El gobierno a tres bandas de la Generalitat de Catalunya ha decidido posponer la aprobación de su plan energético hasta después del verano, para así poder debatir sus contenidos con el conjunto de la sociedad catalana. Pero la verdad es que el
Pla de l´Energia 2006-2015 ya ha sido objeto de un periodo de consultas, si bien no entre la ciudadanía en general. El retraso en la presentación del plan se debe más bien a las fuertes divergencias entre PSC, el partido mayoritario en el gobierno catalán y los otros dos partidos, ERC y IC-EV. En concreto, el punto de mayor desacuerdo está en la polémica línea de alta tensión que conectará Francia con España en la línea Baixàs – Bescanó. La línea, apoyada tanto por el PSC como por el partido socialista estatal ahora en el gobierno (PSOE), ha sido justificada por la necesidad de mejorar la calidad y la seguridad del suministro eléctrico en la provincia de Girona, así como la de dotar a la futura línea del tren de alta velocidad de un adecuado suministro. Sin embargo, expertos consultados afirman que la suma de ambas necesidades no justifican el paso de la línea de 400 kilovoltios. Ayer mismo, el conseller primer del gobierno catalán, Josep Bargalló, aludió al interés que el gobierno central tiene en este proyecto, preguntándose por los intereses reales que hay detrás. En este sentido, las plataformas que se oponen al proyecto de alta tensión, tanto en Francia como en España, mencionan una estrategia de las compañías eléctricas españolas para entrar en un mercado europeo eléctrico que permitiría comprar energía eléctrica europea para hacerla llegar no solamente a España, sino al norte de África.
El asunto de la línea de alta tensión se ha convertido en otro punto de desencuentro dentro del tripartito, oscureciendo otros aspectos del Pla de l’Energia tan o más importantes. Por ejemplo, los escenarios que prevé el plan se basan en un progresivo aumento del precio del barril del petróleo hasta los 60$ en el año 2015. Un escenario que ya a día de hoy se ve claramente superado por los hechos. El plan también considera que en el horizonte de 2015, no habrá problemas para asegurar el suministro, dado que los precios asegurarán la explotación de nuevas reservas y de los yacimientos más pequeños. De nuevo, una suposición aventurada, a la luz de informes como el Oil fields mega projects 2004.
Con todo, el extenso y detallado documento del plan energético catalán reconoce que serán necesarios algunos cambios, ya que reconoce que el incremento de la demanda energética no se podrá cubrir indefinidamente en base al modelo energético actual, debido al agotamiento progresivo de los recursos energéticos fósiles, que limitará las alternativas energéticas inmediatas, además del impacto ambiental del dicho modelo.
El mayor problema al que se enfrenta dicho plan, más allá de unas carencias comprensibles dado el estado del discurso público sobre temas energéticas, es el de convertirse en un arma arrojadiza al servicio del sectarismo político de unos y otros.