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Lo de siempre

  • Martes, 15 Junio 2021 @ 14:09 CEST
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En el artículo de hoy voy a comentar una noticia que afecta a la ciudad de Barcelona, algo local, pero que se puede extrapolar a multitud de ciudades y pueblos del mundo. Y se puede extrapolar poque las tácticas de los poderes económicos, esos basados en el BAU (Bussiness as Usual) o crecer-crecer, son siempre las mismas. A saber: crear la necesidad, utilizar los medios propagandisticos pertinentes, y crear la presión necesaria bajo la soflama del "bien común" (su bien común) y la preservación del medio ambiente. Por tanto, si en este caso se trata de un aeropuerto este puede substituirse por un proyecto minero, por una gran infraestructura, por una gran aventura espacial... en realidad por todo aquello que comporte las ganancias de unos pocos en detrimento de muchos y sin ningún tipo de escrúpulos respecto al medio ambiente. Ganancias en el corto plazo y que saben que no serviran para aquello a que estaban destinadas pero que les proporcionaran pingües beneficios (y mantener el statu quo un poco más).

Estos días, poco después de la toma de posesión del nuevo presidente de la Generalitat de Catalunya, hemos asistido a la demanda por parte de los poderes económicos catalanes para la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat (La ampliación de El Prat, la mayor inversión del Estado en una década, La prueba de El Prat, La ampliación de El Prat es "imprescindible" e "inaplazable", Más de 200 entidades reclaman la ampliación del aeropuerto de El Prat: "Es imprescindible").

Paralelamente a la demanda, inaplazable e imprescindible según los poderes económicos, van creciendo las reticencias por una parte de la Sociedad afectada que ve como esta demanda puede significar la desaparición definitiva del delta del Llobregat y una degradación medioambiental (incluyendo aquí la contaminación acústica, a menudo olvidada, y la pérdida de espacio agrario) del entorno (La Ricarda, el estanque que se interpone a la ampliación del aeropuerto de Barcelona, Ecologistas se manifiestan contra la ampliación del aeropuerto de El Prat, Pros y contras de la ampliación del Aeropuerto de Barcelona: lagunas, aviones y una decisión en manos de la UE, El último oasis agrícola de Barcelona, El Delta del Llobregat, una historia de abandono institucional)

El delta del Llobregat era, puesto que hoy en día queda ya muy poco de él, una gran llanura aluvial de tierras fértiles. Tierra donde los campesinos cultivaban una amplia variedad de especies hortícolas que después abastecían a la gran ciudad de Barcelona. Una gran extensión de terreno fértil y llano, donde la gente de la ciudad iba a pasar días de vacaciones y de asueto.

Pero ese paraje idílico fue progresivamente desapareciendo. En el año 1920, l’Hospitalet (de Llobregat) ya perdió parte de su litoral (sí, la gente de l’Hospitalet tenia playa a la que iban a bañarse (entre otras cosas)!!) porque un decreto estatal hizo ceder casi la mitad de su término municipal para la construcción de un puerto franco. Puerto que no pudo llevarse a término puesto que no hubo suficientes recursos económicos para ello (primero la Dictadura de Primo de Rivera, luego la Guerra Civil y después la postguerra). Pero en los años 50 (1950), el estado decidió la construcción de la Zona Franca para ubicar las empresas que no cabían en Barcelona (y con ello llegó la construcción de la Seat en la Zona Franca). Paralelamente empezó la construcción de edificios para alojar a más y más gente que llegaban a la ciudad procedentes de otros lugares de España atraídos por la bonanza industrial de Barcelona. Los terrenos llanos del Delta, los mejores para cultivar, se perdieron en la construcción. Se desarrollaron ciudades en un abrir y cerrar de ojos. Los campesinos y pescadores tuvieron paulatinamente que dejar sus tierras y barcos. La ampliación del puerto y la construcción del aeropuerto (con sus sucesivas ampliaciones) hicieron el resto.

Al final, la proximidad del delta a Barcelona ha comportado que una gran parte de su superficie donde antes había humedales, pinares y tierras de cultivo (de hortalizas y frutales), haya quedado sepultada bajo edificios, asfalto y cemento. A pesar de toda esta degradación, el delta aún conserva algunos humedales (entre otros los de Remolar-Filipinas, La Ricarda, el estanque de Cal Tet, la playa de Ca l’Arana, la Murtra...) y zonas de terrenos agrícolas de alto valor. Los espacios naturales de este conjunto, superviviente de las contínuas agresiones y en franco retroceso, forma parte de la red Natura 2000 (como zona de especial protección de aves) reconocida y avalada por la comunidad Europea. La misma comunidad que ya ha advertido a España y al gobierno de la Generalitat en diversas ocasiones de la necesidad de protección frente a las agresiones constantes que sufren los mencionados espacios naturales. Protección que se han saltado ya otras veces (como en la ampliación del puerto)

Cuando formaba parte del claustro del Instituto Verdaguer de Barcelona, tuve la oportunidad de visitar una de las lagunas mejor conservadas: La Laguna Ricarda. Fue una suerte trabajar en este instituto junto a una de las hijas – una excelente profesora de matemáticas y aficionada a la astronomía (además de una gran persona) – de los Gomis. La familia Gomis es la propietaria de la casa Gomis. Ésta es una famosa casa enclavada en uno de los márgenes de la laguna Ricarda y ejemplo importante de la integración de la arquitectura con el medio ambiente. De la visita cabe destacar la impresión de estar en otro mundo. A pesar de estar tan sólo a pocos kilómetros de una ciudad tan grande como Barcelona, aquello era un remanso de paz y belleza. Un ecosistema privilegiado para las aves acuáticas, para la flora y para las personas. Un ecosistema delicado que suministra biodiversidad para lo que queda del Delta.

Si algún ávido lector ha llegado hasta aquí, se estará preguntando a que viene todo este escrito sobre el delta y sus tierras. No pretende ser tan sólo una defensa ecológica del delta, que también, sino una denuncia de nuestros políticos y economistas (sobretodo de los tierraplanistas, que son legión).

¿Que parte no han entendido de la comparecencia de Antonio Turiel en el senado o de su aparición en "la sexta columna". Con los datos de la Agencia Internacional de la Energía en la mano (agencia por otra parte siempre optimista en cuanto a los recursos energéticos), de aquí al 2025 la humanidad experimentará un descenso de entre un 30 a 50% de la producción de petróleo. Dado que éste es un factor limitante, ya que la mayoría de procesos industriales (incluyendo el transporte, minería, procesado, elaboración, mantenimiento, instalación...) dependen de él, la noticia en si debería hacernos reflexionar. En nuestro caso este hecho va a suponer una reducción drástica de los ingresos por turismo -entre otros- y un agravamiento de la actual crisis económica. No parece que la aviación se vaya a librar de los efectos del encarecimiento de los combustibles fósiles ni de su progresiva escasez (ver Primer paso para informar y educar sobre el fin de la sociedad termo-industrial (y sus consecuencias))

¿Ampliar el aeropuerto porque en el 2024 se va a llegar a más de 55 millones de viajeros? ¿Ampliar el aeropuerto porque así nos va a llegar un Turismo de más calidad (económica, claro)? ¿Ampliar el aeropuerto porque es inaplazable e indispensable? ¿Ampliar el aeropuerto como via de recuperación para la economía postcovid? ¿Ampliar el aeropuerto y destrozar la laguna Ricarda y su entorno cambiándolos por otras zonas? ¿Perder tierras de cultivo y biodiversidad para una supuesta mejora de la actividad aeroportuaria?

Si los que realizan la petición fueran lerdos, imbéciles o ignorantes, no habría merecido la pena perder el tiempo escribiendo estas líneas. No lo son. Puede que no estén bien informados algunos, pero seguro que más de uno sabe de sobras de que va el tema del agotamiento de los recursos energéticos. Especialmente aquellos que invitaron a Antonio Turiel al Senado (ERC y Bildu). Recordemos que ERC es el partido que actualmente gobierna en coalición junto a Junts y la CUP en Catalunya. Por otra parte, en el programa político de la CUP (al menos el del 2015) queda claro que su grupo es consciente del problema del agotamiento de los recursos energéticos fósiles (ver Elecciones municipales y autonómicas en España: la crisis energética, según los partidos ). Esto podría explicar el porqué del repentino cambio de estos tres partidos políticos ante la ampliación (han pasado de pedirla a no estar a favor).

No entraré en berenjenales políticos, aunque debo decir que hace más de 10 años trabajé junto a asesores del Sr. Romeva (actualmente preso) y conocían perfectamente el tema del cenit del petróleo y trabajaban en ello (otra cosa es que hicieran algo, porque según ellos el decrecimiento ni vendía ni vende políticamente...).

De los economistas, qué decir... La mayoría de grupos firmantes cuentan con los tierraplanistas –a saber, aquellos que piensan que los recursos son infinitos y aunque se acaben siempre se pueden substituir por otros– y partidarios del BAU (crecer-crecer o "hasta el infinito y más allá"). En su credo no entra la palabra sostenibilidad más que para retorcerla, mancillarla y forzarla en las justificaciones a sus proyectos. Proyectos que la mayoría de las veces socializan las perdidas (esto es, paga el erario público) y privatizan las ganancias (que se quedan ellos).

Y esto, esto último: La socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias es LO DE SIEMPRE. En este caso, me parece que los firmantes de la petición para la ampliación del aeropuerto saben perfectamente que no va a ser posible la ampliación ni que tampoco iba a servir de nada ante las perspectivas de declive ligadas a la disminución de los combustibles fósiles. Pero hay una inversión, un afloje de mosca (dinero) que es ya (1700 milllones de euros en 10-15 años, de los que 390 millones se pagarían ahora para que las obras empezaran en el 2027...) y que se puede tener en mano para después correr volando. Nadie podrá decir que no han velado por el interés general. Cuando no pueda llevarse a cabo lo proyectado vendrán las excusas: ¿Quién iba a saber que esto iba a pasar? ¿Quién podía prever semejante catástrofe para los intereses de todos? etc. Pero el dinero alguien ya se lo habrá embolsado y la laguna Ricarda y una parte del delta ya habrán desaparecido (¡por el bien común y la sostenibilidad, claro está!).

LO DE SIEMPRE. La banca siempre gana (puede entrenerse el lector viendo qué bancos participan en la mayoría de las instituciones y diarios que han presionado y están presionando al nuevo ejecutivo para la ampliación del Prat). Lo mismo que pasa y pasará con las electrolineras (que pagaremos entre todos para disfrute de unos pocos, ver Usted va a pagar el coche eléctrico, aunque nunca tenga uno ), o con los proyectos faraónicos de construcción de parques solares y eólicos (ver Distopía XII: Un café en la bahía).

Va siendo hora de cambiar el guion. Va siendo hora de que el bien común (el de todos/as) prevalezca sobre el particular. Porque como decía Einstein: Si se buscan resultados distintos conviene no hacer siempre lo mismo (lo de siempre).