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El uso de la fuerza para conseguir energía

  • Viernes, 17 Marzo 2006 @ 15:56 CET
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Artículos Esta mañana La Vanguardia publica el artículo "EE. UU. revalida la guerra preventiva y señala a Irán como el mayor peligro.".
La renovada Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos sigue apostando por la guerra preventiva. Irán es señalado como el desafío potencial más grave, aunque no se formulan amenazas directas.
Mientras, la gran mayoría está en el limbo energético, derrochando inconscientemente la valiosísima energía que dentro de poco nos va a faltar. Ni siquiera prestando atención a las voces de los que nos empeñamos en difundir un mensaje de alerta y llamamientos a la reflexión acerca de cambios en los paradigmas, derivados de la nueva situación.

Otros se estrujan la inteligencia con mayor o menor éxito, para encontrar alternativas a los combustibles derivados del petróleo, que permitan mantener el ritmo de vida actual, cuando el peak oil nos deje en 'fuera de juego', despistados como están la mayoría, pensando que nada va a cambiar.

Redacción CE: Al respecto, recomendamos la lectura del artículo de Mariano Marzo publicado en El Periódico de Catalunya el pasado 3 de febrero, "Geopolítica de petróleo y gas" (fichero PDF, 92KB). Y los más realistas y depredadores de nuestro tiempo, los mandatarios de los EUA y su corte, entran en acción sin miramientos. Directos al meollo; ¿Dónde está el petróleo que queda? ¿En Irak? Pues les invadimos y nos quedamos con él. ¿Dónde más hay? ¿En Irán? Pues aprovechando que ya estamos embarrados hasta las orejas y que éstos están a tiro de piedra, les invadimos también, antes que sea tarde y pacten con China o la India. Además, con el rollo este de que quieren desarrollar su tecnología nuclear, nos lo ponen a huevo y etcétera.

Desde luego, llevan sonando trompetas de guerra, mucho tiempo y cada vez más fuertes. Aunque nos pongamos tapones y miremos hacia otro lado, los que tocan son nuestros 'aliados'. Y los son legalmente, porque compartimos la OTAN. Culturalmente, porque compartimos el 'primer mundo' y estamos sometidos a la cultura anglosajona. Económicamente, porque estamos bajo la influencia de la gran potencia mundial, de su FED, de su bolsa de NY, de su moneda, aunque tengamos la nuestra propia y etcétera. Y también religiosamente unidos, por el judeo-catolicismo.

Aliados contra el enemigo terrorista:

Estados Unidos presentó ayer la nueva versión de su Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), un documento de 49 páginas en el que se reafirma la validez de la guerra preventiva para hacer frente al peligro terrorista y de las armas de destrucción masiva. Esta declaración de principios de la superpotencia señala a Irán como el principal peligro potencial para Washington en el mundo actual.

Estamos también nosotros metidos hasta arriba. Por una parte, somos super dependientes del petróleo que los árabes tienen en sus países y por otra, sufrimos los embates del terrorismo árabe internacional, que odia nuestra cultura, nuestra prepotencia y nuestra manera de robarles lo que es suyo. Nos odian a muerte y lo han corroborado.

La cuestión es que con mucha probabilidad esta situación, lejos de mejorar, va a empeorar cada vez más. En cuanto la producción de petróleo empiece a declinar, esto va a terminar como el rosario de la Aurora. Pero aquí nadie hace nada. Estamos himnotizados con la televisión, el consumo y yo qué sé más. La gente de a pie ve todo esto de forma virtual, como si no fuera con ellos, como si la gasolina que meten en su automóvil saliera de no sé dónde, como si la guerra abierta que hay en Irak y la que se avecina en Irán fueran una película de esas que los EUA producen a cientos, o a miles y que todos hemos visto hasta hartarnos ya de ellas.

Es increíble que la gente sea capaz de enzarzarse en una discusión encendida por 'L'Estatut', por el precio de la vivienda o por cualquier otra nimiez, y no se pare a considerar cómo va a vivir cuando el petróleo se convierta en un artículo de lujo al alcance de muy pocos.

Es evidente que el ser humano es duro de mollera. No quiere ver el peligro ante sus narices, cuando éste implicará un cambio radical en su forma de vida. Quizás sea esta la característica más sorprendente que se ha puesto en evidencia a raíz del peak oil y de sus consecuencias.

Lo que también es evidente, es que vamos de cabeza al precipicio. En línea recta. Sin prestar atención. Sin querer verlo ni saberlo siquiera. Y encima de guasa...

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