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Recetas sostenibles frente a la crisis

  • Lunes, 28 Julio 2008 @ 11:24 CEST
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Artículos En un nuevo artículo de Andy Robinson para el diario "La Vanguardia" de hoy, en la primera página de la sección de economía, se informa sobre la reformulación de los postulados continuistas de los economistas y gobiernos que, acostumbrados a solucionar las crisis con más de lo mismo, no reparan en que precisamente las pasadas recetas contribuyeron a dar nueva vida a enfermedades como la que actualmente afecta al mundo.

Son las nuevas fórmulas (quién sabe si mágicas) que, pasando por la sostenibilidad y el pensamiento "verde", podrían sacarnos del peor atolladero en el que nos encontramos desde la crisis del 29, una referencia imprescindible para comprender dónde estamos y cómo hemos llegado hasta aquí. Los cambios fundamentales habrán de darse ahora de cara a enmendar los fallos de la economía liberal y continuista que ha imperado durante los últimos cuarenta años en países como EE.UU. Veremos qué pasa con el nuevo presidente.

¿Estamos frente a un nuevo período de proteccionismo inevitable? ¿surgirá otro 'new deal' que reactivará las economías y sociedades sin el lastre del perpetuo y continuista credo liberal del crecimiento sin límites y a toda costa? ¿Estamos ante nuestra última oportunidad? ¿Seremos realistas o sólo tendremos buenas intenciones? ¿Lo conseguiremos?

España, por el contrario, parece que con los nuevos planes de infraestructuras viarias y su apuesta por apoyar a la industria del cemento y el turismo, va en dirección opuesta, no hace más que echarse otra palada más de tierra sobre su futuro. Si no aprovechamos para cambiar el rumbo ahora, volveremos de nuevo a la crisis en la que estamos. Su gravedad y sus consecuencias pueden ser entonces imprevisibles.
"...las habituales prácticas de reactivación de la demanda - políticas monetarias expansivas, construcción de infraestructuras y recortes de impuestos- puede que ya no valgan." En primer lugar, porque, como dice el profesor de Harvard Ken Rogoff, "si China, EE. UU. y Europa estimulan la demanda simultáneamente sólo provocarán más subidas de precios del petróleo y otras materias primas".

"La crisis es una oportunidad para no volver a la misma máquina de hedonismo consumidor que, como comprueban los estudios sobre economía y felicidad, no aumenta la satisfacción de nadie".

"Hemos basado nuestras economías en shopping, crédito fácil y avaricia rapaz y aunque nuestros gobiernos no se han dado cuenta ya se acabó".

"Tenemos delante no sólo un credit crunch y el inicio del agotamiento de recursos energéticos, sino también una bomba de relojería medioambiental".

"...¿cómo se hace compatible el 'new deal' de Roosevelt, un plan keynesiano de gigantescas obras públicas de infraestructuras que incluyó la construcción de 100.000 carreteras y 120.000 puentes, con la reducción de emisiones? La respuesta (...) es una inversión masiva para instalar energías renovables en viviendas y "convertir cada casa en una central energética".
El brusco cambio de ciclo económico mantiene en alerta a todo el planeta

RECETAS SOSTENIBLES FRENTE A LA CRISIS

Economistas de corte ecologista cuestionan las habituales medidas de reactivación

ANDY ROBINSON - Londres

En tiempos de disparados precios de materias primas, recursos energéticos menguantes y cambio climático, hay algo aún más preocupante en el ciclo económico que la inminente fase de recesión. Se trata de la posterior fase de expansión.

Por eso, las habituales prácticas de reactivación de la demanda - políticas monetarias expansivas, construcción de infraestructuras y recortes de impuestos- puede que ya no valgan. En primer lugar, porque, como dice el profesor de Harvard Ken Rogoff, "si China, EE. UU. y Europa estimulan la demanda simultáneamente sólo provocarán más subidas de precios del petróleo y otras materias primas".

En segundo término, porque, como advierten economistas de corte ecologista, otra fase de crecimiento que tira como la anterior de la compra de chalets suburbanos, todoterrenos, viajes en avión y comidas importadas desde el otro extremo del planeta dificultará el cumplimiento con las metas de reducción de las emisiones de carbono. "El precio actual del petróleo es lo único que nos separa ahora del cambio climático descontrolado", advierte George Monbiot, autor de La era del consenso.

"La crisis es una oportunidad para no volver a la misma máquina de hedonismo consumidor que, como comprueban los estudios sobre economía y felicidad, no aumenta la satisfacción de nadie", según Andrew Simms, de la Fundación New Economics en Londres, especializado en economía medioambiental. "Hemos basado nuestras economías en shopping,crédito fácil y avaricia rapaz y aunque nuestros gobiernos no se han dado cuenta ya se acabó", añade Colin Hines, autor de El nuevo proteccionismo.

Simms y Hines son los autores - junto con el periodista de The Guardian Larry Elliot y otros investigadores sobre la sostenibilidad medioambiental- de un teórico plan de reactivación hecho a la medida de nuestros tiempos que ellos califican como el green new deal. El plan combina el paquete de choque más famoso de la historia, el que adoptó Roosevelt en 1931 para combatir la Gran Depresión, con las últimas teorías de economía medioambiental. "Tenemos delante no sólo un credit crunch y el inicio del agotamiento de recursos energéticos, sino también una bomba de relojería medioambiental", dice Simms. Pero ¿cómo se hace compatible el new deal de Roosevelt, un plan keynesiano de gigantescas obras públicas de infraestructuras que incluyó la construcción de 100.000 de carreteras y, 120.000 puentes, con la reducción de emisiones? La respuesta para Simms y Hines es una inversión masiva para instalar energías renovables en viviendas y "convertir cada casa en una central energética".

Citando el ejemplo de Alemania, donde se han creado 250.000 empleos en la industria de energía fotovoltaica en cinco años, los autores del green new deal creen que las nuevas infraestructuras de energía renovable generarían cientos de miles de empleos. Se financiarían mediante la emisión de bonos y subidas de impuestos a las rentas altas.

Simms y Hines rechazan que la recuperación de tasas de crecimiento del PIB del 3% o 4% debería ser el objetivo de un programa antirrecesión.

"El PIB es un indicador francamente sin sentido; el crecimiento en las últimas dos décadas no ha beneficiado al asalariado medio y no es compatible con la biosfera", dice Simms. Su fundación ha elaborado otros indicadores que servirían como metas para políticas de reactivación, dice.

Nuevas tecnologías - como la llamada revolución clean tech propuesta por Barack Obama en EE. UU.- pueden ser un impulso económico, pero Simms advierte que la tecnología no puede sustituir radicales cambios de comportamiento. Cita la economía de autosuficiencia de la Segunda Guerra Mundial y el modelo actual de autosuficiencia alimentaria en Cuba como ejemplos. En Estados Unidos, el programa "Jardines por la victoria" liderado por Eleanor Roosevelt en la Segunda Guerra Mundial es otro ejemplo. Simms propone programas de jardinería urbana. "La jardinería promueve el bienestar", dice. "No estamos elogiando la austeridad, sino redefiniendo lo que es el progreso", dice Simms.

Si todo esto suena políticamente inviable, Simms dice que según un sondeo entre 35.000 británicos realizado por su Fundación no existe ninguna relación entre satisfacción de vida y niveles de consumo. Diversos estudios comparten esta tesis, aunque Betsey Stevenson, de la Brookings Institution en Washington, la rechaza en un reciente informe. En cualquier caso, ya no hay alternativa, dice Hines: "En cuanto la economía repunte, los precios energéticos volverán a dispararse y los centros comerciales van a convertirse en tierras baldías".