El diario Cinco Días informaba el pasado día 30 de noviembre de las intenciones de crear una zona de libre comercio en el sudeste asiático en el artículo
China y el sudeste asiático crean la mayor zona de libre comercio del mundo. Si la Unión europea ha traído el euro como principal bandera, una zona de libre comercio cerrada a los países asiáticos plantea dos disyuntivas en esa misma línea para los socios de China: protegerse del imparable auge de su economía o añadirse a su rueda aprovechando las posibilidades de su inmenso mercado. En ambos casos parece difícil una moneda única asiática, pero sí más probable un valor cada vez más fuerte del yuan frente a la devaluación del dólar americano.
De todos modos, tras la crisis 97-98 del sudeste asiático, Japón puso sobre la mesa un FMA (Fondo Monetario Asiático) que reestructurara las economías dañadas según intereses bancarios más orientales y no tan occidentales. La propuesta terminó en nada gracias a la influencia del FMI, pero la economía occidental no pudo impedir un reguero constante de numerosas negociaciones entre los consolidados mercados asiáticos y China.
Si se fortalecen los acuerdos con el tiempo y por el camino acontece una recesión económica pareja a la del 79-83 será muy difícil impedir la constitución de un FMA que salvaguarde esta nueva zona de libre comercio y en consecuencia el auge de una nueva moneda que entre en liza con el par dólar-euro. Tal vez un par Yen-Yuan.
Es importante observar, por otro lado, los movimientos al respecto que realicen países tan importantes como Japón, Corea, Taiwan Singapur y sobre todo India.