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La Vanguardia: se impone la tesis del 'peak oil'

  • Lunes, 17 Marzo 2008 @ 09:44 CET
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Artículos Vence el pesimismo de los geólogos frente al optimismo de los economistas. En estos términos se expresa un artículo de La Vanguardia, "El precio récord del crudo da más credibilidad a la tesis del 'peak oil'", firmado por Andy Robinson en Madrid.

En el debate entre los Hubbert, Campbell, Deffeyes e incluso Matt Simmons (que no es geólogo, pero es el presidente del banco de inversiones energéticas más grande del mundo, Simmons & Co Intl, en Houston, Texas), frente a los Lynch, Yergin, Economides o Ali al Naimi, se están imponiendo los primeros.

Hasta la última fase de precios disparados del petróleo, la gente sensata rehuía a los agoreros del peak oil.Se hacía más caso a los economistas, mucho más optimistas respecto a la capacidad de la innovación tecnológica para descubrir y hacer viables nuevas reservas petroleras que los geólogos; pero, últimamente, líderes de la industria y diarios como The Wall Street Journal han empezado a tomar más en serio las advertencias del peak oil.
No solamente los jefes de petroleras como Total, Chevron o Shell han admitido que será casi imposible que la oferta mundial de petróleo crezca ya significativamente, incluso el presidente Bush, que en su día fue presidente de la petrolera Arbusto, ha sido capaz de esta brillante y sucinta definición de, aunque no lo mencione, el cenit del petróleo:
La demanda de petróleo supera el suministro y la capacidad de reemplazar reservas se está reduciendo.
Hasta ahora, el mantra repetido una y otra vez por la ortodoxia económica, el petróleo caro traerá más petróleo y más sustitutos, parecía suficiente para conjurar el peligro. Tampoco parecía muy preocupante una escalada de los precios del petróleo que ha coincidido con una enorme burbuja de crédito y dinero fácil, puesta en marcha para contrarrestar los efectos del pinchazo de la burbuja tecnológica en 2000 y que también sirvió como vacuna al miedo a los ataques terroristas tras el 11S. La lucha contra el cambio climático, por otra parte, ha servido también para apuntalar un discurso más retórico que efectivo, que sin mencionarlo, podría servir, si fuese tomado en serio, para apaciguar los efectos del cenit del petróleo.

Pero quizás ahora, en los albores de una crisis económica que tiene precisamente sus raíces en la creatividad financiera de un capitalismo de dudosa moralidad, sea más rentable llamar a las cosas por su nombre. Quizás sea mejor declarar "fuerza mayor" y ahora sí, impulsados por la inminencia y gravedad de la situación, reconocer finalmente que la geología se impone al esoterismo y al cuento de niños que representa el viejo e irresponsable adagio de que el "mercado todo lo solucionará". En esta nueva etapa, que de manera muy certera definió el desaparecido Ali Morteza Samsam Bakhtiari como

...una fase bastante extraña, semejante a una vaga “tierra de nadie” entre unos suministro de petróleo todavía adecuados y la clara conciencia de que la demanda ha dejado definitivamente atrás a la oferta...
será crucial dejar cuanto antes las recetas del pasado y observar la situación con una mirada nueva. Sin un cambio importante, sistémico, la demanda de petróleo difícilmente disminuirá, a no ser que prefiramos esperar a que la gota que colme el vaso, quizás un barril a 150$, acabe por romper la espalda a una economía mundial tan intervenida y tan corrompida por la virtualidad financiera que ni siquiera es capaz de diagnosticarse a sí misma con objetividad. Del lado del suministro, la cosa parece clara: la mayoría en la industria dudan de que podamos sobrepasar los 100 mbd, o incluso los 90 mbd, mientras que según un informe del Departamento de Energía de los EE.UU. harían falta al menos dos décadas de esfuerzos para afrontar sin sobresaltos el cenit del petróleo.

El escenario que plantea la geología y nuestra dependencia estructural del petróleo para el transporte debería dejar las cosas claras, como así reclama con cada vez mayor dramatismo el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía:

De verdad espero que las naciones consumidoras entiendan la gravedad de la situación y pongan en marcha políticas radicales y extremas para poner freno al crecimiento de la demanda.
Empezamos a atisbar algunas de las realidades de esta nueva situación, como el creciente proteccionismo y nacionalismo de los recursos que ya están exhibiendo los países que cuentan con las mayores reservas, en la mayoría en manos de compañías estatales, y que, unido al crecimiento de la demanda interna, va a resultar en otro cenit, el cenit de las exportaciones. También veremos hasta donde van a llegar los desarrollos tecnológicos en la extracción y desarrollo de las reservas, frenados por un incremento de los costes derivado directamente del aumento de precios de la energía y las materias primas, y que como un horizonte que retrocede a medida que nos acercamos a éste, representa la eterna promesa de un nuevo suministro que nunca llega.

Desde hace décadas conocíamos el problema. Hemos dejado que este se presente en nuestra puerta, y por lo tanto hemos tirado por la borda la posibilidad de realizar una transición gradual y ordenada hacia otro modelo energético y de desarrollo. Como consecuencia, contamos con menos opciones, menos tiempo y un escenario en el que se prevén mayores tensiones, especialmente de orden geopolítico

El inminente decrecimiento en el suministro energético parece lo más probable y no hay tiempo para las recetas del pasado. 2008 y 2009 serán, atendiendo a los nuevos proyectos petrolíferos que traerán la tan necesitada nueva capacidad que compensará el agotamiento, dos buenos años, como ya lo fue 2007, que con 4,5 mbd de nueva capacidad apenas vio aumentar ligeramente la producción. Con mucha suerte, podríamos llegar a los 90 mbd, pero a partir de 2010 el panorama es desolador. De materializarse esta nueva capacidad, y si coincidiese con un descalabro económico importante a nivel global, podría llevar a una bajada de los precios, y a la ilusión de que las aguas vuelven a su cauce. Nada más lejos de la realidad. Quizás tenemos delante los dos últimos años en los que la demanda va a ser correspondida por el suministro, es ahora el momento de actuar.