fervorosa insistencia, a generalizar la imagen y crear el estereotipo, y hasta la industria de Hollywood ya ha reemplazado el viejo cliché obsesivo de Vietnam y está desplegando una intensa actividad de bombardeo psicológico de las poblaciones del mundo, con centenares de películas y series que fijan el concepto maniqueo del binomio CIA-Mossad, lleno de buenos que salvan al mundo, siempre in extremis, de terroristas, radicales, fanáticos, integristas y fundamentalistas, modelo Bin Laden o Sadam Husein, siempre muy malos.

Los atentados del 11 de septiembre han servido de disparador les han dotado de carta blanca para avasallar el derecho internacional, tan trabajosamente acordado entre las naciones y para contrarrestar estos ataques con una violencia de similar género y tan indiscriminado propósito como el de las Torres Gemelas.

La cada vez más sorprendente superposición de la nueva geografía del terror, con la de los países con mayores reservas de crudo, así lo demuestra.

En primer lugar, los hechos, empezando por la Tabla 1.

Tabla 1. PANORAMA ENERGÉTICO MUNDIAL ACTUAL

TABLA 1 PETRÓLEO GAS NATURAL CARBÓN NUCLEAR HIDRO-ELÉCTRICA
  Millones de barriles Millones de Mw x hora Miles de millones de m3 Millones de Mw x hora Millones de barriles equiv. Millones de Mw x hora Millones de Mw x hora Millones de Mw x hora
Producción anual mundial 25.780 41.068 2.422 24.215 15.667 24.958 7.807 2.691
Reservas Probadas 1.046.450 1.667.014 150.190 1.501.589 3.649.612 5.813.898 520.000 Renovable. Ver nota 4
Duración est. en años   41   61   232 67  
Consumo de energía actual (en %)   40,7 %   24,1 %   24,8 % 7,7 % 2,7 %
Notas de la tabla 1
  • Los datos están extraídos básicamente del Informe estadístico sobre energía de British Petroleum del año 2001 y vienen a coincidir, en lo sustancial y sobre todo en producciones y consumos, aunque no tanto en reservas probadas, con los de la Agencia Mundial de la Energía, y muchos expertos mundiales en el tema (Richard C. Duncan, Colin J. Campbell, Jean Laherrère, Youngquist, etc.) y los muchos que publican diversas fuentes del sector. Estos datos excluyen los consumos de madera y biomasa, siempre más difícil de homologar. 
  • Las reservas que se consideran probadas, contando con los métodos actuales de exploración y sondeo.
  • Las conversiones a Megavatios por hora (Mwh), se han hecho para homogeneizar, sobre los siguientes cálculos: 1 barril de petróleo = 1,593 Mwh ; 1 metro cúbico de gas natural = 0,01 Mw. ; El resto de los datos los aporta de energía nuclear e hidroeléctrica los aporta British Petroleum en millones de barriles o millones de toneladas (1 Tonelada = 7,33 barriles) equivalentes de petróleo y se reconvierten en Mwh para homogeneizar, aún a riesgo de sobrevalorar la aportación energética de la energía nuclear, que está más cerca del 6% que del
  • Las reservas hidroeléctricas, estimadas en el grado actual de ocupación de cuencas mundiales del 25%; esto es, suponiendo que la ocupación total (agresiones ecológicas aparte, como la presa china de las Tres gargantas) puede multiplicar la producción actual 4 veces.

Si bien estos datos son totalmente públicos, sorprende el enorme desconocimiento de las graves carencias que anuncian a medio plazo para toda la Humanidad y, sobre todo, la ausencia total de tratamiento de este tema en los medios de difusión. De la Tabla 1 salen las siguientes conclusiones inmediatas:

LA LUZ ROJA SE ENCIENDE EN LOS DEPÓSITOS MUNDIALES
Al ritmo de consumo de 2001, queda en el planeta petróleo para unos 40 años; gas natural para unos 60; uranio para unos 67 años y carbón para unos 232 años. Todo ello, suponiendo que ninguno de estos combustibles tenga que sustituir a los que primero se vayan agotando, siendo el petróleo el que antes se va a agotar y el que mayor peso soporta en el consumo humano actual: el 40% de toda la energía fósil y nuclear que el planeta consume.

El gasto actual de combustibles fósiles es de tal magnitud que conviene ponerlo en perspectiva, para que nos demos cuenta de lo que estamos haciendo al planeta:

El petróleo consumido y que se quema en el planeta Tierra, equivale al del chorro que saldría por una tubería de dos metros (si la viscosidad del petróleo lo permitiese) a cerca de 150 Km/h, las 24 horas del día y los 365 días del año.

El gas natural quemado anualmente, equivale a un cubo de 14 Km. de lado, si estuviese a presión ambiental.

El carbón que se quema cada año son unos mil doscientos millones de camiones de cinco toneladas cada uno. Esto es, aproximadamente una tonelada por persona sobre la Tierra y año.

La madera consumida anualmente, si se pusiese en volumen ocuparía una altura como la de la torre Eiffel (300 m) y tendría 3,5 Km de lado.

La ausencia total de planteamientos serios de sustitución energética, o más bien de cambio de modelo de consumo y crecimiento incesante, ya indica mucho sobre las verdaderas intenciones de los gobiernos más consumistas. La escasez de petróleo es la más alarmante, pues es el combustible considerado de mayor "calidad"; esto es, el de más fácil extracción, transporte y sobre todo, almacenamiento y combustión.

CUANTO MÁS SE QUEME, PEOR

Si lo que los organismos internacionales llaman "reservas probadas" pudieran, digamos, hasta duplicarse, como algunos optimistas sugieren cuando se les enfrenta a este terrorífico cuadro, fuese por arte de magia o por una sobreexplotación de los yacimientos existentes o por una desesperada búsqueda y afortunado hallazgo de nuevos yacimientos, está todavía por ver si debería quemarse todo el combustible fósil y nuclear que conocemos en las reservas actuales y el que podamos encontrar y si el planeta, los seres vivos, en definitiva, lo pueden aguantar, no solo por la contaminación adicional de partículas, que crecerá de forma exponencial, según se utilicen las reservas menos puras, sino también porque consumir es calentar y de lo que se trata es de no calentar más el ambiente.

Las soluciones desesperadas del tipo de utilización intensiva y exhaustiva de biomasa, partiendo de materia orgánica que habría que cultivar, para producir metanol o etanol, llevarían a cultivos que duplicarían los 11 millones de kilómetros cuadrados actualmente cultivados para alimentación humana y animal, solo para fermentar plantas con destino a combustible, si hay que sustituir a todo lo fósil y nuclear que se quema hoy.

Las búsquedas frenéticas de franjas bituminosas o de carbones varios para convertirlos en petróleo son otro ejemplo de huida hacia adelante que solo prolonga la agonía de las reservas unos años más, para dejar el planeta mucho más contaminado de lo que ya está y aumentarán exponencialmente el efecto entrópico; esto es, el esfuerzo energético extra y los efectos secundarios que costará al planeta Tierra poner estos combustibles tan impuros en condiciones de ser usados por motores de combustión interna.

Para los irreductibles optimistas que siguen pensando que sus gobiernos "ya sacarán algo a tiempo", se debe insistir, una y otra vez, en que cualquier cosa que produzca energía, produce calor y contaminación y los lanza al ambiente y se trata, precisamente, de evitar esto, no de perpetuarlo.

La deplorable actuación de las principales potencias industriales en las últimas conferencias mundiales sobre medio ambiente y su posterior absoluto desprecio a las recomendaciones, son un segundo sombrío indicador de su nula voluntad para resolver este delicado asunto y de que sus voluntades apuntan más a resolver esto por la vía de las armas, aunque sepan de antemano que el pan de hoy que se comerán quitándoselo a los demás, sea el hambre de mañana para ellos mismos.

Además, los que creen la falacia de que el uso más intensivo de las nuevas tecnologías ayudará a aumentar las reservas y por tanto la producción, o los que creen que cuando aumente el precio se podrá justificar nuevas técnicas de explotación que ahora no son rentables para aumentar esas reservas y producciones, confunden la velocidad de las imperiosas leyes de la física con el tocino de los postulados economicistas, nada científicos, por otra parte.

Porque, por poner un ejemplo, en los EE UU. en 1950, costaba un barril de petróleo de energía (exploración, perforación, bombeo, transporte, refino, distribución, etc.) extraer 50 barriles. Hoy con un barril de petróleo se extraen solo cinco barriles y ya sabe todo el mundo que en una década más, extraer un barril de energía costará otro en la inmensa mayoría de pozos estadounidenses.

En ese momento, y en esos numerosos sitios, ya no se extraerán más barriles de petróleo, aunque el barril se pusiese a mil dólares, porque es una imposibilidad física, no económica. Es el ejemplo de la moto que tiene un depósito con autonomía para andar 200 Km. y la gasolinera más cercana está a cien kilómetros. Sucede que la moto no sirve para nada más que para ir y venir a cargar el depósito, independientemente del precio del combustible.

CONTRADICCIONES Y CINISMOS ENERGÉTICOS

Las duraciones estimadas de los combustibles fósiles y nucleares en el planeta están calculadas sobre dos hipótesis: una contradictoria y la otra cínica. La contradictoria es que los datos de la Tabla 1, suponen que el consumo de 2001 se mantendrá estable hasta agotar las reservas, mientras que la realidad de los modelos económicos imperantes, sigue planificando ciegamente crecimientos económicos, ergo energéticos, de entre el 2 y el 6% acumulativo anual en casi todos los países.

Otra cosa es que las leyes físicas, no las económicas ni las políticas, se lo vayan a permitir. Otra cosa es si es primero el huevo de la recesión económica y por ello de la caída de la demanda de combustibles o si se trata de la gallina del límite máximo de producción mundial de petróleo y eso es lo que provoca el freno económico, aunque nadie lo quiera confesar.

Por otra parte, el sacrosanto objetivo de crecer sin límites, un 3% de crecimiento anual supone, matemáticamente, duplicar el consumo en apenas 25 años y por tanto, acortar las reservas en proporción. Como apunte, en las tres décadas de los años 60 al 90, la Humanidad ha consumido, transformado o quemado más energía que en toda su Historia anterior. Este modelo es inaguantable y explotará sin remedio antes de un cuarto de siglo.

La hipótesis cínica es que los datos de duración de reservas de la Tabla 1 están suponiendo que los pobres del planeta, que representando el 75% de la población humana, apenas consumen el 25% de la energía, renuncian a conseguir el nivel de bienestar de los poderosos; esto es, renuncian al "American way of life" o más exactamente, aceptan quedarse en los niveles de consumo actuales.

De lo contrario, el consumo mundial debería multiplicarse unas 9 veces y las reservas mundiales se acortarían en una proporción y con una rapidez que, además de no poder ser, como decía el torero, resulta imposible. Esto también dice mucho sobre la actitud de los poderosos, continuamente anunciando, de forma hipócrita, que ayudarán a los pobres, cuando la realidad mundial está gritando que no hay voluntad alguna de hacerlo, mientras se siga con los modelos económicos y forma de vida actuales.

EL PROBLEMA NO ARRANCA CON EL FIN DE LA PRODUCCIÓN, SINO CON SU PICO MÁXIMO.

Aunque quedan apenas cuatro décadas para acabar el petróleo si se mantiene el ritmo de consumo actual y ya se ha visto que no se mantiene, sino que en las últimas décadas ha crecido al menos un 2% acumulativo anual, el principal problema de la falta de energía se planteará no dentro de cuatro décadas, sino que empezará a manifestar sus síntomas, justo en cuanto la producción llegue a su pico máximo de producción, que es mucho antes.

King Hubbert, experto mundialmente famoso por predecir que los pozos de petróleo siguen una curva en forma de campana, desde el punto de descubrimiento, pasando por el de pico máximo de producción, para luego declinar inexorablemente, realizó medidas de multitud de curvas de explotación de pozos y llegó a la conclusión de que la suma de campanas de cada pozo, produce una campana de explotación petrolífera de cada país y la suma de las campanas de todos los países productores, impone una curva de explotación del petróleo mundial, también en forma de campana.

Hubbert predijo en los años 50, con asombrosa exactitud, que los EE UU llegarían a su pico máximo de producción en 1970. Los que entonces le creyeron loco, hoy le veneran como el padre de las predicciones petrolíferas. EE.UU. empezó su declive, precisamente ese año y hoy produce menos de la mitad que en 1970 y debe importar más de la mitad del petróleo que consume.

La curva de producción y reservas de los EE UU es la más significativa, por ser la más antigua (sus pozos fueron los primeros en ser explotados al máximo) de cómo los recursos no renovables, como su propio nombre indica, se agotan sin remedio y sin que la más impresionante tecnología, ni los recursos financieros más poderosos puedan evitarlo.

Esto a su vez tiene una evidente implicación en el constante aumento de la dependencia de los EE UU del oro negro y refleja perfectamente los nerviosos movimientos de quien se ha dado cuerda a sí mismo para terminar ahorcado y se empieza a ver bajo el árbol, con su incesante voracidad y su fe ciega e integrista en que el sistema del "American Way of Life" era el mejor de los posibles y por tanto, no era materia de discusión y solo podía seguir haciendo lo que sabía: crecer ad infinitum. El siguiente gráfico ilustra hacia donde va el futuro en los EE UU:

Las curvas inexorables de Hubbert predicen, según quien las interpreta, que el petróleo de todo el mundo llegará a su pico máximo de producción entre el 2004 y el 2010 (Colin J. Campbell, Richard C. Duncan, Walter Youngquist, Jean Lahèrrére y muchas otras fuentes que cita con gran respeto incluso el gran gurú Jeremy Rifkin en su último libro sobre el asunto, titulado "La economía del hidrógeno").

Las diferencias de interpretación sobre cuando se alcanza el pico para caer de forma inevitable, van, en el caso de los más optimistas, hasta el 2015 o el 2030 (Agencia Internacional de la Energía (IEA, en inglés) o el United States Geological Survey, USGS norteamericano. En el fondo, es lo mismo, porque incluso si eso fuese cierto, ya tendría que estar toda la sociedad industrial en estado de alerta máxima, transformándose a otro tipo de consumo para llegar a tiempo; pero ni hay combustible alternativo al 40% del consumo energético humano, ni hay tiempo para transformar a toda la sociedad industrial.

Por otra parte, están los avisos a navegantes de los geólogos de mayor reputación mundial, en el sentido de que sus propias predicciones de llegar al pico entre el 2004 y el 2010, podrían resultar optimistas y podríamos estar ya tocando techo, si como se temen, los datos de las reservas, hechos por los principales productores mundiales en los años 80 y 90, siempre al alza, sin relación con prospecciones reales, se hubiesen dado por motivos espurios, como que las cuotas de la OPEP se asignaban, en parte, por el volumen de reservas que se les suponían, o también porque a mayor número de reservas, mayores créditos en los centros financieros mundiales.

Incluso el año 2020 es mañana mismo, en términos históricos. Y ahí radica el gran problema. No en cuando se acabe totalmente (menos de medio siglo: también mañana en términos históricos), sino en cuando se empieza a producir menos cada año que el anterior, sin remedio y para siempre, por imposición de las leyes físicas. ¿Cómo van a reaccionar los políticos y los economistas, que solo saben programar crecimientos? ¿Y a qué están esperando?

Porque ese es el momento de la ruptura del sistema económico cuyo dogma es el crecimiento continuo. Es el momento en el que los ministros de economía y los primeros ministros tienen que empezar a reconocer que sus economías no crecerán y no saben inventar otra cosa que el crecimiento económico en cinta sin fin. Veremos más adelante cuales de ellos son los países y grupos humanos que primero empezarán su llanto y crujir sus dientes...

¿SOLAR Y EÓLICA? SI, PERO...

Las energías alternativas no aparecen en la Tabla 1, porque siguen siendo insignificantes a nivel mundial en 2002. El problema de sustituir con energía solar y/o eólica a los consumos tradicionales actuales y futuros, en el poco tiempo de que se dispone, es que su producción es básicamente en forma eléctrica y esta forma de energía es hoy solo el 12,5 % del consumo total mundial (aunque por los rendimientos mundiales de transformación, tengan que quemar para ello cerca del 27% de los combustibles fósiles y el 100% de los nucleares).

Así, además de tener que producir sistemas solares y/o eólicos para reemplazar a los combustibles fósiles y nucleares en las pocas décadas disponibles, lo que podría ser técnicamente posible, habría que reestructurar, como mínimo, las tres cuartas partes de la sociedad industrial mundial que hoy consume en forma no eléctrica. Y eso ya es una obra de envergadura ciclópea.

Pensemos que si tener la infraestructura actual nos ha costado quemar la mitad de la energía fósil y ciento cincuenta años de trabajo en todo el mundo, transformar, como mínimo el 70% de la misma en dos décadas puede llevarse el resto de la energía fósil disponible. ¿Y luego, qué?

Uno quisiera creer que esto también es posible, como sugieren las organizaciones ecologistas y como cree el inefable nuevo apóstol del hidrógeno, Jeremy Rifkin, pero a juzgar por la orientación puramente belicista que están tomando los países más industriales en torno a las fuentes convencionales de energía, parece que ya han descartado esa opción y se mueven exclusivamente por la senda de exterminio bélico de todo potencial adversario de los recursos menguantes del planeta.

Sistemas como la aviación civil mundial, los ejércitos o la maquinaria agrícola, como los tractores, son imposibles de imaginar con propulsión eléctrica. El transporte marítimo, la maquinaria de obras públicas y minera, de difícil aprovechamiento y el transporte terrestre también, salvo que cambien drásticamente los modelos sociales, algo que ni siquiera se ve esbozado, de forma seria.

Por último, conviene precisar que la sustitución a esta escala planetaria, representaría, con las células fotovoltáicas de mayor rendimiento, ocupar entre 250.000 y un millón de kilómetros cuadrados de superficie de continentes en zonas muy soleadas y supondrían un complicado traslado de las zonas de producción a las actuales de consumo y de las zonas diurnas a las nocturnas y por ser también muy difícil el almacenamiento de las enormes cantidades de energía demandadas. Si bien siempre preferible a lo fósil y a lo nuclear, lo solar deviene en algo no tan ecológico, si hay que hacerlo a esa escala. Y ello sin considerar que, desde el punto de vista energético es bastante dudoso que una célula fotovoltaica no consuma más energía (fósil generalmente) en su producción, que la que va a generar a lo largo de toda su vida útil ,estimada en unos 30 años. Algo similar ocurre con la energía eólica.

¿NUCLEAR? NO, GRACIAS.

En cuanto a las energías nucleares alternativas, se habla de la de fusión, pero este artículo ni la considera, por varias razones. Una de ellas son las ingentes pérdidas calóricas que tendría (del orden del 80% de la energía útil, que multiplicaría exponencialmente los problemas de calentamiento atmosférico).

Además, parece poco realizable la instalación de cerca de 8.000 centrales nucleares que habría que colocar, de potencia similar a las 430 actuales en servicio, que apenas aportan hoy el 7 % de las necesidades humanas de energía. Ni hay dinero para hacer tantas centrales en tan poco tiempo, ni hay reservas de uranio para alimentarlas, si se hicieran.

Porque si hay ahora uranio para 60 años al 6 ó 7% de contribución energética mundial, si la energía nuclear tuviese que alcanzar, digamos el 50% del consumo energético mundial, quedaría uranio para apenas una década, que es, como mínimo el tiempo en que se tardaría en construir unas 200 centrales nucleares, si hubiese dinero y fe en que iban a servir para algo. Lo del torero: lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible.

La energía de fusión, dicen que podría ser una alternativa, pero es si tuviese visos de estar comercialmente disponible antes de un siglo, lo que es muy improbable, por no decir imposible y suponiendo que los pobres puedan pagarse esta costosísimas y poco duraderas estructuras y que el combustible, que se dice ilimitado (cuando se refieren al deuterio), no se agota, como el uranio, porque la reacción, en el único modelo que se experimenta, requiere también un isótopo radioactivo de tritio, que sale del litio, que también es muy escaso en la corteza terrestre.

Además, claro está, de producir solo electricidad, con el problema que antes se ha señalado al respecto.

EL HIDRÓGENO Y LAS PILAS DE COMBUSTIBLE: EL NUEVO MITO O EL BÁLSAMO DE FIERABRÁS

Desde hace algunos años, se están desarrollando grandes campañas que juzgo intencionadamente planificadas, para hacer ver que el hidrógeno es nuestra fuente de salvación y a tratar de presentarlo como el combustible del futuro, limpio, ecológico, no contaminante e ilimitado. La campaña ha tenido el apoyo, como broche, del famoso Jeremy Rifkin, autor de "El fin del trabajo", quien ahora ha publicado "La economía del hidrógeno".

Al igual que con "El fin del trabajo", su espectacular arranque de vuelo de perdiz, con multitud de datos bien elaborados, que cuentan grandes verdades, termina con un final de gallináceo. Si en el fin del trabajo, su brillante exposición sobre los males que achacan al mundo moderno, termina con una invitación a que los puestos que destruye el maquinismo y la brutalidad capitalista sean suplidos con voluntariados, ONG’s y demás cuerpos de paz, en "La economía del hidrógeno, su no menos brillante exposición de los males que aquejan al mundo industrial y capitalista y el agotamiento inminente e inexorable del petróleo, terminan con una apología de hidrógeno digna de mejor causa.

La relevante posición de Rifkin, como asesor de muchos gobiernos occidentales en temas variados, cobrador de conferencias y gurú de las sociedades modernas, ha hecho que su conclusión, no por ser tan acientífica, como científica es toda su exposición previa, no haya caído en saco roto: la Unión Europea acaba de dotar más de dos mil millones de Euros a los desarrollos energéticos alternativos, especialmente los basados en el hidrógeno. Seguramente, ese era el propósito: que los jugosos y sustanciales fondos europeos fueran a caer en las manos de los que son asesorados por Rifkin; terminarán en manos de grandes multinacionales, como BMW, Volkswagen, Mercedes y demás multinacionales francesas y alemanas que ya llevaban tiempo diciendo que están invirtiendo en estos desarrollos.

Pero el problema del hidrógeno es que no es una fuente de energía; es, en el mejor de los casos, un simple transportador de energía y más acertadamente, un sumidero de energía. Esto es, el hidrógeno no se encuentra libre en la naturaleza, como el petróleo, el gas o el carbón y por tanto, obtener hidrógeno cuesta también energía.

Cuando uno extrae x unidades de energía de la naturaleza y para ello emplea menos de x unidades de energía, a la materia base obtenida se la denomina fuente  de energía. Pero si, como en el caso de hidrógeno, para separar este elemento del compuesto químico en el que se halle (sea éste el agua, muy abundante, o el gas natural, del que actualmente se extrae la mitad del hidrógeno que se produce en el mundo) se gasta más energía para obtenerlo que la que luego proporciona el hidrógeno cuando se quema, mal asunto: tenemos un sumidero  de energía.

Esto lo dicen las leyes de la termodinámica y lo dice le propio Rifkin al principio de su libro, pero luego, como muchos otros, se olvida de la ley más inquebrantable del universo y pasa a jugar con las maquinitas de movimiento perpetuo, prohibidas expresamente por la física y por la razón, por muy bien que las pinten. Son ecuaciones tan bonitas y deseables imposibles; son como la escalera cerrada en cuatro tramos que pintan con falsa perspectiva y que siempre sube o baja indefinidamente.

Si existiesen esas máquinas de movimiento perpetuo o esas maravillosas escaleras, todos elegiríamos llegar al punto deseado bajando, que es más cómodo, nunca subiendo. Así que los inventores del motor de agua que no contamina, ya pueden ir explicando con qué otra energía van a sacar el hidrógeno que impulsará su sociedad futura. Y lo tienen que explicar con más detalle que Rifkin, para que nos lo creamos, porque si para ello se apoyan en la energía eólica o en la solar, apaga y vámonos.

UN OBVIO Y PELIGROSO DESEQUILIBRIO

La evidencia de la acuciante escasez energética de las próximas décadas o años, se hace aún más patente para los grandes consumidores, cuando se analiza la desequilibrada relación entre las producciones, los consumos y las reservas de los principales países, como se ve en las Tablas 2 y 3.

Tablas 2 y 3. BALANCE ENERGÉTICO DE PETRÓLEO Y GAS EN LAS PRINCIPALES ÁREAS

 

Continúa.

Última Edición: Jueves, 01 Enero 1970 @ 01:00 CET| Hits: 32.301 Ver la versión para imprimir