El Consejo de Seguridad de la ONU permite la ayuda a los rebeldes libios

La abstención de Rusia y China y la insistencia de Francia han permitido al Consejo de Seguridad de la ONU dar la luz verde para una intervención en Libia. En los días pasados las fuerzas leales a Gadafi habían arrinconado a los rebeldes y solo quedaba Bengasi como reducto más o menos organizado de las fuerzas de la oposición. Casi en el tiempo límite, cuando Gadafi parecía a punto de aplastar la revuelta, la ONU ha intervenido con una resolución que permite la imposición de una zona de exclusión aérea y el ataque a posiciones militares libias. De momento se ha excluido la posibilidad de una presencia terrestre de tropas extranjeras.

Al mismo tiempo, los acontecimientos en Bahrain se han precipitado en los últimos días. Lo que parecía permisividad del régimen con los que protestaban en la plaza de la Perla unas semanas atrás se ha convertido en pura represión armada y violenta, con la colaboración además de fuerzas militares extranjeras, nada menos que procedentes de Arabia Saudita, un hecho sin precedentes en la región.

A pesar de que el centro de atención internacional se había desplazado estos días hacia Japón, la crisis en Oriente Medio y el Norte de África continua, y estamos a punto de comprobar hasta dónde llegará la decisión de la ONU, mientras que actuaciones como la de Bahrain merecerían también que fuerzas internacionales protegiesen de igual manera a la población civil de la represión.

Los precios del petróleo bajaron en un primer momento debido a la crisis japonesa, pero es posible que alcancen un nuevo punto de equilibrio en los próximos días a medida que la situación se clarifique en ambos focos de tensión, dado que parece que ni en Japón ni en el Norte de África y Oriente Medio los problemas hayan desaparecido.