Bienvenidos a la Internacional
- Sábado, 21 Mayo 2011 @ 14:17 CEST
- Autor: Daniel
- Lecturas 2.022
Este es el título del artículo de Rafael Poch, enviado especial de La Vanguardia en Berlín, dedicado a analizar las movilizaciones masivas que se están dando esta semana en España. Creo que Poch da en el clavo en su análisis cuando recuerda que "todos los problemas apuntados se generaron en un contexto internacional", y que por tanto la protesta y el movimiento debería extenderse, como mínimo en el contexto europeo, ya que "todo lo que la actual iniciativa apunta; la falta de contenido de la actual democracia, la desigualdad e injusticia, la corrupción y su impunidad, el latrocinio especulador del sistema financiero, etc., etc., superan ampliamente el ámbito de la soberanía nacional, y no se pueden resolver sin una intervención internacional."
El movimiento Democracia Real Ya, 15-M y otros que han surgido en estos últimos días pueden identificarse con una sensación de hartazgo y de profunda estafa, cometida por los políticos, a sueldo o presionados por los auténticos señores del mundo, los movimientos capitales internacionales, preocupados únicamente por su propia supervivencia. Puede resultar anárquico, poco concreto, utópico, no importa. Basta mirar el resultado de la acción de las supersofisticada maquinaría financiera, armada de potentes instituciones y mercenarios de la academia económica, el desastre financiero. Así que no hay sentido en pedirle peras al olmo, esto es un comienzo, y como apunta Poch, irá bien si no se detiene aquí: Por eso, la refundación de Europa, derribando buena parte de lo que se levantó a la medida de las empresas y del negocio, y sustituyéndolo por una nueva arquitectura ciudadana, es una tarea ineludible. La crisis ha demostrado que la actual Europa “de los mercados” conduce al siglo XIX, convierte en rutina toda una serie de criminales “guerras lejanas”, siempre humanitarias, y apunta hacia un mundo inviable. Esa Europa, simplemente, no vale la pena, a menos que se reinvente a la medida de los ciudadanos, es decir con relaciones menos injustas y menos agresivas, hacia dentro y hacia fuera.