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¿Está el mercado del crudo en crisis?

Lunes, 20 Diciembre 2004 @ 19:42 CET
Autor: Daniel
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El servicio de información y noticias del ámbito energético Platts ha publicado una presentación (Is The Oil Market In Crisis?, fichero PowerPoint, 732KB ), correspondiente a la conferencia que Dave Ernsberger, director editorial de Platts en Asia, dió en el Institute of Southeast Asian Studies en Singapur. En la presentación se realiza un detallado análisis histórico de la evolución del mercado del petróleo, concluyendo que el mercado de petróleo de calidades "light" (todo aquel crudo cuya densidad es mayor de 0.86 gr/ml) y "sweet” (de bajo contenido en azufre) se halla en declive, y que por lo tanto, el mercado debe adaptarse a esta nueva realidad y solucionar sus déficits estructurales en capacidad de refino.

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Sobre la presentación de Platts

Escrito por: physis sobre Miércoles, 22 Diciembre 2004 @ 09:49 CET

Mi primera conclusión es que las compañías aéreas, por su gran dependencia de los crudos ligeros, van a ser las primeras en recibir el varapalo del cenit (o post cenit) del petróleo de más calidad. Ya se han subido varias noticias en esta línea y creo que sería interesante hacer un mínimo seguimiento. Por mi parte voy a observar con mucha atención hasta qué punto el mercado podrá \'regular\' esta carestía de carácter físico. Lo más probable serán algunas fusiones, acuerdos oligopolísticos en los precios de los billetes y sobre todo automáticas inyecciones de capital de los respectivos estados para sostener este cada vez más frágil \'sector estratégico\' aeronáutico de la economía, haciendo bueno de nuevo el famoso lema absolutista de \'todo para el pueblo (pérdidas públicas) pero sin el pueblo (beneficios privados)\'. Ya veremos dónde quedan en el ínterin las compañías de billetes baratos.

Por otro lado, para poder cubrir la creciente brecha en los crudos ligeros y llegar a los mb/d necesarios, se abastecerá el mercado (como ha dicho Simmons en varias ocasiones) con crudo más pesado y de menor calidad, produciendo tal vez un desajuste a la baja en los precios de los gasóleos por sobreoferta de materia prima. Evidentemente, este descenso no llegará nunca al consumidor final, por lo que aumentarán aún más los beneficios para las petroleras en estos tipos de productos.

Ganará quien tenga los procesos de refino más modernos y pueda transformar adecuadamente los crudos pesados. A destacar China y sus refinerías en construcción que la posicionarán en franca ventaja. Pero sufrirá quien tenga los procesos de refino más obsoletos. Y de nuevo se lleva la palma EEUU, un país que con el mayor tráfico aéreo del mundo y con muy pocos motores diesel circulando por sus carreteras tendrá aquí su enésimo calvario.

En Europa seguirá creciendo el parque automovilístico diesel, en la línea de los 10 últimos años, por lo que podrá sostenerse, de momento, gracias a las plusvalías que produce haber diversificado algo más su consumo energético. Pasando por alto la enorme ventaja que supone comprar petróleo con unos dólares cada vez más devaluados con respecto al euro.

Por lo que respecta a la mayor resistencia de la economía norteamericana al aumento del precio del petróleo, sigo sosteniendo que se debe a que a diferencia de anteriores crisis petroleras, su consumo se sostiene mucho más en el crédito que en el ahorro. En la línea cronológica del traslado del aumento de la subida del precio de la materia prima a sus derivados, los tipos de interés son los últimos en recibir el golpe inflacionista. Esta situación provoca que los pronunciados descensos del precio del barril inmediatos a los picos máximos corrijan a la baja las tensiones en los costes antes de trasladarse a los tipos de interés. No obstante, para EEUU se añade el problema de la devaluación de su moneda, pues para compensar el valor de unos bonos en dólares devaluados se debe aumentar el rendimiento incrementando los tipos de interés. Esto explicaría en parte porque están subiendo antes en EEUU que en Europa. Es decir, esa presumible resistencia es más una trampa y en cualquier caso un alivio muy pasajero. Porque el encarecimiento se terminará trasladando y las economías domésticas (las únicas que no repercuten sus costes) pagarán por partida doble la subida: en los productos y en las mensualidades de la devolución de los créditos, algo que no sucedería si se sustentaran más sobre el ahorro, evidentemente.

Además, una recesión en esta delicada situación provocaría una fuerte contracción del crédito por parte de las entidades financieras en previsión de morosidad, por lo que las economías (domésticas o empresariales, privadas o públicas) sostenidas sobre consumo/inversión con préstamos a muy bajos tipos de interés perderán gran parte de su liquidez (la principal y casi única) y el parón en industria y servicios podría llegar a ser tan fuerte que traería de la mano un hiper-desempleo equiparable al de Alemania o EEUU a comienzo de los 30.

Creo que es importante advertir que esta sería sólo una coyuntura ‘pre-cenit’. Porque ya se está viendo que el crudo sube de precio antes de su pico de producción por la reducción a mínimos históricos de la capacidad sobrante de los productores OPEP. Así que cortes de suministro en cualquier parte del mundo o menguas en las reservas estratégicas o aumentos de demanda mayores de lo esperado en economías emergentes han hecho que ésta se ajuste o pase incluso por encima de la capacidad técnica inmediata de producción.

Por otro lado, me gustaría insistir en que la cacareada resistencia de las economías al alza del precio del petróleo es más un lastre que una ayuda, porque al retrasar el escenario recesivo hace que se sostenga la demanda durante más tiempo provocando aún una mayor subida del precio del barril por la proximidad del cenit. Algo que en la situación anteriormente descrita agravará aún más los problemas. Amén del efecto psicológico que producen en la opinión pública semejantes afirmaciones, pues suelen entenderse como que nuestra sociedad depende menos del petróleo. Cuando es justo todo lo contrario.

En agricultura, industria y servicios hay muchos sectores estratégicos que están trabajando con márgenes peligrosamente reducidos, que se sostienen gracias a una ‘flexibilización’ laboral que raya lo grotesco y pasa a lo inhumano. Las inyecciones de capital vía ‘subvenciones públicas’ no podrán realizarse mas que al principio (aquí algunas compañías aéreas podrían tener suerte), sobre todo teniendo en cuenta que las privatizaciones de las antiguas empresas públicas de los sectores más estratégicos han sustraído a los estados gran parte de los beneficios que no provienen de impuestos. Además, los acuerdos de libre comercio han trasladado a las corporaciones gran parte de la soberanía económica de los gobiernos. Y en el caso europeo se añade el euro, de gran ayuda en momentos de bonanza pero que puede ser un terrible lastre en situaciones recesivas al no poderse devaluar como antes las monedas locales según las diversas coyunturas económicas de cada país.

Los márgenes para maniobrar en una situación de pre-crisis energética van a ser muy reducidos. El post-cenit de crudo ligero, los límites de la capacidad de refino, la ausencia de capacidad sobrante en los países productores OPEP, el cenit, meseta y post-cenit de muchos productores no OPEP, la debilidad del dólar, una economía lubricada con créditos a muy bajo interés y áreas de libre comercio que han restado soberanía a los países que participan de ellas en favor de intereses corporativos privados. Un escenario muy propicio para que aumenten de forma significativa los impagados, las quiebras y las suspensiones de pagos de gran número de pymes y pequeños empresarios autónomos. Es decir, para que desaparezcan los auténticos focos de empleo.

Como en la gráfica de producción de la antigua Unión Soviética que nos muestran las previsiones ASPO, tal vez tengamos a nivel global un doble pico de producción: el que se dé antes de la recesión, donde mengue la demanda por motivos económicos, y el que venga algunos años después, donde mengue la oferta por motivos físicos. Pero como ya apuntaba Pedro Prieto en respuesta a otro comentario parecido, esos dos picos no vendrían separados por unos 25 años, como en el caso ruso, sino por menos de 10 años al concurrir mayor presión demográfica sobre el consumo y, sobre todo, economías emergentes mucho más dinámicas como las asiáticas.

Estos apuntes pretenden ser algunas conclusiones de lo leído en esta interesante presentación de Platts.

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