Contributed by: Abraham Rodrígue on Jueves, 20 Marzo 2008 @ 13:36 CET
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¿Se puede esperar que los niveles de conflicto en las zonas productoras de petróleo acaben por remitir, trayendo eso consigo una bajada de precios? Desgraciadamente, no es una perspectiva realista, porque la producción petrolífera misma actúa cada vez más como acicate de conflictos. Aunque la extracción de petróleo genera una enorme riqueza para las elites privilegiadas, en muchos países deja a los demás, normalmente de otras identidades étnicas o religiosas, con pocos beneficios procedentes de un recurso que, sin embargo, tienen a la vista. Piénsese en la región del Delta del Níger, en donde las minorías étnicas siguen combatiendo por obtener una mayor participación en unos beneficios petrolíferos históricamente monopolizados por unas elites radicadas en la lejana capital nacional, Abuja. Análogamente, los kurdos en Irak siguen combatiendo por hacerse con el control de los beneficios petrolíferos generados por los gigantescos campos petrolíferos emplazados en las zonas de ese país devastado por la guerra que ellos consideran suyas. Se corre así, señaladamente, el riesgo de que la ciudad petrolífera de Kirkuk termine por convertirse en un campo de batalla.