Contributed by: Amon_Ra on Sábado, 02 Mayo 2009 @ 23:29 CEST
Last modified on
Ya está decidido. El Gobierno tiene ya preparada una subida fiscal que va a afectar a los Impuestos Especiales que gravan los hidrocarburos, es decir, toda clase de combustibles, y las labores del tabaco.Pero esta parece solo la antesala, porque si se añade esta otra disposición[*2] se completa el cuadro que, aunque más lejano, aparecera años despues.
El Real Decreto Ley que establecería dicha subida se encuentra en preparación en el Ministerio de Economía y Hacienda después de que éste haya dado luz verde a la medida fiscal. La llegada de Elena Salgado a la vicepresidencia económica también ha contribuido, según fuentes cercanas a la misma, pues ella no se va a oponer, como su antecesor Pedro Solbes, al aumento de gasto para medidas extraordinarias y la necesidad de ingresos públicos es, por tanto, más acuciante.
Los estudios que se venían realizando desde el pasado mes de diciembre, que ya adelantó el Economista, han dado como resultado la decisión de elevar los tipos de hidrocarburos y tabaco. Se dejan sin tocar, por el momento, los impuestos que gravan alcohol y bebidas derivadas, cerveza, productos intermedios y electricidad.
Bruselas impone la equiparación de los impuestos de gasóleo y gasolina.Bien, aquí ya no hablamos de futuros hipotéticos ni cosas de ese respetable y humano quehacer, aquí ya se va viendo como con crisis económica o sin ella la energía está en el punto de mira de las políticas fiscales.
El gasóleo se encarece un 0,46% y la gasolina un 0,31% (8/04)
La Comisión Europea prepara una reforma de la directiva que fija los impuestos de los productos energéticos y la electricidad, que se saldará, por un lado, con la creación de una nueva tasa que gravará la emisión de dióxido de carbono y, por otro, con cambios importantes para los impuestos de la gasolina, el gasóleo, el gas natural y el queroseno de aviación.
Según se recoge en el borrador, al que ha tenido acceso elEconomista, la Comisión Europea considera que el gasóleo de uso profesional -el que utilizan los transportistas- debería tener un tratamiento diferenciado al que se utiliza habitualmente para los vehículos privados y añade que los carburantes en competencia -el gasóleo y la gasolina- no deberían tener unos impuestos distintos.