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‘Timing’, jaque o un callejon sin salida aparente

  • Lunes, 13 Abril 2009 @ 23:14 CEST
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Artículos Leo estos días con avidez el libro de Roberto Bermejo sobre un futuro sin petróleo, que al igual que PPP recomiendo.

Paralelamente leo los artículos de nuestra web sobre energía nuclear, valoraciones sobre la energía solar, sobre la implementación del coche eléctrico, sobre las energías renovables… Buenos artículos que aportan datos que en ocasiones son difíciles de hallar y que por tanto son de gran utilidad.

Si uno los lee, lo primero que le llama la atención es la ingente cantidad de recursos que serán necesarios para poder llevar a cabo tales planes. Porque no nos engañemos, para construir un futuro basado en energías renovables hay que destinar recursos a ello... amén de tiempo. El sol, el viento y la temperatura del interior de la tierra, entre otros, son recursos renovables. Los aparatos destinados a captar la energía que portan los fotones del sol, los que trasforman el movimiento de las masas de aire en energía eléctrica o los que aprovechan la T del interior de la Tierra para generar energía eléctrica o calefactar casas, no lo son. Deben fabricarse, ser transportados, instalados y mantenerse. Todo ello requiere recursos energéticos y no energéticos. Energía que mayoritariamente se extrae en la actualidad de los combustibles fósiles (recursos energéticos no renovables).

Y aquí, en el tema de la energía y el tiempo necesario para llevar a cabo la transición es donde, como no, R. Heinberg pone el dedo en la llaga otra vez. En su artículo "Timing", aparecido en Energy Bulletin, Heinberg comenta cómo la combinación del cenit del petróleo, el cambio climático y la madre de todas las burbujas económicas dará como resultado el colapso de la economía global y tal vez de la civilización misma. Aboga, como no, por la necesidad de reestructurar inmediatamente todos los sistemas energéticos y económicos mundiales. Señala que se acaba el tiempo y que, a diferencia de los anos 70, ya no hay posibilidad de encontrar fuentes de energía baratas. Sitúa la fecha del colapso entre ahora y el 2016 (aunque no concede mucha importancia a la precisión de la fecha sino mas bien, como no, a la tendencia que nos lleva a esa situación…).

No hace falta ser un genio para ver como el Mesías Obama (el futuro nuevo Hoover según Becerra) y su cohorte de acólitos presidentes y ministros de gobiernos, han decidido dar un paso mas en dirección contraria en su reunión del G20. Ahora que Aleklett advierte de que no hay suficiente petróleo para llevar a cabo el crecimiento propuesto por el G20 (porque en realidad lo que han decidido hacer es el seguir creciendo-creciendo... o lo que es lo mismo: mantener el mismo sistema con algunos retoques sin importancia...). Ahora que algunos economistas se dan cuenta de la confusión causa-efecto sobre la crisis, y afirman (no sin sorpresa e incredulidad por su parte) que se debe (causa) al incremento del precio del petróleo y las materias primas (cuando desde hace tiempo algunos/as ya habían puesto de manifiesto la relación entre el incremento del precio del petróleo y la actual crisis). Ahora que la previsión de la evolución parece adoptar una forma de L, como ya comente con anterioridad.

Ahora pues, es hora de decir que nada de lo previsto en esa reunión va a funcionar como pensaban. Ni tampoco las pretendidas transiciones energéticas que nos van a permitir seguir como siempre... Primero por que es una crisis de sistema, una crisis de recursos. Estamos llegando, si no hemos llegado ya, a los limites del crecimiento (y aquí quiero traer a colación el imprescindible informe Meadows del año 1972 (y posteriores), así como el artículo sobre los 12 puntos de apalancamiento de D. Meadows y el de R. Bermejo sobre una reflexión en torno a los límites del crecimiento (fichero PDF, 60KB).

Segundo porque si representamos de una forma sencilla en una gráfica lo que está sucediendo la situación puede resumirse en: la oferta (supply) es la que hay (estancada en ese tope de casi 88 millones de barriles diarios...). La demanda ha decrecido por el momento, luego los precios bajan. Cualquier movimiento, bien de la oferta (por reducción hacia la izquierda) o de la demanda (por crecimiento hacia la derecha) conllevan incrementos de precios. La oferta se puede reducir por una disminución de producción por parte de los productores que necesitan un precio razonable para sobrevivir y realizar inversiones en mantenimiento, mejora y prospección de yacimientos... De no tener ese precio, al no realizarse inversiones, el resultado acabará siendo el mismo ya que la oferta disminuye sin necesidad de reducir las cuotas. La demanda se puede incrementar si se sigue con el modelo de crecimiento al uso, momentáneamente noqueado por la crisis económica desatada por el mismo incremento de precios del crudo y las materias primas. Como puede apreciarse, la situación está clara: o se cambia de modelo o pretender volver a lo "normal", es decir a lo de antes (crecer y crecer) nos lleva al mismo sitio pero cada vez con peores resultados.

Si uno atiende a las definiciones sobre ignorante, idiota o estupidez:
Ignorante: persona que desconoce algún asunto. La ignorancia, así considerada, aplicada como adjetivo a una persona o conjunto de personas, se toma como sinónimo de estupidez, tomándose de ese modo como un insulto, si no es un desprecio.

Idiota: Idiota es una palabra derivada del griego (persona que carece de capacidad profesional, un ciudadano privado y egoísta que no se preocupaba de los asuntos públicos), de idios (privado, uno mismo). Para el RAE correspondería a tonto, corto de entendimiento.

Estupidez: Torpeza notable en comprender las cosas.
y lo relaciona con lo expuesto hasta el momento… entonces puede hacerse las siguientes preguntas (sin animo de ofender en exceso):

Los actuales mandatarios internacionales, con el nuevo Mesias Obama a la cabeza, ¿que parte del discurso no han entendido? ¿Quien les asesora? ¿Son ignorantes, estúpidos o idiotas?

Pretenden seguir hacia delante, cual caballo con anteojeras. Como si nada hubiese cambiado, al menos profundamente. Como si todo se pudiera solventar con pequeñas modificaciones. Dejo un texto de Niño Becerra sobre las ONG’s y el drama que anticipa (obvio si se tiene en cuenta la L futura…)
El establecimiento de unas ‘relaciones económicas justas’ debería contemplar acciones basadas en planteamientos como los que siguen: como esos países están muy atrasados hay que darles ventajas financieras; como lo que fabrican y elaboran tiene un relativamente reducido valor añadido hay que concederles ventajas arancelarias; como su competitividad es mucho menor deben contar con ventajas fiscales; como su tecnología es infinitamente más atrasada se les permite contaminar más a la vez que a los desarrollados se les exige contaminar menos. (Si han creído ver una sombra de ironía en las líneas anteriores se han equivocado de medio a medio).

El gran problema es que esa lógica choca hoy con una realidad muy diferente a la existente cuando se diseñaron los programas de ayuda que a trancas y a barrancas se han ido intentando cumplir. Cuando esos programas fueron diseñados la abundancia reinaba en las economías desarrolladas -o se creía-, todo tendía a más, el volumen era lo importante, y el consumo hacía crecer el PIB y acercaba a la felicidad. Las cosas son ahora, muy diferentes, y más lo serán. Hoy no hay abundancia, hay escasez, y más la habrá; hoy nada apunta hacia ir-a-más y todo indica el camino de ir-a-menos; hoy el volumen cada vez es menos importante porque el consumo está dejando el espacio a la productividad, por ello la población cada vez cuenta menos y más lo hace la eficiencia. Eso hoy, imaginen mañana, cuando la crisis se manifieste; y después, durante una recuperación basada en unos planteamientos radicalmente diferentes a los actuales. Malas perspectivas para el establecimiento de relaciones económicas justas entendidas bajo la perspectiva de lo que hoy se considera justicia. Muy malas.
Lo que sigue es fácil de imaginar: Simplemente las ayudas se acabarán, la explotación se acentuará y las hambrunas se generalizarán… mientras otros se empecinan en crecer-crecer tanto en lo económico como en población. ¿Ignoran los resultados de sus decisiones o obedecen a un plan determinado? ¿Piensan acaso que los ricos, esos del G20 (+ 1 con Spain…), no van a tener problemas?

Como dice Heinberg, el tiempo de la inacción ya se ha terminado. O se actúa ya en la dirección correcta, cosa que no parece, o el jaque terminara siendo mate y el callejón sin salida aparente acabara siendo sin salida (esto es un sálvese quien pueda sin ninguna planificación previa…). Todos los datos apuntan hacia el callejón sin salida, pero la esperanza es lo último que se pierde… o eso dicen.