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El plan solar mediterráneo de Sarkozy

  • Martes, 29 Julio 2008 @ 11:31 CEST
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Artículos El diario español “Público” ha publicado un interesante artículo sobre un ambicioso plan para generar electricidad a partir de plantas termosolares, que por su interés público reproducimos aquí, debidamente comentado, de forma que las informaciones políticas puedan ser contrastadas con las realidades técnicas y se abra un debate, que esperamos productivo.

En negrita el artículo, e intercalados, los comentarios personales de Pedro Prieto:

"Un Cinturón Rojo para robar energía al Sol"

Los países del Mediterráneo presentarán este domingo un ambicioso plan de energía termosolar en el Magreb

ANDRÉS PÉREZ - París - 11/07/2008 21:17

Todos daban por seguro que Francia iba a sembrar el Mediterráneo de centrales nucleares con su industria atómica y su propuesta diplomática de Unión para el Mediterráneo. Pero el giro en el Elíseo, imperceptible hace sólo unas semanas, es ya un hecho: Nicolas Sarkozy ha tenido que rendirse ante la eficacia y el realismo de la propuesta de centrales solares en el desierto del Magreb y Oriente Próximo. La electricidad del Mediterráneo será solar, antes que nuclear. Según fuentes de la presidencia francesa, de la diplomacia gala y de la Unión para el Mediterráneo consultadas por Público, el proyecto de construcción de centrales termosolares (o de energía solar por concentración) en el Cinturón Rojo del Norte de África figura entre las “cinco o seis prioridades” del último borrador de declaración de la naciente Unión para el Mediterráneo (UpM), que mañana celebrará su primera cumbre en París.

Curioso que el presidente francés Sarkozy salga ahora con un plan de energías renovables, dentro de la recientemente inventada “Unión para el Mediterráneo” para crear lo que se ha dado en llamar el “Cinturón Rojo del Norte de África” (En EE. UU. a la franja de mayor irradiación, en su parte sur la denominan el “sun belt” o cinturón solar, que parece más apropiado).

Hacemos notar el aparente cambio de estrategia de un gobierno y un Estado que siempre se han diferenciado por sus planes nucleares y que ahora parece que se orientan a campos mucho más dominados por España y Alemania.

Las connotaciones políticas, siempre son muy importantes en estas declaraciones grandilocuentes sobre acuerdos multinacionales, como por ejemplo que aparezcan mezclado en acuerdos estratégicos países árabes del Norte de África y Medio Oriente, con su enemigo tradicional Israel, o que aparezca la Turquía antes tan despreciada para ser incluida en la Unión. Su viabilidad, incluidas las vagas voluntades de acuerdos sobre energías renovables, más que dudosa. Incluso aunque éstas sean sólo una pequeña parte de los temas que se desean incluir en esta unión o que la limpieza del Mediterráneo se intente hacer con “capitales privados” (sin especificar cuales serán los retornos que exigirá el capital privado por dedicarse a quitar la porquería (descontaminar), que el propio desarrollo ha arrojado sobre el Mare Nostrum).

Por ello, y dado nuestro interés por la energía, intentaremos poner en cifras lo que los políticos siempre dejan en declaraciones pomposas, analizaremos y calcularemos algunos escenarios sobre esa curiosa propuesta energética con renovables y lo que puede suponer.

Será la única prioridad en materia de energía eléctrica que, trabajada en todos sus detalles, figurará en el orden del día los jefes de Estado y de Gobierno de unos 20 países mediterráneos y la autoridad palestina, además de Estados asociados de la Unión Europea (UE). El proyecto, elaborado discretamente desde hace meses por técnicos de la industria solar, expertos de la Comisión de Bruselas y altos funcionarios franceses, supondrá el impulso político para la construcción de granjas solares de producción de electricidad en el desierto, en condiciones de exposición óptimas. Sólo un incidente diplomático de última hora en la Ciudad de la Luz podría frenar el bautizado Plan Solar Mediterráneo (PSM).

La tecnología provendrá principalmente de España y Alemania, países punteros hoy en materia de concentradores solares, cilindros parabólicos, tubos y fluidos de conversión del calor, sales de almacenamiento térmico y turbinas, en condiciones de explotación cercanas a la rentabilidad.

Francia, pionera del sector termosolar en los años sesenta, con su central experimental de Odeillo y Targassonne (Pirineos Orientales), se está poniendo las pilas a toda prisa en un sector que había abandonado a mediados de la década de los ochenta, cuando creyó ciegamente en la bonanza nuclear eterna. De hecho, esta creencia la llevó a saltarse la directiva europea de energías renovables de 2001, a la que sí se sumaron Alemania y España.

Ahora, el laboratorio termosolar francés de Odeillo y Targassonne, con una experiencia valiosísima en la producción de altas temperaturas –hasta 3.000º de concentración solar– y en el almacenamiento químico de la energía –capital para la gestionabilidad de las centrales solares de tercera generación, hacia 2025–, están renaciendo como proyecto industrial eléctrico.

Y es que el Plan Solar Mediterráneo (PSM) va a conllevar inversiones públicas y privadas por valor de más de 60.000 millones de dólares (unos 38.000 millones de euros) en los próximos diez años, en condiciones de rentabilidad casi inmediatas, así como un óptimo balance carbono contra el cambio climático.

Analicemos el alcance del tan cacareado Plan Solar Mediterráneo (en adelante PSM). Una planta termosolar de unos 50 MW de potencia instalada, viene costando en España unos 200 millones de euros; a unos 4 €/W instalado. Por tanto, el aparentemente gigantesco PSM, supondría la instalación de unas 190 plantas de este tipo. Redondearemos a unas 200 plantas de 50 MW. O lo que es lo mismo 10 GW de potencia instalada.

La noticia señala más adelante que se espera alcanzar los 20 GW. Eso significaría reducir los costes a la mitad de los actuales en estos diez años previstos, algo verdaderamente dudoso, como veremos más adelante, sólo con fijarse en la evolución de los precios de las materias primas que forman estas centrales termosolares: el acero, el vidrio templado, el aluminio, etc. etc. Por ejemplo, desde apenas el año 2003, el níquel subió un 630%; el aluminio, un 144%; el cobre un 454%; el zinc, un 497%; el plomo, un 705%1 y así con todos los metales y la mayoría de las materias y componentes de estas centrales. El transporte, como todos saben por las recientes huelgas, tampoco ha disminuido precisamente sus costes y es bastante dudoso que vaya a hacerlo. La energía que se necesita como factor complementario a las termosolares, lo mismo. Y la mano de obra sea quizá la única que se prevea mantener o reducir, aunque nadie hable de ello y sea absolutamente insuficiente para reducir el precio del MW instalado termosolar a la mitad del actual. Un ejemplo de esta cruda realidad lo ofrece el siguiente gráfico:

Precio promedio de los colectores solares térmicos en dólares por pie cuadrado2.
Factor aprox. de conversión: 1 US$/pie cuadrado equivale a unos 7 €/m2

Dado que una planta termosolar puede generar energía sólo cuando hay sol y en el mejor de estos campos el sol brilla unas 2.200 horas al año, suponiendo que las plantas no parasen nunca ni por averías ni por mantenimiento, tendríamos un factor de carga de 2.200/8.760 horas del año = 25%, que ya es un rendimiento excelente. Eso significa que cada planta de 50 MW podría generar al año 110 GWh. Y doscientas plantas de este tipo, podrían generar 22.000 GWh al año de electricidad; esto es, unos 22 TWh al año. Ese es el alcance máximo del proyecto a completar en diez años. Si creemos los cuentos no fundados en la realidad, sino más bien en las aspiraciones, de alcanzar con esa inversión los 20 GW de potencia instalada en vez de los 10 GW que resultan de aplicar los precios de mercado, tendríamos una generación de unos 44 TWh al año, al final del año 10

Si ahora tomamos los consumos eléctricos (sólo eléctricos, que son una pequeña fracción del consumo de energía primaria) de los dos últimos años de los países que conforman el PSM y que se supone que se van a beneficiar de él tenemos lo siguiente:

Países del Plan Solar Mediterráneo (PSM)3 Producción eléctrica en TWh Consumo en kWh/año por persona Población en M.
Francia 566,5 9.442 60
Italia 314,4 5.515 57
España 322,3 7.162 45
Total Europa Mediterránea 1.203,2 7.427 162
Marruecos 21,3 710 30
Mauritania 0,3 83 3
Argelia 36,7 1.146 32
Túnez 12,9 1.290 10
Líbia 21,1 3.517 6
Egipto 119 1.700 70
Palestina 0 3 4
Líbano 9,1 2.275 4
Siria 34,9 1.939 18
Jordania 9 1.800 5
Turquía 191 2.652 72
Israel 43,2 6.171 7
Total África y Oriente Medio 455,2 1.744 261
Gran Total Países PSM 1.658,4 3.921 423

Es decir, que el gran Proyecto Solar Mediterráneo, tiene como objetivo máximo, aportar el 2,5% de la electricidad (entre 22 y 44 TWh/año) que hoy consumen los signatarios del supuesto PSM( 1.658 TWh/año). Considerando que ese es el crecimiento medio anual del consumo eléctrico en la zona señalada, la electricidad que se pretende generar en 10 años de construcciones gigantescas termosolares, equivale al aumento tradicional del consumo de energía eléctrica de un solo año de los países implicados. Esto es, ese grandioso proyecto en realidad lleva el carro del consumo, entre unas diez y unas veinte veces más rápido que los caballos de la producción a los que va uncido y encima por delante de ellos.

Hay algunas cosas más que conviene considerar. Los desiertos del norte de África son excelentes desde el punto de vista de la insolación, pero fatales, desde el punto de vista de la disponibilidad de agua. Aunque parezca que no, una planta actual de 50 MW en España suele consumir unos 200-300.000 m3 de agua dulce al año, solo para refrigeración. En climas más tórridos, seguramente más. Dado que el PSM equivale a entre 200 y 400 veces esa capacidad, las necesidades de agua en la zona serían del orden de entre 50 y 100 millones de metros cúbicos al año. Esto es, entre 50 y 100 Hm3 al año. Si a ello se suma la conveniencia de limpiar los paneles cilindroparabólicos, que en el caso de los desiertos, con sus tormentas de arena, actúan además como verdaderas “lijas”, podemos encontrarnos con necesidades de entre 100 y 150 Hm3 de agua dulce y limpia al año, que incluso requiere ser desionizada, para evitar que luego se peguen las partículas a las superficies reflectantes que se tienen que limpiar. Esto requeriría utilizar un agua ya muy escasa para uso humano, animal y agrícola en la región del norte de África objeto de estas instalaciones.

Como dato comparativo, baste saber que la mayor desaladora del mundo, en Yuma, EE. UU., que funciona por ósmosis inversa, una de las técnicas más modernas, produce 0,275 Hm3 diarios, quedaría más bien escasa para abastecer de agua a las termosolares de este plan4. Dado que el consumo eléctrico para desalar por ósmosis inversa (en vez de por evaporación, menos eficiente)5 es de 3-4 kWh/m3, resulta que el consumo eléctrico para conseguir agua para los sistemas de evaporación/refrigeración/condensación y para limpiar los espejos y mecanismos de las centrales termosolares del PSM sería de 600-800 M kWh/año; esto es, de unos 0,6-0,8 TWh/año. O sea, aproximadamente de entre el 1,8% y el 3,6% del total de la energía eléctrica producida. A ello hay que añadir también (o mejor, deducir también) el coste energético de mantener los espejos orientados con motores eléctricos o electroneumáticos y los de la propia operación de la planta y sus salas de control, de condensación de bombas para mover fluidos ya hacerlos pasar por los intercambiadores, etc. que se estima puede estar entre un 1 y un 3% del total de la producción de la planta.

Pero sigamos, porque la cosa es algo más complicada. Además de las plantas termosolares en sí, cuyo coste energético de materiales y medioambiental analizaremos más adelante y la posible desaladora, salvo que se inventen sistemas de refrigeración y limpieza que ni siquiera están en la mesa de diseño de los ingenieros que en España, líder mundial en esta materia y que no exijan esas cantidades de agua, ahora consideradas “normales” y que obligan a planificar los lugares de instalación en función de esa gran disponibilidad de agua, haría falta construir acueductos desde el mar hasta los desiertos para llevar dicho agua. Posiblemente unos 1.000 km de alta capacidad y longitudes similares, cuando menos, con ramales de menor sección, para llegar a cada una de las plantas. Según que fuesen 10 ó 20 GW de instalaciones termosolares, habida cuenta de que cada 50 MW suelen ocupar una superficie de entre 100 y 200 hectáreas (entre 1 y 2 Km2 por cada 50 MW de potencia instalada), el Plan Solar Mediterráneo ocuparía entre 200 y 800 km2 de plantas termosolares. Asunto nada baladí, ni desde el punto de vista de provisión de materiales, ni del consumo energético que requerirían estos proyectos (por adelantado y generalmente proveniente de la energía fósil), ni desde el punto de vista ecológico, aunque estuviesen en medio del desierto, ni del de movimiento de tierras y preparación de accesos y demás infraestructuras mínimas

Habría que construir una red de líneas de alta tensión de muy larga distancia, para interconectar la elipse mediterránea completa, que hiciese el bucle pasando por todos los países involucrados. Estas líneas seguramente deberían ser, dadas las distancias de las llamadas HVDC (alto voltaje en corriente continua, por sus siglas en inglés6) . Se considera que cuando se superan con grandes cargas de energía los 300-500 Km. de distancia de transporte, estas líneas tienen menos pérdidas que las tradicionales de corriente alterna equivalentes en capacidad de transporte, por ejemplo, a 400 KV-600 KV y la infraestructura de torretas es más liviana y ocupa menos espacio (aunque los derechos de paso, sobre todo en el norte de África no serían un factor determinante), y la sección del cobre transmisor sea algo más gruesa.

Este tipo de proyectos se ha pensado ya para trasvasar energía a largas distancias entre Siberia (con hidroeléctricas) a Japón (1.800 Km. 12.000 MW HVDC) o de Zaire (también hidroeléctricos) a Europa (5-6.000 Km. 30-60.000 MW HVDC). El “bucle” posible para el PSM debería tener entre 6 y 8.000 Km. de longitud a tensiones de 1.000 a 1.100 KV. En este punto, conviene pensar muy seriamente quien pone qué y quien recibirá qué. Porque los habitantes del norte de África y Oriente Medio (excluido Israel) consumen por persona la cuarta parte que los tres países europeos mediterráneos. Y lo que para los tres países de Europa involucrados, si se llevase toda esa energía termosolar de los desiertos a Europa, supondría apenas entre el 2% al 4% adicional a su producción eléctrica anual actual, para el resto de los países del norte de África y Oriente Medio supondría entre el 5 y el 10% adicional a su producción actual. Dado que unos están obviamente más necesitados que los otros, la cosa devendrá en una negociación política intensa, sin lugar a dudas. Las pérdidas de energía en la larga red de transporte, según las distancias y el tipo de redes, todavía seguramente en forma de entelequia, pueden estar entre el 3 y el 10% del total de energía producida.

Por último, conviene entrar a valorar el tan manido asunto del “óptimo balance carbono para el cambio climático”, que siempre se suelta y se da por sentado que se va a producir, si se hacen plantas consideradas “renovables”. Un campo de 50 MW puede tener del orden de 500.000 m2 de colectores cilindro-parabólicos (los más comunes para este tipo de instalaciones). El PSM tendria una superficie de colectores entre 200 y 400 veces mayor. Esto es, unos 100 y 200 millones de m2. El peso de sus estructuras de acero y pilotes suele andar en los 18 kg/m2. Esto significa, que el PSM exigirá, sólo en estructuras metálicas de soporte, unos 1.800 y 3.600 millones de kilos de acero. Esto es, entre 1,8 y 3,6 millones de toneladas de acero. Producir ese acero, costaría 1,5 toneladas de carbón de coque por tonelada de acero. Esto supone empezar a cargar de antemano con entre casi 3 y 6 millones de toneladas de carbón en las acerías, sólo para este proyecto.

A ello habría que sumar unos 50 Km. kilómetros de los tubos de recepción, más posiblemente casi otros tantos de tuberías de envío del fluido y de retorno, por planta de 50 MW7. Eso exigiría un total de entre 10 y 20.000 Km.de tuberías de muy alta calidad y resistencia para el Proyecto Solar Mediterráneo. Con centenares de miles de válvulas, conectores, juntas rotativas, etc.

A ello hay que sumar los propios colectores; entre 17 Kg/m2 los más livianos y 33 Kg/m2 los más pesados8, que generalmente se hacen de vidrio. Un peso similar al de las estructuras metálicas, pero en vidrio. Entre 2 y 4 millones de toneladas de vidrio para el Proyecto Solar Mediterráneo.

Finalmente, los pilotes de hormigón suelen tener un volumen que oscila, según diseños, entre 1,2 y 2,4 toneladas de hormigón por pilote9 y los pilotes a cada 3-6 m. según el diseño del pilotaje y de los colectores y estructuras (pueden ser menos, pero de mayor volumen). Esto supone una cantidad de hormigón difícil de prever y variable según la estructura, pero de aproximadamente de unas 2.000 toneladas por planta de 50 MW. Para el conjunto del Plan Solar Mediterráneo, unas 400.000 y 800.000 toneladas de hormigón.

Para no abrumar más al lector, no se incluyen más datos de detalle, que los promotores y diseñadores de plantas no suelen mostrar en los periódicos y raras veces en sesiones muy especializadas, pero esto se asemeja mucho a una industria muy pesada. Los datos del Proyecto Solar Mediterráneo (PSM) arrojan cifras de producciones de materias primas, que aparte de ser muy contaminantes, alcanzan volúmenes sorprendentes. El acero de este proyecto equivale al que produce Egipto en todo un año, aunque sólo sea el 7% de lo que producen los países europeos implicados y el 0,5% del acero mundial. El porcentaje en vidrio sobre el total mundial o los nacionales, sería todavía mayor. En hormigón, aunque el porcentaje es algo menor sobre el total mundial y de las naciones involucradas que con el acero, sus efectos contaminantes son enormes.

Y todavía faltan por incluir los gigantescos movimientos de tierras (en España, alguna planta de varias decenas de MW ha necesitado mover unos 60 millones de metros cúbicos de tierra para nivelar) miles de camiones que deberían transportar esos materiales elaborados a destino, grúas, barcos, etc. etc. Y los aceites sintéticos que circulan a temperaturas de entre 200 y 500 º C por los miles de kilómetros de tuberías.

Y finalmente, los sistemas de acumulación de energía, que para una planta de 50 MW y para que pueda aguantar algo menos de 8 horas de autonomía, en caso de nubes, necesita unos depósitos de unas sales muy específicas y costosas (60% NaNO3 + 40% KNO3) unas 28.500 Tm de esas sales, que en algún caso se han hecho llegar desde Chile. Para el total del Proyecto Solar Mediterráneo se necesitarían entre 5 y 10 millones de toneladas de este tipo de sales. Muchas sales son esas para tan poca autonomía.

En cuanto a las turbinas, pues no cabe duda que la industria podría ponerse en marcha con rapidez y hacerse cargo de cualquier cosa, pero en la actualidad, de los cerca de 10.000 MW de centrales termosolares solicitados en España con aval bancario (para un programa de 2005 al 2010 que preveía unos 500 MW) y de los que hay varios centenares de MW ya en construcción por las famosas primas a la producción (27 céntimos de Euro por kWh, cuando el usuario final está pagando unos 9 c€/kWh, más el permiso para facturar con esa prima hasta una importante cantidad de la energía que se pueda generar con el apoyo del gas natural que complementa al sol cuando hay nubes, para evitar que los depósitos de sales se puedan solidificar y terminar en mal estado), algunos expertos estiman que no se instalarán más de 800 MW hacia el 2010 y como mucho otros 800 MW al siguiente año. ¿La causa? Pues los dos años de plazo de entrega de las turbinas desde el pedido en firme, por parte del puñado de suministradores que las ofrece con ciertas garantías.

En fin, que menos “balance de carbono óptimo” y más realismo, es lo que se necesita, para saber adónde queremos ir realmente.

En marcha en 2011

El primer megavatio solar magrebí entrará en los cables de alta tensión en 2011, la rentabilidad igualará a la del megavatio de origen fósil en 2012, y el objetivo “considerado factible”, según fuentes diplomáticas, es el de alcanzar una producción de 20 gigavatios de potencia instalada en el Cinturón Rojo en 2020.

Cinco de esos gigavatios irían a la venta y exportación a Europa de electricidad, al precio que el mercado atribuya a las renovables. Ello permitirá convertir en rentables los otros quince gigavatios de potencia instalada, destinada a producir electricidad para la demanda interna magrebí y makrechí, vendida a precios asequibles en el marco de la lucha contra la pobreza y por el desarrollo.

Como se ha explicado antes, si el plan es enviar lo que produzcan 5 GW termosolares a la Europa Mediterránea (unos 10-12 TWh/año en el mejor de los casos) y esta Europa paga digamos al precio actual (0,27€/kWh), habrá un pago de unos 2.700 millones de Euros al año por esa energía. Pero instalar 5 GW costará unos 20.000 millones de Euros al precio actual10, si las materias primas que componen esta plantas solares dejan de subir estrepitosamente, como llevan haciéndolo en los últimos tiempos.

No queda claro si los países de la Europa mediterránea involucrados pagarán la totalidad de las plantas de 5 GW que envíen la energía a Europa y además entregarán el dinero de la facturación a los países del Magreb y del Makrech o si establecerán otros mecanismos que sería interesante conocer. Pero si para recuperar la inversión de los 5 GW se necesitan casi 10 años de facturación subsidiada, no se de dónde salen las cifras que aseguran que los otros 15 GW se “harán rentables” para la demanda interna de la zona (muy deprimida y con pocas posibilidades de pagar ni siquiera la tarifa normal, no ya la subsidiada). Salvo que los países de Europa involucrados en el PSM se hayan convertido de repente en organizaciones filantrópicas y decidan pagar también el diferencial de tarifa de los 15 GW restantes, para que disfruten de electricidad los ciudadanos del norte de África y Oriente Medio.

Los países europeos, nunca han dado nada a cambio de nada, que se sepa, en sus relaciones internacionales, como lo demuestran sus balanzas comerciales y de pagos. No se ven claras, por tanto, las ventajas para los que aportan tecnología, que son los europeos, de hacerlo en los desiertos norteafricanos, si suponen “regalar” algo a los países en los que se ubicarán las instalaciones. Hacer las mismas instalaciones para provecho propio en el sur de Europa puede hacer disminuir la insolación (y por tanto, la generación) de unas 2.200 horas de sol “pico” al año a unas 1.800/2.000 horas en el sur de España o de Italia. Si además se ahorran las grandes tiradas de líneas de alta tensión, el ahorro no compensa el “regalo” de 5 GW para consumo interno en el norte de África y Oriente Medio. Uno se teme, por tanto, que este “regalo” sea uno más de los negocios tipo “Business as usual” y que una parte importante de los pagos sea en petróleo y gas, bien de forma directa, bien en forma de acuerdos con precios fijados a largo plazo.

Aunque sólo sea por una vez, desarrollo sostenible y hecatombe del turismo de masas han parecido conjugarse para hacer posible lo que, hace unos veinte años, no era más que una utopía ecologista y casi hippie que recibía nombres como Deser-tec.

Los técnicos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y del Plan Azul sobre desarrollo sostenible en el Mediterráneo presentaron pasado el 3 de julio en París un informe sobre energía y clima en esta región con un escenario documentadamente catastrófico e inmediato. Así, de una demanda de energía anual de 1.000 millones de toneladas equivalentes de petróleo en el Mediterráneo hoy, se va a pasar a 1.400 millones en 2020. Es decir, ya, y sobre todo en la orilla sur, a causa del crecimiento demográfico, de los 140 millones de turistas suplementarios previstos y del proceso de industrialización.

Y eso sin tener en cuenta que, probablemente, las necesidades de agua potable exigirán instalar masivamente plantas desaladoras, unas instalaciones de por sí fuertemente consumidoras de electricidad suplementaria.

Ya se va abriendo el melón. Habíamos visto que una sola desaladora para el agua de refrigeración y de la limpieza que exigirán esas plantas solares exigiría entre el 1,8 y el 3,6% de la energía a producir por las plantas del PSM. Si hay que instalar masivamente plantas para dar agua a las crecientes demandas y poblaciones del norte de África y Oriente Medio, podemos apagar e irnos, porque la mayor parte de esa energía será para alimentar de forma muy artificial e insostenible, a las poblaciones a las que se pretendía dotar de electricidad. Se podrá argumentar que peor sería no hacer nada, ciertamente, pero cuando se hacen proyectos, hay que ver todos los aspectos y colocarlos en contexto. Menos alharaca y más cálculo y sentido común.

Por otra parte, se va viendo también como lo que subyace en la preocupación de los promotores, es el aumento de la demanda de fósiles (que se generan en el norte de África fundamentalmente) prevista para seguir con el modelo de desarrollismo a ultranza. Si la AIE dice que se pasará de 1.000 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Tpe) al año en la zona a 1.400 MTpe en 2020, parece que empieza a verse como prioridad que “no se gasten” o que se empleen para otras cosas. Está por ver si el proyecto no se lleva por delante una buena parte de esos 400 MTpe adicionales que se prevé consumir anualmente, en la construcción de este macroroyecto, al menos por adelantado y en los dos o tres primeros años, agravando así el balance energético inicial.

Y ya, el colmo, es seguir pensando en medio de crisis energéticas telúricas, que el turismo de locura, el de grandes desplazamientos y duraciones cortas, el muy consumista, va a seguir creciendo. Eso indica el tipo de mentalidad de falso ahorro y de falsa ecología que se pretende con este tan cacareado PSM. Se les venden plantas, se les venden instalaciones turísticas, se les vende de todo …¿y qué se les compra? Piensen en lo que hoy están ofreciendo a Europa (y al mundo) los países del norte de África.

Frente a esa urgencia, el razonamiento, según una fuente de alto nivel con un pie en el Elíseo y otro en Bruselas, fue cartesiano: “Hemos procedido por eliminación. Hacía falta que pasaran al menos 15 años antes de poder producir el primer megavatio de origen nuclear en el Magreb. Y hay que evitar promocionar las centrales de fuel o gas, que emiten gases con efecto invernadero. Las centrales solares, y algo de energía eólica, son ya la única alternativa”.

Es fascinante, que a estas alturas, tanto Bruselas, como el Elíseo vengan a reconocer, ahora, que poner en funcionamiento un megavatio nuclear lleva quince años. No suelen hacerlo en los foros de la industria nuclear. Pero si creen que hacer 20 GW de instalaciones termosolares en un abrir y cerrar de ojos, están también equivocados. El nivel de instalaciones crecerá, pero de forma lenta y pausada. Y alcanzar los 20 GW de potencia termosolar instalada, puede llevar los diez años. El primer gigavatio sí puede salir en dos años a partir de la primera piedra, desde luego, pero en estos asuntos, hay que analizar mejor las últimas piedras que las primeras

Clima de “entusiasmo”

El Plan Solar Mediterráneo ha generado un clima de “entusiasmo” en los gobiernos y administraciones de Túnez, Egipto y Marruecos, y cuenta con el visto verde y un buen apoyo del BEI y de instancias multilaterales y medioambientales del Mediterráneo. También países como Jordania, Siria y Palestina manifestaron interés. Por su parte, Israel ya ha entrado en la carrera de las centrales termosolares, por su cuenta y riesgo, desde hace más de un año.

Por otra parte, según Mari Angels Pérez, secretaria general de Estela, la asociación europea de la industria solar, “los países del sur saben que la opinión europea aceptará fácilmente importar electricidad a precio de mercado producida por ellos a partir del sol, con lo cual construir plantas termosolares contribuiría no sólo al propio desarrollo sostenible de esos países, sino que les abriría un mercado de futuro al exportar electricidad hacia el norte.” La electricidad solar sahariana será producida en condiciones que los técnicos implicados en el proyecto euromediterráneo comparan, sin rodeos, con el polo andaluz generado, a partir de las experiencias de la Universidad de Sevilla, en torno a Andasol, Schott y Solnoa; es decir, la concentración de los rayos del sol mediante colectores de cilindros parabólicos, y una conservación del calor en sales.

Nuevamente, la vieja historia: dejen que les ayudemos a “exportar” electricidad, que además será “ ecológica” y les permitirá tener un “desarrollo sostenible”. El marketing es siempre el privilegio de los poderosos y la compra de los productos publicitados, la esclavitud del débil. A la vista de cómo andan por el mundo las relaciones entre desarrollados y países eufemísticamente llamados “en desarrollo” (sus balanzas comerciales y de pagos), ante una propuesta así, de las que los nuevos empresarios llaman “win-win” (todos ganamos) y también los franceses llaman propuestas con “sinergia” (donde la suma de uno que pongo yo y otro que pones tu suele dar más de dos; milagro matemático), lo primero que deberían hacer, a mi modesto juicio, los dirigentes de los países escaldados, si mirasen hacia atrás a tantos proyectos win-win sinérgicos y su situación, es echarse mano a la cartera y buscar alguna lupa con la que leer cuidadosamente la letra pequeña de los contratos que se les han puesto sobre la mesa.

Por otro lado, Philippe de Fontaine Vive, vicepresidente del BEI, y Henri-Luc Thibault, director del Plan Azul (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) fueron taxativos en la presentación de su informe sobre el Mediterráneo: “Son necesarias acciones decididas antes de 2025” para evitar una subida de 35 centímetros del nivel del mar antes de fin de siglo.

Según las conclusiones del estudio presentado por ambas instituciones, “el Mediterráneo ya es un punto caliente del cambio climático”. La Península Ibérica, el Magreb y Europa del sureste podrían registrar antes del fin de siglo subidas medias de temperaturas en verano de 5 grados centígrados. La subida de las aguas consiguiente dejaría inhabitable una zona tan densamente poblada como el delta del Nilo, por citar sólo un ejemplo.

En sus esquemas de futuro, los expertos recuerdan que no hacer nada ahora contra el fenómeno del efecto invernadero representaría, en el año 2015, un coste para la región de unos 30.000 millones de dólares, cantidad que equivale a sacrificar todo el PIB de un país como Túnez. Por el contrario, actuar ya, por ejemplo invirtiendo en renovables, significa invertir sólo entre 40% y 50% por cada tonelada de equivalente petróleo ahorrada en Túnez o Egipto.

Lo último que faltaba era asociar 20 GW de potencia instalada termosolar con el calentamiento global y con el cambio climático. Ya si que es para echarse mano a la cartera. O sea que generar el 2,5% de la electricidad que ahora consumen los implicados en el plazo de 10 años, para lo que hay que empezar gastando a borbotones energías fósiles (carbón para hacer acero, electricidad para hacer aluminio, etc., vidrios, tuberías, etc.) y transportarlo e instalarlo con camiones, barcos, aviones, grúas, etc. etc. es “limpio” y además evitará que el Delta del Nilo se inunde. Tomen nota señores egipcios: si no aceptan, el delta se les hundirá. Si ponen 20 GW en sus desiertos, sin embargo, ya hemos solucionado el problema del calentamiento global y la tan temida subida de los mares. Ni Greenpeace podría haber escenificado mejor este lamentable asunto. No habla de Venecia. El ejemplo es el delta del Nilo. Deprisa, deprisa, actúen, no piensen. Tremendo.

Referencias


[1] Matthew Simmons. Presidente de Simmons & Company International. Presentación en el Offshore Technology Conference en Texas el 5 de mayo de 2008. “Oil and gas “Rust”: An Evil Worse than Depletion”.

[2] Fuente: Energy Information Administration of the United States: Solar Thermal Collector Average Price

[3] British Petroleum Statistical Yearbook 2008 , CIA Factbook (Guide to Country Profiles) y elaboración propia.

[4] Consumer Eroski de 12 de junio de 2008. Alex Fernández Muerza. En Desaladoras: razones a favor y en contra

[5] Wikipedia: Desalación.

[6] HVDC Transmission: Part of the Energy Solution? Peter Hartley Economics Department & James A. Baker III Institute for Public Policy, Rice University.

[7] Dr. Michael Geyer: La energía Solar a lo grande. Secretario Ejecutivo. IEA Solar PACES. Ávila 09.10.2005

[8] Dr. David W. Kearney. Parabolic Through Collector Overview. Nacional Renewable Energy Laboratory. Páginas 11 y 13.

[9] Ibid, Página 19.

[10] Noticia en Biodisol: Acciona Energía construirá dos plantas termosolares en Córdoba que suman 100 MW y casi 500 millones de inversión