El profesor Vicenç Navarro es un respetado e infatigable luchador por las causas de la justicia social y un economista de reconocido prestigio mundial, que ha contribuido en buena medida al programa económico de Podemos en estas últimas elecciones.
Coincidiendo completamente con él en su visión de una sociedad más justa y equitativa, con mejor reparto de la riqueza y sus propuestas de reorientar las actividades humanas de las más depredadoras o derrochadoras a otras que aporten más valor a la sociedad, como por ejemplo, su afán por incrementar las actividades dedicadas a los cuidados, hay dos visiones o apuestas suyas con las que seguimos sin coincidir.
Una es su idea de que es bastante posible y viable “desmaterializar” de alguna forma, o mejor, de una forma importante, la actividad económica del consumo de energía.
La otra, su renovada fe y apuesta por las modernas energías renovables para sacarnos del marasmo energético fósil en el que nos encontramos y al mismo tiempo que se resuelve el gravísimo problema del cambio climático (con cuya apreciación de la gravedad también coincidimos), crear de paso muchos más puestos del necesitado trabajo.
Vaya esta propuesta como una invitación a la reflexión.
En su columna del pasado 23 de febrero de 2016, titulada “el cambio climático es peor que lo que se ha dicho”, el profesor Navarro vuelve a desgranar ambos argumentos.
Seguimos coincidiendo con Navarro en que los dirigentes políticos de este mundo han vuelto a encauzar las protestas y preocupaciones que llegaron hasta la Cumbre de París sobre el Clima, para dejar en agua de borrajas, una vez más, las aspiraciones a un mundo para evitar un calentamiento global suicida.
Pero aquí, divergimos en la metodología y forma de abordar las propuestas. La inmensa mayoría de los preocupados y concernidos por el calentamiento global y el cambio climático que induce, estaban como mucho proponiendo limitaciones a las emisiones. Es decir, abordaban los efectos, deseando mitigarlos. Pero la inmensa mayoría no abordaba el problema de las causas. Va siendo hora de ser serios.
Si hoy emitimos 35.000 millones de toneladas de carbono al año a la atmósfera, que son unas 7 toneladas por habitante y año de promedio y aquí es importante señalar orwellianamente que unos somos mucho más iguales que otros, es básica, principal e incontestablemente, porque quemamos unos 11.000 millones de toneladas de petróleo equivalente (Mtpe) en combustibles fósiles y biomasa y desechos, aparte de otros 700 Mtpe quemando uranio para las centrales nucleares. Esta es la causa que desde luego ningún gobierno quiere abordar y la verdadera causa que ignoran, consciente o inconscientemente, también muchas organizaciones ecologistas y que incluso el profesor Navarro prácticamente obvia en su artículo.
Trends in Global CO2 emissions. 2015 Report. PBL Netherlands Environmental Agency. Figure 2.1. página 11 http://edgar.jrc.ec.europa.eu/news_docs/jrc-2015-trends-in-global-co2-emissions-2015-report-98184.pdf
International Energy Agency. Sankey Diagram 2013. http://www.iea.org/sankey/