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Una energía ilimitada que devora CO2

  • Martes, 09 Noviembre 2010 @ 09:51 CET
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Entre tanta noticia y debates frustante hoy aparece este artículo, en la sección de "enerconomía" de Jose M. de la Viña. Este comentarista de Cotizalia en temas energéticos eleva algo la moral ya que arroja con rigor algunas luces sobre el futuro de la investigación en este sector tan goloso.

Imaginemos que convertimos el problema en solución y matamos dos pájaros de un tiro: utilizando el anhídrido carbónico que escupen las chimeneas sin descanso para abastecer de energía al planeta, evitando que se disuelva en la atmósfera y, por tanto, aumente el nivel de las emisiones. ¿Es eso posible?

Un sistema que puede ayudar a mitigar los efectos del cambio climático…

El CO2 es un gas extremadamente estable. Hacerlo reaccionar para producir otros compuestos del carbono que permitan su utilización energética (y, de paso, para evitar aumentar las emisiones a la atmósfera) no es tarea sencilla. No porque no sea posible, sino por su eficiencia y coste. Porque su estabilidad implica que los rendimientos (y por lo tanto la energía y los recursos que hay que dedicar para conseguir los anhelados objetivos), de momento, son extremadamente reducidos.

Con los métodos tradicionales, la energía necesaria que hay que aportar para romper sus enlaces químicos es muy elevada. Con lo que el proceso no merece la pena realizarlo. Ya que acabamos haciendo un pan como unas tortas, consumiendo más recursos de los que realmente obtenemos a cambio.

Sin embargo, nuevos métodos están proporcionando esperanzadores resultados. Un equipo de investigación de diferentes universidades europeas ha logrado que catalizadores especiales rompan estos enlaces químicos y obtengan moléculas de carbono de cadena larga para que puedan convertirse fácilmente en combustible: metanol, gasolina u otros. En una primera etapa, se utiliza luz solar con un catalizador de titanio para dividir moléculas de agua, separando "protones" libres (iones de hidrógeno), electrones y gas oxígeno. En la segunda, esos electrones libres se utilizan para reducir el CO2 y unir los átomos de carbono empleando catalizadores de platino y paladio en el interior de nanotubos de carbono. De momento, es posible producir moléculas de ocho o nueve cadenas largas de hidrocarbono con una eficacia del uno por ciento a temperatura ambiente. Eficacia que es ya dos o tres veces mayor que la de cualquier otro proceso industrial.
El artículo esta basado en este otro del Instituto de Ingenieria de España.
Ingenieros europeos han descubierto un sistema para transformar el dióxido de carbono (CO2) en combustible útil, sin generar contaminación adicional. Aunque el proceso sólo ha convertido un 1% del dióxido de carbono, la mejora de la tecnología hace prever que en 2016 pueda estar implantada a nivel industrial. El CO2 es el principal causante del cambio climático. Sin embargo, con esta tecnología no sólo se lo podrá eliminar de la atmósfera y convertirlo en fuente de energía, sino que su transformación se consigue de forma limpia porque el proceso se basa en la energía solar.

Esperanzador por el momento, nada más. Pero dejemos también que el Sol entre por las más pequeñas rendijas, que decía un conforero, aunque hoy le dejaremos la ventana entera dado que es más gris el día, pero suficente para tener suficiente luminosidad.