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Bruselas subencionará los cultivos energeticos


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piz®

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Bruselas propone subvencionar el 50% de los costes del paso del cultivo tradicional al energético



Plantea la ampliación de las ayudas para este tipo de producción a todos los países de la UE

Redacción / EP
La Comisión Europea propuso hoy subvencionar con hasta el 50% los costes que generen a los agricultores el cambio desde el cultivo tradicional a los cultivos energéticos multianuales donde se incluyen los cultivos de rotación (de crecimiento rápido) y los cultivos "elefante" o miscanthus, (de gran crecimiento), que pueden ser utilizados para producir grandes cantidades de energía.

Según informó el Ejecutivo comunitario en un comunicado, el objetivo de la propuesta es potenciar la producción de cultivos energéticos que, según recordó su portavoz de Agricultura, Michael Mann, es "una prioridad de la comisaria Fischer Boel tanto como medio para ayudar a los agricultores como para reducir la dependencia energética exterior de la UE".

Datos de la Comisión indican que la producción de productos energéticos agrícolas como el bioetanol y biodiesel, así como la construcción de instalaciones para su fabricación, han aumentado dramáticamente en los últimos años.

Asimismo, reflejan que muchos Estados miembros han adoptado medidas a nivel nacional para apoyar la producción y uso del biofuel, así como para cumplir la Iniciativa de Biofuels de la Comisión, una "ambiciosa" estrategia para reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados y la contaminación y para abrir nuevas posibilidades económicas en países en vías de desarrollo.

Sin embargo, este tipo de producción agrícola no se ha mostrado muy competitivo hasta el momento, aunque el portavoz de Agricultura argumentó que "con el precio actual del crudo está haciéndose viable económicamente. Por eso cada vez más gente cambia a este tipo de cultivo".

En su opinión, este procedimiento sirvió como válvula de escape de los efectos de la reforma del sector del azúcar cuando, recordó, "propusimos que algunos de los productores pasaran a la producción de bioetanol como alternativa".

La Comisión considera que la producción de bioetanoles de segunda generación hará a este sector productivo cada vez más competitivo aunque "todo depende también de los regímenes de tasación nacionales en los Estados miembros", puntualizó Mann.

"Obviamente, nuestras ayudas son un factor importante cuando un agricultor se cambia a este tipo de cultivos, pero tampoco podemos saber cuánta producción habría sin nuestra subvención", concluyó el portavoz, que recordó que las ayudas a los cultivos energéticos han sido un importante incentivo para que los granjeros cultiven este tipo de producto y no alimentos.

AYUDAS PARA TODOS
Por otra parte, la propuesta de la Comisión también pretende extender el sistema de ayudas para los cultivos energéticos a los ocho países de la Unión Europea que aún no se benefician de el (República Checa, Estonia, Chipre, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia y Eslovaquia) y elevar de 1,5 a dos millones de hectáreas la superficie máxima de los campos para que éstos sean susceptibles de beneficiarse de estos fondos.

Con la propuesta de ampliar el sistema hasta incluir a todos los países de la UE la Comisión busca acabar con la discriminación que se produce en estos ocho Estados miembros en los que no se aplica el Esquema de Pago Único (SPS) de la Política Agrícola Común (PAC) y al que sí se acogen los 15 antiguos países de la UE más Malta y Eslovenia.

Los ocho restantes están cubiertos por el denominado Esquema de Pago de Área Única (SAPS), que implica el pago de cantidades uniformes a las tierras elegibles hasta un máximo establecido por los acuerdos de acceso a la UE.

Al margen de estos sistemas, con la reforma de la PAC en 2003 la Comisión creó un esquema de ayudas para los cultivos energéticos que aporta una ayuda extra de 45 euros por hectárea a los productores de las materias primas del biofuel, hasta un máximo de un millón y medio de hectáreas.

Sin embargo, esta ayuda extraordinaria no puede ser solicitada por los países del SAPS, hecho que la Comisión pretende ahora cambiar con esta nueva propuesta. También conllevaría un aumento de la extensión de tierra beneficiaria de las ayudas hasta dos millones de hectáreas.

"Estas ayudas las reciben los agricultores que las solicitan, siempre que no se sobrepase el máximo de territorio autorizado, es decir, un millón y medio de hectáreas ahora, que la Comisión propone se amplíe a dos millones", informó el portavoz de Agricultura y Desarrollo Rural, Michael Mann.

En opinión de la comisaria de Agricultura y Desarrollo Rural, Mariann Fischer Boel, "necesitamos hacer todo lo que podamos para animar a la producción de las materias primas de los biofuel".

SIMPLIFICAR LA PAC
Al mismo tiempo, el Ejecutivo comunitario sugirió una moratoria para el SAPS, que expira en 2008, hasta 2010. El objetivo será "hacer la PAC tan simple como sea posible", explicó Mann.

"La comisaria Fischer Boel quiere que la PAC sea lo más simple de administrar posible y por eso el SAPS nos parece la mejor idea, porque es mucho más sencillo que el Esquema de Pago Único de los otros países", explicó Mann.

Añadió que "vamos a revisar la PAC en 2008 para ver dónde estamos exactamente y consideramos que sería un poco inconsistente si hiciéramos cambiar de sistema a los agricultores de ocho países justo en el momento en que estamos examinando el futuro de la política".

Otras medidas que incluye la propuesta de la Comisión para hacer la PAC más funcional son la simplificación de las reglas de elegibilidad SPS para los olivares y la clarificación de que el cambio del SAPS al SPS no se aplicará al sector del azúcar.

Asimismo, los ocho Estados miembros que funcionan en el marco del SAPS deberán comenzar a partir de 2009 a cumplir con los requisitos de medioambiente; salud animal, pública y vegetal; y bienestar animal que se exige al resto de Estados miembros, independientemente de que el SAPS se amplíe hasta 2010 o no.





http://www.diariosigloxxi.com/noticia.php?ts=20060922171910



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Siguiendo con la noticia de Piz, parece que algo se está moviendo en España en el mundo de las renovables, en favor de los biocombustibles y la cogeneración con materia orgánica de todo tipo y en detrimento de las energías eólica (sobre todo) y solar fotovoltaico (después). He aquí la noticia aparecida en el suplemento de Negocios del domingo 24 de septiembre del diario español El País, que reporducimos, por su interés publico. Obsérvese que el título ya trata de vender que están haciendo un favor a las teirras de cultivo que se quedan baldías; es decir, que como estamos sobrados de agua para la agricultura, de terrenos para la alimentación humana y los vamos dejando libres, no queda más remedio que ayudar a los agricultores con cultivos energéticos (esto es, para alimentar máquinas). Obsérvese que ya se admite abiertamente que la mayor parte de las instalaciones de producción y refino se están planificando y construyendo en puertos, aceptando, por otra parte (¡oh, contradicción!) que la mayor parte de la pasta o la materia prima, va a venir de campos lejanos y ajenos. Obsérvese como terminarán haciendo leyes para que los cazaprimas puedan acceder al coto, aunque toda la caza venga del exterior; es decir, que podrán pillar prima, aunque la materia no se haya producido en el país que ofrece la prima. Sólo con que se haya procesado o refinado, se podrá cobrar. Al tiempo:

CITA

Alternativas para las tierras agrícolas

Casi 1,5 millones de hectáreas pueden tener como salida de futuro la producción de biocombustibles.

VIDAL MATÉ
NEGOCIOS - Economía - 24-09-2006

La producción de biocarburantes a partir de materias primas agrícolas constituye uno de los objetivos comunitarios para reducir la dependencia energética del petróleo. En España ese compromiso supondrá además la posibilidad de utilizar casi 1,5 millones de hectáreas de secano y regadío para el cultivo de cereales y plantas oleaginosas en tierras que hoy corren peligro de quedar abandonadas.

De acuerdo con los compromisos comunitarios para impulsar el desarrollo de la biomasa y los biocarburantes como sustitución del petróleo, el Plan de Energías Renovables (PER) aprobado por la Administración española contempla el objetivo de que, en 2010, el 5,75% de la demanda de combustible para el transporte proceda de los biocarburantes.

Este compromiso es asumido por Agricultura, industrias y organizaciones agrarias. Si embargo, todas las partes están de acuerdo en la conveniencia de acelerar el cumplimiento de ese porcentaje y poder llegar al 10% entre 2010 y 2012.

Para llegar a ese objetivo, las partes más importantes implicadas, el sector agrario y las industrias, han planteado sus reivindicaciones. Desde el sector agrario se reclama a la Unión Europea un aumento del actual nivel de ayudas de 45 euros por hectárea y que se incremente el techo de 1,5 millones de hectáreas con derecho a subvención para toda la UE. La Administración y el sector agrario español coinciden también en plantear en Bruselas una subida de la ayuda de entre 70 y 90 euros, lo que supondría un aliciente a la hora de realizar las siembras. Por su parte, las industrias mantienen sus peticiones de rebaja de la fiscalidad para el uso de los biocarburantes y una normativa más favorable para la utilización de esos productos por parte de las compañías petroleras, que en el pasado han mantenido fuertes reticencias.

Desde la perspectiva industrial, los últimos años y sobre todo los últimos meses han sido escenario de abundantes iniciativas empresariales para la construcción de industrias destinadas tanto a la producción de bioetanol a partir de cereales, biomasa y alcohol vínico, como de biodiésel a partir de aceites vegetales y aceites usados. En esta carrera se encuentran algunos de los grandes grupos industriales ya relacionados con el sector de los biocarburantes, así como otros que han desembarcado en esta actividad, como Abengoa, Repsol, EHN, Biocarburantes de Cataluña, Acciona, Ecoteo, Sniace, Ebro Puleva, SOS, Acor, ARJ, Simsa y Sesostris, junto a numerosas iniciativas que van desde la Administración a través de la empresa pública Sepides, del IDAE y de pequeñas cooperativas agrarias.

En lo que afecta al sector agrario, para la producción del 5,75% de los biocombustibles para el transporte previsto en el PER es necesario disponer de casi dos millones de materia prima de toneladas equivalentes de petróleo (tep). De esa cifra, 750.000 toneladas deberían ser para la obtención de bioetanol, 550.000 de cereales y biomasa y 200.000 de alcohol vínico. Para la producción de biodiésel se deberán disponer de 1.211.000 toneladas equivalentes de petróleo, de las que 1.021.800 serían de aceites vegetales puros y otras 200.000 toneladas de aceites usados.

Una salida necesaria

Al menos sobre el papel, la producción de esa materia prima para la obtención de biocombustible se presenta como la salida para 1,5 millones de hectáreas ahora dedicadas a la producción de cereales o grasas tanto para la alimentación humana como para la animal. En principio, para lograr esos objetivos de materia prima se estima necesaria la siembra de 546.000 hectáreas de cultivo de trigos, 245.000 hectáreas de cebadas, 52.000 hectáreas de maíz y otras 50.000 hectáreas de remolacha, en lo que afecta a la producción de bioetanol.

En el caso de materia prima para la producción de biodiésel, las primeras previsiones apuntan a la necesidad de contar con más de 400.000 hectáreas para la producción de colza en tierras de secano y en regadío, con unas previsiones de cosecha por hectárea entre los 2.300 y los 2.500 kilos.

El girasol se ha considerado tradicionalmente como un cultivo para el que su uso como biocombustible era una importante salida para grandes superficies de secano y regadío. Sin embargo, la realidad es que dado su componente de yodo y sus precios, sus posibilidades para utilizar en la producción de biocombustibles son más reducidas que la colza. En la producción de biodiésel, los estudios técnicos sitúan el porcentaje de colza en un 50%, para distribuir el otro 50% entre otros aceites como palma, soja o girasol. El precio más alto del girasol puede ser un factor determinante para una menor utilización de la prevista

La Administración y el sector agrario coinciden en señalar las grandes posibilidades que ofrece la producción de materias primas para biocombustibles en una parte del campo donde se temen graves problemas de abandonos por el pago de las ayudas sin producir y la falta de relevo generacional, sobre todo en la España interior. Sin embargo, ante esta alternativa histórica desde el sector agrario ya se han planteado los primeros interrogantes y temores a que el biocombustible sea un negocio para la industria, pero no una salida para las producciones agrícolas nacionales.

Materias importadas

Desde la organización agraria UPA se advierte que más del 50% de las plantas para la producción de biocarburantes se han establecido en las costas y que las mismas tienen capacidad para producir más del 70% del total del biocombustible proyectado. Esa situación, se considera en medios agrarios, reflejaría la posición de unas industrias interesadas en la obtención de los biocarburantes, pero con una clara inclinación por la utilización de materia prima procedente del exterior.

De hecho, una de las primeras plantas en entrar en producción para la obtención de bioetanol como la ubicada en Salamanca, propiedad de Abengoa y Ebro Puleva, ya ha utilizado las primeras 300.000 toneladas de trigo inglés importado por los puertos del norte, aunque la operación se llevó a cabo la campaña anterior, con la cosecha de cereales más baja de las últimas décadas por la sequía. Las importaciones no se contemplan, sin embargo, por las industrias como una acción puntual, sino como una vía normal de abastecimiento de materias primas simplemente en función de los precios de los mercados.

El tren para el campo y el medio rural sólo pasa una vez

La producción de biocombustibles se presenta como la gran salida para la actividad agraria y, sobre todo, para el medio rural. Sin embargo, para ello, señalan las organizaciones agrarias, se debe lograr un equilibrio entre los intereses de los agricultores y de los industriales, algo que en su opinión no existe en este momento.

Según los datos elaborados por la Administración y recogidos en el PER, con las medidas fiscales previstas y los precios actuales del petróleo, las industrias podrían pagar la cebada a 0,12 euros el kilo; el trigo, a 0,152 euros, y el girasol, a 0,15 euros el kilo. Frente a esas cotizaciones, los contratos realizados en la última campaña han sido de una media de 0,105 euros por kilo para las cebadas; 0,12 euros, para los trigos, y 0,19 euros el kilo para el maíz, lo que supone una cifra carente de interés al estar por debajo de los precios del mercado y exigir mayores controles burocráticos.

Desde medios industriales se alega que el agricultor complementa esa cifra con la ayuda comunitaria, lo que le permite unos ingresos finales iguales o superiores a los del mercado.

Para el responsable técnico de UPA, Javier Alejandre, si realmente se pretende que los biocombustibles sean la salida para cientos de miles de hectáreas en el futuro en las zonas menos favorecidas del país, es preciso cambiar esta situación. Para ello se reclama un mayor compromiso de Agricultura en esta apuesta y una mayor presencia en las relaciones entre agricultores e industriales. De lo contrario, estima, se puede perder un tren para siempre en el campo y en el medio rural.



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TEdison

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El gobierno de España tiene previsto que crezca el porcentaje de biocombustibles en el consumo energético del país. Desde el punto de vista ecologista, ¿buena o mala noticia?

En el número de otoño de 2006, 49, de la revista "El ecologista", el profesor de economía Óscar Carpintero cuestiona que se trate de una buena noticia. Bajo el título
Biocombustibles y uso energético de la biomasa: un análisis crítico (p. 20/27)

y el lema
Resulta mucho más razonable el uso de la materia orgánica para la mejora de los suelos

Carpintero cuestiona las ventajas atribuidas desde sectores del ecologismo a los biocombustibles. A saber:
- La energía obtenida es superior a la invertida en la producción del cultivo de base y en su fabricación.
- Desde el punto de vista de las emisiones de CO2 la biomasa y los biocombustibles tendrían un efecto neutral, emitirían a la atmósfera el carbono que previamente habrían absorbido en el proceso de la fotosíntesis.
- Dadas las condiciones de crisis estructural de la agricultura y de despoblación del medio rural, la alternativa de los biocombustibles (a través de cultivos energéticos) serviría para frenar población en esos territorios y frenar un proceso demográfico tan negativo.

Según Carpintero -que cita estudios del 2005 y el 2006, también del aqui cuestionado Daniel Pimentel- ni la experiencia y el estudio de las técnicas actuales respaldan estas afirmaciones, ni la forma de explotación de los biocultivos confirma que se pueda producir ese proceso de fijación de la población rural. Toda vez que no se dan
estas ventajas, resulta contrario al principio del precaución hacer una apuesta fuerte por los biocombustibles: hay peligro de que los biocultivos favorezcan la erosión, son muy consumidores de agua, "producir el 10% del combustible en EE.UU. con etanol requeriría 22*10^6 has." y el consumo anual medio de un coche por año es siete veces más grano que el que necesita un individuo para alimentarse durante un año.

La quema de residuos agrícolas para producir energía sí arrojaría un balance positivo, pero
existe un destino más provechoso, la elaboración de compost y la devolución al territorio de aquella parte que previamente se ha extraído. Dada la preocupante situación de nuestros suelos, necesitan un aporte anual de 232 millones de toneladas de materia orgánica. Resulta un lujo completamente innecesario quemar la biomasa para obtener energía.

En este contexto, defender los biocombustibles como forma "verde" de cubrir la demanda de energía sería como defender los trasvases como forma de cubrir la demanda de agua: sería caer en un error que
evitaría por enésima vez prestar atención al ahorro y la reducción. Siendo tantas las posibilidades por explorar en este terreno, no sería sensato dar alas al viejo enfoque de ampliación de la disponibilidad energética.


Carpintero compara la inversión pública en desarrollo de biocombustibles con la destinada a la energía solar, y concluye que hay un agravio comparativo que dificulta el avance hacia una articulación de los modos de producción y consumo sobre fuentes energéticas renovables -distintas a los inseguros y derrochadores biocombustibles-.

En resumen, apuesta
por un uso de la biomasa y de los residuos orgánicos que permita cerrar los ciclos de biomasa y devolver a la tierra la materia orgánica que se le extrajo, para así aumentar la fertilidad y reducir la erosión de los suelos... No dejemos que el porcentaje de biocombustible que se nos propone desde arriba se convierta en una rémora de la que luego tengamos que arrepentirnos.

En mi opinión, por su claridad y su relativa amplia difusión, el artículo es útil para fijar el debate que de vez en cuando retorna en estas páginas. No niego que no tenga sus defectos. Aparte de la típica invocación ritual a los estomagosos ripios de Jorge Riechmann -traduzca usted a Heiner Müller para esto-, resulta un tanto limitado cargar la mano sobre el mal balance energético de los biocombustibles en la actualidad. Después de todo, que su balance energético haya sido negativo hasta ahora no significa que lo vaya a ser siempre, ni que sea permanentemente un uso incompatible con la regeneración del compost. En tan importante comparar los biocombustibles con otras renovables -para ver cual merece ser más subvencionada- como preguntarse por sus posibilidades si se producen a otras escalas -como se ha dicho muchas veces en estas páginas, no es lo mismo la producción industrializada que el autoabastecimiento a pequeña escala; no es que yo esté de acuerdo con este matiz, es que creo que habría que tenerlo en cuenta-.

Con todo, insisto, un artículo interesante y que quizás estuviera bien tomar como referencia, basándose en sus datos y no en suposiciones. Resulta lamentable que el biobalsamo de Fierabras de los biocombustibles reciba todas las bendiciones oficiales para mejor anear el consumo desmadrado, postergando propuestas razonables y nada traumáticas de ahorro como las que hace Ecologistas en acción.
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Dies irae, dies irae. 2006, aniversario de Dmitri Shostakovich.

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