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Renovables 2005: crítica al informe de Greenpeace

  • Miércoles, 23 Noviembre 2005 @ 19:02 CET
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Artículos Produce alegría que los lectores y socios de Crisis Energética se hayan adelantado a la publicación de la nota de resumen del informe recién publicado por Greenpeace, titulado “Renovables: 2050” (fichero PDF, 13MB), lo que indica una actualidad y viveza en la página muy saludable. En honor a ellos se publica este primer resumen sobre esa presentación de la multinacional ecologista, esperando que pronto podamos entrar a analizar en detalle todos y cada uno de los capítulos y de las energías renovables tratadas y de la forma en que han sido consideradas.

El debate es muy actual y esta crítica debe entenderse en el sentido más positivo. Crisis Energética comparte la visión general sobre la posición nuclear de Greenpeace y también cree que un vatio renovable es seguramente mejor que un vatio de origen fósil, aunque creemos que todavía es mejor el “negavatio”, y al contrario de lo que piensa Greenpeace, sobre todo, el necesario y urgente cambio del modelo social, el cambio de paradigma que Greenpeace, no ha tratado en absoluto en su informe, muy orientado a satisfacer la glotonería del crecimiento infinito de forma “limpia”. No hay planeta que resista este crecimiento, ni siquiera con energías renovables. A este ritmo, no hay sostenibilidad que valga. Paremos ya de crecer económica e industrialmente como un cáncer. Greenpeace presentó ayer su informe “Renovables: 2050”, con la asistencia de unas 200 personas en el jardín botánico de Madrid y de la prensa, por lo que hoy se ve en los medios. Presidió Juan López de Uralde, director de Greenpeace España, muy conocido por sus apariciones en los medios, cuando se necesita una contraparte al poder establecido de la industria convencional. También estuvo en la mesa José Luis García Ortega, responsable de la campaña de energía de la organización y Xavier García Casals, responsable de la edición técnica y coordinación del informe de marras.

Después de la presentación, muy bien llevada a cabo y con una cuidadosa y muy bien elaborada información, se pasó un breve turno de preguntas, en el que intervinieron principalmente profesores universitarios vinculados al asunto, sorprendentemente dos funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente central y la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el coeditor de Crisis Energética.

El tono de todas las intervenciones fue mesurado y generalmente poco crítico con la presentación, que todos agradecimos y a la que reconocimos el valor documental y el esfuerzo que ha supuesto para los socios que la han elaborado. Uno de los representantes de Greenepace y colaborador habitual de nuestra página, nos ofreció el documento completo en papel, cosa que agradecemos y que dará lugar a una posterior crítica constructiva con el detalle que se merece. De momento, realizaré sólo comentarios generales a la presentación y al documento. Los lectores tienen el enlace al documento completo de Greenpeace para forjarse sus propias opiniones, pues la presentación fue un recorrido bien llevado a través del libro.

Uno de los profesores, se mostró preocupado por los efectos energéticos de la previsible llegada de emigrantes en las próximas décadas sobre el pastel nacional detallado por Greenepace. Creo que era un forma de criticar (en una segunda intervención lo dejó más claro), que esas políticas de desarrollo gigantesco de las fuentes de energía renovable, parece que no había lugar para los pobres del mundo, por los costes que alguno de los lectores de Crisis Energética ya ha mencionado. Es decir, de forma soterrada, por no ver esa solución extrapolable para el resto del mudo. Greenepace no ofreció respuesta a esa incógnita, limitándose a señalar que el potencial renovable que habían estudiado era de tal magnitud que “había para todos” –se supone que los que viniesen a España-.

Otro profesor mostró su sorpresa con la tabla 2 (pag 20) del folleto resumido entregado localmente, donde se describe la potencia objetivo del PER para 2010 en una columna con 42.495 MW de potencia y el techo de potencia, en el escenario de 2050, según Greenpeace, con nada menos que 5.471.000 MW de potencia. Confesó que la cifra de Greenpeace le anonadaba. García Ortega aclaró que sólo trataban de mostrar a la administración que hay potencial y de desmantelar la creencia de que no se puede hacer todo renovable.

El responsable de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, le dio las gracias por la actuación reciente de Greenpeace en el hotel de la costa almeriense y pasó a comentar su apoyo (¡!) a Greenpeace y su constatación de que las renovables y en especial la eólica marina en un gran proyecto en Trafalgar o el golfo de Cádiz, se habían visto obstaculizadas por intereses que juzgó espúreos y ajenos a los intereses ecológicos y al interés general, muy en la línea que Greenpeace siguió en su discurso y que Alb ha intuido con bastante precisión, en su comentario del hilo sobre este tema en nuestro foro.

Y ahora el comentario que me merece el informe de Greenpeace, a falta de una evaluación más en profundidad.

En general, la idea es que Greenpeace está actuando globalmente y pensando localmente, al revés de lo que propone el eslogan de alguno de nuestros lectores. La solución para España no significa la solución para el resto del mundo, pero no se puede reprochar a la organización española que piense en España, y así cada organización nacional. Veremos si algún día GP realiza el sumatorio de las posibilidades globales o mundiales y ve si estas maravillosas soluciones son para los muchos pobres del mundo. Un cartel en el hilo de esta página sobre el informe de Greenpeace, resume muy bien la forma en que se pueden ver desde África las "ayudas" al Tercer Mundo, en forma de ordenadores de 100 euros y similares bagatelas ecológias y renovables de alta tecnología.

Si bien el informe es muy exhaustivo, no aporta (sigue sin aportar) los datos de detalle de cómo se han establecido lo que denominan “previsiones de potencia instalada de las distintas renovables” y realiza primero un cálculo a la mayor (aquí se me ha criticado mucho por hacer esos cálculos, con carácter mundial y ahora Greenpeace los hace con carácter nacional) de cada una de las posibles tecnologías. Luego las caracteriza con los equipos que entiende son posibles y calculando sus características físicas y rendimientos. Luego suma todas las tecnologías para que la cifra resulte tan gigantesca que nadie se atreva a dudar de que es posible hacer cualquier cosa con las renovables.

Finalmente, realiza un ajuste ponderado de estos tipos de energías combinadas, sin olvidar prácticamente ninguna, para sacar una tarta energética renovable, todavía muy abrumadora, pero ya bastante más equilibrada y ajustada a un futuro con holgura suficiente a medio plazo, de forma tal que la ocupación del espacio o del territorio que habían mostrado en cada estudio de potencial de cada renovable por separado (y que daba cifras escalofriantes). De esta forma, sostienen en las conclusiones, (justo lo que ha sacado la prensa, que ha debido tener la papilla ya deglutida por Greenpeace): que se podría hacer un suministro eléctrico 100% renovable, con un mix suficiente de renovables, como para asegurar la estabilidad del suministro, que tanto preocupaba a algún profesor universitario, con apenas una ocupación del 5% del territorio nacional, según las previsiones de aumento del consumo hasta el 2050, algo que García Ortega juzgaba muy ecológico y nada agresivo con el ambiente, comparado con la monstruosidad de las ocupaciones actuales del territorio por parte de la sociedad actual. Como si el crecimiento monstruoso industrial y capitalista no tuviese nda que ver con la disponibilidad de energía barata y abundante (que se sigue propugnando por otros medios más "limpios") o con el modelo de crecimiento infinito.

En definitiva, se viene a decir que el potencial máximo de generación de energía por todos los medios es de unas 50 veces el consumo eléctrico total nacional actual o dicho de forma más general, de unas 10 veces el consumo de toda la energía primaria actual española. Aquí hubo alguna chispa de incertidumbre, pues aunque su mix energético renovable aseguraban era muy estable, el profesor preocupado por energizar a la población africana, también se descolgó con que el hidrógeno, que García Ortega había apuntado como “vector posible de estabilidad del suministro, entre otros”, podía dar lugar en sus numerosos escapes a un problema gigantesco de reacción en la alta atmósfera provocando hidroxilos, lo que a su juicio podría dejar en mantillas el problema de la capa de ozono, algo ya apuntado por Crisis Energética en sus artículos sobre el tema. Pidió encarecidamente a Greenpeace que empezasen desde ya, a aplicar muy cuidadosa y severamente el principio de precaución en el uso masivo del hidrógeno como vector energético. Silencio en el foro y a otra cosa mariposa.

A los comentarios de CE sobre la visión tan terrible que me habían producido, de intentar simplemente copar cualquier nivel de consumo con avalanchas de energías renovables sin tocar el modelo de consumo y de crecimiento infinito, contestaron que ese informe era solo sobre electricidad en España y que no estaban allí para discutir sobre el modelo social.

Al susto mostrado por CE sobre la superficie que veía iban ocupando en el territorio nacional con el uso de esos potenciales renovables tan enormes y con criterios tan utilitaristas, (eso sí, se cuidaron muy bien de decir varias veces que habían respetado escrupulosamente el 18% -creo recordar- de superficies protegidas de parques nacionales, con esa idea tan Disneyworld de los parques detrás de rejas y el resto del país, ancha es Castilla), contestaron lo del famoso 5% nacional, como si eso fuese poco, o fuese muy deseable.

A los comentarios sobre que no había visto ningún inconveniente, ni problema en el uso de esas tecnologías, y la duda sobre la energía necesaria para ponerlas a punto, que hoy evidentemente es fósil, contestaron desmintiendo a los negativistas que siguen en su “viejo” discurso de las energías netas negativas, cuando los muchos estudios existentes demuestran que todas ellas ofrecen Tasas de Retorno Energéticas (TRE) positivas o muy positivas. El informe desde luego, no aporta ni un solo dato sobre los costes económicos o energéticos que representaría el empeño ecologistas de Greenpeace. Cosa de antiguos catastrofistas, al parecer.

Se llegaron a ver cosas como el aprovechamiento de los espacios urbanos (grandes edificios verticales) con paneles fotovoltaicos en vertical y en caras este u oeste, con la enorme pérdida de rendimientos que conllevan, todo ello para demostrar que estos sistemas convivían también con las zonas urbanas y eran doblemente aprovechables, por supuesto, sin cálculos de ganancias o pérdidas, como si de productos regalados se tratase.

En energía eólica, no se han visto estudios de las plataformas ni sus profundidades. Hay una simple consideración de que las plataformas se pueden ubicar entre los 5 y los 40 Km de la costa y en profundidades de hasta 100 m. como si costase lo mismo enclavar un aerogenerador a 5 m. de profundidad marina que a 100 m.(en términos económicos y energéticos). No hay ni un solo estudio del impacto que pueden representar. Pero sí han concluido que el techo de potencia de estos sistemas es de 146,76 GW de potencia instalada (¡estos consultores que Greenpeace se puede permitir contratar, trabajando con dos decimales!), que corresponden, según Greenpeace, a un techo de generación eléctrica de 334 TWh, que según Greenpeace será el 119,3% de la demanda eléctrica peninsular para 2050 (¡otro decimal a 45 años vista!). Considerando que España estuvo en 2004 en los 278 TWh y que en 1990 estuvo en los 152 TWh (ver estadísticas de BP; esto es, un crecimiento de un 83% en apenas 14 años), si extrapolamos que Greenpeace no pone en cuestión el modelo de crecimiento, porque no es su misión en esta vida y que los políticos y economistas siguen teniendo el mismo éxito en el futuro crecimiento económico e industrial, nos encontraríamos con unas 3,5 veces el consumo actual en 2050; esto es, unos 973 TWh de demanda en España. Dado que Greenpeace, ha estimado que los 334 TWh/año son el 1919,3% de la demanda, es que espera que la demanda eléctrica en España sea, en 2050, de unos 280 TWh/año.

Esto es, Greenpeace estima que sin tocar el modelo, que no es su función y solamente aplicándose al aumento de la eficiencia energética y a la sagrada confianza en la mejora tecnológica sinfín, podrá conseguir el milagro de que España crezca sin perturbaciones, como quieren los políticos, pero que pase de consumir los previsibles 973 TWh/año a tan solo 280 TWh. Un ahorro de nada menos que cerca del 80% del total. Deben ser maravillosas esas nuevas máquinas y las ganancias de eficiencias.

Y cuando hablamos de los costes materiales de ese invento, de nuevo Greenpeace se queda muda y ciega en el estudio y se olvida de ellos. Un suave y ligero repaso a esa cosa tan bonita de la TRE tan positiva: instalar 164 GW eólicos significa instalar, por ejemplo, más de 70.000 generadores del tipo Nordex de 2,3 MW cada uno. Eso son, solo en hormigón y considerando que apenas se gastan 4.000 toneladas de hormigón por generador en plataforma marina, porque el fondo sólo está a 10 metros de profundidad, unos 280 millones de toneladas de hormigón, si no estoy equivocado. Eso es unas 6 veces el consumo anual de cemento en España, casi dos veces la producción de fibra de vidrio mundial y más de un 50% del consumo anual español de acero. Bagatelas para Greenpeace, que pasa alegremente por encima de ello.

En fotovoltaica y para desmentir la duda sobre el rendimiento neto que puse sobre la mesa, los responsables de Greenpeace hablaron de Tasas de Retorno Energético TRE’s de tres años; es decir de costes energéticos de producción de módulos fotovoltaicos que se recuperan en apenas tres años de placas al sol. En privado volvieron a afirmar que aunque admiten que la tasa de retorno económico sin ayudas sería del entorno de 50 años (es de 10 años facturando la electricidad al 575%), que “una cosa eran los retornos económicos y otra los retornos energéticos”, dando por buenos los informes que se publican en cualquier sitio, sin una sombra de duda y sin preguntarse cómo es posible, en una sociedad tan monetarizada y para la que tan pronto se buscan “equivalentes energéticos” o “multiplicadores energéticos” en forma de energía transformada en dinero (véase el cuento de Wind Power en eólico, que tanta fortuna ha hecho, sin contestación o mínima crítica), cómo es posible que este mundo pueda producir divorcios tan considerables de retornos energéticos de 3 años y económicos de 50 años en un producto que gasta energía para generar energía.

Y así, podríamos seguir recorriendo el informe (y lo haremos, si dispongo de tiempo), para comentar otros jugosos aspectos, como los de las chimeneas solares, tipo la de Guadalix de la Sierra y la que ahora tanto bombo y platillo está generando en Australia, aún en puritito estado de Power Point y que no impide a Greenpeace asegurar que debajo de los Km2 de invernaderos de recolección de aire caliente para enviarlo a la chimeneas de 1 Km de altura (tres torres Eiffel y mayor anchura que la base de la torre Eiffel, casi na) para generar 200 MW, podrán crecer los arbolitos, como si los flujos permanentes de aire permitiesen, sobre todo cerca de la chimenea, plantar nada que no se vuele. Sin embargo, han hecho un estudio de potencial en toda la Península, digno de mejor causa, sin, por supuesto hablar ni una sola palabra sobre los inconvenientes o problemas o impactos de cualquier tipo. Nada, en renovables vale todo.

Un recuerdo para Kioto. Por más que aquí hayamos contado lo de la parábola del fumador, demostrando la estafa de comprometerse a regañadientes de pasar de fumar 20 cigarrillos diarios en 1990 a 19 cigarrillos en 2012, pudiendo comprar cuota de humo y vender macetas como sumideros de nicotina, para poder seguir fumando más, o la del médico de Corporación Chorraestética, que promete a sus pacientes gordos que podrán seguir comiendo cada vez más, incluso el doble que en 1990, pero que con su fórmula mágica, cagarán el 95% que en 1990, allá para el 2012, Greenpeace sigue considerando a Kioto una bandera digna de ser portada, aunque algo se les debe haber quedado de la estupidez que supone Kioto, pues ahora siempre se curan en salud, diciendo que tendrán que venir restricciones aún mayores a las emisiones y aventuran que hasta el 30% menos que las de 1990, para dentro de unas décadas. Por supuesto, sin hablar de reducir el consumo, ya que no es su misión. Claro, ellos son como el médico de Corporación Chorraestética: sólo se ocupan de que el paciente/cliente tiene que excretar menos. No son quienes para atreverse a pedir a la gente que consuma menos. Eso sería escandaloso y les alejaría del poder, al que tratan de convencer. Ya que es obligación del poder crecer eternamente y eso hay que respetarlo. Su fórmula es aplicar la mágica pomada de la mayor eficiencia energética y la mejora tecnológica. Una liposucción energética aquí, una reducción de estómago fósil por allá y usted podrá comer el 200% más, excretando un 30% menos. Si revienta, es problema suyo.

En fin, más adelante, más.