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Las elecciones y el futuro del petróleo

  • Miércoles, 26 Enero 2005 @ 14:30 CET
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Artículos El profesor Mariano Marzo, una de las autoridades en materia energética en nuestro país y profesor de Estratigrafía de la Universidad de Barcelona, ha escrito hoy un interesante artículo en La Vanguardia, titulado “El avispero iraquí: Las elecciones y el futuro del petróleo" (registro gratuito requerido), que por su interés reproducimos aquí, comentado. La riqueza de datos que aporta permiten entrever los problemas a los que se enfrenta la sociedad industrial con el cada vez más preciado recurso del petróleo. El Avispero Iraquí
Las elecciones y el futuro del petróleo
Mariano Marzo
La Vanguardia. 26.01.2005.

El año que acaba de finalizar ha sido frustrante para el sector petrolero iraquí. Mientras la cotización del crudo se disparaba en los mercados internacionales, la producción tan solo pudo alcanzar una media de 1,55 millones de barriles diarios, 300.000 menos del objetivo fijado. La cifra de producción queda aún lejos del máximo de cerca de 3 millones logrado en 1989 y de los 2,5 millones de 1999 y 2000. Los actos de sabotaje contra la infraestructura petrolera se han sucedido de forma ininterrumpida, especialmente en el centro y norte del país, multiplicándose a medida que se aproximaban las elecciones. Desde Marzo del 2003, esta situación, calificada por el ministro del petróleo de guerra total, ha causado unas perdidas por valor de 8.000 millones de dólares. Una cantidad nada despreciable si se tiene en cuenta que en el 2004 los ingresos por la exportación de crudo totalizaron 20.000 millones.

Con esta inseguridad de fondo, no es extraño que los ejecutivos de las grandes petroleras transmitan en público un mensaje de precaución, asegurando que Iraq “no está aun en su pantalla de radar”. De hecho, hasta hace poco, la mayor parte de la actividad extranjera ha corrido a cargo de compañías pequeñas cuya oportunidad de negocios pasa por aceptar riesgos elevados. Sin embargo, pese a sus declaraciones públicas, las superpetroleras han comenzado ya una lucha soterrada para lograr posiciones ventajosas de cara al futuro. Su estrategia se basa en cultivar las relaciones con las autoridades iraquíes y los altos ejecutivos del Ministerio del Petróleo, ofreciendo asistencia técnica a precios simbólicos y cursos de formación gratuitos. Los resultados no se han hecho esperar. ChevronTexaco firmaba en Octubre un contrato de asistencia técnica en el sector de exploración y producción, mientras que hace unos días, Shell y BP alcanzaban un acuerdo para el estudio de los campos gigantes de Kirkuk y Rumaila. Shell también se ha comprometido a asesorar a los técnicos locales en la elaboración de un futuro plan sobre el gas natural. Al fin y al cabo, pese a las actuales dificultades Iraq mantiene intacto su “sex appeal” petrolero. Las reservas probadas de crudo convencional que todavía quedan por explotar justifican cualquier espera. A finales del 2003 dichas reservan eran de 115.000 millones de barriles, las segundas del mundo tras Arabia Saudita que contabilizaba 261.900 millones. Ambas cifras representan, respectivamente, el 10,7% y el 24,9 % del total mundial. Sin embargo, el verdadero potencial de Iraq podría ser mucho mayor, ya que, tras años de guerra y sanciones, el 90% del país permanece inexplorado. Diversas evaluaciones consideran probable que el subsuelo de Iraq contenga unos recursos adicionales de entre 45.000 y 100.000 millones de barriles de crudo. Para hacerse una idea de las posibilidades del país, basta comparar los 2000 pozos perforados hasta la fecha con el millón largo de Texas. Además los costes de producción en Iraq se encuentran entre los más bajos del mundo (2-3 dólares por barril).

Con todo este bagaje, Iraq planea alcanzar una producción de crudo de 5 millones de barriles diarios para finales de la década actual. Un objetivo que requerirá inversiones de miles de millones de dólares. ¿Qué importancia tienen las próximas elecciones para que estos planes puedan convertirse en realidad? Mucha. Fundamentalmente porque la actual situación de inseguridad no es el único problema que aleja momentáneamente de Iraq a las grandes petroleras, las únicas capaces de aportar el capital financiero y tecnológico requerido. La ausencia de un sistema regulador de la actividad petrolera, transparente y justo, también es un obstáculo importante para que las multinacionales se decidan a entrar en juego. Ello no es posible si antes no se elige un gobierno, se elaboran unas leyes y se toman una serie de decisiones. Como ha recordado el primer ministro iraquí, Iyad Allaui, el nuevo parlamento resultante de las elecciones tendrá que decidir como se organizará la nueva industria del petróleo y que papel podrán jugar las compañías internacionales.

Allaui, está a favor de que la política económica del país se aleje del intervencionismo gubernamental y facilite la inversión privada extranjera. Sin embargo, no está claro que él sea el ganador de las elecciones. De hecho, todo apunta a que los vencedores podrían ser los seguidores del carismático líder espiritual chií el ayatolá Ali al-Sistani. Las preferencias económicas de Sistani son un misterio, aunque el actual ministro de finanzas, Adel Abdel Mehdi, aliado de Sistani y un serio candidato a reemplazar a Allaui como primer ministro, también se ha declarado a favor de favorecer la inversión extranjera.

En cualquier caso, tras la elección del parlamento, es difícil prever cuanto tiempo tardará en aprobarse la nueva legislación del sector petrolero. Se habla de un año, pero el asunto podría complicarse (por ejemplo, si los representantes kurdos retrasan el consenso proponiendo una estructura federal) alargándose hasta mediados del 2006 o el 2007. Un lapso de tiempo que el ministro interino del petróleo, Thamer al-Ghadhban, ha definido como el “año del dialogo”, refiriéndose al inicio de las conversaciones en profundidad con las superpetroleras. La idea es exponer los planes del Ministerio para incrementar la producción y escuchar iniciativas y propuestas de ayuda.

Comentarios de Crisis Energética, por Pedro Prieto

La producción de crudo iraquí fue en 2004 de 1,55 millones de barriles diarios en promedio. Eso significa que produjo unos 565 millones de barriles en 2004, si los datos en los que se ha basado y que sólo pueden salir de la administración ocupante, la norteamericana, o de las del gobierno títere apoyado por esta, son ciertos y pasan sin distorsionarse por el filtro de la férrea censura militar estadounidense.

El valor de lo extraído lo cifran en 20.000 millones de US$, a los que habría que descontar las pérdidas por daños, se supone que en las infraestructuras petroleras, de unos 8.000 millones de US$.

Pero por otra parte y desde luego, por separado, la Administración estadounidense está pidiendo 80.000 millones de dólares al Congreso, para sostener la guerra y a eso hay que sumar los 25.000 millones que ya solicitó el año pasado para el mismo propósito y adelantados para este año. Según el diario El País, esto supone un presupuesto militar para el 2005 de 105.000 millones de dólares. Se dice también que hasta ahora se han gastado unos 203.000 millones de dólares, según el servicio de Investigación del Congreso. Lo que confirma que el drenaje militar cuesta del orden de 100.000 millones de dólares al año.

Por último, Mariano Marzo señala que Irak es uno de los países con un menor costo económico (también lo es de costo energético) de extracción y que este está en los 2 ó 3 US$ el barril (mientras en otros sitios puede llegar a 8 US$ e incluso más, en aguas profundas). Aún así, hay que añadir unos 1.500 millones a la factura de la extracción del petróleo iraquí de 2004.

Con todas estas cifras y haciendo un refrito de las mismas y suponiendo que las fuentes originales son más o menos ciertas, ellos mismos, viene a decir que si en 2004 el gobierno estadounidense se gastó 100.000 millones en la “externalidad” del ejército de ocupación (sin el que no hubiese conseguido ni un barril después de haber comenzado la guerra), más los 8.000 en reparar daños, más los 1.500 millones de US$ en extraerlo, se ha gastado casi 110.000 en extraer 565 millones de barriles. Si uno divide, el barril de crudo iraquí le ha salido al gobierno estadounidense y a su gobierno iraquí marioneta, a la friolera de 195 US$/barril.

¿Quién dijo que 50 US$ el barril era un precio caro?

Pero veamos el precio al que están planificando el barril el año 2005.

Si han preparado 105.000 millones de US$ para el esfuerzo militar, seguimos sumando 2-3 US$ el barril y suponemos que se evitan más daños a las infraestructuras (lo cual es más que dudoso) y que el gobierno estadounidense consigue subir la producción a lo que intentan, previsión que el año pasado se quedó corta en 300.000 barriles diarios (110 millones de barriles anuales) y que el 2005 ve un nivel de recuperación productiva espectacular y alcanza los 3 millones de barriles diarios, que Mariano Marzo señala como la cifra de producción de 1989 en Irak, o la más modesta de 1989-1990, tendríamos que ya planifican, como el mejor de los posibles escenarios un petróleo iraquí que entre costes de producción y externalidades INEVITABLES, se va a colocar en 106.000 millones de dólares para poco más de 1.000 millones de barriles, si todo va de color de rosa. Eso es un precio del barril a 100 US$.

Si se acude al mercado de futuros del petróleo “light” para 2005, el mejor de los escenarios posibles es más de dos veces más caro que las previsiones de futuro. Pero si se quiere sacar algún rendimiento, deberían reducir esos costes unas tres veces.

Los EE.UU. están claramente perdiendo la batalla económica en Irak, al menos en estos dos primeros años. Y desde luego, parece que la batalla energética también. Apenas han ganado parte de la batalla logística, al ser el primer ejército extranjero que se asienta sobre unas reservas ajenas de entre 115.000 millones de barriles y si las diversas evaluaciones citadas por el profesor Mariano Marzo aciertan en su diagnóstico, de hasta 200.000 millones de barriles. Seguramente es por esa razón, el interés estratégico a largo plazo, por la que se pueden permitir perder ahora económicamente y hasta energéticamente. Pero si las evaluaciones de otros expertos, como Matt Simmons, que dudan sobre los 115.000 millones de barriles de reservas probadas, declaradas oficialmente, por el trato dado a los grandes campos actuales durante toda la década del bloqueo, incluso reinyectando gas en ellos, y que ese maltrato puede haber causado un agotamiento prematuro de los mismos y dejado las reservas probadas totales en apenas 40 ó 50.000 millones de barriles, la cosa se empieza a complicar algo, sobre todo si se espera que produzcan a un ritmo de 5 millones de barriles diarios a final de la década (1.800 millones de barriles anuales).

La guerra de Irak tiene muchos muertos, y el olor del petróleo y el color de los dólares con que se paga, no son ajenos a todo ello. De hecho, es muy interesante la noticia del artículo del profesor que indica que, incluso viendo los riesgos y los enormes costes actuales, las multinacionales petroleras (Chevron, Texaco o Shell), ya empiezan a hacer guiños al gobierno marioneta iraquí y a proponer y a firmar, sobre los cuerpos mutilados de miles de iraquíes, acuerdos de asistencia técnica y estudios de los campos gigantes de Rumaila y Kirkuk. Por otra parte, cosa curiosa para un país que se dice tiene apenas 2.000 pozos explorados sobre el millón de los que hay en Texas, y en el entendido de que la mayor parte de las reservas potenciales no conocidas están fuera de esos campos gigantes, hacia el oeste del país. Curioso que sea más de lo mismo: intensificación y sobreexplotación de los campos gigantes ya conocidos, no búsqueda de nuevos horizontes.

El tiempo dirá.