La pifia de los transgénicos

La ISAAA, curiosas siglas pertenecientes al Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (vamos, un cluster de poderosas empresas biotecnológicas), acaba de publicar su Resumen Ejecutivo del 2006 sobre el estado de los cultivos transgénicos durante el año pasado en el globo terrestre. Como no, las conclusiones son alentadoras acerca del crecimiento del sector, con varios records cumplidos, como los más de 100 millones de hectáreas dedicadas al cultivo transgénico, y los más de 10 millones de agricultores que los utilizan, la mayoría de ellos pobres. La ISAAA asevera, así, que los transgénicos ayudan a combatir la pobreza en los países en vías de desarrollo, y que los agricultores con menos recursos valoran extraordinariamente el rendimiento de estos cultivos.

Las reacciones no han tardado en llegar, pues la asociación Amigos de la Tierra ya ha respondido duramente al informe presentando algunos estudios independientes donde se pone en entredicho la supuesta "lucha contra la pobreza" que ejercen los transgénicos y la eficacia de estos cultivos (el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos reconoció friamente el año pasado que no hay evidencias de su mayor productividad). Asimismo se pone en tela de juicio la seguridad de esta industria, escasa por no decir nula, para evitar la contaminación de tierras con semillas transgénicas prohibidas para el consumo humano.