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ASPO 8: la energía en los medios de comunicación

  • Miércoles, 14 Octubre 2009 @ 20:16 CEST
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Artículos Las relaciones entre los medios de comunicación y la energía, especialmente entre los medios generalistas no son siempre idóneas. Está demostrado (basta ver el títular que le dedico el Denver Post a las conferencias, hablando de que “se acaba el petróleo”) que por encima de la información priman los titulares llamativos y que los periodistas no son lo suficientemente críticos con algunas opiniones, poniéndolas todas al mismo nivel, todo por querer ofrecer una información “equilibrada”.

Peter Maass, periodista del NewYork Times fue el primero en intervenir en una sesión cuyo subtítulo se pregunta si la prensa está al tanto de lo que pasa o “se ha dormido al volante”. Maass reconoció que si ya es muy difícil escribir sobre el petróleo, aún lo es más hacerlo acerca del cenit del petróleo. Maass relató que estuvo viviendo en Bosnia una temporada escribiendo artículos sobre la guerra, y que era dramático y terrible, pero que al menos, como periodista, solo tenía que escribir sobre lo que veía a su alrededor. Una “complejidad no-dramática”, eso es el asunto del petróleo, afirmó. Continuó diciendo que el petróleo es algo que está en el subsuelo, se transporta, se refina y llega al depósito, es casi invisible para los no especialistas: el petróleo no es un país, una religión, un ejército, no tiene voz por sí mismo.

Maass explicó que para acercarse al mundo del petróleo tuvo que interesarse por multitud de temas: geología, física, medioambiente, economía, es un asunto totalmente multidisciplinario. De hecho, al principio este periodista más bien delgado y poca cosa buscó trabajo en la industria petrolera de peón, y fue acusado por sus jefes de ser un espía de los sindicatos, ¡solo porque tenía una carrera universitaria! Maass estuvo en diversos países, Arabia Saudí, Rusia, Nigeria, e incluso Irak durante la guerra. Esto neesito de mucho tiempo y dinero, y esto último ni siquiera fue cubierto en su totalidad por el NYT. De hecho no ha hecho aún las cuentas para saber si ha recuperado la “inversión”. Jocoso, afirmo que hay que estar muy obsesionado para hacer esto.

Recuerda el difícil proceso de visitar Arabia Saudí como periodista, la problemática tramitación de una visa, la imposibilidad de entrevistarse con el ministro del petróleo saudí Al-Naimi. Por el contrario, el ex gerente de producción de ARAMCO, Sadad al Husseini aceptó inmediatamente, tratándole como un huésped de honor. Escribir la historia que luego publicó el NYT le costo casi cinco meses y muchos borradores y discusiones con sus editores, y que valió la pena en términos “metafísico existenciales” pero no financieramente. Preguntándose qué va a pasar en términos de cobertura, Maass nos regaló los oídos insistiendo en la importancia de “gente como nosotros “ (refiriéndose a los presentes), y mencionando el nombre de algunos bloggers de renombre como Robert Rapier o el economista James Hamilton. Concluyó diciendo que “no esperéis que el trabajo lo haga el NYT o el Washintong Post”, ya que además el periodismo de investigación se halla en crisis y la finaciación brilla por su ausencia.

La siguiente ponente fue Lisa Margonelli, autora de “Oil in the brain”, que continuó prácticamente donde lo dejó Maass, insistiendo en que la política energética y los medios de comunicación “cayeron” al mismo tiempo, con crisis que obligaron a muchos periódicos a cerrar. Margonelli dijo que sí, sigue habiendo periódicos saliendo cada día, pero que ya no es lo mismo. Esta autora ha dado el paso de ser miembro de una fundación como comentarista de política energética, algo difícil para un periodista.

Resumiendo cómo se trata la cuestión energética en los medios comentó que lo que predomina es una supersimplificación que llega hasta el absurdo de reducir la complejidad de las cosas hasta el nivel de un niño de primaria, eliminándose otras consideraciones. También se debe tener cuidado con las interpretaciones o críticas a las declaraciones recibidas, ya que si lo haces, corres el riesgo de que se te cierren puertas en el futuro, así que la tendencia en el periodismo es a reportar sin más lo que a uno le dicen, sin matices. Margonelli denunció también la invasión de lo que ella llamó “Jules Verne-ism” y que nostros podríamos traducir por nuestros “Inventos del TBO”, la tendencia a solo reportar aquello espectacular, fantasioso, presentándolo como solución para todo. Esta autora metida a analista piensa que esto no ayuda a entender cómo usar las herramientas de las políticas para solucionar el problema, sustituyendo esto por el uso de “gadgets”.

Comentando la realidad del mundo energético, Margonelli compartió sus sospechas de que los mercados están manipulados, y que se pide regulación sin entender realmente lo que está pasando, por ejemplo cuando se habla de especulación o de utilizar la Reserva Estratégica de Petróleo. Hablando del “plan renove verde” estadounidense, afirmó que es un subsidio oculto a la industria del automóvil, ya que la mejora que se pide en el nuevo coche es de tan solo dos millas por galón. Presentó algunas propuestas como los híbridos y coches eléctricos advirtiendo de los costes en materiales raros, como el neodimio (cuya producción controla China en un 97% y que jalear algunas soluciones de manera selectiva podrían conducirnos a nuevas burbujas.

Margonelli acabó advirtiendo que en dos o tres años podríamos no tener ya medios de comunicación y de como Maass halagó el trabajo de “crowdsourcing” de información realizado en Internet por los “peakoilers”.

Cerró el panel un emotivo Richard Heinberg, quién repasó su trayectoria de violinista a experto en energía, admitiendo que no hay formación alguna que te prepare para ser un experto en el cenit del petróleo, de hecho, ¡hay que ser experto en todo!, bromeó.

Heinberg confesó que no lleguó a ser un experto en el cenit del petróleo porque le interesase especialmente el petróleo. Todo empezó para él con el informe del Club de Roma y con la lectura en 1998 del famoso artículo de Campbell y Laherrère en Scientific American. Entonces entendió que el petróleo era el principal factor limitante. Luego descubrió el grupo Energy Resources en Yahoo y el sitio web dieoff.org. En 2003 publicó The Party is Over y empezó a dar conferencias (ya lleva más de 300). Y esto fue seguido de más libros y entrevistas, un éxito para alguien introvertido y sin credenciales.

Hablando sobre lo que funciona y lo que no funciona a la hora de comunicar, se refirió a los precios del petróleo. Cuando suben su trabajo es más fácil y viceversa. No es malo usar frases impactantes, detrás tiene que haber datos. Hay que estar preparado para contestar a las preguntas, sobre todo las difíciles, continuó. Sugirió construir un sitio web preparado para contestar a las críticas de los escépticos.

Aunque según Heinberg ahora estamos viendo la confirmación de lo que durante tanto tiempo hemos explicado, todo se se está volviendo aún más complicado con la recesión (y con las noticias de nuevos descubrimientos). Heinberg sugirió ayudar a grupos locales y activistas de base y a crear laboratorios de ideas para ayudar a la transición.

Como Margonelli, tampoco piensa que haya garantía de que los medios masivos nos sigan. Tenemos recursos limitados, y más en esta economía, quizás en declive irreversible. No tenemos el lujo de disponer de dos décadas para prepararnos y tendremos que usar cualquier herramienta que tengamos a disposición, concluyó.