Contributed by: Redacción CE on Viernes, 18 Julio 2008 @ 05:30 CEST
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Con la revolución industrial, las fuentes fósiles ofrecieron una provisión de combustibles abundantes y fáciles de extraer y quemar, lo cual incentivó el despilfarro. La técnica aportó medios para sacar provecho de tanta energía, y ahí tenemos la tecnificación de la agricultura, la industria, el transporte, el hogar, al alcance de cientos de millones de personas. El esfuerzo físico humano y animal quedó substituido por esclavos mecánicos (con el correspondiente afán de comodidad). A propósito, el socialismo se alimentó en parte de la esperanza de una ciudadanía universal sin siervos ni esclavos porque comprendió la importancia de tener energía no humana para sostener la economía: de ahí que en el imaginario socialista sea tan importante la tecnociencia y sus aplicaciones industriales. Seguramente hay un vacío en el pensamiento socialista actual sobre este punto, que habrá que repensar, en función de la pregunta: ¿qué socialismo hay que imaginar para una época de previsible escasez de energía?