Seré esclavo de mis palabras

“Cada uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”

Aristóteles

 Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.

Fragmento de letrillas satíricas.

Francisco de Quevedo

En estos tiempos de tribulación, me debato entre la retirada, del mundo, que la edad va aconsejando, y vivir en la sensatez de Aristóteles y por otra parte, siento también el impulso, siempre guerrero, del pendenciero Quevedo, que no puede dejar de echar la verdad de la boca, cuando es amarga y toca con su hiel al alma.

Este de Crisis Energética ha sido, desde hace más de 20 años, un espacio para hablar de energía, sí, pero ha mantenido también abierto un espacio de debate no restringido a la energía en exclusividad, pues que materia y energía forman parte de una misma sustancia y el ser humano y sus múltiples vicisitudes sociales y políticas andan necesariamente envueltas en ese sustrato.

Tengo últimamente una sensación de que se acerca el fin de un tiempo, de una forma de vivir, de un modelo de sociedad, quizá del fin de una especie, quizá la nuestra, con muchas otras por delante.

Seguramente es una falsa apreciación y lo más probable es que lo que se esté acercando sea el fin de mi tiempo.

De cualquier forma, abro un pequeño capítulo en este, que ha sido mi hogar virtual durante dos décadas, para someterme a la esclavitud de las palabras que iré desgranando en sucesivos momentos.

Me acojo a este rincón, desde el que, cual Diógenes en su barril, pueda salir a buscar, en pleno día, con una lámpara encendida, por las calles de este mundo virtual a los hombres honestos (hoy se diría personas, para no dejar abandonadas a las mujeres), que estoy seguro de que las hay, si no quiero volverme un cínico como el de Sinope.

No adquiero compromiso alguno de regularidad y deseo a todos muy buena suerte en los jesuíticos tiempos que se nos presentan por delante.

Saludos

Pedro Prieto