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¿Hacia dónde vamos?

  • Lunes, 12 Diciembre 2016 @ 16:50 CET
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Artículo escrito por el compañero sergio.

"Lo que sigue es, con seguridad, el artículo más escalofriante que jamás he leído y es el más alarmante que FTW haya publicado jamás. Incluso aunque hemos visto a la CNN, al periódico británico The Independent y a la revista Jane’s Defence Weekly reconocer la realidad del cenit del petróleo y el gas en esta última semana, reconociendo que las reservas mundiales de gas y petróleo son un 80% inferiores a lo previsto, también vemos que no se ha dedicado apenas nada a pensar en el sinfín de crisis que ciertamente están por venir; al menos en términos de ideas accesibles al público".

El párrafo entrecomillado, forma parte de la introducción que el desaparecido Michael C. Ruppert, editor de "From The Wilderness Publications", realizara al trabajo de Dale Allen Pfeiffer, "Eating Fossil Fuels", y que "Crisis Energética" presentara, traducido al español, bajo el título "Comiendo combustibles fósiles", en un ya lejano verano de 2004.

Aquel trabajo tuvo, probablemente en un número significativo de personas, entre las que me encuentro, poco menos que carácter de revelación (de "iniciático" seguro prefieren tildarlo los negacionistas del evento), en la amarga conciencia del "pico del petróleo", teoría en la que, precisamente, se fundamenta.

El tiempo transcurrió y siguieron escribiéndose y editándose decenas; cientos de trabajos de diferente procedencia y una misma preocupación. Pero el declive respecto a expectativas y niveles de adhesión estaba en marcha. Sin "contrapartida inmediata"; reclamada de forma airada su palpable demostración; la prueba incontestable de un nivel óptimo de certidumbre, como si se tratase de la caída de la manzana, terminó por hacer mella en un colectivo de hombres y mujeres por obvias razones no muy numeroso.

Dale Allen Pfeiffer, geólogo y militante libertario, se apartó de manera no muy amistosa de FTW y centró su actividad, según parece y entre otras cosas, "en la literatura de ficción".

Michael C. Rupert, ex policía de Los Ángeles; músico; periodista de investigación; escritor y conferenciante; definido despectivamente como "teórico de la conspiración" y "alarmista", se suicidó en su domicilio el 13 de abril de 2014, mediante un disparo en la cabeza. Forman parte de su ya olvidado legado, decenas de apariciones públicas, artículos y 2 o 3 libros, uno de ellos titulado "Confronting Collapse...", con prólogo de Colin Campbell; y el documental de título homónimo, también de 2009. En el, además de un torrente de información y apreciaciones subjetivas, puede a su vez apreciarse, al decir de una de las críticas realizadas sobre el documental, "varios momentos inmensamente conmovedores", además de a un "hombre enojado, solo, vulnerable, cuya vida personifica el título del documental, tanto como lo hace con el mundo".

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Aunque en el plano personal me siento inmensamente gratificado por la vida y le estoy sinceramente agradecido respecto a lo que entiendo como trascendente de la misma, relacionado con el amor familiar y la amistad, cada tanto tiempo no puedo evitar sentirme integrante del "partido de los perdedores" como, me consta, gusta a muchos definirnos: ¡no tengo ninguna "buena nueva" para anunciar a mis conciudadanos! Por el contrario, mis reflexiones y prédica provocan generalmente desazón, ningún entusiasmo y, a veces, increíbles niveles de ira en mis interlocutores. Aunque sean los más próximos y nos amen. Y, claro, nosotros a ellas y ellos.

Una conciencia lúcida sobre un asunto terminante y sin solución de continuidad, va ganando espacio en nuestros corazones hasta que, bajo determinadas circunstancias y a partir de un esfuerzo considerable, probablemente sintamos que poseé algún sentido mantener un intercambio sobre crecimiento futuro, empleo, desarrollo y el grueso de los tópicos que dominan el anhelante imaginario de 9 de cada 10 de quienes nos rodean, en tanto nos parecen, en puridad, irrelevantes.

¿La vanidad personificada? ¡No! ¡La dolorosa e impotente convicción de lo irreparable!

Sergio.