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Paul Stevens en ASPO 9 Bruselas: Arabia Saudí podría ser un importador neto de petróleo en 2037

  • Sábado, 30 Abril 2011 @ 14:47 CEST
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El último día de las conferencias de ASPO en Bruselas ha empezado con la intervención de Paul Stevens, profesor emérito de la Universidad de Dundee e investigador senior de la Chatham House. Stevens ha dedicado su intervención a un asunto que a menudo es pasado por alto: ¿qué sucederá con los países exportadores de petróleo una vez que lleguen a la parte descendente de su curva de producción? Este profesor ha empezado recordando que los ingresos petroleros no son un sueldo, sino una simple transferencia de un fondo finito, y que parte de estos beneficios deben ser utilizados para reemplazar el valor perdido por la extracción de petróleo por algo más, preferentemente renovable.

Estos países exportadores se ven igualmente afectados por la dependencia, aunque esta vez de la renta petrolera y Stevens ha presentado algunas gráficas que muestran qué proporción de la renta petrolera se utiliza para compensar el déficit no petrolero de las economías de estos países. El desafío, además consiste en que los beneficios del petróleo aumentan el nivel de vida del país exportador y con este también el consumo de petróleo (y por tanto se reducen las exportaciones si la producción no aumenta también), reduciéndose también el tiempo disponible para una transición hacia la sostenibilidad. Este investigador ha realizado algunas simulaciones, y ha presentado algunas fechas significativas, como por ejemplo que para 2037, Arabia Saudí podría dejar de exportar petróleo. Stevens ha explicado que ha presentado estos datos a los propios saudís (que hace tiempo están preocupados por la cuestión), y que al comunicarles esta fecha, se hizo un gran silencio en la sala, solo roto por una pregunta de entre la audiencia: ¿y de dónde importaremos el petróleo?

Por supuesto, estas cifras dependen de muchos factores, como la velocidad a la que se extrae el petróleo, y el propio consumo interno. Si estos países quieren alargar el periodo exportador y tener más tiempo para la transición, deben reducir la intensidad petrolera de su economía, además de desarrollar fuentes renovables (e incluso el gas natural en el caso de los saudís). Las dificultades que se pueden encontrar derivan de la situación social en estos países, acostumbrados a precios muy bajos del petróleo y a un cierto derroche energético en el sector doméstico y de servicios.

El siguiente orador ha sido Darren Bezdek, compañero del conocido Robert Hirsch en MISI. Bezdek ha venido a presentar algunas de las conclusiones del libro que ha escrito junto a Hirsch, un desarrollo del ya conocido informe Hirsch. Este informe se conoce sobre todo por establecer que son necesarias al menos dos décadas para prepararse para un choque petrolero, pero también por ignorar todo esfuerzo de mitigación basado en la gestión de la demanda. En el mundo de Hirsch y Bezdek, la única solución (que admiten además que será insuficiente), es aumentar como sea la producción de líquidos para el transporte, sin importar que se trate de los sucios petróleos no convencionales o de costosos y contaminantes procesos como la transformación de gas y carbón en combustibles líquidos. Por otra parte, el libro comete la tremenda imprudencia de ignorar las evidencias científicas que apuntan a un cambio climático de origen humano, algo que daña gravemente la credibilidad de sus propuestas. Parece que para que sus alternativas sean aceptadas, es necesario negar el cambio climático antrópico.

Para este autor y sus colegas en MISI, el pragmatismo energético obligará a estos sucios esfuerzos, y aún así el agotamiento no podrá ser compensado antes de que pase una década después del cenit petrolero definitivo. Bezdek ha señalado las revueltas árabes y el accidente nuclear de Fukushima como factores negativos que entorpecen los esfuerzos de mitigación introduciendo tensiones en el suministro (Libia) o la demanda (Japón). Para Bezdek, la transición será como el choque petrolero de los 70 pero más duradera y difícil. Además de los líquidos no convencionales, Bezdek apuesta por la eficiencia en los vehículos e incluso el racionamiento (cuotas comerciables de gasolina), y otorga un papel insignificante a la electrificación del transporte.

El primer orador de la segunda sesión ha sido Bruce Robinson, un clásico de las conferencias, que viene de Australia trayendo su bicicleta plegable, que utiliza así como medio de transporte cuando llega a su destino. Bruce coordina ASPO Australia y tiene una gran experiencia en la democratización de la discusión social sobre las reacciones al cenit del petróleo. Esto le cualifica para hablar de qué políticas son necesarias parar poder hacer participar a la propia sociedad en la preparación de la transición energética. Robinson no cree en la omnipotencia de las soluciones tecnológicas o dejar que el mercado arregle por sí solas las cosas. Este australiano piensa que es mucho más efectivo el cambio de comportamiento, pero para eso la sociedad necesita la información correcta (incluyendo unos interesantes mapas que muestran los niveles de vulnerabilidad de cada área a la escasez de petróleo), y sobre todo la participación en la democracia deliberativa, auténtico pilar en los esfuerzos por preparar a la sociedad para un escenario postpetrolero.

El siguiente ponente ha sido Pilipphe Lamberts, el primer parlamentario europeo en participar en las conferencias. Lamberts es el presidente del grupo parlamentario de los verdes en el Bruselas, y ha empezado explicando una historia. Lamberts ha hablado de un amigo (más bien colega, ha dicho), francés, que trabaja en Frankfurt, y cuyo cometido es únicamente controlar la inflación en la zona euro. Con estos datos, es fácil imaginarse de quién hablaba, pero por si quedaba alguna duda, ha dicho que su nombre es Jean-Claude. Pues bien, de visita en Frankfurt tuvo la oportunidad de preguntarle al presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet qué iba a hacer para luchar contra la inflación derivada de los altos precios del petróleo. Y a Jean-Claude no se le ocurrió otra cosa que decir que “la energía de fusión lo solucionaría todo”.

Lamberts se ha quejado de que lo único que preocupa a la UE es el crecimiento. En el mejor de los casos crecimiento inteligente, equitativo y sostenible, pero crecimiento al fin y al cabo. Los políticos y técnicos de la UE en su mayoría creen en el desacoplamiento absoluto y por tanto que la economía podrá crecer aún teniendo en cuenta el agotamiento de los recursos, y que por tanto, cualquier cosa que se aparte del objetivo de hacer crecer el PIB es “una peligrosa distracción”. Lamberts ha asegurado que el cenit petrolero no está en el radar de los políticos europeos (exceptuando a los verdes, aunque incluso en su propia casa ha reconocido que hay quién tiene problemas para entender lo que suponen los límites materiales y ecológicos al crecimiento), y que el concepto asusta porque va contra intereses muy poderosos, como los de la industria del automóvil.

Roger Bentley, de la Universidad de Reading en el Reino Unido, ha utilizado el informe UKERC de 2009 para poner de manifiesto la necesidad de trabajar en modelos coherentes y unificados del agotamiento del petróleo. Esto acabaría con la confusión derivada de la utilización de diferentes modelos que además son opacos para el público y para otros equipos de investigación. Los gobiernos, según Bentley, tienen un papel en esto, ya que han de asegurar la calidad y disponibilidad de los datos, y acabar también con la diversidad de criterios que hacen que sea difícil hablar de reservas de petróleo, dado que cada actor las presenta interpretándolas a su manera. Para Bentley es necesario modelar distintos escenarios según diferentes parámetros como la mejora de la recuperación en los yacimientos, el crecimiento de las reservas y también tener en cuenta la tasa de retorno energético de la extracción petrolera, como algunas de las variables que pueden ayudarnos a despejar las incógnitas sobre el momento y velocidad del declive petrolero.

Las conferencias acabaron con algunos resúmenes de los organizadores y del presidente de ASPO Internacional, el sueco Kjell Aleklett, que apuntó a que la próxima conferencia internacional de ASPO se realizaría el año que viene durante la primavera, en Uppsala (Suecia) o Viena (Austria). De momento, la esperada conferencia de ASPO en China parece que tendrá que esperar algún año más.

Esto no es todo lo que pasó en las conferencias, pero sí lo que me ha dado tiempo a explicar, dentro de lo que he pensado que era más interesante. A principios de la semana que viene las presentaciones estarán ya disponibles en la página web de las conferencias, con lo que habrá oportunidad de conocer con más detalle lo ya comentado y lo que ha quedado en el tintero.

Y por si faltara poco, la semana que viene se celebra en Barbastro una atractiva conferencia dedicada al cenit del petróleo, con un cartel francamente interesante. ¡Allí estaremos!