La Vanguardia Dossier: ¿Un mundo sin petróleo?
- Viernes, 16 Diciembre 2005 @ 20:04 CET
- Autor: PPP
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La Vanguardia ha puesto en los kioskos de toda España un dossier que posiblemente sea el estudio más serio y completo que se ha hecho público hasta ahora en este país sobre el problema del cenit del petróleo. Bajo el título “¿Un mundo sin petróleo?”, el monográfico trae a los expertos ya conocidos en Crisis Energética y a algunos otros que apuestan por lo contrario, para que la gente pueda emitir opiniones y disponga de los puntos de vista contrarios sobre el tema. Traemos a colación el editorial del director, Xavier Batalla y, aunque no solemos promocionar publicaciones de forma generalizada, esta vez animamos a la compra de este número (6 €), mientras queden ejemplares. Solo un pequeño comentario: cuando el director coloca a Matthew Simmons en el lado optimista, es porque seguramente se ha quedado exclusivamente con su visión de que el petróleo no se agotará nunca, opinión que comparten también los geólogos llamados “pesimistas”. Todos ellos están de acuerdo en que el petróleo dejará de fluir y todavía quedarán cantidades muy importantes de petróleo en el subsuelo: aquellas cuyo gasto energético de recuperación sea sencillamente mayor que la energía que aporten una vez extraídos. No porque Simmons sea de los que creen que no habrá problemas con el suministro en un próximo futuro. EDITORIAL
Inseguridad energética
El mundo dio un vuelco en 1910, cuando Gran Bretaña decidió que los buques de la Royal Navy dejaran de quemar carbón y se alimentaran de petróleo. Fue una decisión aparentemente perversa que cambió el escenario, por cuanto a los británicos, que entonces dominaban los mares, les sobraba carbón pero no tenían una gota de petróleo. Un siglo después, el mundo, totalmente dependiente del crudo, ha descubierto que el petróleo y el gas son recursos que se agotan. Este número de VANGUARDIA DOSSIER analiza, política, económica y geológicamente, la recta final de la primera era energética.
¿Un mundo sin petróleo? No hay acuerdo sobre cuándo se bombeará la última gota. La mayoría de los expertos coincide en que la era del petróleo barato está llegando a su fin (Kenneth Weisbrode). y elWorld Energy Council calcula que se alcanzará el punto más alto de producción alrededor de 2010. Pero como no disponemos de un marcador que indique exactamente a qué nivel está el depósito global, lo que sabemos ahora permite que los pesimistas digan que nos quedaremos sin petróleo en 40 años si no se descubren nuevos yacimientos (lbrahim M. Oweiss) y que los optimistas afirmen, por el contrario, que la posibilidad de un impensable mundo sin petróleo es remota (Matthew R Simmons).
Estamos en el final de la primera era del petróleo, que ha durado 150 años,
en los que la población pudo sextuplicarse al mismo ritmo que la producción
de petróleo (Colin J. Campbell). Hay quien opina que gran parte de la retórica
sobre la escasez de petróleo procede de la fantasía de ecologistas y anticapitalistas (MichaelJ. Economides) o que la economía energética del siglo XXI seguirá dominada por los combustibles del carbono (Peter R. Odell). Otros, por el contrario, están convencidos de que la producción mundial llegará pronto a su cenit absoluto y que las consecuencias serán graves (Richard Heinberg).
El escenario energético de principios del siglo XXI es distinto del de hace tres
decenios. Entonces, los subdesarrollados no consumían petróleo. Ahora, la sed
de los países en desarrollo ha modificado el mercado, en el que una de las cuestiones por saber es si la OPEP volverá a tener la capacidad de controlar la oferta (Pedro Antonio Merino Garáa). El nuevo escenario, con Oriente Medio como gran depósito, nos anuncia que el imperativo de garantizar los suministros guiará la política de Washington hacia el golfo Pérsico, Caspio, África y América Latina (Michael T. Klare); que la extracción de crudo se extenderá a todas las zonas de Alaska (Mariano Marzo); que China percibe las guerras de Iraq y Afganistán como pruebas del creciente cerco geopolítico al que la somete Estados Unidos (Roland Dannreuther); que China, India y Japón rivalizan para ganar influencia (Valerie Marcel); que se exagera el potencial del Caspio (Fred Halliday), y que la geología hace de México y Venezuela los suministradores más importantes para el mercado del golfo de México (Mariano E. Gurfinkel).
En este contexto de carestía de petróleo, ¿pierde o gana validez la posibilidad de que la competencia por los recursos naturales provoque más guerras?
Optimistas y pesimistas vuelven a chocar en este punto. Lo único seguro es que
entramos en una era de inseguridad energética. ¿Qué haremos entonces? Unos
apuestan por el mercado como única forma de asegurar la abundancia energética. Otros prefieren la cooperación entre gobiernos y empresas. En cualquier
caso, no tiene sentido que todos compitan contra todos hasta la última gota. Pero la historia nos dice que el reparto del pastel petrolero nunca ha sido inocente.
Xavier Batalla
VANGUARDIA DOSSIER 3
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Inseguridad energética
El mundo dio un vuelco en 1910, cuando Gran Bretaña decidió que los buques de la Royal Navy dejaran de quemar carbón y se alimentaran de petróleo. Fue una decisión aparentemente perversa que cambió el escenario, por cuanto a los británicos, que entonces dominaban los mares, les sobraba carbón pero no tenían una gota de petróleo. Un siglo después, el mundo, totalmente dependiente del crudo, ha descubierto que el petróleo y el gas son recursos que se agotan. Este número de VANGUARDIA DOSSIER analiza, política, económica y geológicamente, la recta final de la primera era energética.
¿Un mundo sin petróleo? No hay acuerdo sobre cuándo se bombeará la última gota. La mayoría de los expertos coincide en que la era del petróleo barato está llegando a su fin (Kenneth Weisbrode). y elWorld Energy Council calcula que se alcanzará el punto más alto de producción alrededor de 2010. Pero como no disponemos de un marcador que indique exactamente a qué nivel está el depósito global, lo que sabemos ahora permite que los pesimistas digan que nos quedaremos sin petróleo en 40 años si no se descubren nuevos yacimientos (lbrahim M. Oweiss) y que los optimistas afirmen, por el contrario, que la posibilidad de un impensable mundo sin petróleo es remota (Matthew R Simmons).
Estamos en el final de la primera era del petróleo, que ha durado 150 años,
en los que la población pudo sextuplicarse al mismo ritmo que la producción
de petróleo (Colin J. Campbell). Hay quien opina que gran parte de la retórica
sobre la escasez de petróleo procede de la fantasía de ecologistas y anticapitalistas (MichaelJ. Economides) o que la economía energética del siglo XXI seguirá dominada por los combustibles del carbono (Peter R. Odell). Otros, por el contrario, están convencidos de que la producción mundial llegará pronto a su cenit absoluto y que las consecuencias serán graves (Richard Heinberg).
El escenario energético de principios del siglo XXI es distinto del de hace tres
decenios. Entonces, los subdesarrollados no consumían petróleo. Ahora, la sed
de los países en desarrollo ha modificado el mercado, en el que una de las cuestiones por saber es si la OPEP volverá a tener la capacidad de controlar la oferta (Pedro Antonio Merino Garáa). El nuevo escenario, con Oriente Medio como gran depósito, nos anuncia que el imperativo de garantizar los suministros guiará la política de Washington hacia el golfo Pérsico, Caspio, África y América Latina (Michael T. Klare); que la extracción de crudo se extenderá a todas las zonas de Alaska (Mariano Marzo); que China percibe las guerras de Iraq y Afganistán como pruebas del creciente cerco geopolítico al que la somete Estados Unidos (Roland Dannreuther); que China, India y Japón rivalizan para ganar influencia (Valerie Marcel); que se exagera el potencial del Caspio (Fred Halliday), y que la geología hace de México y Venezuela los suministradores más importantes para el mercado del golfo de México (Mariano E. Gurfinkel).
En este contexto de carestía de petróleo, ¿pierde o gana validez la posibilidad de que la competencia por los recursos naturales provoque más guerras?
Optimistas y pesimistas vuelven a chocar en este punto. Lo único seguro es que
entramos en una era de inseguridad energética. ¿Qué haremos entonces? Unos
apuestan por el mercado como única forma de asegurar la abundancia energética. Otros prefieren la cooperación entre gobiernos y empresas. En cualquier
caso, no tiene sentido que todos compitan contra todos hasta la última gota. Pero la historia nos dice que el reparto del pastel petrolero nunca ha sido inocente.
Xavier Batalla
VANGUARDIA DOSSIER 3
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