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Manipulación sobre los mercados financieros (II)

  • Martes, 31 Octubre 2006 @ 18:12 CET
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Artículos Es este un artículo de hace ya 9 años, pero en él se explica claramente el funcionamiento práctico de la Orden Ejecutiva 12631. El tono empleado es moderado y en algunas ocasiones raya la benevolencia. Es importante destacar que al final del artículo se comenta que el Grupo de Trabajo ya comenzó a ver problemas en los mercados asiáticos en noviembre de 1996. Así que se debieron poner en marcha mecanismos para manejarse ante posibles disfunciones futuras. En su momento en este artículo no se expuso más que una breve explicación sobre los resortes que saltaron, pero se debe tener presente que 11 meses después estalló la crisis del sudeste asiático. Para más información sobre esta crisis, su rápida propagación, la posterior devaluación del rublo, la crisis argentina y las turbulencias provocadas por las crisis petrolíferas puede consultarse el libro “Crisis financieras y energéticas de ámbito nacional”, de Fernando Gallardo Olmedo.

Por su carácter de gabinete asesor de la presidencia, las reuniones del Grupo de Trabajo son siempre a puerta cerrada y no suelen filtrarse muchas informaciones al respecto. Este secretismo se nota en el artículo porque en la mayoría de las declaraciones entrecomilladas se omiten los nombres de sus autores. La ejecución de la ‘Executive Order 12631’: El ‘Plunge Protection Team’ o Equipo de Protección de Desplomes

Por Brett D. Fromson, del Washington Post. 23/02/1997

Son las 2 de la tarde de un hipotético lunes. El Dow Jones Industrial Average (DJIA) se ha desplomado 664 puntos después de haber descendido 847 puntos la semana anterior. El presidente del New York Stock Exchange (NYSE) ha llamado al jefe de la Casa Blanca y le ha pedido permiso para cerrar el mercado de valores más importante del mundo. Pues la ley sólo permite que sea el Presidente quien autorice el cierre de los mercados financieros americanos.

En el Despacho Oval consulta con los miembros de su Working Group on Fianacial Markets (WG o Grupo de Trabajo para los Mercados Financieros), que son el secretario del tesoro, el jefe de la Reserva Federal y los miembros de la Securities and Exchange Comission (SEC) y de la Commodity Futures Trading Comisión (CFTC).

Los directivos concluyen que una orden presidencial para cerrar el NYSE sólo conseguiría añadir pánico a los mercados, así que deciden capear el temporal. El WG lucha por mantener abiertos los mercados financieros para que pueda continuar el intercambio de acciones. Cuando la campana cierra comienza una leve recuperación.

Este es uno de los escenarios de pesadilla que revisaron los más altos responsables en Washington de las políticas financieras el 19 de octubre de 1987, cuando del DJIA cayó 508 puntos (un 22,6%) dando lugar a la mayor pérdida en un día de toda la historia del índice. Como los planificadores de defensa durante la Guerra Fría, los bancos centrales y los reguladores financieros estuvieron pensando detenidamente cómo podían responder a lo impensable.

Después de varias entrevistas con más de una docena de los actuales y anteriores directivos que han participado en las reuniones del WG, se elabora un esbozo de los planes del gobierno. El grupo, establecido después de la caída del mercado de valores de 1987, es el forum de más alto nivel del gobierno para discutir las políticas financieras.

Precisamente el pasado martes por la tarde, por ejemplo, los directivos del WG se reunieron en una de las salas de conferencias del en el edificio del Tesoro. Discutieron, entre otros asuntos, los riesgos de que el mercado de valores declinara una vez que el DJIA superara súbitamente la barrera de los 7.000, según informaron fuentes relacionadas con la reunión. Los directivos ponderaron si los precios en el mercado de valores reflejaban un mayor apetito de riesgo por parte de los inversores. Algunos expresaron preocupaciones de que cuanto más arriba subiera el mercado de acciones, más cerca podría estar de una corrección, según las fuentes.

Estas tranquilas reuniones del WG son el equivalente financiero mundial de la sala de operaciones en una guerra. Los directivos se reúnen regularmente para discutir las diferentes opciones y revisar escenarios de crisis porque saben que una intervención directa del gobierno ante el desmoronamiento del mercado de valores podría tener un impacto crítico en la confianza de los inversores en todo el mundo.

“El gobierno juega un papel real para hacer que sean menos probables el tipo de cosas que sucedieron de repente en 1987 para quebrar el mercado. Es este un tema al que todos nosotros dedicamos bastante tiempo a pensar y planificar”, dijo un antiguo directivo que asistió a las reuniones del WG. “Uno considera multitud de simulacros de incendios y escenarios, asegurándose de tener en mente a tiempo el tipo de información que necesitará y la autorizaciones legales para hacerlo”.

En un acontecimiento de crisis financiera, cada agencia federal con un asiento en el WG tiene un plan confidencial. En la SEC, por ejemplo, al plan se le llama “libro rojo” por el color de su cubierta y se le conoce oficialmente como el Executive Directory for Market Contingencies (Directorio Ejecutivo para las Eventualidades del Mercado). Los principales mercados de acciones de EEUU tienen copias del plan de la comisión y también el CFTC.

Poniendo en marcha el Plan A

El “libro rojo” se elabora para asegurarse de que, con independencia del momento del día, los directivos de la SEC puedan encontrar a sus pares en las otras agencias del gobierno, en gobiernos extranjeros, en los diferentes mercados de valores, bonos, futuros y opciones. También a los directivos de muchos de los sistemas de pagos y contratos que subyacen a los mercados financieros. “Cada uno de nosotros tiene los números de teléfonos de casa y de fines de semana de todos los otros”, comentó un antiguo miembro de la plantilla del WG.

Los directivos dicen que el principal objetivo del WG podría ser mantener operativos los mercados aún en el caso de que sucediera un repentino, exagerado desplome en los precios del mercado de valores, previniendo una acudida masiva y repentina a los bancos, agentes de bolsa y fondos de inversión. Los directivos están preocupados porque si todos los inversores intentaran salir por la puerta al mismo tiempo, no habría espacio suficiente –en términos financieros liquidez- para que todos pudieran caber. En caso de un suceso semejante, el engrasado funcionamiento de los mercados financieros quedaría automáticamente suspendido.

Este tipo de crisis de liquidez puede poner en peligro incluso las instituciones financieras más saludables que se encuentren temporalmente cortas de efectivos o activos comerciables como bonos del Tesoro. Porque las dudas sobre la solidez financiera de un ‘trader’ principal podría extenderse en cascada y causar que unos dejaran de pagar a los otros, en cuyo caso el sistema se atascaría como un motor sin aceite. Aún una pérdida temporal de liquidez podría intensificar las presiones financieras sobre otras instituciones ya estresadas. Durante el ‘crash’ de 1987, los directivos del gobierno trabajaron febrilmente para evitar precisamente (y lo consiguieron) este desolador escenario.

Los directivos dicen confiar en que las difíciles condiciones que se dieron hace una década hoy no están presentes. Los ya mencionados bajos tipos de interés y una economía más saludable son las principales diferencias que hoy tenemos con respecto a 1987. Los directivos también indicaron a la SEC que aprobara “cortocircuitos” que fueron introducidos después de 1987 para dar a los inversores pausas con las que tranquilizarse.

Con las nuevas reglas de la SEC, una caída de 350 puntos en el DJIA provocaría una parada de 30 minutos en el NYSE. SI el DJIA cae de nuevo otros 200 puntos, la compra y venta de acciones se pararía durante una hora. Ese día no operarían ya más ‘cortocircuitos’, pero podrían ponerse de nuevo en funcionamiento al siguiente día hábil.

A pesar de estas precauciones, directivos de la talla de Alan Greenspan mostraban grandes preocupaciones sobre los mercados de valores. Así que en un discurso a primeros de diciembre mostraba sus inquietudes sobre la “irracional exuberancia” de los mercados. Pero como los mercados se enfriaron después de sus declaraciones, los funcionarios del gobierno se han vuelto más reacios a comentar nada más sobre estos asuntos ante el temor de airear aún más justo el tipo de suceso que desean evitar.

Una preocupación que se fragua poco a poco

Greenspan mostró semejantes preocupaciones hace un año en una reunión confidencial del WG. El Secretario del Tesoro Robert E. Rubin y el presidente de la SEC Arthur Levitt Jr. también estaban preocupados sobre la vulnerabilidad del mercado bursátil, según afirman algunas fuentes próximas a sus puntos de vista.

Las cuatro personas principales del grupo (Rubin, Greenspan, Levitt y la presidente de la CFTC Brooksley Born) se reúnen cada pocos meses, aunque los miembros más veteranos todavía lo hacen con más frecuencia a menudo para trabajar sobre aspectos concretos de la agenda.

Además de los miembros permanentes, también se encuentran en las sesiones del WG el jefe del President’s Nacional Economic Council (PNEC o Consejo Económico Nacional del Presidente), el presidente del Council of Economic Advisers (CEA o Consejo de Asesores Económicos), el interventor de la moneda y el presidente del Banco de la Reserva Federal de New York.

Las fuentes antes citadas informan que el WG ya ha estudiado las posibles amenazas que podrían sucederle al sistema financiero en caso de que la bolsa de valores cayera en picado. Algunas de ellas son: la lucha provocada por el pánico de los propietarios de acciones de los fondos de inversión, caos en el sistema global de pagos, el de contratos y el de liquidaciones, quiebra de la coordinación internacional entre los bancos centrales, los ministros de hacienda y los reguladores de los mercados de valores.

Por ser el presidente del WG, Rubin podría ser quien tuviera la mayor responsabilidad para responder ante los EEUU, pero Greenspan sería probablemente el actor más importante en las acciones de gobierno.

“En caso de crisis, se entrega a la FED mucha deferencia”, dijo un antiguo miembro del WG. “Allí están los únicos que tienen algo de dinero”.

“La primera y más importante pregunta del banco central es siempre: ‘¿Tiene usted problemas con el crédito?’ ”, dijo E. Gerald Corrigan, antiguo presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y en la actualidad ejecutivo en Goldman Sachs. “Al minuto que algún banco o firma de inversiones dice ‘Hey, es posible que no consiga afrontar los pagos. Puede ser que deba esperar antes a transferir esas fianzas o hacer estos pagos’. En esos momentos es cuando las cosas se ponen complicadas. El banco central debe detectar esas cosas antes de que sucedan y tomar las medidas necesarias para prevenirlo.”

1987: Estudio de un caso

La reacción de la Fed en el descenso de 1987, con la ayuda de la supervisión de Corrigan, es un caso de estudio sobre cómo hacer correctamente las cosas. La Fed mantuvo el sistema en funcionamiento inundando el sistema bancario con reservas y afirmando públicamente que estaba listo para extender préstamos a las instituciones financieras importantes en caso de que fuera necesario.

Las acciones de la Fed en octubre de 1987 se pueden leer como si de una guerra financiera se tratara.

El día comenzó con otro deprimente descenso a la mañana siguiente después del lunes negro, cuando el índice se desplomó 508 puntos. Corrigan y los otros directivos de la Fed disuadieron al presidente John Phelan del NYSE de que no pidiera permiso al gobierno para cerrar el mercado de valores. Phelan estaba preocupado porque si continuaba el desplome podría desaparecer todo el capital de las firmas que integraban el NYSE. Pero Corrigan temía que un apagón podría causar aún más pánico.

“En torno a las 11 de la mañana las cosas se volvieron extraordinariamente difíciles”, recuerda Corrigan. “El mercado estaba a un punto de caer otros 250 y fue en ese momento cuando tuvo lugar la discusión con Phelan.”

Al mismo tiempo, Corrigan y otros directivos de los bancos centrales hablaron en privado con los grandes bancos y les apremiaron para que no ejecutaran los préstamos que habían hecho a las casas de Wall Street, y que estaban garantizados mediante títulos que podrían no volver a ser comerciados porque se esta cuestionando su valor.

El momento crítico decisivo llegó cuando la Fed decidió no cerrar una sucursal del Continental Illinois Bank, que era el mayor prestamista de los futuros y las opciones comerciadas en Chicago. La sucursal se había quedado sin capital para financiar el mercado.

“Cerrar habría drenado toda la liquidez del mercado de futuros y opciones”, dijo un antiguo directivo de la Fed que estuvo relacionado con la decisión. Los inversores emplean estos futuros y opciones para protegerse de posiciones bajistas en el mercado.

Reconociendo el crucial papel de los bancos en caso de que pudiera golpear una nueva crisis financiera, la Oficina del Interventor (OCC) dirigió recientemente un estudio interno sobre el daño que podría infligir en los bancos americanos una caída del mercado de valores. La OCC ha declinado discutir tanto el estudio como sus conclusiones.

Una de las grandes preocupaciones de la SEC es cómo capear una crisis financiera internacional que comenzara en el extranjero pero que rápidamente se precipitara en los mercados americanos.

“Estamos preocupados por las agencias de bolsa que están tratando con compañías aseguradoras japonesas porque desconocemos cómo funcionan o están reguladas”, dijo una fuente de la SEC. Para mejorar su capacidad de reacción en una crisis, la SEC y la Fed han comenzado a realizar inspecciones conjuntas de alcance global con sus homólogos británicos e instituciones financieras inglesas.

El movimiento más drástico pero improbable que la SEC podría acometer en medio de una crisis sería proponer al presidente el cierre del mercado. Este hecho requeriría un voto mayoritario de la comisión. En caso de no conseguirse el quórum suficiente, el presidente podría designarse a sí mismo como ‘ofial de guardia’ y acudir al Presidente o a su equipo de gobierno.

“Cerrar el mercado es, por supuesto, la última cosa que desea hacer la comisión”, dijo un funcionario próximo a las planificaciones de la SEC. “En un momento en que la gente está extremadamente preocupada sobre sus inversiones, les estás cortando la posibilidad de tomar ninguna acción… La filosofía de la comisión es que los mercados permanezcan abiertos.”

Sólo los hechos

Lo primero en el orden de cosas para los reguladores federales sería reunir información exacta.

“Recopilar inteligencia es crítico”, Dice Corrigan. “Depende de la buena disposición de los principales participantes en el mercado que presenten de buena voluntad los problemas cuando los observan y responder honestamente a las preguntas del banco central”.

La SEC, la CFTC y el Tesoro tienen unidades de vigilancia del mercado. Monitorizan no sólo la totalidad de los mercados, sino también las posiciones de liquidez de la mayoría de los principales agentes de commodities y valores y principales ‘traders’.

Los reguladores también están enganchados al sistema ‘hot and holler’ empleado para notificar las paradas a los participantes de todos los mercados financieros. El sistema ‘hoot and holer’ alerta a los ‘traders’ y reguladores cuando va a llegar una parada.

Dependiendo de acciones rápidas

En el caso de que suceda un brusco declive en el mercado, la SEC y la CFTC estarían en contacto permanente con las agencias de valores y de commodities para discernir los primeros signos de fallos en los sistemas financieros. Si concluyen que una firma se va a venir abajo, ellos intentarían mover las posiciones de los clientes desde esta firma hacia instituciones solventes.

Este equipo de administradores de crisis ya ha estado implicado en las guerras de Wall Street. Greenspan es presidente de la Fed desde octubre del 1897. Rubin ha prestado servicios como co-presidente del banco de inversiones Goldman Sachs. Levitt ha sido ejecutivo de Wall Street y presidente del American Stock Exchange.

“Pienso que el gobierno se encuentra en buenas manos para manejarse en una crisis”, dice Scott Pardee, antiguo vicepresidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y actual consejero ‘senior’ de Yamaichi Internacional America Inc., una firma subsidiaria japonesa de inversiones. Todo depende mucho de las relaciones personales. Usted tiene un número de personas experimentadas y que han pasado por unas cuantas crisis. Así que si sucede algo, pueden manejarse las cosas mediante rápidas llamadas por teléfono sin tener que hacer introducciones de quién es cada uno.

Consideremos lo que sucedió el 5 de diciembre a las 11:30 de la noche, después de que Greenspan hubiera hecho sus comentarios sobre la irracional exuberancia de los mercados. Los ejecutivos de Globex (un sistema para las transacciones de futuros en propiedad del Chicago Mercantile Exchange) llamaron a casa de Alton Harvey, jefe de la unidad del Observatorio del Mercado de la SEC, para comentarle que las acciones sobre futuros de EEUU que se comerciaban en Asia habían caído hasta su límite inferior de 12 puntos.

Harvey aleretó de ello inmediatamente a sus directivos superiores y a sus pares en la CFTC. También se informó a los directivos superiores de la SEC y la CFTC. Pero como no había mucho que hacer hasta la mañana, Harvey se fue de nuevo a dormir.

La reacción a un desplome

Después de la quiebra del 29 de octubre de 1929:

- La Reserva Federal concedió préstamos y crédito a los sistemas financieros.

- El Presidente Hoover se reunió con las organizaciones de negocios, laborales y de agricultores para animar al gasto de capital y desanimar los cierres y despidos. También prometió impuestos más elevados.

- La Fed redujo los impuestos sobre los ingresos un 1% a finales de año.

Después de que el mercado cayera un 22,6% el 19 de octubre de 1987, la Reserva Federal:

- Animó al NYSE para que permaneciera abierto.

- Se animó a los bancos comerciales más grandes para que no retiraran los créditos concedidos a las principales casas de Wall Street.

- Mantuvo abierta la sucursal del Continental Illinois Bank, que era en ese momento el principal prestamista de las casas de negocio de commodities en Chicago.

- Inundar el sistema bancario con dinero para que se puedan satisfacer las obligaciones financieras.

- Anunciar que se está listo para extender préstamos a las instituciones financieras más importantes.

Lo que podría suceder en caso de una caída de la bolsa de valores iba a depender de cada caso particular. Pero estas son las directrices principales.

- Si el DJIA cae 350 puntos en un único día, el NYSE se detendrá durante 30 minutos.

- Si el DJIA cae otros 200 puntos ese día, las negociaciones se detendrán durante 1 hora.

- Si el mercado cae más de 550 puntos en un día no se aplicarán más restricciones.

Fuente del artículo: The New York Stock Exchange, “The Crash and the Aftermath”, por Barrie A. Wigmore.