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Revista NATURE: El cenit o pico ahora es un “punto de inflexión”

  • Domingo, 29 Enero 2012 @ 20:33 CET
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La revista Nature ha publicado en su edición de 26 de enero de 2012 un artículo titulado Oil's tipping point has passed, que en castellano, podría traducirse como “El punto de inflexión del petróleo ha pasado”.

Dada la importancia de esta revista y del tema que trata, nos permitimos realizar los comentarios a dicho artículo, que al ser de pago no puede ser reproducido en esta web.

Los autores del artículo son James Murray un científico que trabaja en la Escuela de Oceanografía de Washington en Seattle y relacionado generalmente con los aspectos del cambio climático y David King, director de la Smith School of Enterprise and the Environment de Oxford.

En primer lugar, hay que agradecer a Nature que aunque sea de rondón, hayan decidido publicar el problema de la llegada al cenit del petróleo.

Pero resulta que los principales medios científicos, económicos y políticos llevan años ocultando o ignorando, cuando no despreciando por apocalíptico, el fenómeno puramente físico y geológico del cenit del petróleo y ahora se descuelgan con esta finura de titular: “oil’s tipping point”; es decir, punto de inflexión del petróleo.

Todo ello, en vez de hablar claramente del concepto consolidado a nivel mundial, aunque no en los grandes medios cenit (Peak oil) que sólo en inglés alcanza los casi 64 millones de entradas en Internet. Y cuando hablan de él, lo hacen furtivamente, mencionándolo apenas una vez, entre líneas y sin citar las fuentes que habían previsto esto.
Nature habla ahora en retrospectiva del cenit, utilizando el cinismo retroactivo de la AIE (a la que incluso citan), diciendo que esa planicie de 2005 en adelante ahora parece tener mala pinta.Resulta que ahora y solo ahora parecen haberse dado cuenta Murray y King y la propia Nature, que la extracción de petróleo había alccanzado un techo aparente en 2005 (apparent production cap, lo llaman).
En otro gráfico que merece la pena resaltar, vuelven a una generalización reciente del absurdo: el que las revistas científicas estén utilizando cada vez más datos económicos para apoyar teorías que deberían ser físicas o geológicas o cuando más de ingeniería, incluso aunque sea para afirmar (¡¡ahora!!), que algo parece estar pasando.
Y colocan ese gráfico que venimos manejando desde hace al menos un par de años, lo presentado y comentado por personas como Tom Murphy (autor del blog Do the Math) o discutido en toda la comunidad de los que creemos en el inminente cenit petrolífero, Antonio Turiel en su famoso y cercano blog The Oil Crash. Este gráfico, que no dejha de ser un análisis económico y no científico, muestra la observada “inelasticidad” de la oferta, a pesar de que los precios entre 1997 y 2011, en la que estos suben y dan golpetazos al alza (y algunas veces a la baja para volver siempre a subir en promedio) y con carácter salvaje y desordenado, pero mostrando claramente que llega un momento en que el aumento de precios no produce un aumento de la oferta.
Este gráfico, ahora puesto de otra forma, pero en sustancia indicando exactamente lo mismo, fue inspirado a su vez por una discusión en The Oil Drum dirigido por Gail the Actuary, utilizando las fuentes públicas de la Energy Information Administration (IEA). Debería producir algo de vergüenza y sonrojo para Nature que los autores que publica utilicen materiales previos de otros sin ni siquiera citar las fuentes de las que beben.
Con estos criterios de investigación, uno ya no sabe si está leyendo Nature o el Financial Times, ya que el artículo está trufado de datos de precios del petróleo. Mucha economía y poca geología o poca ciencia.
Los autores repiten argumentos ya utilizados por la comunidad del cenit del petróleo, sin apenas citarlos, tales como el que llevan años utilizando para sacudirse a los falaces que identifican a esta comunidad con apocalípticos que aseguran que el petróleo se acaba.
En realidad, jamás los que han popularizado el concepto del “Peak oil” han dicho tal cosa, sino más bien que se trata de un problema de límite máximo de flujos aportados a la sociedad, sobre todo de forma neta. Esto es lo que ahora vienen también a mencionar los autores, pero de nuevo, ignorando a los que primero utilizan el concepto.
Sin embargo, es de apreciar el esfuerzo de estos autores por divulgar (Nature tiene una capacidad de divulgación incomparable) aspectos claves que la comunidad del cenit del petróleo lleva años intentando. Por ejemplo, que el petróleo no convencional no va a poder sustituir adecuadamente a los ritmos de caída por agotamiento de los grandes yacimientos de petróleo convencional.
Citan incluso al Energy Watch Group, ya citado en esta web hace años, para indicar que el carbón tampoco va a poder ser una alterntiva al petróleo, por su también próxima llegada al cenit. Lo mismo hacen respecto del gas de esquistos o pizarra; del gas no convencional, por el problema de los declives rapidísimos que se empiezan a verificar en los muchos pozos recientemente incorporados a la extracción, especialmente en los EE. UU.
Citan también a la AIE y de nuevo vuelven a conclusiones economicistas al señalar que un precio de 100 $/barril llevará a la economía global a una situación de riesgo. Ahora los precios andan por los 110 $/barril y la reciente decisión del fin de semana del Parlamento iraní de bloquear anticipadamente a Europa los suministros petrolíferos iraníes puede llevarse los precios a niveles muy preocupantes, riesgos de conflicto internacional de alto calado aparte.
Las conclusiones de estos autores no pueden ser más superficiales y nefastas: por supuesto aumentar la eficiencia (el mito que ahorra y del que nadie evalúa el gasto inicial en energía y en dinero que puede suponer poner las infraestructuras mundiales en mejores condiciones); la subida de impuestos para mantener los precios altos (¿¡no les parecen todavía suficientemente altos o es que no saben que ya hay miles de millones de personas que no pueden siquiera pagarse los precios actuales!? ¿No se les ha ocurrido pensar en lo que les puede pasar?) y por supuesto promueven descaradamente el renacimiento de la energía nuclear, como si tampoco costase energía inicial y como si todos los países del mundo pudieran acceder a esta energía y no hubiese también problemas enormes con las muy limitadas reservas probadas de uranio (Reasonable Assured Reserves o RAR, en terminología inglesa) .
En fin, uno no sabe si agradecer a los autores haber introducido el debate en Nature y haberlo popularizado o si lamentarse de la baja calidad del artículo, que por cierto ha dado pie inmediatamente a varias respuestas airadas, criticando el concepto del cenit del petróleo sobre todo de economistas en diversos medios, a pesar de su reciente publicación. Ver, por ejemplo
del Council of Foreign Relations o bien
del periodista del Herald Tom Dennis, ejemplo de economicista entrado a enjuiciar revistas científicas que se meten a economicistas.