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Mariano Marzo: "Deberíamos parar de crecer"

  • Lunes, 06 Marzo 2006 @ 20:09 CET
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Artículos El catedrático de la Universitat de Barcelona Mariano Marzo es entrevistado en la revista digital de Mataró y el Maresme Capgros. Mariano Marzo opina sobre la seguridad de suministro energético de Oriente Medio, la energía nuclear, y la mejor manera de afrontar nuestros problemas energéticos.

Ofrecemos a nuestros lectores una traducción al castellano de la entrevista a Mariano Marzo (en catalán en el original): por Maia Conesa / ACPG

Mariano Marzo: "Deberíamos parar de crecer"

El profesor de Recursos Energéticos de la UB, Mariano Marzo, afirma que hace falta un cambio social para limitar el consumo energético desmesurado.

Perfil: Nacido en Sevilla en el año 1951, este catedrático d’Estratigrafia y profesor de Recursos Energéticos de la Facultad de Geología de la Universitat de Barcelona es uno de los principales expertos del país en geología del petróleo. Ha trabajado en Europa, EE.UU., América del Sur, Oriente Medio y el Norte de África, ha publicado varios libros y mantiene una relación continuada con la industria del petróleo y el gas a través de la investigación aplicada al sector. Aunque asegura que es un técnico, su reflexión va mucho más allá.

Las previsiones más optimistas dicen que el 2030 no seremos capaces de cubrir la demanda de petróleo. ¿No estamos demasiado tranquilos?

El consumidor acostumbra a tener lo suficiente con tirar adelante en su vida y confía que sus gestores harán lo que haga falta para arreglar la situación. Esto es pecar de inocencia porque nuestros gestores sólo tienen cuatro años para actuar. De todas maneras, este problema ya está saltando a las primeras planas y dirigentes como el primer ministro francés, Dominique de Villepin empiezan a hablar de la era del postpetróleo.

¿Qué precio energético tiene la globalización?

Para crecer en riqueza se necesita intensidad energética, es decir, crecimiento del consumo. Los países ricos creemos que cada vez consumimos menos, pero es un espejismo, porque lo que hacemos es externalizar la producción a los países en desarrollo, que a la vez se miran nuestro modelo económico. La globalización energética es muy intensiva.

¿Los conflictos con Oriente Medio son un problema energético?

En estos países se hace muy difícil distinguir entre los motivos que argumentan los Estados Unidos y sus aliados y los intereses geopolíticos. Chirac ya ha dicho que Francia podría usar sus armas de destrucción masiva para defender sus posiciones geopolíticas en un discurso muy parecido al que hizo Cartero ahora hace treinta años. Lo que puedo asegurar es que el futuro suministro de petróleo de los países ricos pasa por tener gobiernos amigos en esta zona. En este contexto, cualquier gobierno revolucionario que hable de nacionalizar recursos es una amenaza, y quien dice Irán, dice Venezuela.

Cuando empezó la guerra de Irak ya había voces que apuntaban Irán como próximo objetivo. ¿Nos preparamos para otra guerra?

No creo que llegue a un conflicto abierto porque la experiencia de Irak no ha dado los resultados esperados y desde el punto de vista militar Irán es más complicado, es mucho más montañoso y también es una potencia demográfica. La resistencia sería tremenda. Lo que puede pasar es que se intenten destruir las instalaciones nucleares. El problema de Irán es que tiene las segundas reservas del mundo en petróleo y gas y una situación geoestratégica muy importante. Controla la salida del Golfo Arábigo por el estrecho de Ormuz –por dónde pasa el 20% del tráfico de petróleo, limita con Arabia Saudita y el mar Caspio y está detrás de la China.

¿Y por qué se corre tanto a la hora de posicionarse geopolíticamente y en cambio se va tan lento a la hora de desarrollar sistemas alternativos de movilidad?

Es un problema de escala. Tenemos la tecnología a punto, se desarrollan los hidrocarburos, los coches eléctricos y el transporte público, pero el problema no son las ideas sino los números. No somos capaces de operar de una manera que comprenda toda la magnitud del problema. Sin ir más lejos, en Catalunya el 50% del consumo total de energía se gasta en transporte y de este transporte el 95% depende del petróleo. Pero el problema no es sólo de movilidad sino social y cultural.

En este sentido, el plan de la energía catalán habla de la necesidad de un cambio cultural. ¿Esto quiere decir que los próximos años nos lloverán campañas de concienciación?

Ojala. Aún así, estas reflexiones se dieron primero a los años setenta y ochenta en relación con las crisis energéticas, pero después no han tenido continuidad. Lo que quizás ha cambiado desde entonces es que en el actual plan de la energía hay un estudio serio con estadísticas, diagnóstico y medidas concretas. Hace falta que cambiemos el comportamiento de nuevos ricos que tenemos con la energía.

El plan energético catalán también preconiza que la futura crisis no será de reservas sino de precios. ¿Se ha acabado la era del petróleo económico? Sí, el petróleo y el gas fáciles de encontrar y transportar se han acabado y los precios subirán.

¿La subida de precios es más efectiva que la concienciación? Quizás sí, pero este punto de vista es un peligro porque los que pagarían el problema serian los pobres. No puede ser que se provoquen crisis económicas pensando que el mercado lo regulará todo y que el encarecimiento de los precios acabará haciendo bajar la demanda.

El Plan prevé una disminución de la producción nuclear para facilitar un cierre futuro. ¿Es posible?

En este sentido tenemos un problema muy grande. La gente no quiere las centrales, pero el 50% de la electricidad que consume proviene de las centrales nucleares. Sustituir esto en poco tiempo es muy difícil. La llave sería una solución que cubra la demanda de energía que sea económica y a la vez ecológica. La energía nuclear es limpia, pero no es sostenible porque deja residuos. Se podrían reciclar los residuos como nuevo combustible para las centrales, pero entonces tendríamos uranio enriquecido por todo el mundo y, por lo tanto, muchas bombas nucleares en potencia.

Otra alternativa que propone el Plan es la potenciación de energías renovables; ¿hasta qué punto pueden solucionar el problema?

Necesitaremos todo lo que podamos inventar; ahora bien, pretender que las energías renovables solucionarán el problema es ingenuo. Ninguna energía de las que disponemos es una panacea, habremos de hacer un cóctel entre todas y seguir investigando. La esperanza es la energía de fusión, pero todavía no sabemos como controlarla. Si aceptamos un modelo económico basado en el crecimiento continuado no sólo debemos producir energía nueva sino que se debe sustituir la base. La manera de hacerlo seria estabilizando el consumo, y en esto que cada cual se aplique la parte que le toca.

¿Cree que estamos dispuestos a hacerlo?

Como mínimo estamos dispuestos a ser más eficientes. Posiblemente lo más razonable seria que una vez logrado cierto nivel de vida paráramos de crecer y este es un debate que echo de menos. Hemos de escoger entre crecimiento continuo ilimitado o la gestión y la estabilización del crecimiento. El próximo paso en todo esto nos debería traer a un cambio social.