Crisis Energética Foros

Hoy tratamos en Efecto Placebo las repercusiones que esta teniendo la crisis en la salud mental de las personas incidiendo especialmente en los efectos que tiene en pacientes de edad avanzada.Con Gemma Caupena (psiquiatra) conducido por Ana Barba

tenemos más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena.

Florent Marcellesi, Coordinador de Ecopolítica, Jean Gadrey, economista y miembro del consejo científico de ATTAC Francia, Borja Barragué, investigador de la Universidad autónoma de Madrid.

Publicado en Diario Público, el 27 de febrero del 2013.

El futuro de las pensiones se plantea con demasiada frecuencia basándose en el crecimiento económico infinito y olvidando completamente la crisis ecológica. Se nos dice a menudo, incluso desde la izquierda, que si el Producto Interior Bruto (PIB) fuese en 2050 más del doble que en 2013 (o sea, una tasa de crecimiento medio del 1,9% anual), no habría un verdadero problema de financiación: si el «pastel» aumenta, puede distribuirse una mayor parte a las personas jubiladas sin quitarle nada a nadie. Es el argumento que, por ejemplo, encontramos en el artículo de Vicenç Navarro publicado el 6 del 2013 en El País (disponible en su blog). Dada nuestra cercanía ideológica con este autor en torno a la cuestión de la justicia social, el propósito de este artículo es debatir algunas de sus aserciones para que los movimientos transformadores integren el fin del crecimiento en sus reflexiones y en su práctica.

Estimados / as lectores / as,
Escribo este post después de unos comentarios sobre el post anterior y también, como siempre, para clarificar aspectos que en las charlas sobre crisis energética no quedan, quizás, bastante explicados. Por tanto, este, más que un post de divulgación sobre Oil Crash es, podríamos decir, una pequeña incursión avanzada, que va al detalle de alguno de los procesos y experiencias por los que vamos pasando los que hace tiempo que damos vueltas al cambio de paradigma ya la crisis de modelo societario que padecemos.

Un punto importante a enfatizar es que, desde mi punto de vista, hay que separar entre la comprensión racional de un problema y su aceptación emocional, la primera, más superficial, debería prepararse para la segunda. Pero los caminos del inconsciente son siempre tortuosas, entonces necesitamos modelos (esquemas, ideas, imágenes) que nos tranquilicen ante la incertidumbre y la inseguridad que nos provoca el cambio, mientras va avanzando la aceptación emocional. Se ha citado a menudo como referente el modelo de la doctora Klüber-Ross , el cual nos aporta una cierta tranquilidad racional, pero incluso llegados a la fase de aceptación racional es difícil manejar la contrapartida emocional.

es sólo una primera aproximación, que, seamos honestos, es bastante poco operativa ante la gestión emocional del problema que se nos presenta: el Oil Crash. Este modelo es, básicamente, la descripción de un proceso individual ante un problema individual (la propia finitud). Para explicar mejor la idea anterior, os propongo un ejemplo: pensemos en alguien a quien el médico diagnostica una enfermedad grave (pero muy rara), esta persona salvo algunos síntomas menores, puede llevar una vida normal. En principio, esta persona, seguiría las fases descritas por el modelo Klüber-Ross (sintetizada en el gráfico de más arriba), pero ahora suponemos además que, de manera constante y continuada, las personas que lo rodean; familiares, amigos, hasta Aun algún médico no especialista, le dicen que no tiene nada, que los síntomas que tiene son puramente psicológicos y que son pasajeros, e incluso estos médicos no especialistas, niegan esta enfermedad, diciendo que no está suficientemente documentada más allá de síntomas debidos al estrés. Cómo reaccionaría esa persona? Tendría dos opciones: obviar el problema y hacer como si nada o, por el contrario, aceptar racionalmente la evidencia de su enfermedad y luchar en dos frentes: el proceso de aceptación emocional de la enfermedad y el proceso social de negación de su realidad. Ya vemos que esta situación es durísima y que, por tanto, las fases del modelo Klüber-Ross no nos pueden guiar en la percepción racional de la magnitud del problema. El lector concienciado ya intuirá a continuación que el problema no termina aquí: ¿qué pasa si esa persona, sufriendo esta enfermedad, se acaba dando cuenta de que no sólo él tiene esta enfermedad terminal, sino que la gran mayoría de la sociedad la sufre y que la posibilidad de superarla pasa necesariamente porque la mayoría de la sociedad acepte que padece esta enfermedad? El impacto a nivel individual es aún más brutal y su gestión a nivel emocional individual, aunque lo será más, en consecuencia. Del ejemplo anterior podemos deducir pues que los peakoilers tenemos un problema doble: por un lado el trabajo de aceptación emocional del colapso del modelo socioeconómico actual y, además, el entorno desfavorable (por decirlo en unos términos eufemísticos) que pondrá aún más palos en las ruedas a este proceso de aceptación.

Ante pues esta situación, una estrategia posible es adoptar un proceso en dos áreas (la práctica de las cuales no tiene porque ser secuencial en el tiempo): integración emocional individual y gestión de la influencia ambiental.

La gestión de la influencia ambiental, dependerá fuertemente de cómo hacemos esta integración emocional. En cuanto a la integración emocional pues, debemos comprender que existe un conflicto entre la percepción racional de la realidad y su integración emocional. Este no es un hecho evidente y nos explica por qué gente preparada y muy inteligente no acepta el Peak Oil o, si lo hace, no resulta de ello una acción coherente con esta realidad. También nos explica el problema que tenemos los peakoilers en integrar nuestra percepción racional: un cierto grado de colapso del sistema es inevitable, en cambio, es muy difícil reaccionar ante esta realidad racional con una respuesta emocional coherente y serena (no depresiva). Y fruto de esto último es lo que he venido escribiendo en varios posts en este blog, o se ha escrito en otras webs o sin ir más lejos, el post más reciente en el blog de ​​Antonio Turiel . Es todo esto un sinsentido? Pienso que no, los trabajos del profesor Antonio Damasio sobre la parte emocional en nuestro funcionamiento y en nuestra toma de decisiones, son claves para entender este último punto.



En este sentido, el proceso de racionalización que seguimos para afrontar esta crisis es también extremadamente importante, es decir, las herramientas a nivel intelectual y de conocimiento que tengamos al alcance, nos ayudarán a avanzar en este camino de aceptación del cambio y la incertidumbre. Una primera aproximación a la gestión racional de este 'conflicto' conceptual-emocional, ya la di en los dos posts anteriores. Esta aproximación nace del hecho de contextualizar nuestra situación actual, y por eso me parece muy adecuado citar a Tainter:

'Los ciudadanos de las sociedades modernas no se dan cuenta que somos una anomalía de la historia. A lo largo de varios millones de años que sabemos de la vida de seres humanos, la unidad política común ha sido la pequeña comunidad, autónoma, que actúa de forma independiente, y en gran medida autosuficiente ...
De ello surge un dilema: hoy estamos mayormente familiarizados con las formas políticas que son una rareza de la historia, las pensamos como normales y, en cambio, vemos como algo ajeno a la mayoría de la experiencia humana. Es poco sorprendente pues que el colapso se vea tan terriblemente. ' (Joseph. A. Tainter: The collapse of complex societies ')

Es decir, la historia nos enseña que la situación actual es una anomalía, la excepción, y que, por tanto, lo que estamos haciendo en la actualidad es volver a la situación normal, entendiendo por normal lo que ha sucedido durante más tiempo. Una estrategia (de entre las muchas que tenemos que ir buscando) es tomar una perspectiva histórica por 'objetivizar' y relativizar el problema.
Por otra parte, precisamente porque la situación psicológica que 'padecemos' es más compleja que el proceso psicológico de aceptación del modelo Klüber-Ross, las etapas o fases de su modelo presentarán una plasticidad (las fases por las que pasamos no tienen porque ser estables y mucho menos secuenciales) que hará que nos desorientamos. En este sentido no hay que extrañarse de encontrarnos en dinámicas mentales en que aparezcan dudas o desánimo. El ejemplo ilustrativo y divertido del estado al que me refiero lo podemos encontrar en la película Matrix , cuando uno de los personajes es pregunta: 'porque demonios no elegí la píldora azul?' o dicho de otra manera, porque no puedo dejar de ser un catastrofista y simplemente seguir en la ignorancia?

La respuesta es clara: actitudes derrotistas o de evasión no son aceptables para una persona madura. La diferencia entre un catastrofista y un peakoiler concienciado es que el peakoiler afronta la dificultad con la serenidad que le aporta la objetivización de la realidad y, ésta, a su vez, se fundamenta en la relativización de los acontecimientos para situarlos en su justa perspectiva histórica y social.

Otro aspecto que creo positivo en la evolución de este conflicto interno razón-emoción es la conexión que existe entre el mundo interno emocional y la reacción colectiva que es, básicamente, también emocional, intuitiva y que tiene unos mecanismos, por tanto, muy alejados de una fría racionalidad. Así pues las situaciones cotidianas que vamos viviendo para adaptarnos e integrar el colapso que viviremos, no son más que un entrenamiento 'a pequeña escala de lo que luego sucederá a nivel general. Por lo tanto, si es así, la gestión emocional que hacemos ahora y la estabilidad que vamos ganando, nos ayudarán en un entorno que, recordémoslo, tiene muchas posibilidades de ser socialmente inestable (de eso ya hablé en este y este post).

Flexibilidad mental y gestión emocional son la herramienta más potente frente a la incertidumbre y el colapso, tenemos la oportunidad, por suerte o por circunstancias, saber que esta crisis no acabará nunca, que nuestro nivel de vida material será cada vez más y más bajo y que vamos hacia unos tiempos muy difíciles. La gran diferencia con respecto a alguien que se niegue a aceptarlo es que, sabiéndolo, no nos dejaremos llevar por cantos de sirena ni nos dejaremos arrastrar, si fuera el caso, por las explosiones furibundas de las masas rabietas.
Saludos,