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Carrera ecológica contrarreloj

  • Sábado, 04 Marzo 2006 @ 20:37 CET
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Artículos El suplemento El Viajero del diario español El País de 4 de marzo de 2006, trae un reportaje sobre el reciente salón del automóvil de Ginebra que produce inquietud, al mismo tiempo que reconforta a los que desde estas páginas intentamos señalar la inminente llegada al cenit de la producción mundial de petróleo. Para tratarse de periodistas de salón (del automóvil), tan proclives, generalmente, a hablar siempre de aumentar ventas de coches, de mejoras de líneas, de colores y diseños y demás ambigüedades y tan reacios a poner peros a esta forma tan individualista de transporte, declarar en la entradilla del artículo: El agotamiento de los combustibles convencionales ha encendido las alarmas en el sector del automóvil, que acelera la búsqueda de nuevas soluciones, es toda una novedad.

Crisis Energética, no se resiste a comentar, entre líneas y en negrita y en cursiva, tan suculento artículo.

El certamen suizo sirve de escaparate a nuevos modelos mestizos como el Ford S-Max, que reúne soluciones de varios tipos de automóviles. También llegan propuestas más clásicas: el Volvo S80 y los últimos todoterrenos

M. GÓMEZ BLANCO / I. DE AYSA

La inquietud por el agotamiento de los combustibles fósiles que han movido hasta ahora el automóvil y la búsqueda de nuevos modelos mestizos más acordes con los estilos de vida y los gustos personales de cada comprador son las dos tendencias destacadas del Salón de Ginebra, que permanecerá abierto hasta el próximo 12 de marzo.

Algunos directivos presentes en la muestra suiza han resaltado la necesidad de buscar nuevas energías renovables que sirvan de alternativa a la gasolina y el gasóleo para asegurar el futuro del automóvil. La realidad confirma cada vez con más claridad que el petróleo se va a acabar, y los directivos más visionarios empiezan a admitir que los bajos precios de los combustibles en la última década del siglo pasado han sido contraproducentes porque han ocultado las señales de alarma: se ha perdido un tiempo precioso para buscar alternativas viables. Aunque la situación no será dramática hasta dentro de 10 o 15 años, se ha desatado una carrera entre los fabricantes para encontrar soluciones. Las prisas van a fomentar la creación de nuevas alianzas para desarrollar tecnologías más limpias, y combustibles sintéticos y vegetales innovadores, algunos procedentes de los residuos agrícolas.

Enhorabuena por estas confesiones tan francas: hay inquietud por el agotamiento de los combustibles fósiles y el petróleo se va a acabar. Es evidente que el concepto del cenit del petróleo ya ha alcanzado la madurez y la aceptación pública. Incluso se admite que los bajos precios del siglo pasado han ocultado las señales de alarma. Es toda una confesión en regla. Incluso aunque todavía sigan pensando que seguirá habiendo salones del automóvil cuando no haya petróleo y que tendremos combustibles vegetales para mover los coches tan bonitos del salón. Por algo se empieza.

La alternativa del hidrógeno no está muy clara, al menos para las marcas europeas, como ha confirmado Bern Pischetsrieder, máximo responsable del Grupo Volkswagen: "El proceso para fabricar hidrógeno exige un alto consumo de energía, y si se produce con energía solar en zonas desérticas, después hay que enfriarlo para convertirlo en líquido y transportarlo a varios miles de kilómetros, lo que reduce mucho sus ventajas ecológicas. Para VW, los nuevos combustibles deberán proceder de materias primas renovables, como la biomasa o incluso el carbón y el gas natural".

Otra sorprendente confesión. El jefe de Volkswagen admite, aunque sea indirectamente, que el hidrógeno es un sumidero de energía y no una fuente. Se da cuenta de que los inventos de Power Point® que le han presentado, en los que se llenan los desiertos de placas solares y luego se hace hidrógeno con ellas y se trae a países consumidores para mover coches, es una verdadera entelequia. Y apuesta por la biomasa (¡¡los 800 millones de motores de combustión quemando biodiesel y bioalcohol!!) y por sacar líquido del gas y del carbón. Esa es otra clave: la industria empieza a admitir que el petróleo se acaba, pero todavía no puede admitir que el gas va inmediatamente después, sobre todo si va a sustituir al petróleo. O que el carbón también se acaba, aunque haya algo más y que la extracción de petróleo sintético del mismo, para sustituir al consumo de petróleo mundial actual, supone una aberración ecológica incomparable. De esto todavía no se habla.

Los japoneses, sin embargo, siguen apostando por el hidrógeno, y Honda ha presentado ya su estación de energía para el hogar, que permitirá producirlo con el gas natural de casa. Además de repostar el coche, el hidrógeno se aprovechará para la luz y el agua caliente. Entre tanto se han presentado tecnologías intermedias para reducir los consumos y emisiones, especialmente en los motores diésel, los más afectados por la nueva normativa Euro 5, prevista para 2008.

He aquí que mientras VW descarta el hidrógeno, porque se ha dado cuenta de que es puro Power Point®, los japoneses siguen en sus trece, sacando hidrógeno del metano (CH4). Eso es lo que hace la industria hoy y es mucho más fácil que sacarlo de la electrólisis del agua, pero los japoneses no parecen intuir que eso no da para reemplazar, ni de lejos, a los motores de explosión que van con derivados del petróleo. No importa. Se trata de vender imagen, y de penetrar en “nichos” (ver el título de abajo), no de resolver un problema a la sociedad mundial.

Triunfan los coches de 'nicho'

En el aspecto comercial, los fabricantes siguen proponiendo nuevos modelos a medida de cada comprador. Se denominan crossover o coches mestizos, y aplican soluciones de varios tipos de automóviles en uno solo. Es el caso del Ford S-Max, un híbrido entre los monovolúmenes y los familiares o breaks. Estrena una carrocería más baja que los primeros, pero con más espacio interior que los últimos, y marca el camino mostrado antes por los Mercedes Clase R y Golf Plus, y que seguirán pronto la mayoría de las marcas.

Y aquí ya se desmadra el periodismo de salón (del automóvil) y vuelve por donde solía: los nichos, el mestizaje y esas palabras mágicas que tanto hipnotizan y gustan a los potenciales compradores. Vamos a por el comprador, no a resolver el fin del petróleo. Así que nos olvidamos de reducir consumos, de ir a transportes públicos y vamos al mestizaje, que consiste en hacer un coche que ni sea monovolumen, ni sea familiar. Más de lo mismo en diferentes versiones.

Entre los modelos convencionales destaca el nuevo Volvo S80, la berlina grande de la marca sueca, ahora con una línea más dinámica y deportiva; los Kia Carnival y Ford Galaxy, dos monovolúmenes grandes de siete plazas, y la última avalancha de todoterrenos, desde un prototipo con la base del Golf hasta los nuevos Hyundai Santa Fe o la berlina todocaminos Audi Allroad. Entre los coches más imponentes y exclusivos destacan los superdeportivos de Ferrari (599 GTB), Porsche (911 Turbo y GT3) y el Tramontana, un descapotable elitista fabricado en Cataluña que cuesta 610.000 euros.

Pasen y vean, señores, lo que nos importa el fin del petróleo: berlinas, deportivos, siete plazas (¿será el principio del transporte colectivo y nosotros sin enterarnos?), superdeportivos, descapotables, en los que no cabe ni la abuela (no es para ese “nicho”, por lo visto) y hasta coches de 600.000 euros, por si se acaba el petróleo, que al menos el tótem pueda quedar vistoso. Es inconcebible, la esquizofrenia del artículo, entre su dramática primera parte y su actitud Sodomítica y Gomorrina de la segunda. Tan incomprensible como la actitud de la sociedad que respalda y acepta estas cosas sin rechistar.

FORD S-MAX, MONOVOLUMEN DEPORTIVO

EL ÚLTIMO coche mestizo. Se llama Ford S-Max y es la versión deportiva del monovolumen Galaxy. Comparten la misma arquitectura y mecánicas en una carrocería más baja y afilada a medio camino entre berlina y monovolumen. Por fuera destaca por su carácter y el interior ofrece siete plazas individuales, las cinco posteriores ocultables en el piso, y tiene capacidad para cargar todo tipo de material deportivo (bicicletas, esquís...).

El S-Max saldrá a la venta en mayo. Mide 4,76 metros de largo y 1,6 de alto y es una alternativa dirigida a las familias jóvenes que necesitan espacio interior, pero no quieren sacrificar la línea y la agilidad de conducción de los turismos en los viajes por carretera.

DOS VISIONES EMPRESARIALES

Carlos Ghosn y Bern Pischetsrieder, presidentes de Renault-Nissan y VW, han anunciado en Ginebra los planes de sus marcas. El primero quiere revolucionar Renault para situarla entre las marcas de prestigio. El responsable de VW busca alcanzar una movilidad sostenible que garantice el futuro del automóvil cuando se agoten los combustibles fósiles actuales. Éstas son sus declaraciones más destacadas.

Y aquí viene la confusión de las lenguas en esta torre de Babel: un directivo apuesta en esta ruleta por ser “marca de prestigio” y el otro, por el contrario, por una “movilidad sostenible”, que permita que sigan existiendo fabricantes de vehículos privados a troche y moche cuando se agote el petróleo y haya que moverse con el combustible que salga de las plantas, incluso comestibles y con los restos de cualquier tipo y de cualquier animal o planta. Aquello de “a la tierra lo que es de la tierra” se acabó. VW dice que “al depósito del coche privado lo que es de la tierra”. Amén.