Crisis Energética Foros

Personalmente creo que el Biodisel no es "LA" solución al tema energetico sino una alternativa mas, sobre todo en un pais como el mio, Argentina. Principalmente por que es un pais muy grande, con una produccion de aceites vegetales enorme y poco poblado.
El uso que considero mas logico para el biodisel seria la propia produccion agricola (tractores, cosechadores, camionetas, camiones, generadores electricos en campos).
Les dejo un articulo mas de Clarin que habla ahora de lo que tiene que ver con lo numeros.
Prometo luego colocar luego un post de como un productor agropecuario se autoabastece en cuanto a combustible y electricidad gracias al biodisel.

Saludos

15/05/2004

El momento del biodiesel

Esta semana, la paridad de importación del gasoil equiparó al valor virtual del biodisel producido a escala.

El miércoles último se produjo un hito en la relación de precios entre el biodiesel y el gasoil. Ese día la paridad de importación del gasoil equiparó al precio virtual del biodiesel producido a escala, con la legislación actual y comercializado respetando los márgenes de la intermediación de los combustibles de origen fósil en el mercado interno.

Considerando el tiempo que demoran las obras de construcción de las plantas de producción de biodiesel a escala que Argentina requiere, si hubiéramos tenido una mayoría de políticos comprometidos por el país, tendríamos hoy oferta de biodiesel a precio competitivo.

Ojalá que se internalicen las enseñanzas que deja esta crisis energética y después de las deliberaciones necesarias, se sancione dentro de poco tiempo, un proyecto de ley nacional, acorde a las necesidades de nuestro país.

En momentos que las grandes industrias aceiteras argentinas están participando de la segunda ola de importantes inversiones en el sector, podríamos comenzar a palpitar el día después de la piedra fundamental de los biocombustibles, el que sin lugar a dudas está representado por esta ley nacional.

A principios de la década del noventa unos pocos analistas agropecuarios plantearon la posibilidad de desarrollar en Argentina el biodiesel frente a una mayoría que los miraban con cara de asombro en algún caso y desprecio, en otros. Frases como "no va a andar" o "es pura teoría, la propuesta desaparecerá cuando el aceite tenga un precio de U$S 600 la tonelada", abundaban entre los detractores.

Pasaron varios años hasta llegar al año 2000, período en el cual se produjo una sobreoferta en los mercados mundiales de aceites vegetales y con ella un derrumbe de precios.

En nuestro país y en otros países emergentes, se revitalizó entonces la discusión técnica y política acerca de la viabilidad de un desarrollo a escala de los biocombustibles en general y del biodiesel en particular.

En ese momento, muchos vieron en el biodiesel la posibilidad de generar un "efecto riqueza", por un cambio de la curva de demanda de oleaginosas y con ella, la fijación de un precio más alto para éstas.

Otros vieron en este combustible, la posibilidad de coadyuvar a un desarrollo sustentable del ambiente y lamentablemente, otros más cortoplacistas, vieron la posibilidad de obtener un combustible más económico que el gasoil.

Esta última postura poco racional tomó fuerza y por ello, como espuma, sus promotores desaparecieron ni bien se recompusieron los precios de las oleaginosas y de los aceites, ya que el biodiesel dejó de ser competitivo desde el punto de vista económico.

Mientras tanto, en países como Alemania, Austria, Francia, Italia y EE.UU., por citar algunos, los biocombustibles representaban una alternativa al nuevo paradigma energético, en momentos que el exceso de emisiones generadas por los combustibles de fuente fósil, ponen en peligro las reservas de aire.

La conciencia ambiental en estos países pesa más que la cuestión del precio relativo. El Estado promueve en ellos con políticas activas, el desarrollo de los biocombustibles y de esta forma, se suavizan las asimetrías en los costos de producción de ellos frente a los combustibles de fuente fósil.

Enormes plantas de biodiesel se construyeron en Europa para abastecer una creciente demanda, la que irá sustituyendo paulatinamente un porcentaje de gasoil —por imperio de la ley—, cumpliendo así con las restricciones impuestas en materia de calidad de combustibles por la Autoridad Comunitaria —hecho que sin lugar a dudas representa una oportunidad comercial para las exportaciones argentinas de biocombustibles—. En EE.UU. tomó un fuertísimo impulso el desarrollo de etanol a partir de la molienda húmeda del maíz y también, se está desarrollando con fuerza, el biodiesel. Ni hablar de Brasil, hoy por hoy el mayor productor mundial de etanol —a partir de la caña de azúcar— y un jugador en ascenso con relación al biodiesel —empezó a investigarlo con posterioridad a Argentina, pero ya superó a nuestro país ampliamente—.

El mundo hoy acepta que la llegada final de los biocombustibles es irreversible. En el caso del biodiesel, podemos seguir planteándolo más allá del precio actual de los aceites —U$S 560/600 por tonelada menos el efecto de los derechos específicos sobre las exportaciones—, porque va más allá de una visión cortoplacista, desterrando el planteo de los detractores; y aunque se lo plantee con una visión economicista, el elevado precio relativo frente al gasoil, se diluye en un corte al 5% como el propuesto en uno de los proyectos de ley. Miguel Campos, a través de una nota dirigida a la Comisión de Agricultura de Diputados, destacó también la importancia del corte obligatorio de gasoil y naftas con un 5 % de biodiesel y bioetanol.